CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE

Transcripción

1 CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA Administración del Sacramento de la Confirmación a estudiantes de la UC y de DUOC UC HOMILÍA Catedral de Santiago Sábado, 7 de noviembre de 2015 Hora 16:30 1. Queridos jóvenes que hoy reciben el sacramento de la Confirmación, estimados padres y padrinos, que hoy asisten con particular alegría a esta Iglesia Catedral para participar en este momento solemne de la vida cristiana de sus hijos. 2. La Primera carta a los Tesalonicenses insiste en la alegría como motivo predominante. Pablo anima a la comunidad de Tesalónica a que no le falte el «espíritu» que es el soplo de la profecía y sirve para discernir lo bueno de lo malo, las noticias de esperanza frente a las noticias de augurios tenebrosos. La «parusía», la venida del Señor, debe sorprendernos en estas actitudes. 3. Pablo ha escrito gran parte de esta carta para aclarar algunas cosas sobre ese momento de la venida del Señor. Para nosotros, la venida del Señor es un acontecimiento de gracia. Debemos preparar todo nuestro ser, como dice el Apóstol, para que el misterio de la encarnación, que aconteció por nosotros, no sea en vano. Pablo pone de manifiesto, en un proceso bien construido, las actitudes fundamentales ante estas cosas importantes: estén siempre alegres, acción de gracias a Dios, no apagar el Espíritu para poder discernir lo malo de lo bueno. 4. Debemos destacar esto último que Pablo pide a la comunidad de Tesalónica: no apagar el Espíritu. En el contexto de aquella comunidad, que tuvo que padecer mucho y ser perseguida por aceptar el Evangelio, es más relevante. Porque no hay evangelio, buenas noticias, si no se anuncia proféticamente. Incluso en la ad- 1

2 versidad hay que experimentar que Dios está de parte de la humanidad. Para ello se necesita tener el Espíritu, no apagarlo, como motivo de alegría. 5. El evangelio que proclamamos hoy está compuesto de dos fragmentos sobre el Bautista: el primero se encuentra en el prólogo del evangelio según San Juan; el segundo en la parte donde se recogen diversos testimonios acerca de Jesús. En el prólogo cumple la función de relacionar con la historia esta página admirable sobre la Palabra encarnada. 6. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan... No era él la luz, sino testigo de la luz. Juan es un enviado por Dios. En el evangelio de Juan esta expresión tiene especial presencia. La misión es un hilo conductor de la historia evangélica. Es enviado ahora Juan como testigo; es enviado también Jesús, de tal manera, que se le da frecuentemente el título de Enviado; y al Padre lo llama también con frecuencia el Padre que me ha enviado. Es enviado del Espíritu Santo; y es enviada la Iglesia. De tal manera que, a la luz del evangelio de Juan, habría que insistir en la misión. Pero Juan es enviado para una tarea muy concreta: dar testimonio y ser testigo. También el evangelista Juan insiste permanentemente a lo largo de su escrito en la presencia y necesidad del testimonio. El testimonio es necesario porque se trata de realidades necesarias y trascendentes para el hombre. 7. Qué dices de ti mismo? Esta pregunta va dirigida a Juan como final de una serie de preguntas que le plantean los enviados de Jerusalén cuando se encuentra en el cumplimiento de su tarea y misión en el Jordán. Las respuestas de Juan se fueron desgranando en negativas: no soy el Mesías, no soy el Profeta, no soy Elías. Pues, quién eres?, qué dices de ti mismo? Y contestó, recurriendo a unas palabras de Isaías: Yo soy la voz que grita: «En el desierto, allanen el camino del Señor». Esa es mi tarea, mi misión y mi alegría. Soy sólo eso: una voz al servicio de la Palabra, un amigo al servicio del esposo: Ustedes mismos me son testigos 2

3 de que dije: «Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él. El que tiene a la novia es el novio; pero el amigo del novio, el que asiste y le oye, se alegra mucho con la voz del novio. Esta es, pues, mi alegría, que ha alcanzado su plenitud». Lealtad acrisolada y auténtica! Yo bautizo con agua; en medio de ustedes hay uno que no conocen, el que viene detrás de mí, que existía antes que yo y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia. 8. Comencemos por la última expresión: no soy digno de desatar la correa de la sandalia. Era costumbre en las relaciones entre maestros y discípulos que éstos forcejeasen para ver quién podía tener el honor de llevar el calzado del maestro. Juan no se siente digno ni de este servicio cuando se trata de Jesús. Juan supo mantenerse siempre en su lugar. Pudo aprovecharse de la ignorancia de los que le preguntaban y dejarse aclamar como Mesías. Juan sabe su tarea y su misión, y permanece fiel a ella: no es el Mesías, sino un testigo suyo. Estas expresiones le ennoblecen y, a la vez, son una respuesta a sus discípulos para que se integren en la verdadera Iglesia de Jesús. Uno sólo es el Señor y uno sólo es el Maestro. Todos los demás son hermanos. 9. Queridos jóvenes, el momento que estamos viviendo nos une completa e íntimamente con la historia de nuestra salvación y con la misión apostólica de los primeros discípulos de Jesús, de cuya misión somos nosotros los continuadores, como han recordado los Obispos de América y el Caribe: Esta realidad se hace presente en nuestra vida por obra del Espíritu Santo que también, a través de los sacramentos, nos ilumina y vivifica. En virtud del Bautismo y la Confirmación somos llamados a ser discípulos misioneros de Jesucristo y entramos a la comunión trinitaria en la Iglesia, la cual tiene su cumbre en la Eucaristía, que es principio y proyecto de misión del cristiano. Así, pues, la Santísima Eucaristía lleva la iniciación cristiana a su plenitud y es como el centro y fin de toda la vida sacramental. (Documento de Aparecida, 153). 3

4 10. La Iglesia en Chile necesita de jóvenes, hombres y mujeres comprometidos, dispuesto a salir a la búsqueda de tantos otros jóvenes que andan como ovejas sin pastor, mostrando con su propia vida coherente y fiel, el Evangelio de Jesucristo encarnado en cada uno y testimoniado en el servicio a los demás, especialmente los más pobres. El Señor necesita jóvenes dispuestos a ir a las periferias existenciales, como nos ha enseñado el Papa Francisco, que, como sabemos, no son sólo las marcadas por la pobreza material, sino también la intelectual, la religiosa, etc. 11. El crisma, compuesto de aceite de oliva y bálsamo, que en pocos momento más recibirán, es el signo de la consagración y renovada misión que hoy adquieren. «Por la Confirmación, los cristianos, es decir, los que son ungidos, participan más plenamente en la misión de Jesucristo y en la plenitud del Espíritu Santo que éste posee, a fin de que toda su vida desprenda el buen olor de Cristo (cfr. 2Co 2, 15). Por medio de esta unción, el confirmando recibe la marca, el sello del Espíritu Santo» (Catecismo de la Iglesia Católica, ). 12. Antes de ser marcados por el aceite santo, cada uno de ustedes ha renovado públicamente las promesas del bautismo y la profesiónn de fe que sus padres y padrinos hicieron el día de su Bautismo. Así aparece claramente que la Confirmación constituye una prolongación del Bautismo (Catecismo de la Iglesia Católica,1298). Sigue a la renovación la imposición de las manos del obispo, mientras pronuncia una oración de invocación y súplica. Se llega así al rito específicamente sacramental, que se realiza por la unción del santo crisma en la frente, que se realiza imponiendo la mano, y con estas palabras: Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo. 13. Por ella, los cristianos reciben con particular abundancia los dones del Espíritu Santo, quedan más estrechamente vinculados a la Iglesia, y de esta forma se 4

5 obligan con mayor compromiso a difundir y defender la fe, con su palabra y sus obras (Lumengentium, 11). 14. Preguntemos, queridos jóvenes, qué sucederá en cada uno de ustedes una vez que reciba la Confirmación, dentro de breves momentos? Podemos decir que en ese momento Dios habrá tomado una vez más la iniciativa para llamarlos a una vida de santidad, de plena unión con Él, que ya se había iniciado con el Bautismo y alimentado con la Sagrada Eucaristía. 15. La Confirmación confiere crecimiento y profundidad a la gracia bautismal: nos introduce más profundamente en la filiación divina que nos hace decir Abbá, Padre (Rm 8, 15); nos une más firmemente a Cristo; aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo; hace más perfecto nuestro vínculo con la Iglesia (cfr. Lumen gentium, 11); nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender la fe mediante la palabra y las obras como verdaderos testigos de Cristo, para confesar valientemente el nombre de Cristo y para no sentir jamás vergüenza de la cruz (cfr.lumen gentium,11 y 12). 16. San Ambrosio nos dice: Recuerda, pues, que has recibido el signo espiritual, el Espíritu de sabiduría e inteligencia, el Espíritu de consejo y de fortaleza, el Espíritu de conocimiento y de piedad, el Espíritu de temor santo, y guarda lo que has recibido. Dios Padre te ha marcado con su signo, Cristo Señor te ha confirmado y ha puesto en tu corazón la prenda del Espíritu (SAN AMBROSIO,De mysteriis, 7, 42). 17. Para poder vivir plenamente tu llamada a la santidad y ser un discípulo y misionero, el Señor te concede los dones del Espíritu Santo, un impulso particular 5

6 que nos hace más fácil obedecer prontamente a las inspiraciones de la gracia. No es simplemente recibir algo nuevo, sino que compromete nuestra respuesta para hacer esos dones operativos en la vida personal y comunitaria. No somos movidos por el Espíritu Santo, como si fuéramos cosas o un robot. 18. Para alcanzar esta facilidad de recibir y seguir las inspiraciones de Dios, es necesario el ejercicio de las virtudes fundamentales, el dominio de los vicios por medio de la prudencia, la humildad, la obediencia, la mansedumbre y la castidad. Si queremos dejarnos llevar y comprender las mociones que Dios nos trasmite, los impulsos de la gracia, es necesario tener una vida humana y cristiana conforme a los mandamientos del Señor, que son el fundamento esencial para todos nosotros, sobre el que el Espíritu Santo construye. 19. Por eso la fe de la Iglesia siempre ha enseñado que la acción de la Gracia supone una naturaleza humana dispuesta. Dios no pasa sobre nuestra libertad ni nos obliga a creer y actuar como Él quiere. Pide nuestra respuesta y una vez que le decimos que sí, viene con su Gracia, y nos hace más fácil caminar en su presencia. 20. Has recibido ya los tres sacramentos que completan la iniciación cristiana; eres un católico adulto en la fe y la Iglesia espera que seas un testigo del Señor Jesús en un mundo sediento de su enseñanza. Como enseña el Concilio Vaticano II: los laicos tienen el derecho y el deber de ser apóstoles en virtud de su misma unión con Cristo Cabeza. Insertos en el cuerpo místico de Cristo por el Bautismo y robustecidos mediante la Confirmación por la fuerza del Espíritu Santo, son destinados al apostolado por el mismo Señor (Decr.Apostolicam Actuositatem, 3). 21. En el día de Pentecostés, estaba junto a los apóstoles la Virgen María, la Madre del Señor, manteniendo viva la fe en su Hijo y manteniéndolos unidos en es- 6

7 pera del Espíritu Santo, que el mismo Jesús les había prometido. Que ella les conceda el don de la perseverancia en los dones recibidos y haga de ustedes auténticos discípulos y misioneros del Señor Jesús, que no apaguen en ustedes el Espíritu Santo para que puedan siempre discernir lo bueno de lo malo y para que sean siempre una voz que grita incansable en los muchos desiertos de nuestra humanidad. Que así sea. 7