ACTIVIDADES DE PRECONGRESO CON PADRES Y APODERADOS

Transcripción

1 ACTIVIDADES DE PRECONGRESO CON PADRES Y APODERADOS En el Año de la Fe, el 3 Congreso de Educación Marianista nos ofrece una valiosa oportunidad para reflexionar sobre nuestra misión evangelizadora en la educación, sobre nuestra pastoral, la tarea de acompañar a niños y jóvenes hacia Jesús, a través del ejemplo de María. El Proyecto Educativo Marianista señala que los padres son los principales agentes de la educación de sus hijos. Con el Colegio, son también animadores de la fe de sus hijos. Convierten la vida familiar en una escuela de fe por el amor gratuito, el estímulo, el aprecio a los pobres, la práctica del perdón. En esta reunión de apoderados pretendemos iniciar con los padres esta reflexión acerca de la formación de la fe de sus hijos, que nos permitan indagar en aquellas experiencias que más los han marcado en el rol formativo de la fe. El objetivo de la actividad no es hacer un diagnóstico sobre lo que han hecho hasta ahora, sino más bien identificar los factores que explican el éxito de estas experiencias. Se trata de identificar las fuerzas de vida, no en lo que está escrito, sino en la experiencia de vida que ellos han tenido como formadores de la fe de sus hijos ACTIVIDADES 1. Asamblea General de Padres: Charla motivacional centrada en el rol de los padres en la animación de la fe de sus hijos y de la propia familia. La idea es partir con un breve video motivacional y luego una charla de no más de 20 con un ppoint, a cargo del rector(a) o encargado de pastoral u otro conferencista que propongan. 2. En las salas de clases, reflexión compartida, dirigida por el profesor jefe o encargado pastoral del curso, en base a dos preguntas que permitan indagar y reconocer las instancias y factores que explican las experiencias exitosas de formación de la fe de sus hijos.

2 REFLEXIÓN COMPARTIDA En qué situaciones, actividades o instancias hemos sentido que somos exitosos en nuestro rol de padres formadores de la fe de nuestros hijos? Cuáles son los factores de éxito que explican estas situaciones?

3 PERFIL DE LOS PADRES DE UN COLEGIO MARIANISTA Los buenos padres dan la vida a sus hijos; les ayudan a crecer; les afirman y les consolidan; están cerca de sus hijos hasta el final, tanto en los momentos buenos como en los tiempos de dificultad. Cuando falta esta acción educadora de los padres, difícilmente puede suplirse. Para ellos esta tarea es un deber y también un derecho. En esta perspectiva los padres de un colegio marianista se comprometen a ser formadores de la personalidad de sus hijos, activos integrantes de la comunidad educativa y animadores de la fe de sus hijos. Animadores de la fe para sus hijos - Los padres son los mejores educadores de la fe de los hijos. Su palabra, su ejemplo, su oración es insustituible. A su vez los hijos se convierten en estimulo constante de la vida cristiana de los padres. - Llegar a convertirse en animadores de la fe de sus hijos, como lo propone el Proyecto Educativo Marianista, exige de los padres ser: 1.- Testigos de la fe para sus hijos: o La fe que no se vive, difícilmente se transmite. Lo que se vive se expresa, se comunica y se comparte, sobre todo con los que están más cerca. En la medida que sean testigos de la fe podrán hablar de ella, proponerla y, en alguna medida, exigirla. Los hijos, por supuesto, se merecen el testimonio cristiano diario de sus padres. o Ser testigos de la fe supone para los padres: Testimoniar los valores familiares del diálogo, el cariño, la comprensión, el respeto, el perdón y la alegría. Enriquecer la vida familiar con la inspiraci6n del Evangelio. Por eso vincularan la vida familiar con el amor gratuito, el estímulo, el aprecio y la solidaridad con los pobres, la reconciliación..así la vida familiar se convierte en una escuela de fe y sus actividades constituyen un itinerario para llegar a la fe plena. La oraci6n y lectura de la Biblia en familia son un buen medio para que se de esta inspiraci6n evangélica.

4 Destacar la celebración del domingo con la participación como familia en la Eucaristía y con un ambiente especial de fiesta. Explicitar las exigencias de la fe cristiana, por ejemplo, la preocupación por los más pobres, la confianza en las personas, el cuidado de los enfermos y ancianos. Evitar la sobrevaloración del dinero, del bienestar y del éxito; de las profesiones por el estatus social o por el valor lucrativo; el use de métodos de competitividad agresiva e individualista en el ambiente familiar; la utilización de estímulos que menoscaben la estima entre las personas que integran el grupo familiar. 2.- Formadores de la fe de sus hijos. o Los padres tienen que estar convencidos de lo que creen y esperan para poder estimular, acompañar y alentar la vida cristiana de los hijos y transmitirles su convicción cristiana. En cada uno de sus gestos y en cada una de sus palabras debe haber la expresión de una fe que se transparenta en la propia vida. Ser formadores de la fe de los hijos supone: Hablar de Jesucristo en la familia. Poner en práctica las expresiones habituales de la vida cristiana: oración en la casa, misa dominical en familia, celebración cristiana de la de Primera Comunión y Confirmación. Cada año hacer del aniversario de Matrimonio una sencilla fiesta familiar. Presentarse e identificarse como cristiano en su ambiente y entre los suyos. Formarse cristianamente. Aprovechar las instancias de formación que ofrece el colegio. Apoyar la formación cristiana de sus hijos. Participar activamente durante los dos años de preparación a la Primera Comunión de sus hijos. Estimular la recepción del sacramento de la Confirmación con la preparación consiguiente. Colaborar en la formación de la fe de los demás, aceptando ser catequistas, animadores de grupos. Vivir como familia en sintonía con la Iglesia y con sus propuestas pastorales. Contribuir a través del 1% al mantenimiento de la Iglesia.

5 Integrar una comunidad cristiana ya que es la mejor manera de vivir la fe y de ayudar a vivirla. El colegio marianista ofrece la participación en el Movimiento Marianista a todos los que sienten la llamada a vivir de acuerdo a la espiritualidad marianista. Despertar el sentido de la responsabilidad apostólica y colaborar en obras y actividades de la evangelización en el trabajo, en el barrio, la parroquia y la diócesis. Cultivar la sensibilidad social y comprometerse en obras de servicio y voluntariado. Apoyar la vocación religiosa o sacerdotal, cuando surge en los propios hijos, y orar por esta intención.