Lacan solía tomarse en serio las referencias que Freud hacía de los textos de

Transcripción

1 La ciencia como contabilidad según Lacan Daniel Omar Stchigel Lacan solía tomarse en serio las referencias que Freud hacía de los textos de otros autores o de otras teorías. Por ejemplo, toma el modelo neuronal del Proyecto de psicología para neurólogos y arma los grafos del juego de pares e impares, que le permiten interpretar a Freud desde una perspectiva cibernética. O toma el modelo del microscopio y arma la teoría óptica de la identificación narcisista del estadio del espejo. O encuentra una referencia a Aristóteles, a la teoría de las causas y a la tyché, y redescubre las dos causas adicionales utilizadas por Aristóteles para dar cuenta de los fenómenos contingentes: tyché y automaton. Intentaremos en este caso hacer otro tanto con una referencia de Lacan, que es la de considerar a la ciencia moderna como una contabilidad, y veremos si eso nos da alguna pista acerca de la operación que realiza la ciencia para elaborar sus fórmulas, introduciendo factores adicionales que aseguran el sostenimiento de las igualdades matemáticas que constituyen las llamadas leyes de la naturaleza. Pero, para ello, mostraremos un caso, justamente el de la contabilidad, que opera de la misma forma, sin que esa operación sea una verdadera ley, en el sentido de ley natural.. Cuando Lacan establece su fórmula más clara para resumir la cuestión de la constitución del sujeto, que ya está esbozada en el seminario La angustia, habla del modo en que la operación de barramiento del sujeto por el gran Otro produce

2 la división subjetiva, pero dejando un resto, al que llama a. Ese resto es algo que el S (sujeto sin falta que Lacan, por un juego homofónico, establece como Es, que en francés significa Eso, o Ello ), debe ceder al gran Otro, para constituirse en lo que representa un significante para otro significante. Con lo cual, uno podría decir que la fórmula matemática para el sujeto lacaniano es esta: S+A=$ +a. Es decir, la lógica del psicoanálisis exige la existencia de ese resto, que Lacan va a definir como su descubrimiento, como lo que no se encuentra en Freud: objeto de la angustia, objeto causa de deseo y plus de goce. Lacan señala ese a como una invención. Es una letra que se pone en el lugar de algo que hace falta para que la fórmula funcione. Justamente, ese es el modo de operar de cualquier ciencia cuando se constituye como disciplina matemática. Por ejemplo, la fórmula de Newton para la ley de gravedad, que es un caso específico de la fórmula F=m.a, posee también una letra que está en el lugar de un resto necesario para hacer equivalentes los dos lados de una igualdad. Ese resto, en física, recibe el nombre de constante. En el caso de Newton, su invento es g, constante de la gravitación universal. Lo mismo ocurre con las fórmulas de la termodinámica que permiten hacer el pasaje entre distintas unidades de medida en función de la energía de la que se trate. Esas constantes, que permiten mantener la igualdad matemática en el campo de la realidad al cual se aplican, funcionan como significantes sin significado, pero con una medida precisa. Ocurre lo mismo que con las ampliaciones sucesivas del concepto de número en la aritmética: son la invención de algo que cubre un agujero en el sistema simbólico de un determinado saber.

3 Qué tiene que ver esto con la contabilidad? Lacan dice que la ciencia moderna es una contabilidad, porque se caracteriza por hacer cuentas que cierran. Los hechos siempre encajan en las cuentas, y si no encajan, cambia la cuenta, pero el procedimiento es siempre el mismo. Pero vayamos un poco más lejos. Vayamos a los orígenes de la contabilidad. Allí veremos cómo el modo de hacer ciencia de Galileo en adelante tiene su expresión más clara y simple en la obra de un matemático que se ocupó de un tema sobre el cual Lacan también va a trabajar mucho, que es el llamado número de oro o divina proporción. Se trata de Luca Paccioli. Conocido por un retrato que hizo de él Leonardo da Vinci, pintor que además ilustró uno de sus libros de geometría, es considerado el padre de la contabilidad. Estableció el tipo y modo de uso de los libros contables, que todavía se llevan en la actualidad, aun en versiones informatizadas. Este matemático renacentista observó que cada movimiento de salida de dinero se compensaba con una entrada. Eso lo llevó a buscar una igualdad matemática que permitiera tener bajo control todas las operaciones comerciales, asegurándose, en una época sin calculadoras, de que ese método, aun introduciendo algunas arbitrariedades, permitiera que ningún dato relevante fuera descuidado. La fórmula de Paccioli es: A=P+C Aquí, A es el activo, P es el pasivo, y C es el capital (el cual está formado por el capital inicial de la empresa más las ganancias obtenidas menos los gastos

4 derivados del funcionamiento del negocio después de iniciadas sus actividades comerciales). Esta es la base del método de la doble partida, que divide los libros contables en dos casilleros, el debe y el haber. Para Paccioli, ambos lados deben estar compensados. Eso no parece razonable. Se supone que si uno debe plata que pidió en préstamo, hay un desbalance. Sin embargo, la plata que debe es a la vez un dinero que tiene, y si lo ha gastado, tiene lo que pagó con ello, con lo cual debe y haber se compensan. Por ejemplo, si uno recibió un inmueble con una hipoteca, el activo es el total del valor del inmueble, mientras que el haber va a estar determinado por dos cifras: el capital, que es lo que vale el inmueble menos la hipoteca, y el pasivo, la hipoteca misma, que le resta valor al inmueble recibido. Las palabras debe y haber, como notamos en este ejemplo, son significantes sin significado, utilizadas para distinguir ambas columnas, y si bien el capital y el pasivo son bastante claros en su sentido, el activo es un término que carece de un significado imaginario, y debe definirse exclusivamente por los reales que lo integran. Como las cuentas cierran, y permiten además determinar si se ha ganado o se ha perdido capital, el método de la doble partida funciona correctamente para abarcar todos los fenómenos relevantes para la disciplina. En conclusión, si uno quiere un caso material y concreto de lo que implica que una ciencia logre pasar de lo imaginario a lo simbólico, y que ese simbólico haga referencia a lo real, basta preguntárselo a su contador. Así comprobará que las reflexiones epistemológicas lacanianas dan cuenta de algo tan vital, material,

5 concreto y molesto como la presentación de la declaración jurada para el pago de los impuestos anuales de ganancias e ingresos brutos.