Domingo XXII del Tiempo Ordinario 2 de setiembre 2012 Reciban nuestra más cordial bienvenida a esta Eucaristía. La mesa del Señor y de su Palabra está a nuestra disposición. Pero hará falta que nos importe más el interior que lo exterior, más el fondo que la forma. Jesús nos va a pedir limpieza de corazón y ojos limpios para ver al mundo y a los hermanos. Dispongamos a abrir nuestro corazón a la gran alegría de compartir con Jesucristo, esta primera Eucaristía dominical del mes de setiembre. Monición a la Primera Lectura En la primera lectura, del capítulo cuarto del Libro del Deuteronomio, se habla de la entrega de la ley a los judíos, la que luego en tiempos de Jesús sería tan mal interpretada e, incluso, desvirtuada respecto a la verdadera enseñanza de Dios. Monición al salmo responsorial Los versículos del salmo 14 que vamos a proclamar, son un excelente reflejo de la conducta que hemos de llevar y que difiere en profundidad de lo que los fariseos hicieron con su religión oficial. Por eso, aclamemos a Dios, que quiere acogernos en su santa morada. Monición a la Segunda Lectura Se inicia hoy la lectura de la Carta del Apóstol Santiago, que nos acompañará durante varios domingos. En ella el apóstol nos pide que aceptemos dócilmente la Palabra de Dios y que la llevemos a la práctica. Monición al Evangelio Después de cinco domingos de escuchar el Evangelio de San Juan, acerca del Pan de Vida, volvemos al Evangelio de San Marcos, que nos acompaña en este ciclo B del Tiempo Ordinario. Hoy Jesús nos enseña cuál es la auténtica pureza del corazón. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Jesús nuestras oraciones e intenciones con toda confianza, respondiendo: Escúchanos, Señor! Para que en la Iglesia seamos fieles a la misión ROGUEMOS AL SEÑOR. recibida de Jesucristo, Para que los hombres y mujeres de todas partes, sean muy humanos y auténticos de corazón. ROGUEMOS AL SEÑOR.
Por nuestros gobernantes y por los de todas las naciones del mundo para que actúen con justicia y honradez y fomenten la promoción humana del pueblo. ROGUEMOS AL SEÑOR. Por quienes ejercen cargos de responsabilidad a todos los niveles en la Iglesia, en la sociedad civil y en la familia, para que sepan aceptar la crítica constructiva. ROGUEMOS AL SEÑOR. Para que los cristianos sepamos discernir qué es lo vale realmente ante los ojos de Dios, que es la pureza de intenciones o decisiones. ROGUEMOS AL SEÑOR. Para que la Palabra de Dios, en este mes de la Biblia, sea luz en el camino y la llevemos a la práctica. ROGUEMOS AL SEÑOR. Para que el Señor nos conceda a cada uno de nosotros aquello que más necesitamos y nos conviene. ROGUEMOS AL SEÑOR. Por todos los difuntos, para que estén descansando de sus fatigas y sufrimientos, en el Reino de Dios. ROGUEMOS AL SEÑOR. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta, para que nunca dejes de atenderlas. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Presentemos al Señor, junto con el pan y el vino, nuestras vidas, nuestras intenciones de corazón, para que unidas al sacrificio de Jesucristo, sean transformadas por el Espíritu Santo, en ofrenda agradable al Padre. Monición a la Comunión Acerquémonos con alegría y confianza, a recibir la Eucaristía, con la esperanza de que el Pan de la Vida nos ayude a vivir de corazón, lo que hemos aprendido en su Palabra. Monición de despedida (optativa) Habiendo participado de la doble mesa de la Palabra y de la Eucaristía, que el Evangelio nos ayude a vivir la auténtica pureza de corazón. Que todas nuestras intenciones estén animadas por una verdadera rectitud y que el amor sea el animador de todas nuestras decisiones.
Monición de entrada Moniciones Domingo XXIII del Tiempo Ordinario 9 de Setiembre 2012 Una vez más nos reunimos en esta Eucaristía, para escuchar la Palabra de Dios y participar del banquete de los hermanos. Hoy el Evangelio nos presenta a Cristo curando a un sordomudo en tierra extranjera, no solamente abriéndole sus sentidos, sino capacitándolo para escuchar la Palabra de Dios y proclamarla a los demás. Esto es lo que queremos aprender en este domingo. Iniciemos, pues, la Eucaristía con el canto de entrada. Se ponen de pie, por favor. Monición a la Primera Lectura El profeta Isaías anuncia la llegada de los tiempos mesiánicos, en los cuales los enfermos y discapacitados serán aliviados y liberados. Monición al Salmo Responsorial Aclamemos al Señor con el salmista, que anuncia que el Dios de Israel, es el Dios de los pobres, de los cautivos y de los que sufren, y que viene a salvarlos. Monición a la Segunda Lectura El maestro Santiago nos invita en esta hermosa lectura, a evitar la acepción de personas y a tratar con amor a los pobres a quienes Dios ama con predilección. Monición al Evangelio Jesús, al devolverle los sentidos del oído y de la lengua a este lisiado de tierras extranjeras, nos enseña que la Palabra de Dios hay que proclamarla y anunciarla, con nuestros sentidos bien abiertos a sus inspiraciones. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Jesús, Palabra viva del Padre, todas nuestras oraciones y peticiones, diciendo: Escucha, Señor, y ten piedad. Por la Iglesia extendida por el universo, para que siga anunciando la Buena Nueva de Jesucristo a todo el mundo. Oremos. Por el Papa Benedicto XVI, por nuestros evangelizadores, pastores y laicos, para que con su vida y ministerio, muestren al mundo la vida y riqueza de la Palabra de Dios. Oremos.
Por los gobernantes, para que también sean sembradores de paz, de perdón, de entendimiento y de justicia en todos nuestros pueblos. Oremos. Por los enfermos, los pobres y los que sufren, para que la Palabra que hoy hemos escuchado, nos mueva a trabajar por su liberación y promoción. Oremos. Para que, igual que aquel sordomudo curado por Cristo, el Señor nos anime a anunciarlo con decisión y valentía, capacitados por su Palabra viva. Oremos. Para que nunca hagamos acepción de personas, ni distinciones odiosas, ni nada que contradiga el amor fraternal, para que sepamos vivir las enseñanzas de Cristo, que tanto amó a los pobres. Oremos. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que eres misericordioso y vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Pongamos en el altar, junto a las ofrendas de pan y de vino, nuestros deseos de servicio a Dios y a los hermanos, en especial, a lo que más sufren. Monición a la Comunión Recibamos con fe viva y esperanza el Pan de la Vida que es Cristo, que ha venido a salvarnos y a alimentarnos con su Palabra y con su Eucaristía. Monición de despedida (optativa) Habiendo participado de la Eucaristía, pidamos sinceramente a Dios que estemos atentos, con los oídos abiertos y nuestra boca, para anunciar las maravillas del Evangelio, a todos aquellos hombres y mujeres ávidos de la Palabra de Dios, en este mes de la Biblia.
Monición de entrada Moniciones Domingo XXIV del Tiempo Ordinario 16 de Setiembre 2012 Una vez más nos reunimos en comunidad, para participar en la Eucaristía, que nos reúne como un solo cuerpo que es Cristo, a quien vemos hoy proclamado por Pedro como el Mesías de Dios, que anuncia a los suyos su verdadero mesianismo: el de la cruz y de la entrega a la muerte por nosotros, en gesto de supremo servicio. Comencemos, pues, con entusiasmo y alegría nuestra celebración. Monición a la Primera Lectura Escuchemos cómo el profeta Isaías nos anuncia la llegada del Siervo del Señor doliente, que pese a sus sufrimientos, pone su confianza en Dios. Monición al Salmo Responsorial Caminaré en presencia del Señor A este Dios de la Vida, cantemos este salmo tan conocido, que nos anima a poner en sus manos nuestros destinos y nuestras preocupaciones. Monición a la Segunda Lectura San Pablo nos enseña a saber vivir la propia existencia en una actitud confiada en Dios, ya sea que nos llame a su presencia o nos permita vivir mucho más tiempo en este mundo. Monición al Evangelio Cristo es el Mesías de Dios, el Mesías de la cruz, que dando su vida por nosotros como el Siervo del Señor de Isaías, nos invita a seguirlo con nuestra cruz y servicio a los demás. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Jesús, el Siervo de Dios, nuestras oraciones y plegarias, diciendo: Señor, escucha y ten piedad Por la Iglesia, para que continúe con ilusión y alegría su trabajo evangelizador. Oremos. Por nuestra patria, que en este mes de setiembre celebra el aniversario de su independencia, para que camine en el progreso, la paz, la justicia y el entendimiento entre todos sus hijos. Oremos.
Para que nuestro seguimiento de Cristo, cargando la propia cruz de cada día, nos ayude a unirnos a su pasión y a los sufrimientos de los pobres y marginados. Oremos. Para que sepamos unir la fe y las obras, especialmente en el trato amoroso con los enfermos, los despreciados y marginados de nuestra sociedad. Oremos. Por todos nosotros, que hemos escuchado la Palabra de Dios, para que sepamos amar a los demás, más allá de nuestros intereses y cálculos egoístas. Oremos. Para que, en este mes de setiembre, mes de la Biblia, la Palabra de Dios ocupe un lugar especial en nuestra oración, meditación y celebración. Oremos. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Presentemos a Dios en el altar, junto a las ofrendas de pan y de vino, nuestros deseos sinceros de que nuestras vidas sean generosas en el servicio a Dios y a los hermanos. Monición a la Comunión Acerquémonos con fe y alegría a la mesa de los hijos de Dios, para que al recibir la Eucaristía, celebremos en ella la entrega incondicional de Cristo, que se ha hecho siervo y alimento para nosotros. Monición de despedida (optativa) Estamos contentos de haber celebrado la Eucaristía, en este día en que la Palabra de Dios, nos ha enseñado que Jesús es el Mesías de la cruz, que ha venido a tomar sobre sí nuestros pecados, para salvarnos y darnos vida. Y que somos llamados a ser solidarios con aquellos que llevan el peso de sus cruces: el dolor y la desesperanza, para que trabajemos, como Cristo, por su liberación. Que seamos generosos en el seguimiento de Cristo, el Siervo del Señor, que nos invita a tomar la cruz del servicio y del amor.
Monición de entrada Moniciones Domingo XXV del Tiempo Ordinario 23 de setiembre 2012 Hermanos y hermanas, sean bienvenidos en esta Eucaristía dominical, donde una vez más Cristo quiere alimentarnos con su Palabra y con su Cuerpo. Él nos enseña que ser un buen cristiano no es fácil. Una persona justa es siempre un silencioso reproche de aquellos que no lo son. Sabemos que vivir, según Dios es morir, pero la muerte del cristiano es nacer a una vida sin término, es resucitar. Tomemos fuerza en esta Eucaristía para seguir a Cristo. Puestos de pie empecemos nuestra celebración. Monición a la Primera Lectura El autor del libro de la Sabiduría nos reproduce los sentimientos y actitudes de los impíos frente a los justos y su forma de actuar. Los que tienen el conocimiento de Dios y son de conducta intachable, muchas veces sufren. Esta lectura nos describe por anticipado la pasión de Cristo. Monición al Salmo Responsorial Aclamemos al Señor quien sostiene nuestra vida y nos invita a descubrirlo en los momentos alegres y difíciles de nuestra vida. Monición a la Segunda Lectura (Filip 2,1-11) En toda comunidad hay luchas y tensiones. Santiago nos dice que las envidias, el desorden y las peleas son frutos de la falsa sabiduría. El cristiano verdadero, con la gracia de Dios, practica las buenas obras, en especial la paz, la justicia, la reconciliación y la misericordia. Monición al Evangelio (Mt 21,28-32) San Marcos nos ofrece el segundo anuncio de la pasión de Cristo, pero los discípulos no lo comprenden. Cristo pone como ejemplo a un niño, que para la época no tenía ninguna importancia, para ilustrar su enseñanza de humildad y servicio. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Jesús el Señor nuestras sinceras peticiones, diciendo: Escúchanos Señor. Por el Papa, los obispos y sacerdotes, en especial, por todo el pueblo santo de Dios, para que anunciemos sin cesar la Buena Nueva del Evangelio. Roguemos al Señor. Por todas las naciones y sus gobernantes, por todos los que de distintos modos trabajan por la justicia, la libertad y la paz. Roguemos al Señor.
Por los religiosos y las religiosas, para que sean ante el mundo signo vivo de los bienes eternos. Roguemos al Señor. Para que esta semana de la Biblia que hoy comenzamos, la Palabra de Dios sea luz en nuestros caminos, fuente de caridad, alimento de nuestra vida espiritual, ocupando un lugar especial en nuestro trabajo pastoral. Roguemos al Señor Por los que celebramos esta Eucaristía, para que aumenten los lazos de unión y nos sintamos responsables los unos de la suerte de los otros. Roguemos al Señor. Para que busquemos ser como niños, en la sencillez, el servicio desinteresado por los demás, a imitación de Cristo que vino a servir y no a ser servido. Roguemos al Señor. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Presentemos a Dios, junto a las ofrendas eucarísticas, nuestras esperanzas e ilusiones, en busca de realizar cada día la voluntad del Padre. Monición a la Comunión Que la Eucaristía sea ese alimento que nos fortalezca y nos dé vida eterna, en nuestro sincero deseo de servir a los hermanos, como Cristo vino a servirnos. Acerquémonos a recibirla. Monición de despedida (optativa) Hemos celebrado la Eucaristía, en este domingo en que Cristo pone como modelo de servicio a un niño pobre y sencillo. Y así como él, debemos ser nosotros, en especial, haciéndonos como niños para el Reino de Dios. En este mes de la Biblia y al iniciar la 19ª semana bíblica, que la Palabra de Dios que hemos escuchado, sea estímulo para que las Escrituras santas ocupen un lugar especial, en nuestros diversos quehaceres en la Iglesia. Y con esto deseamos que pasen una feliz semana de la Biblia.
Domingo XXVI del Tiempo Ordinario 30 de setiembre 2012 Monición de entrada Reciban nuestra más cordial bienvenida a esta Eucaristía, en este último domingo del mes de setiembre, donde la Palabra de Dios quiere enseñarnos que el Señor no quiere que los dones de su Espíritu estén concentrados en solo dos manos, o en unas pocas manos. Hemos de sentir el legítimo orgullo de que Dios reparte sus dones a manos llenas, por todo el inmenso campo de su Iglesia, y no solo a unos cuantos privilegiados. Participemos con alegría de esta Eucaristía. En pie, cantamos Monición a la Primera Lectura En la primera lectura se nos ofrece una enseñanza afín a la de Jesús. En el pueblo de Dios, aunque haya cometidos diferentes, no hay monopolios. Nadie tiene la exclusiva del Espíritu, ni la exclusiva de la recta comprensión del evangelio, ni la exclusiva del anuncio del evangelio. Somos un pueblo de profetas Monición al salmo responsorial Aclamemos a Dios, quien nos regala su Palabra como ley perfecta y descanso del alma. Monición a la Segunda Lectura Santiago lanza una fuerte denuncia contra los ricos insensatos, que ha explotado a los pobres y jornaleros y que hoy tiene plena vigencia. Monición al Evangelio Ante las miras exclusivistas de los suyos, hoy Jesús nos invita a la amplitud de espíritu y apunta la relación que puede darse entre gentes de afuera y de su propia persona. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos al Señor en este domingo, nuestras oraciones diciendo: Escucha, Señor y ten piedad! Por la Iglesia, para que descubra en sí misma, las riquezas del Reino de Dios y las lleve al mundo entero. Oremos. Por nuestros obispos y sacerdotes, para que sigan anunciando que al Reino de Dios y su justicia, tanto a los de adentro como los de afuera. Oremos.
Para que los cristianos estemos atentos cada día, a descubrir las riquezas del Espíritu, en otros hombres y mujeres. Oremos. Por aquellos que no son miembros de la Iglesia, pero hacen el bien a los demás, para que no los despreciemos, sino más bien reconozcamos su trabajo por Cristo. Oremos. Por todos nosotros, para que la semana y el mes de la Biblia que hemos celebrado, produzcan frutos de vida y de amor por la Palabra de Dios. Oremos. Para que la Palabra de Dios en este día no quede en el vacío, sino que nos mueva a ver en los demás, el rostro de Cristo. Oremos. Por nuestros difuntos, en especial, los que han muerto recientemente, para que hayan encontrado allá en el cielo, el premio a sus esfuerzos en la práctica del bien. Oremos. Celebrante: Porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Presentemos al Señor, junto con el pan y el vino, nuestras vidas, para que el Señor, que se hace comida y bebida de salvación, nos ayude a vivir en comunión con Él y con los demás. Monición a la Comunión Acerquémonos con alegría y confianza, a recibir la Eucaristía, con la esperanza de que el Pan de la Vida nos ayude a ser abiertos y atentos ante quienes hacen el bien, sin ser de los nuestros, como nos enseña Jesús. Monición de despedida (optativa) Hemos visto cómo Moisés se alegra de que el Espíritu de Dios pueda actuar a través de los setenta y dos ancianos, y hemos visto a Jesús desaprobando el exclusivismo de sus discípulos. Podemos añadir que Dios puede hacer brotar una corriente nueva de vida, incluso a través de los pequeños y los sencillos. El Espíritu de Dios está presente también en ellos. No dejemos que nuestro egoísmo o exclusivismo nos impidan ver en los demás la acción del Dios de Jesucristo. Oración Universal A cada invocación, únanse a mí diciendo: Ayúdanos, Señor, con tu gracia!
1. Por el Papa, los obispos, sacerdotes (especialmente el/los de nuestra parroquia), diáconos, por todo el pueblo santo de Dios: para que anunciemos sin cesar la buena nueva del Evangelio. Roguemos al Señor. 2. Por todas las naciones y sus gobernantes, por todos los que de distintos modos trabajan por la justicia, la libertad y la paz. Roguemos al Señor. 3. Por religiosos y religiosas: para que sean ante el mundo signo vivo de los bienes eternos. Roguemos al Señor. 4. Por un aumento de vocaciones a la vida religiosa y sacerdotal y por buenos matrimonios. Roguemos al Señor. 5. Por los que celebramos esta Eucaristía: para que aumenten los lazos de unión y nos sintamos responsables los unos de la suerte de los otros. Roguemos al Señor.