PROGRAMA No GÁLATAS. Cap. 3:24-29

Transcripción

1 PROGRAMA No GÁLATAS Cap. 3:24-29 Continuamos hoy amigo oyente, nuestro estudio del capítulo 3, de la epístola del apóstol San Pablo a los Gálatas. Y vamos a comenzar, leyendo el versículo 24; allí dice: 24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. (Gál. 3:24) Hemos llegado hoy a una sección muy sobresaliente; quizá decimos esto todos los días, pero es cierto también todos los días. Ciertamente lo es el día de hoy. Es por lo que estamos leyendo aquí que Martín Lutero podía decir: Esta es mi epístola, yo estoy aferrado a ella. Es esta sección la que hizo impacto en ese joven inglés Juan Wesley. Él fue enviado como misionero a los Estados Unidos, y al llegar allá, dijo: Yo vine a América con el propósito de convertir a los indios, pero quién va a convertir a Juan Wesley? Al regresar a su país, Inglaterra, una noche, mientras caminaba por Aldersgate, escuchó la explicación de esta sección de Gálatas, la TTB Página 1 de 10 Programa No. 0626

2 cual causó en él una gran impresión que le condujo a los pies del Señor Jesucristo. Y así, Juan Wesley fue utilizado por Dios para traer el más grande movimiento espiritual que el mundo de habla inglesa haya conocido. Notemos lo que el apóstol Pablo está diciendo aquí: que Dios no acepta la obra de ningún hombre para salvación. Él dice: la justicia del hombre es como trapos de inmundicia a los ojos de Dios. Y en su epístola a los Romanos, capítulo 4, versículo 5, expresa con claridad: más al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Dios no acepta el guardar la ley. El rechaza el aceptar eso en la actualidad. Pablo está expresando con claridad aquí, que la ley no puede salvar; lo único que traía era muerte. En realidad, la ley no fue dada para salvar a los pecadores; por tanto la ley no puede quitar el pecado; la ley revela el pecado, no evita que uno cometa el pecado, porque el pecado ya había llegado. Demuestra que el hombre no es como se lo presenta en algunas películas como un pecador sofisticado o refinado y bien preparado. En realidad, el hombre es un pecador vulgar, indecente, injusto. Quisiéramos utilizar una ilustración que puede ser de ayuda para aclarar esto. Es quizá algo demasiado casero, rústico, y esperamos que usted no se sorprenda de lo que vamos a decir. Lo vamos a llevar amigo oyente, al baño de la casa, esperamos que usted no nos entienda mal. La televisión hace eso hoy muchas veces, verdad? Siempre muestran a alguien que está bañándose en alguna bañera, y muestra todo lo que uno necesita en el baño, en especial los jabones. Pues bien, quisiéramos llevarle a este lugar para mostrarle algo. Vámonos pues, al baño de la casa. Estamos seguros que usted que nos está escuchando en este momento, tiene en su hogar un baño en el que tiene un lavamanos, y sobre él tiene un espejo. El lavamos tiene un propósito y el espejo también tiene un propósito. Digamos que usted se manchó la cara; usted va al baño, se mira en el espejo y allí puede notar la mancha que tiene en TTB Página 2 de 10 Programa No. 0626

3 su rostro. Ahora, qué es lo que usted hace? Usted no usa el espejo para limpiarse esa mancha, verdad? No creemos que usted lo pueda hacer. Si usted ve una mancha en su rostro y se acerca al espejo, y pasa su rostro por el espejo para quitarse la mancha, y si alguien de su familia viene y lo ve haciendo eso, bueno, quizá le dé lástima por su condición y llame a un psiquiatra y haga una cita con él para que lo revise y analice que anda mal con usted. Amigo oyente, eso no ocurre en mi casa porque no somos tan cándidos como para realizar una tarea como esa, utilizando el espejo. Pero en la actualidad tenemos a mucha gente en nuestras Iglesias que están tratando de limpiar sus manchas con el espejo que es la ley de Dios, y piensan que con eso se la pueden quitar. Usted no se quita la mancha tratando de limpiarse con el espejo, amigo oyente. Como usted puede darse cuenta, la Ley revela. La Palabra de Dios es el espejo y revela lo que somos nosotros, que somos pecadores y que no llegamos a alcanzar la gloria de Dios. Eso es lo que revela la Ley. Gracias a Dios que debajo del espejo está el lavamanos, y es allí donde uno se puede quitar la mancha. Amigo oyente, el espejo es la Palabra de Dios, la ley es el espejo, y usted no se puede limpiar esa mancha con el espejo, éste simplemente se lo revela, le muestra la mancha. Pero gracias a Dios que debajo de ese espejo tenemos con qué lavarnos. Lávame, lávame en Tu sangre oh Cordero de Dios; y con alma limpia me presentaré en Tu hogar tan glorioso de amor. Así es que tenemos dónde lavarnos. La Ley prueba que el hombre es un pecador, pero nunca lo hace un santo. La Ley fue dada, nos dice el apóstol Pablo allá en su epístola a los Romanos, para que cada boca fuese cerrada, y para que todo el mundo sea mostrado culpable ante Dios. Ahora, notemos que en el versículo 24, se nos dice que la ley ha sido nuestro ayo. Qué es lo que quiere decir con esto de que TTB Página 3 de 10 Programa No. 0626

4 la ley ha sido nuestro ayo?? Bueno, leamos el versículo 25: 25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo,... (Gál. 3:25) La palabra en griego que se utiliza aquí es pedagogus, que quiere decir, conductor de niños. En el hogar de los romanos en esa época, había ciertos esclavos o siervos que tenían a su cargo a los niños. También, por ejemplo, tenían a otros siervos que estaban a cargo de las herramientas de la casa, el arado, de las carrozas, del ganado, y todo eso. También había otro siervo que estaba a cargo de llevar las cuentas del dueño, los libros, los asuntos personales y del Banco, el dinero y cosas por el estilo. También estaba el siervo que cuidaba de los niños. Este esclavo tenía la responsabilidad de educar y asistir constantemente a los niños hasta cuando estos llegaran a la mayoría de edad. Ellos los tomaban cuando recién nacían y prácticamente los criaban. Era el esclavo quien estaba a cargo de cuidar su ropa y cuidarlos en general; de darles su alimento; y si había necesidad, era quien los castigaba también. Llegaba el día cuando la criatura tenía que ir al colegio y este pedagogus lo tomaba de la mano y lo llevaba al colegio, y lo dejaba con el maestro o con la maestra. De allí pues, es de donde se toma esta palabra pedagogo. De allí sacamos la palabra pedal, que tiene que ver con nuestros pies, y ago que quiere decir guiar. Esto quiere decir simplemente, como acabamos de mencionar, que este siervo tomaba a niño de la mano y lo llevaba al colegio, y lo dejaba con el maestro. Entonces, la base de todo esto es pedagogus. Ahora, la Ley era también pedagogo. La Ley nos toma de la mano y nos lleva a la cruz de Cristo, y nos dice: Pequeño, allí está tu Salvador. Tú debes confiar en Él. Como usted puede ver entonces, la Ley nos guía hacia Cristo. Y llegamos ahora a otra sección maravillosa. No que la anterior no haya sido maravillosa, sino que es un poco diferente. En el versículo 26, de este capítulo TTB Página 4 de 10 Programa No. 0626

5 3, de la epístola a los Gálatas, leemos: 26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;... (Gál. 3:26) Pablo nos va a mostrar aquí en lo que resta de este capítulo y también en la primera parte del capítulo 4, algunos de los beneficios que recibimos al confiar en Cristo, y que nunca podríamos recibir bajo la ley. En otras palabras, la ley nunca le dio al creyente la naturaleza de un hijo de Dios. En cambio Cristo sí puede hacer eso. Sólo la fe en Cristo nos puede hacer hijos de Dios. La ley nunca nos hace hijos de Dios. Observemos esto por un momento. Pablo dice: pues todos sois hijos de Dios. Había un predicador que solía decir: los hijos legítimos de Dios, y alguien en cierta ocasión se acercó y le preguntó: Hay acaso alguna otra clase de hijos que tenga Dios que no sean legítimos? Pues bien, esa advertencia era correcta. Él no tiene sino una sola clase de hijos, y esos son los legítimos hijos de Dios. Y usamos ese término simplemente para darle más énfasis a lo que estamos diciendo. Pero, amigo oyente, usted ha sido hecho un hijo legítimo de Dios por fe en Cristo Jesús. Y eso es todo lo que necesita. No hace falta la fe más algo, que da como resultado salvación, sino que es la fe y nada más. La fe sola es lo que lo hace a usted un hijo de Dios. No hay otra cosa que lo pueda hacer un hijo de Dios. Notemos lo que dice aquí: pues todos sois hijos de Dios, cómo? por la fe en Cristo Jesús. Repetimos, no es la fe y algo más, es TTB Página 5 de 10 Programa No. 0626

6 simplemente fe. Usted puede haber notado que el israelita, la persona individual en el tiempo del Antiguo Testamento bajo la ley, nunca llegó a ser un hijo de Dios. Dios llamó a la nación de Israel Su hijo. Él dice: Israel, mi hijo. Ahora en éste, se incluía a toda la nación junta y era tomada como un hijo, a la que también se la llamaba la nación electa. Pero esta nación elegida era generalmente el remanente. El israelita individualmente, nunca fue llamado hijo de Dios. Cómo se lo llamaba, entonces? Se le llamaba siervo de Jehová o siervo de Dios. Por ejemplo, tenemos a Moisés. Cómo se dirigía Dios a Moisés? Moisés estaba íntimamente relacionado con Dios, y Dios decía de él: Moisés, mi siervo ha muerto. Ahora, eso es lo que Él dijo al final de la vida de Moisés. Ese era el epitafio. Eso era lo mejor que Dios podía decir de Moisés. Moisés, mi siervo. Tenemos también a un hombre que ocupaba un lugar especial en el corazón de Dios, David. Y Dios también llamó a David mi siervo. Usted puede apreciar entonces que si usted hubiera podido cumplir con la ley, amigo oyente, cosa que no lo puede hacer, pero si lo hubiera podido hacer, hubiera sido su justicia. Pero su justicia en realidad es inferior a la justicia de Dios. Nunca puede alcanzar a la justicia de Dios, y hace falta la justicia de Dios, amigo oyente, para hacerlo. En el Nuevo Testamento se nos enseña esto, allá en el evangelio según San Juan, capítulo 1, versículo 12, podemos leer: Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad y esa palabra allí es exución, poder, la autoridad, el derecho de ser hechos hijos de Dios. El Señor Jesucristo dijo una noche a un principal de los judíos que se llamaba Nicodemo, él era un religioso ciento por ciento; y él tenía una religión que había sido dada por Dios mismo. Era algo que ya no servía como antes, pero él la estaba cumpliendo de una forma muy meticulosa, y nuestro Señor Jesucristo le dijo: Os es necesario nacer de nuevo. Nicodemo no era un hijo de Dios, por eso Él le dijo os es necesario TTB Página 6 de 10 Programa No. 0626

7 nacer de nuevo. Y deseamos expresar bien claro esto aquí y vamos a ser bastante dogmáticos en cuanto a esto. Sus oraciones, amigo oyente, su separación fundamental, sus dones de los cuales usted se puede jactar el día de hoy, y su bautismo; ninguna de estas cosas puede lograr que usted llegue a ser hijo de Dios. Lo único que lo hace a usted un hijo de Dios es la fe en Jesucristo. Eso es lo que Pablo nos está diciendo aquí. Permítanos hacer una declaración que creemos es muy necesaria. Quizá seamos un poco rudos al hacerlo, pero es necesario. La herejía más detestable, condenable, que se haya diseminado por este mundo, es la herejía de la paternidad universal de Dios y la fraternidad universal del hombre. Los que la sustentan dicen que todos somos hijos de Dios. Y nos sentamos ante consejos, en conversaciones diplomáticas con algunos de los delincuentes más grandes que el hombre haya conocido. Y hablamos de ser honrados y honestos y que hoy todos somos iguales hijos de Dios. Que debemos actuar como los hijos de Dios. Pues bien, el Señor Jesús nunca dijo nada así, nada parecido a eso. El miraba a los principales de los judíos, a los religiosos de ese día y les decía: vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. No fui yo, quien dijo eso. Fue el Señor Jesucristo mismo quien lo dijo. Evidentemente, existía alguien en Su día que no era hijo de Dios. Amigo oyente, creemos que el diablo todavía tiene a muchos de sus hijos andando de un lado para otro en este mundo. No todos ellos son hijos de Dios. La única forma, repetimos, en que usted puede llegar a ser hijo de Dios es mediante la fe en Jesucristo. Sigamos adelante ahora; en el versículo 27, de este capítulo 3, de la epístola a los Gálatas, leemos: 27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. (Gál. 3:27) TTB Página 7 de 10 Programa No. 0626

8 Ahora, esperamos que usted no esté pensando que este bautismo que aquí se menciona, es el bautismo por agua. El bautismo es siempre un rito bautismal y creemos en él, creemos en ese rito con todo nuestro corazón. Creemos que cada creyente debe ser bautizado y debe ser bautizado por inmersión; creemos que eso representa lo que se menciona de un bautismo real. Ahora, este bautismo que se menciona aquí en este versículo, es el bautismo del Espíritu Santo, y usted amigo oyente, lo recibe en el momento mismo en que confía en el Señor Jesucristo. Qué es lo que hace? Lo toma a usted y lo pone en el cuerpo de los creyentes. El apóstol Pablo dice: Por un Espíritu todos somos bautizados en el cuerpo de Cristo. Eso quiere decir, que somos identificados, que estamos colocados en realidad y en verdad, en el cuerpo de los creyentes, la iglesia. Notemos otra vez lo que dice este versículo 27, de este capítulo 3: 27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Usted se ve en Cristo, amigo oyente; Dios lo ve en Cristo y por tanto, lo ve a usted perfecto. Usted no puede agregar nada a eso. Ahora, el versículo 28 dice: 28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. (Gál. 3:28) En este cuerpo de los creyentes no hay ni judío ni griego; esto es lo único que puede borrar las divisiones raciales cuando usted llega a Cristo. Cualquier hombre que está en Cristo es mi hermano y no importa cuál es el color de su piel; es el color de su corazón lo que me interesa. Hay muchas personas blancas que andan por allí con corazones negros, amigo oyente, y ellos no son mis hermanos. No importa lo que usted diga. Es sólo en Cristo Jesús, que nosotros somos hechos UNO. Gracias a Dios por eso, me TTB Página 8 de 10 Programa No. 0626

9 regocijo en eso! Recibimos cartas de personas de todas las razas, respondiendo a los programas radiales y ellos nos llaman hermanos, y nosotros los llamamos hermanos. Por qué? Porque somos hermanos. Nosotros vamos a estar juntos por toda la eternidad, estamos en Cristo Jesús. Ya no hay judío, ni griego, ni hay esclavo ni libre. En este asunto del capitalismo y la labor, lo único que puede unir a estas personas, es Cristo por supuesto. No hay varón, ni mujer. Ahora, alguien va a decir, bueno, espere un momento; con esto uno se quita de encima ese movimiento de liberación femenina, digamos de paso. Porque en el único lugar en que usted puede ser uno, es en Cristo. Pero usted puede ser hecho uno en Cristo Jesús. Todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Esto es maravilloso! Luego, Pablo dice: Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois. Ahora, cómo es eso? Y herederos según la promesa debido a que Abraham fue salvo por la fe, y nosotros somos salvos por la fe. Abraham presentó un pequeño sacrificio que señalaba hacia la venida de Cristo. Él ya ha llegado y lo hizo en cierta ocasión y yo miro hacia atrás en la historia, en la época cuando Él vino hace más de 2000 años; vino el Hijo de Dios y murió en la cruz por mí, para que yo tuviera vida. Hoy yo confío en Él y soy del linaje de Abraham. El autor de estos estudios bíblicos, el Dr. J. Vernon McGee, contaba que tuvo el privilegio de hablar a un grupo de judíos en cierta ocasión, y al comenzar su discurso dijo: Para mí, siempre ha sido un privilegio el hablar a los hijos de Abraham, y todos ellos sonreían. Y luego, el Dr. McGee prosiguió diciendo: Porque yo también soy un hijo de Abraham y a ese punto ellos ya no sonreían más. En realidad, algunos de ellos tenían una pregunta dibujada en sus rostros y con razón. Por qué? Porque si yo estoy en Cristo y usted está en Cristo, ambos pertenecemos al linaje de Abraham y somos herederos según la promesa. Y esto es algo maravilloso. Pablo va ahora a discutir algo, otra forma en la cual la fe en Cristo nos da algo que la ley nunca puede TTB Página 9 de 10 Programa No. 0626

10 darnos. Vemos eso en el capítulo 4, y aquí encontramos la posición de los hijos de Dios. Solo la fe en Cristo puede darle esa posición, es decir, lo lleva a usted al lugar de madurez completa, donde usted puede haber crecido completamente, donde puede ser adulto. Como Pablo dijo allá en su epístola a los Corintios, sean hombres. Él les escribió al principio y les dijo: ustedes son niños en Cristo, son carnales. Luego, cuando llega al capítulo 14 de esa epístola a los Corintios, él les dice: sean maduros, crezcan ahora; dejen de ser niños en la forma de pensar. Él quiere que usted y yo, amigo oyente, hagamos eso, porque él nos ha puesto en la posición de un hijo ya adulto. TTB Página 10 de 10 Programa No. 0626