ESPIRAL DE LA CONCIENCIA

Transcripción

1 ESPIRAL DE LA CONCIENCIA 1.Portada Social Maduréz Transpersona l Trascendente Personal - Existencial Adolescencia ABSOLUTO ALPHA Psicológica 4 a 16 años Biológica 3 a 36 meses Arcaica

2 La Espiral de la Conciencia El proceso evolutivo de la conciencia se asemeja al movimiento continuo, ascendente y envolvente de una espiral que, atravesando por diversas etapas y esferas, van de lo menos a lo más inclusivo. Esta propuesta aborda el tema sobre la evolución de la conciencia humana no a partir del nacimiento -como suelen plantearlo las teorías evolutivas anteriores- sino de su origen primario al que este enfoque se refiere como el punto Alpha. Señala cuales son las fronteras que separan el mundo del ser del mundo del no-ser, indicando los diversos niveles de identidad que se experimentan a lo largo del proceso evolutivo. Estos representan realidades observables que pueden ser detectadas y verificadas por el propio individuo. En otros términos, el tránsito de un nivel de identidad a otro, corresponde a un aprendizaje significativo que conduce a la expansión la conciencia. Las fronteras que separan las diversas esferas constituyen los límites que el propio individuo establece con respecto a su autoidentidad.

3 La Espiral de la Conciencia Cabe señalar que si bien el proceso constituye una unidad indivisible, para su estudio y comprensión requiere ser dividido tanto en etapas secuenciales, como en niveles o esferas. Esto significa que al abordarse el estudio de la conciencia ha de tenerse en mente que: (a) estos no constituyen bloques separados, sino procesos continuos en los que la etapa anterior se integra a la siguiente ampliando lo ya existente, (b) no se trata de etiquetas que puedan aplicarse directamente a todos los individuos por igual y (c) no se presentan como una teoría cerrada y rígida sino que permanecen abiertas a nuevas propuestas y descubrimientos sobre el complejo fenómeno humano y su desarrollo integral. Una vez que la conciencia ha cruzado por se fase arcaica, ésta inicia su proceso evolutivo atravesando las siguientes etapas:

4 Biológica. Constituye el umbral de la evolución al establecer la dualidad sujeto-objeto (el que conoce y lo conocido). Esta fase constituye el primer eslabón de una larga cadena de fronteras que el individuo establece entre aquello que cree ser (auto-imagen o autoconcepto) y lo que en realidad es en esencia. Corresponde al nivel considerado como el más simple y reducido de autoconsciencia en el que el proceso de diferenciación sujeto-objeto es aún muy primitivo y se caracteriza por: la acausalidad, la sensoriomotricidad primitiva, la euforia oceánica, el instinto primario de supervivencia, el egocentrismo en su más alta expresión, el temor primordial y los reflejos alimentarios.

5 Psicológica. Esta fase, centrada en el autocentrismo, marca el paso de lo difuso a lo reflexivo como consecuencia de la emergencia de la noosfera. Se trata de la aparición de un núcleo o foco autocentrado que marca el nacimiento de la conciencia humana. La expansión de la conciencia permite al individuo percibir la influencia que medio ambiente ejerce en su vida y darse cuenta de la fuerza externa que rige sus acciones más en consonancia con ésta que con sus propias necesidades y deseos, mismos que aprende a relegar o, en el peor de los casos, a reprimir con la finalidad de satisfacer sus necesidades psicológicas básicas. Esta fase de diferenciación-individuación se caracteriza por el surgimiento de la primera sensación de identidad realmente separada del mundo que rodea al individuo, constituyéndose como un estadio inevitable en el proceso evolutivo por tratarse, ni más ni menos, que del preludio de la integración futura con esferas más elevadas de conciencia.

6 Personal existencial. Corresponde a una etapa en la que la intencionalidad y la volutad juegan un papel primordial debido a que requiere de una opción consciente y libre que implica: (a) apertura al despertar existencial, (b) descubrimiento del significado y sentido de la propia existencia, (c) aceptación de la finitud, (d) reconocimiento de los valores morales y (e) cobrar consciencia (darse cuenta) de que su dirección y meta es evolucionar en función de una corriente comunitaria. En en esta fase, se va más allá de la individualidad para dar paso a la emergencia de las primeras señales de la colectividad. Teilhard expresa esta misma idea diciendo: Por el hecho de que somos seres personales hasta un cierto punto, no se demuestra que esta personalidad se encuentra acabada; ha de continuarse doblemente, en el esfuerzo que realizamos para superarnos a nosotros mismos, y para reunirnos con otros seres con los que tenemos que constituir un grado superior de personalidad, hacia la personalización [5]. [5] Ibid. p. 325.

7 Social. Se caracteriza por una intencionalidad social-colectiva a partir de la cual la conciencia se reconoce como parte y partícipe de la comunidad humana entera. Comprende el desarrollo de las fuerzas sociales a través del proceso de la centración a escala social que converge en un todo orgánico y psíquico; faculta a la conciencia para lograr una visión lógica y global a través de la dialéctica, de la síntesis y del pensamiento creativo y se refiere tanto a la cristalización de un sí mismo unanimizado que sitúa a la conciencia en la antesala de la esfera transpersonal. En este proceso, la conciencia se ve impulsada por una energía, cuya manifestación característica es el amor fraterno.

8 Transpersonal. Cuando el desarrollo de las fuerzas sociales convergen en un todo orgánico y psíquico, la conciencia se ve impulsada por la energía causal (espiritual) cuya manifestación más intensa y pura es el amor. Este le conduce hacia la convergencia planetaria. Partiendo de la tesis de que la unión personaliza, Teilhard sostiene que el papel de las fuerzas del amor cobran, en esta etapa, una importancia vital, ya que éste es el vínculo por excelencia que reúne a las conciencias por el centro de sí mismas. Esta etapa constituye el puente entre la realidad cotidiana ordinaria y la unión mística de la materia, la vida, la cultura y la moral.

9 Trascendente. En este nuevo horizonte de la conciencia, ya no existe la distinción entre planos distintos tales como el físico, el psicológico, el social y el colectivo sino que todas las cosas son supremamente físicas, supremamente naturales, supremamente orgánicas, supremamente vitales, en la medida en que cooperan a la construcción y al cierre del cono tempóreo-espacial por encima de nosotros [6]. Desde la perspectiva teilhardiana, el amor realiza el milagro de ultrahumanizar al hombre y solamente éste es capaz de abrirle el acceso al punto Omega [7]. En otras palabras, el aislamiento cesa cuando los seres humanos comienzan a distinguir los unos en los otros, no solamente los elementos de una misma cosa, sino de un mismo espíritu que se busca. En otras palabras, la trascendencia de la unión con el mundo natural y de los reinos sutiles, conduce a la unión más profunda con la Totalidad, a la que este enfoque ubica en los reinos causales. [6] Teilhard p [7] Ibid.p. 119.