Eduardo Iván González González
41 Países nos han visitado en cuatro meses
2ª Corintios 4: 3 Y si todavía nuestro evangelio está velado, para los que se pierden está velado, 4 en los cuales el dios de este mundo ha cegado el entendimiento de los incrédulos,
El dios de este mundo Mateo 4:8,9 Otra vez el diablo le llevó a un monte muy alto, Juan 12:31,40 el príncipe de este mundo será echado fuera. 1 Corintios 10:20 los gentiles sacrifican, lo sacrifican a los demonios y no a Dios;... Efesios 6:12 contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad 1 Juan 5:19 Sabemos que somos de Dios, y que todo el mundo yace bajo el poder del maligno. Efesios 2:2 al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, Apocalipsis 20:2,3 Prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años;
2ª Corintios 4: 3 Y si todavía nuestro evangelio está velado, para los que se pierden está velado, 4 en los cuales el dios de este mundo ha cegado el entendimiento de los incrédulos, para que no vean el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios.
Juan 8:12 Jesús les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Colosenses 1:27 a quienes Dios quiso dar a conocer cuáles son las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, la esperanza de la gloria. Juan 1:14,18 Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan 12:45 Y el que me ve, ve al que me ha enviado. Filipenses 2:6 el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, Colosenses 1:15 El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Hebreos 1:3 El es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, 2 Pedro 1:19 Y así tenemos la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en vuestros corazones.
Cuando se trata de asuntos morales, los cristianos han estado y deberían seguir estando involucrados en promover legalmente la clase de cambios sociales que reflejen los valores y las enseñanzas de Jesús. El modo en que esto debe hacerse depende de muchos factores, pero ser un ciudadano leal y fiel no significa automáticamente que un cristiano no pueda o no deba intentar ayudar a mejorar la sociedad. Robert Mclver (2017) Auxiliar Escuela Sabática, p. 46
Elena de White promovía que los adventistas del séptimo día fueran buenos ciudadanos y que obedecieran las leyes del país. Incluso dijo a las personas que no desobedecieran abiertamente ni flagrantemente las leyes dominicales locales; es decir, aunque deben santificar el sábado, como Dios mandó, no necesitan violar deliberadamente las leyes que prohíben el trabajo dominical. En un caso en particular, sin embargo, dejó claro que los adventistas no deben obedecer la ley. Si un esclavo se había escapado de su amo, la ley requería que el esclavo fuera devuelto a su amo. Elena de White protestó en contra de esa ley y dijo a los adventistas que no obedecieran, sin importar las consecuencias: Cuando las leyes de los hombres entran en conflicto con la Palabra y la Ley de Dios, hemos de obedecer a estas últimas, cualesquiera que sean las consecuencias. No hemos de obedecer la ley de nuestro país que exige la entrega de un esclavo a su amo; y debemos soportar las consecuencias de su violación. El esclavo no es propiedad de hombre alguno. Dios es su legítimo dueño, y el hombre no tiene derecho de apoderarse de la obra de Dios y llamarla suya (TI 1:185). (Ob. cit., p. 47)
Pedro y Juan ante el concilio Hechos 4: 1 Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos, 2 resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. 3 Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde. 4 Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil. 5 Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas, 6 y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes; 7 y poniéndoles en medio, les preguntaron: Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?
8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: 9 Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado, 10 sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. 11 Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Sal. 118.22. 12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. 13 Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. 14 Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra
Pedro y Juan son perseguidos. Hechos 5: 17 Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; 18 y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública. 19 Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo: 20 Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida. 21 Habiendo oído esto, entraron de mañana en el templo, y enseñaban. Entre tanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, y convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fuesen traídos. 22 Pero cuando llegaron los alguaciles, no los hallaron en la cárcel; entonces volvieron y dieron aviso, 23 diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas afuera de pie ante las puertas; mas cuando abrimos, a nadie hallamos dentro. 24 Cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el jefe de la guardia del templo y los principales sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello. 25 Pero viniendo uno, les dio esta noticia: He aquí, los varones que pusisteis en la cárcel están en el templo, y enseñan al pueblo. 26 Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles, y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo.
27Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, 28diciendo: No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre. Mt. 27.25. 29 Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. 30 El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. 31 A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. 32 Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen. 33 Ellos, oyendo esto, se enfurecían y querían matarlos. 34 Entonces levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerado de todo el pueblo, mandó que sacasen fuera por un momento a los apóstoles, 35 y luego dijo: Varones israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto a estos hombres.
36 Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien. A éste se unió un número como de cuatrocientos hombres; pero él fue muerto, y todos los que le obedecían fueron dispersados y reducidos a nada. 37 Después de éste, se levantó Judas el galileo, en los días del censo, y llevó en pos de sí a mucho pueblo. Pereció también él, y todos los que le obedecían fueron dispersados. 38 Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; 39 mas si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios. 40 Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad. 41 Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. 42 Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.
41 Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. 42 Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.