POEMARIO ISSN 1692-5858. No. 14 Diciembre de 2009 P. 141 Como sombras de barco Nora Carbonell Muelle de Puerto Colombia, abril de 2009 La herrumbre del desamparo entra por la ventana que forma la baranda salobre. El dedo de la memoria traza los colores de antiguas glorias, marinos y muchachas vaporosas bailan sobre el atracadero, como sombras de barcos que nadie puede ver. Una mujer avanza por los carriles en medio del desorden de la brisa, quizá recuerda sus veinte años y la vehemencia de tirarlo todo por la borda. El ojo de la nostalgia presencia la forma como el viejo muelle desaparece en el agua, igual a los poetas cuando quieren morir. Octubre 18 de 2009 Septiembre 23 de 2009 141
ISSN 1692-5858. No. 14 Diciembre de 2009 P. 142 Ojo de pez Ahora las hélices duermen se dejan cuidar por los ojos soñolientos de los perros Las veo como soles muertos condenados por una diosa antigua Y a veces como caracoles extraños ofreciendo abrazos Hay hélices con ojos de pez Hélices heridas esperando la cura de Asclepio o una bendición balsámica aguardando por el viento del sur Adivinando el próximo gesto del círculo blanco queriendo imitar el calendario lunar Las percibo como comedias trágicas como el mundo subterráneo de las hormigas Asusta cuando atisbo en ellas el tártaro de Hades Las hélices también son ninfas que cuidan las lluvias cuando los perros duermen Se divierten con los caballos blancos del sol viajeros legendarios del cielo Aquí me hablas de hélices abiertas Yo te hablaré de sus fiestas al óxido De sus mitos de hierro De la gloria que inauguras cuando te sientas en ellas para contar el tiempo. Para contarte. 142
Hija de los peces ISSN 1692-5858. No. 14 Diciembre de 2009 P. 143-144 Hija de los mangos Has venido a recoger los muertos Has venido a recoger la gaita No insistas en curar esta ciudad La gente se cubre de tierra para luego limpiarse y no pasa nada Hija del maíz sol Es tan doloroso mantener los ojos abiertos Sostener esta masa de carne sobre los huesos Hija de los metales He encontrado telarañas en las manos y una lágrima vieja Una lágrima de aquel noviembre en mi oído izquierdo Todo es por esa mala costumbre de llorar boca arriba. Hija de la nada Hija de los sueños No llueve Es solo el sudor de Pan-Gu o tal vez los cabellos de la diosa Aditi cansados de parir ríos condenados Hija de los peces La encontré sin sus labios de plumas Su cuerpo de madera es una calle de cicatrices Octubre 22 de 2009 Septiembre 18 de 2009 143
ISSN 1692-5858. No. 14 Diciembre de 2009 P. 142 Ni el dios Pan podrá salvarla Me mira Y ahora es una gaita sin palabras Hija de las aguas La sueño como el pez heroico de la India Y pienso en aquel mito chino en donde el agua y la sangre nacen de un huevo negro Hija de los metales Él desconoce la ira de las seis de la tarde Las agujas hirvientes del mediodía Dios de la luz Él no sabe que la gaita ha muerto La gaita es un cuerpo de cenizas que danza el baile de la nada Danza para ti Hija de los peces que has venido a recoger los muertos. 144
La mueca del desorden ISSN 1692-5858. No. 14 Diciembre de 2009 P. 145 Dormidos los espejos La mueca del desorden Muertos los cuadernos de hojas amarillas Dormida la calle Es necesario poner la casa de piernas arriba Arrojar los escalofríos por las ventanas Quebrar los espejos para despertarlos Conversar con la mofa de los trapos Secar los ojos al sol y prestar la risa para la foto Imaginar las esquinas como caracoles que robaron migajas de mar para sorprender las carcajadas de los momentos solos Inventarnos malas suertes sin saber que el mundo es tan distinto debajo de las escaleras Sin saber que la ciudad tiene rincones donde se guardan los escándalos del silencio y la boca cerrada del ruido Volveremos hablar sobre el juego que nunca aprendimos a jugar Llegaremos a las tiendas que no venden recreos Solo lápices para dibujar la campana de la escuela La mueca no molesta en este lado de la casa Y el corazón cansado de estar Divierte imitar la mirada de otros Hacerle cosquillas a la tristeza Invitar al desorden a jugar que no jugamos Barrer los ánimos que quedaron por el suelo Y no sentirnos como un golpe encogido en la mitad de la calle Y no encontrarnos como una mofa con trapos en las aceras. Se vienen unas ganas de hablarle a las paredes que alguna vez fueron árboles. Necesidad de sacar a pasear la locura y sentarla en una banca de parque La mueca se inventa recreos bajo las escaleras y se viene bailar sobre estas sábanas de cemento. Octubre 15 de 2009 Septiembre 18 de 2009 145