CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA DOMINGO 30 DEL TIEMPO ORDINARIO El que se humilla será enaltecido Hermanos y amigos, Jesús en el Evangelio de este domingo nos enseña cuál ha de ser nuestra actitud en su presencia, en el templo y en la oración. Ante Él no tienen cabida la prepotencia y el orgullo, sí la humildad y la verdad. El publicano arrepentido sale de la oración lleno de Dios, no así el fariseo. Acogemos al Señor con un corazón sincero. Cantando venimos a celebrar tu muerte y resurrección. La luz de tu palabra nos guía, tu cuerpo es pan de comunión. (bis) Alegres venimos, Señor, a tu altar, contigo queremos cantar. Venimos a escuchar tu palabra, venimos a comer tu pan. (bis) Acogemos la misericordia de Dios. A ti, Señor, levanto mi alma; Dios mío, en ti confío. Señor, enséñame tus caminos porque tú eres mi Dios y Salvador. Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas;
no te acuerdes de los pecados de mi juventud; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. Perdona mis culpas que son muchas. Mírame, oh Dios, y ten piedad de mí. Señor, ten piedad. Cristo, ten piedad. Señor, ten piedad. Liturgia de la Palabra Del libro del Eclesiástico 35, 12 18. El Señor es un Dios justo que no puede ser parcial; no favorece a nadie contra el pobre, escucha las súplicas del oprimido; no desoye los gritos del huérfano o de la viuda cuando repite su queja; mientras le corren las lágrimas por las mejillas. Sus penas consiguen su favor, y sus gritos alcanzan las nubes. Loa gritos del pobre atraviesan la nubes, y hasta alcanzar a Dios no descansan. No ceja hasta que Dios le atiende, y el juez justo le hace justicia. Palabra de Dios. Salmo 33 Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor, que los humildes lo escuchen y se alegren. Si el afligido invoca al Señor él lo escucha y lo libra de sus angustias. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él.
Los ojos del Señor miran a los justos, sus oídos escuchan sus gritos. Cuando uno grita el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias. El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. El Señor redime a sus siervos, a todos los que se acogen a él. 2ª Carta de san Pablo a Timoteo 4, 6 18. Querido hermano. Yo estoy a punto de ser sacrificado, y la hora de la partida es inminente. He peleado la noble pelea, he terminado la carrera, he mantenido la fe. Sólo me espera la corona de la justicia, que el Señor como justo juez me entregará aquel día. Y no sólo a mí, sino a cuantos desean su manifestación. En mi primera defensa nadie me asistió, todos me abandonaron; no les sea tenido en cuenta. El Señor, sí, me asistió y me dio fuerzas para que por mi medio se llevase a cabo la proclamación, de modo que la oyera todo el mundo; así, el Señor me arrancó de la boca del león. El Señor me librará de toda mala partida y me salvará en su reino celeste. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Palabra de Dios. Cantad al Señor, y bendecid su nombre. Aleluya, aleluya, bendecid su nombre, aleluya. Evangelio de san Lucas 18, 9 14. A algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, les contó esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, el otro recaudador. El fariseo, de pie, oraba así en voz baja: Oh Dios, te doy gracias porque no soy como el resto de los hombres, ladrones, injustos, adúlteros, o como ese recaudador. Ayuno dos veces por semana y pago diezmos de cuanto poseo. El recaudador, de pie y a distancia, ni siquiera alzaba los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: Oh Dios, ten piedad de este pecador. Os digo que éste volvió a casa absuelto y el otro no.
Porque quien se ensalza será humillado y quien se humilla será ensalzado. Gloria a ti, oh Cristo. Palabra del Señor. Puntos para meditar. Si nos ponemos delante de los medios de comunicación, periódicos de tirada nacional, espacios informativos, tertulias, debates, etc., qué leemos, vemos u oímos? A veces, sin duda, nos sorprenden noticias y acontecimientos muy positivos y alentadores. Con todo, desde hace un tiempo rechazamos casi instintivamente los medios de comunicación. El pan de cada día es la corrupción y la injusticia, la mentira y la falsedad. Las muertes, que hoy llamamos de género, se multiplican, y de todas las edades. Y todo a lo largo y ancho de la geografía española. Todos se confiesan inocentes. Por nuestras calles, inclinados o de rodillas, los pobres piden para sus hijos. Otros en los contenedores buscan alimentos, al mismo tiempo que se arrojan a la basura toneladas. Con cierta frecuencia nos enteramos de los cientos de miles que atiende Cáritas en sus comedores o en los comedores parroquiales. Igualmente se habla de las grandes fortunas y capitales, y, cómo se han conseguido? Cuál es nuestra respuesta? Estamos celebrando la Eucaristía y no debemos entrar en un debate político o económico. Sencillamente, somos creyentes en Jesucristo y venimos a su encuentro. Y hoy su Palabra nos habla así: Ojo! Es necesario que la escuchemos con máxima atención. Dios se manifiesta a favor de los humillados y esclavizados; de los débiles y de los pobres. Dios sale en defensa de los oprimidos, de las víctimas dolientes por la injusticia. Las víctimas, según el contexto social de aquella época, eran las viudas, los huérfanos y los extranjeros; hoy serían los emigrantes. Estos, los pobres, solamente ponían la esperanza en Dios, su única defensa, y no en los opresores, ni en los que
aplastaban o humillaban. Esta es la Palabra de Dios que se repite en el Evangelio. El publicano, pecador arrepentido, sale del templo santificado. El fariseo e hipócrita, el prepotente, injusto y corrupto, no tienen nada que hacer ante Dios. Me parece oportuno terminar este comentario con la palabras de Pablo a su querido Timoteo. Veo que mi partida es inminente He peleado la noble tarea del Evangelio, he terminado la carrera, he mantenido la fe. Sólo me espera la corona del Señor que me entregará aquel día. Y no sólo a mí, sino a cuantos desean la salvación, él me salvará en su reino celeste. Oración de los fieles: Oremos a Dios Padre. 1.- Para que la Iglesia, el Papa, Obispos, Sacerdotes, todos los cristianos, nos convirtamos a la justicia y amor a los pobres. Oremos. 2.- Para que en nuestras celebraciones y en todo encuentro con el Señor en la oración, procedamos con rectitud y sinceridad. Oremos. 3.- Para que en la vida social los que gobiernan procedan no con prepotencia y soberbia, sino con verdad y humildad. Oremos. 4.- Para que los padres de familia y catequistas proclamen el Evangelio de Jesús a los niños en toda su integridad. Oremos. 5.- Para que esta comunidad parroquial en humildad reconozca sus errores y camine a una sincera conversión. Oremos. Liturgia eucarística Gloria a ti, Señor, gloria. Porque nos amas. Gloria a ti, Señor, gloria. Porque nos amas. Parroquia del Perpetuo Socorro Misioneros Redentoristas Avda. Goya, 7 5006 Zaragoza www.perpetuosocorro.com