Hora Santa por todas las vocaciones Por los 50 años del Seminario Mayor de Texcoco Por una cultura vocacional en la Diócesis de Texcoco Ambientación. Si es posible, se colocan 50 huellas de papel sobre el piso (signo del seguimiento de Cristo), que conduzcan al lugar donde se expondrá el Santísimo. Alrededor de este lugar se deberá concentrar la mayor cantidad de huellas. El número 50 es alusivo a los años de fundación del Seminario. (Si se tienen, se coloca en cada huella el nombre de uno de los seminaristas). Introducción. GUÍA: En este momento entramos en oración para pedir por todas las vocaciones, en especial pedimos por los 50 años de fundación de nuestro Seminario Mayor de Texcoco. Cabe recordar las Palabras de SS Benedicto XVI para la XLVIII Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones para este año: El arte de promover y de cuidar las vocaciones encuentra un luminoso punto de referencia en las páginas del Evangelio en las que Jesús llama a sus discípulos a seguirle y los educa con amor y esmero. El modo en el que Jesús llamó a sus más estrechos colaboradores para anunciar el Reino de Dios ha de ser objeto particular de nuestra atención (cf. Lc 10,9). En primer lugar, aparece claramente que el primer acto ha sido la oración por ellos: antes de llamarlos, Jesús pasó la noche a solas, en oración y en la escucha de la voluntad del Padre (cf. Lc 6, 12), en una elevación interior por encima de las cosas ordinarias. La vocación de los discípulos nace precisamente en el coloquio íntimo de Jesús con el Padre. Las vocaciones al ministerio sacerdotal y a la vida consagrada son primordialmente fruto de un constante contacto con el Dios vivo y de una insistente oración que se eleva al «Señor de la mies» tanto en las comunidades parroquiales, como en las familias cristianas y en los cenáculos vocacionales. Iniciemos cantando GUÍA: Todos nos ponemos de rodillas Canto: Quiero levantar mis manos u otro apropiado. Si no se puede cantar, se recita. Quiero levantar mis manos, quiero levantar mi voz. Ofrecerte a ti mi vida en santidad y amor. Hoy, Señor, yo a ti te ofrezco mi vida y mi corazón. Y me postro en tu presencia en adoración. Cristo Jesús recibe hoy toda la gloria, la honra y honor. Hijo de Dios recibe hoy toda la gloria, la honra y honor. Exposición del Santísimo Sacramento (sacerdote)
Todos: Padre Dios, movidos por tu Santo Espíritu y delante de Jesús sacramentado que nos ha llamado a ser sus discípulos, te pedimos que los jóvenes del mundo entero y en especial los de nuestra diócesis de Texcoco se descubran, valoren y acepten ante Ti y ante los demás con creativas expresiones de conocimiento, respeto, confianza e interés mutuo para crear un ambiente de acercamiento, una nueva civilización en el amor. LECTOR 1: Escuchemos del Evangelio según san Mateo (Mt 4, 18-22): 18 Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. 19 Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres". 20 Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron. 21Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó. 22 Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron. Palabra del Señor. Se deja un breve silencio LECTOR 2: El Señor, al comienzo de su vida pública, llamó a algunos pescadores, entregados al trabajo a orillas del lago de Galilea: «Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres» (Mt 4, 19). Les mostró su misión mesiánica con numerosos «signos» que indicaban su amor a los hombres y el don de la misericordia del Padre; los educó con la palabra y con la vida, para que estuviesen dispuestos a ser los continuadores de su obra de salvación; finalmente, «sabiendo que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre» (Jn 13,1), les confió el memorial de su muerte y resurrección y, antes de ser elevado al cielo, los envió a todo el mundo con el mandato: «Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos» (Mt 28,19). La propuesta que Jesús hace a quienes dice «Sígueme!» es ardua y exultante: los invita a entrar en su amistad, a escuchar de cerca su Palabra y a vivir con Él; les enseña la entrega total a Dios y a la difusión de su Reino según la ley del Evangelio: «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24); los invita a salir de la propia voluntad cerrada en sí misma, de su idea de autorrealización, para sumergirse en otra voluntad, la de Dios, y dejarse guiar por ella; les hace vivir una fraternidad, que nace de esta disponibilidad total a Dios (cf. Mt 12, 49-50), y que llega a ser el rasgo distintivo de la comunidad de Jesús: «La señal por la que conocerán que son discípulos míos, será que se aman unos a otros» (Jn 13, 35). GUÍA: Pero la dimensión Vocacional de la Palabra de Dios no sólo es para los jóvenes. A todos nos invita a ser sus discípulos y a amarnos unos a otros. A todos nosotros nos debe interpelar, pues al ser Iglesia, todos somos con-vocados, somos vocacionados. Escuchemos el siguiente párrafo de la carta que el Papa Benedicto XVI nos dirige como Iglesia: LECTOR 1: También hoy, el seguimiento de Cristo es arduo; significa aprender a tener la mirada de Jesús, a conocerlo íntimamente, a escucharlo en la Palabra y a encontrarlo en los sacramentos; quiere decir aprender a conformar la propia voluntad con la suya. Se trata de una verdadera y propia escuela de formación para cuantos se preparan para el ministerio sacerdotal y para la vida consagrada, bajo la guía de las autoridades eclesiásticas competentes. El Señor no deja de llamar, en todas las edades de la vida, para compartir su misión y servir a la Iglesia en el ministerio ordenado y en la vida consagrada, y la Iglesia «está llamada a custodiar este don, a estimarlo y amarlo. Ella es
responsable del nacimiento y de la maduración de las vocaciones sacerdotales» (JUAN PABLO II, Exhort. ap. postsinodal Pastores dabo vobis, 41). Especialmente en nuestro tiempo en el que la voz del Señor parece ahogada por «otras voces» y la propuesta de seguirlo, entregando la propia vida, puede parecer demasiado difícil, toda comunidad cristiana, todo fiel, debería de asumir conscientemente el compromiso de promover las vocaciones. Es importante alentar y sostener a los que muestran claros indicios de la llamada a la vida sacerdotal y a la consagración religiosa, para que sientan el calor de toda la comunidad al decir «sí» a Dios y a la Iglesia. GUÍA: Hoy, ante Jesús sacramentado, tú y yo estamos haciendo mucho por las vocaciones, pero podemos hacer más. Hemos de ser más sensibles a las necesidades de nuestra Iglesia diocesana de Texcoco. Escuchemos con atención y saquemos algunas propuestas de trabajo desde nuestra parroquia o comunidad. LECTOR 2: Conviene que cada Iglesia local se haga cada vez más sensible y atenta a la pastoral vocacional, educando en los diversos niveles: familiar, parroquial y asociativo, principalmente a los muchachos, a las muchachas y a los jóvenes -como hizo Jesús con los discípulos- para que madure en ellos una genuina y afectuosa amistad con el Señor, cultivada en la oración personal y litúrgica; para que aprendan la escucha atenta y fructífera de la Palabra de Dios, mediante una creciente familiaridad con las Sagradas Escrituras; para que comprendan que adentrarse en la voluntad de Dios no aniquila y no destruye a la persona, sino que permite descubrir y seguir la verdad más profunda sobre sí mismos; para que vivan la gratuidad y la fraternidad en las relaciones con los otros, porque sólo abriéndose al amor de Dios es como se encuentra la verdadera alegría y la plena realización de las propias aspiraciones. «Proponer las vocaciones en la Iglesia local», significa tener la valentía de indicar, a través de una pastoral vocacional atenta y adecuada, este camino arduo del seguimiento de Cristo, que, al estar colmado de sentido, es capaz de implicar toda la vida. GUÍA: Volvamos a escuchar este último párrafo (Se vuelve a leer tratando que llegue al corazón de las personas). GUÍA: Después de esta segunda lectura, A qué nos comprometemos personalmente? A qué nos comprometemos como comunidad? Se deja un especio de silencio y reflexión y se anotan los compromisos Canto: Renuévame u otro apropiado. Si no se puede cantar, se recita. Renuévame, Señor Jesús, ya no quiero ser igual. Renuévame, Señor Jesús, pon en mí tu corazón. Porque todo lo que hay dentro de mí, necesita ser cambiado, Señor. Porque todo lo que hay dentro de mi corazón necesita más de ti. GUÍA: Oremos al Pastor Supremo por nuestra vocación y por todas las vocaciones en la Iglesia. A cada petición digamos: R/. Envía, Señor, obreros a tus campos.
LECTOR 1: Pidamos al Señor para que todos reconozcamos muestra vocación a la vida y respondamos optando siempre por la vida. Oremos. R/. LECTOR 2: Para que descubramos nuestra vocación a ser hijos de Dios en Jesucristo. Oremos. R/. LECTOR 1: Supliquemos por todos los y las jóvenes que experimentan, en esta etapa de su vida, la llamada de Dios a construir una nueva civilización en el amor, sea en el matrimonio, la vida religiosa, misionera, sacerdotal. Oremos. R/. LECTOR 2: Pidamos por los matrimonios, los sacerdotes, las religiosas y religiosos, los misioneros y misioneras, los apóstoles laicos para que sean fieles a su vocación.. Oremos. R/. LECTOR 2: Por los Seminaristas en Familia (SEMFAM) y las Aspirantes en Familia (ASFAM) para que busquen su acompañamiento y para que quienes les acompañan les lleven a Cristo, Maestro y amigo. Oremos. R/. LECTOR 1: Para que los seminaristas del Curso Introductorio adquieran los elementos básicos para la madurez humana, el discernimiento vocacional y el crecimiento espiritual, tomando conciencia de lo que implica ser discípulo de Cristo, en comunidad. Oremos. R/. LECTOR 2: Para que los seminaristas obtengan a lo largo de la etapa de filosofía, una madurez humano-afectiva y cristiana integral, que propicie un mejor discernimiento de su vocación. Oremos. R/. LECTOR 1: Supliquemos a Dios por quienes se encuentran en la etapa de confrontación para que en su familia y trabajo, conozcan las necesidades y valores del hombre y de la sociedad y así confirmen su radical seguimiento de Cristo Pastor en medio del mundo actual. Oremos. R/. LECTOR 2: Pidamos que los seminaristas estudiantes de teología, se configuren con Cristo Cabeza, Siervo y Esposo y, de esta manera, asuman los criterios y actitudes del Buen Pastor para ejercer en la Iglesia el Ministerio Sacerdotal. Oremos. R/. LECTOR 1: Intensifiquemos nuestra oración para aquellos que han terminado su etapa en el seminario, para que participen en el plan diocesano de pastoral y en la formación permanente en comunión con el Obispo y presbiterio para la edificación del Reino de Dios. Oremos. R/. LECTOR 2: Finalmente oremos por nosotros mismos, por nuestra vocación al servicio de las vocaciones y pidámosle al Señor que nuestro compromiso sea sincero y con todo lo que somos, para que el Dueño de la mies envíe trabajadores. Oremos. R/. Todos: Te bendecimos Padre, Dios del cielo y la tierra, porque lo escondido a los sabios, lo revelas a los pobres y sencillos. Te bendecimos, Padre, Dios del cielo y la tierra. Amén. Canto: Yo tengo un nuevo amor u otro apropiado. Si no se puede cantar, se recita. Yo tengo un nuevo amor, mi vida tiene un gozo sin igual, hay uno que me ha dicho, te amo de verdad,
Yo tengo un nuevo amor, jamás imaginé poderle hallar, entró a mi barca perdida, mi vida entera cambio, Siento mi corazón latir de amor por todo el mundo, Quisiera ver toda la raza humana salva. Él me ha llamado a predicar, a los cautivos liberar Y a proclamar vida abundante, que sólo en Él puedo hallar Y ahora yo, tengo un nuevo amor, mi vida tiene un gozo sin igual, hay uno que me ha dicho, te amo de verdad, Amo su voz plasmada en cada hoja de mi Biblia el gran misterio de la Eucaristía eterna por siempre tuyo quiero ser Jesús es toda mi verdad Y nunca yo me cansaré de repetirlo hasta el final Y Ahora yo Oración final (Oración por las vocaciones) Señor, Dios, Padre Celestial: la mies es mucha y los obreros pocos. Envía obreros para tu mies. Envíanos muchos y santos evangelizadores que anuncien tu mensaje a todas las personas. Recibe nuestro agradecimiento por las vocaciones que por medio de tu Espíritu Santo regalas continuamente a tu Iglesia. Te suplicamos que llenes de santidad a los sacerdotes y misioneros, a las personas consagradas en la vida religiosa y a los apóstoles laicos. Concede fortaleza y perseverancia a quienes se preparan al sacerdocio o a la vida religiosa. Vuelve también hoy tu mirada hacia la juventud e invítale a seguirte, y concédele la prontitud y generosidad para escucharte. Y la fuerza de dejarlo todo para seguir tu llamada. Perdona la no correspondencia y las infidelidades de aquellos que has elegido. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén. Bendición con el Santísimo Sacramento (Sacerdote) Canto. Nadie te ama como yo u otro apropiado. Si no se puede cantar, se recita.. Cuanto he esperado este momento, cuanto he esperado que estuvieras así, cuanto he esperado que me hablaras, cuanto he esperado que vinieras a mí. Yo sé bien lo que has vivido, se también porque has llorado, yo sé bien lo que has sufrido, pues de tu lado no me he ido. Pues nadie te ama como yo, pues nadie te ama, como yo, mira la cruz, esa es mi más grande prueba, nadie te ama como yo. Pues nadie te ama como yo, pues nadie te ama, como yo, mira la cruz, fue por ti fue porque te amo, nadie te ama, como yo. Yo se bien lo que me dices, aunque a veces no me hablas, se muy bien lo que en ti sientes, aunque nunca lo compartas. Yo a tu lado he caminado, junto a ti yo siempre he ido, Aún a veces te he cargado, yo he sido tu mejor amigo. Reserva del Santísimo (Sacerdote)