Extraños en la noche. De Raúl Sánchez McMillan

Tamaño: px

Comenzar la demostración a partir de la página:

Download "Extraños en la noche. De Raúl Sánchez McMillan"

Alfonso Soriano Salazar
hace 5 años
Vistas:

1 Extraños en la noche. De Raúl Sánchez McMillan Una banca de parque. Una noche fría. (60) sentada mira al restaurante del frente y escucha la música que sale de ahí. Luce linda. Se oye un piano y el pasar del viento frío. HERNÁN (60) se acerca, se sienta a descansar. Aparentemente, le duele la rodilla. Isabella se percata, pero casi no le toma importancia. Luego de un tiempo, Isabella se pone a llorar. Saca un tissue de su cartera. Hernán lo nota. Al comienzo no quiere meterse. Él saca un pañuelo de su bolsillo, limpia sus lentes. Luego decide ofrecerle el pañuelo. HERNÁN Mil disculpas, no quisiera entrometerme, pero Necesita algo? (Isabella se reincorpora, se seca las lágrimas y responde a la defensiva. No le gusta que la vean llorar) Si. Necesitaría que usted haga más caso a sus deseos de no entrometerse. Eso necesito. Vaya! Uno intenta ser amable y recibe una mordida en la yugular. La próxima vez échele gas pimienta al siguiente caballero que se siente aquí. Quedará como desconfiada y loca paranoica, pero al menos no como mal educada. La curiosidad mató al gato, acaso no lo sabe. Entonces pobre el gato que se cruce por su camino. Le recuerdo que está en un lugar público. Si quiere privacidad entonces está en el lugar equivocado. Y yo le recuerdo a usted que yo ya estaba sentada aquí y lamento si mi educación lo molesta, pero hay otras bancas en donde podría sentarse. 1

2 Créame que no muero por sentarme al lado suyo. Más placentera sería una depilación con cera en el perineo. Ordinario! Lamento si mi educación la molesta. Le pido que me deje sola. Me iría a otra banca con mucho gusto, si es que la más próxima no estuviese tan lejos y si es que mi rodilla me doliera un poco menos. Pero eso no es nada comparado a mis ganas de no darle el gusto. Lo que usted haga o deje de hacer no modifica ni una pizca mi vida. Perfecto, entonces me quedo. Pues yo tampoco me pienso mover. (Pausa. Hernán se soba la rodilla. Le duele mucho. Isabella lo nota.) Debería ir a un médico. A su edad las articulaciones se oxidan. 2

3 HERNÁN Y usted no debería entrometerse. A su edad no se ve bien que no sea consecuente. (Isabella siente el golpe. Regresa a lo suyo. Mira al restaurante del frente. Se vuelve a deprimir. Hernán lo nota. Siente algo de culpa.) HERAN No confío en los médicos. Sólo quieren sacarte plata. Con la salud no se juega. Y con las esperanzas tampoco. (Pausa. Isabella escucha lo anterior y llama su atención. Casi como si estuviera de acuerdo. Casi como si se identificara.) Qué le pasó en la rodilla? Que en paz descanse el gato que acaba de ser asesinado! Y que Dios tenga en su gloria al payaso que usted se comió. (Pausa. Hernán nota que respondió mal.) 3

4 Me lo hice en un accidente. Estábamos en la parte trasera de un taxi. Mi hija y yo. Ella me estaba acompañando a comprarme un nuevo terno. El taxista trabajó doble turno porque necesitaba el dinero. Se quedó dormido. Se cruzó una luz roja y nos chocaron por el costado derecho. Yo estaba al lado izquierdo, detrás del conductor. Y su hija? (Hernán mira a Isabella. Estaba a punto de responder a la defensiva con respecto a su curiosidad, pero la ve sinceramente preocupada y le responde bien.) En el hospital me dijeron algo que nunca deberían decirle a alguien. Todo va a estar bien. Es increíble cómo una frase como esa basta para aferrarte a una esperanza. Irónicamente fue el mismo doctor que me dijo esa frase, el que horas más tarde me dio un triste y lleno de culpa Lo siento, no pudimos hacer nada. No. No confío en los médicos. (Pausa.) Lamento si fui mal educada. Hoy ando a la defensiva. Nadie la ataca. A veces pareciera que sí. Indirectamente al menos. (Pausa. Se calman un poco las aguas. Hernán dice lo siguiente mientras se para con dificultad.) 4

5 Mire, no quiero incomodarla. Ya me siento mejor. Seguiré mi camino--- No. No es necesario. Aunque si usted lo desea nadie lo detiene. (Hernán se vuelve a sentar.) Nunca he visto a alguien mirar la fachada de un restaurante con tanta tristeza. Si tiene hambre, hay otros restaurantes cerca y mucho menos costosos. Es más, si desea le puedo dar-- (Ofendida por la intención de Hernán) No se trata de eso. Si quisiera comer ahí créame que mi bolsillo me lo permitiría. Es más, hay una reserva para dos a mi nombre. Entonces que hace aquí con este frío y no adentro? ESTE ES UN FRAGMENTO DE LA OBRA. SI DESEAN LA OBRA COMPLETA PARA MONTARLA, DEBERÁN SOLICITARLA A raul.sanchez.mc@hotmail.com COPYRIGHT Éstas obras están protegidas por la ley internacional de derechos de autor. En caso quieran montarlas, se debe pedir los derechos a raul.sanchez.mc@hotmail.com y asumir el pago correspondiente que se coordina con el autor. Por el contrario, se deberá asumir la penalidad que la ley exija. 5

Documentos relacionados

casa con este fin, nunca he querido ser presentada en sociedad y él ha respetado mis deseos e incluso accedido a que ocultaran mi apellido en el

casa con este fin, nunca he querido ser presentada en sociedad y él ha respetado mis deseos e incluso accedido a que ocultaran mi apellido en el instituto y usar el de mi tía para evitar que la gente me