TEMA: Los que poseen una fe firme en Dios y en la inspiración de su palabra revelada son los que obtienen la victoria. PROPÓSITO: Para aumentar nuestra fe en la palabra de Dios a fin de que seamos establecidos y prosperados. 2 Crónicas 20: 20-25 LECCIÓN BÍBLICA 20 Y como se levantaron por la mañana, salieron por el desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían. Josaphat estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalem. Creed a Jehová vuestro Dios, y seréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados. 21 Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen a Jehová, y alabasen en la hermosura de la santidad, mientras que salía la gente armada, y dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre. 22 Y como comenzaron con clamor y con alabanza, puso Jehová contra los hijos de Ammón, de Moab, y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y matáronse los unos a los otros: 23 Pues los hijos de Ammón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero. 24 Y luego que vino Judá a la atalaya del desierto, miraron hacia la multitud; mas he aquí yacían ellos en tierra muertos, que ninguno había escapado. 25 Viniendo entonces Josaphat y su pueblo a despojarlos, hallaron en ellos muchas riquezas entre los cadáveres, así vestidos como preciosos enseres, los cuales tomaron para sí, tantos, que no los podían llevar: tres días duró el despojo, porque era mucho. 2 Crónicas 20: 27-30 27 Y todo Judá y los de Jerusalem, y Josaphat a la cabeza de ellos, volvieron para tornarse a Jerusalem con gozo, porque Jehová les había dado gozo de sus enemigos. 28 Y vinieron a Jerusalem con salterios, arpas y bocinas, a la casa de Jehová. 29 Y fue el pavor de Dios sobre todos los reinos de aquella tierra, cuando oyeron que Jehová había peleado contra los enemigos de Israel. 30 Y el reino de Josaphat tuvo reposo; porque su Dios le dio reposo de todas partes. BOSQUEJO DE LA LECCIÓN I.- LA AMONESTACIÓN DEL REY (2 Cr. 20: 20, 21) A. creyendo en Dios y en los profetas (V. 20) B. Adorando en la hermosura de la santidad (V. 21) II. LA GRAN VICTORIA DE DIOS (2 Cr. 20: 22-25) A. Los enemigos son derrotados (V. 22)
B. Los enemigos son divididos (V. 23) C. Destrucción total (V. 24) D. Las riquezas de la fe (V. 25) III. EL REPOSO DE DIOS (2 Cr. 20: 27-30) A. Regocijándonos en la victoria (Vs. 27, 28) Ampliando el texto Áureo Y como se levantaron por la mañana, salieron por el desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josaphat entando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalem. Creed a Jehová vuestro Dios, y seréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados. 2 Cr. 20:20 El Josaphat del versículo 20 se había movido de su temor inicial. (V.3) hacia una confianza renovada de que Dios estaba con él. Después de enterarse de la amenaza de Ammón y Moab, él se propuso consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá (V.3). Y juntáronse los de Judá con su rey ante el templo en Jerusalén para pedir socorro a Jehová: y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir a Jehová (V. 4) La amenaza de Ammón y Edom produjeron una crisis en el reinado de Josafat similar a la que afrontó su padre Asa cuando Zera de Etiopía marchó con su gran ejército contra Judá (2 Cr. 14:9-12). Así como su padre, Josafat también se tornó a Dios por ayuda. Aunque Josafat tenía un ejército de 160 mil hombres (2 Cr. 17: 13-19), él fue directamente a Dios para la solución de la crisis; no tuvo en cuenta la fortaleza de su gran ejército para la defensa de Judá. A través de una profecía dada por Jahaziel, un levita, Dios le dijo a Josafat y al pueblo que no tendrían que pelear, sino que solo marcharan cantando hacia donde se encontraba el enemigo- como si estuvieran marchando de regreso de una gran victoria de una batalla. Le dijo que contemplaran lo que Dios haría a los enemigos sin que tuvieran que levantar una mano contra ellos. Creed a Jehová vuestro Dios, y seréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados. En el hebreo original hay un drama en palabras aquí que no puede ser reproducido en otro idioma, aunque el sentimiento puede ser explicado. Las dos expresiones para creer y ser seguros son formas variadas de la misma raíz. Es como decir: Agárrate firme de Jehová tu Dios, y estarás firme, o permanecer en él y estaréis firmemente anclados, o confiar en Jehová vuestro Dios, y el los recompensará fielmente. Hay en esta exhortación un llamado a la consigna. Marchar contra un enemigo fuerte de ejércitos aliados sin una sola arma, es una consigna de fe en la fidelidad de Dios. La confiabilidad en Dios no puede ser conocida hasta que uno comience a hacer decisiones de sus promesas, acumulando riquezas y prosperidad con resultado- así como es posible saber con seguridad que una silla soportará el peso de uno sin que se siente sobre ella. Es una perversidad culpar a Dios por las circunstancias sino ha habido una entrega de la vida previamente a Él. EXPOSICIÓN DE LA LECCIÓN I. La amonestación del rey (2 Cr. 20: 20, 21) A. CREYENDO EN DIOS Y EN LOS PROFETAS (V. 20)
Creed a Jehová vuestro Dios. La fe es algo más que un asentimiento a la verdad doctrinal. Uno puede creer todas las doctrinas presentadas en las escrituras, y poder contestar muchas interrogantes teológicas difíciles, pero la acepción intelectual de la verdad no es lo mismo que estar asido firmemente del Señor. Creer en el Señor Dios no es lo mismo que creer en el Señor vuestro Dios. Si es su persona en quien depositamos nuestra fe, entonces de allí se ve claramente que el vínculo que nos une a Él debe ser uno más amoroso, más profundo y mucho más bajo el control de nuestra voluntad que el mero consentimiento o asentimiento de nuestros cerebros hacia un conjunto de verdades establecidas. Creed a Jehová vuestro Dios y no a las verdades reveladas que Él ha establecido y las cuales le revelan, sino más bien a Él como es revelado por las verdades- es Él el objeto de quien nuestra fe oscila. B. ADORANDO EN LA HERMOSURA DE LA SANTIDAD (V.21) Puso a alguno que cantasen a Jehová y alabasen en la hermosura de la santidad. Josafat y su pueblo no hicieron preparación militar alguna para ir a la batalla, en defensa de sí mismo contra la amenaza combinada de los ammonitas, moabitas y edomitas- a pesar de que ninguna era necesaria. De hecho, Dios le dio un plan mejor para la victoria. En lugar de equipar y organizar el ejército para la batalla, nombró cantores para que dirigieran la marcha hacia el desierto de Tecoa, donde se encontrarían con el enemigo; allá Dios haría un milagro de milagros para destruir a todos sus enemigos. Era la costumbre que los cantores dirigieran la marcha cuando una batalla era ganada a fin de acelerar la victoria; sin embargo, aquí la victoria era celebrada antes de tener el encuentro contra el enemigo. La diferencia entre un ejército ordinario y un cristiano reside en que el cristiano da exclamaciones de gozo antes de la victoria, porque sabe cuál será el resultado. Cualquiera puede cantar cuando la batalla se acaba; se necesita fe para cantar la victoria antes de pelear la batalla. Para que alabasen en la hermosura de la santidad, mientras salía la gente armada. El ejército iba marchando, pero siguiendo a los que cantaban. No se menciona ningún orden militar; no hay referencia alguna a las cinco grandes divisiones en que estaban divididos los ejércitos de Judá y Benjamín en el capítulo 17. Si los capitanes del ejército estuvieron presentes- y deben haberlo estadoy no hay mención de ellos; de seguro que no tuvieron la oportunidad de exhibir sus grandes destrezas y estrategias militares cuando iban a alguna batalla. Con todo, los cantores, vestidos de indumentarias espléndidas con las cuales servían en el templo, marcharon frente al escuadrón cantando: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre. Este versículo es el tema de los salmos 106, 107, 108 y 136. Ellos subieron no para pelear una batalla militar, sino en una procesión sagrada para presenciar el triunfo de Dios contra los enemigos de Judá y los suyos. Martín Lutero puede que tomara su inspiración de ese incidente del salmo 46 cuando escribió el himno: Oh, que Poderoso fuerte es nuestro Dios! II. La gran victoria de Dios (2 Cr. 20: 22-25) A. LOS ENEMIGOS SON DERROTADOS (V. 22) Y como comenzaron con clamor y con alabanza, puso Jehová contra los hijos de Ammón, de Moab, y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y matáronse los unos a otros. Con este extraño movimiento hacia el campo de batalla, Josafat anunció firmemente su absoluta confianza en la fidelidad de Dios. La terminología emboscada significa colocar soldados en lugares ocultos para atacar repentinamente al enemigo. Dios puso emboscadas contra los enemigos de Judá- tal vez fueron personas reales o ángeles. No se os dice quienes componían esas emboscadas
ni el método de operación. Solo sabemos que tan pronto como los cantores comenzaron a alabar a Dios en presencia de las fuerzas enemigas, por alguna razón Moab y Ammón sintieron el impulso de volver contra los del monte de Seir (V. 23) y comenzaron a matarse entre unos y otros. La matanza entre unos y otros condujo a su mutua destrucción. Esto sucedió así porque Dios los trastornó para que se destruyeran entre sí mismos. B. LOS ENEMIGOS SON DIVIDIDOS (V. 23) Cada cual ayudó a la destrucción de su compañero. La confusión que cayó sobre los tres ejércitos aliados que vinieron contra Judá fue total. No quedó ni uno solo vivo en el campo de batalla. Muchas veces la mejor forma de tratar con el enemigo es dejándolo que pelee consigo mismo. Esto es confirmado por Romanos 12: 19: No os venguéis vosotros mismos, amados míos, antes dad lugar a la ira; porque escrito está: Mía es la venganza: yo pagaré, dice el Señor. Sus blasfemias y profanidades recaerán sobre ellos mismos con terribles retribuciones de parte de Dios. En lugar de defendernos a sí mismos, lo más sabio es dedicar nuestro tiempo y energías a la ejecución de actividades más positivas que fortalezcan la Iglesia y redunden para el bien cada vez que tengamos oportunidad. C. DESTRUCCIÓN TOTAL (V.24) Atalaya. Puede que esto se refiera al punto de elevación desde el cual Judá, su ejército y los levitas cantores contemplaban la escena, más bien que una torre de observación erigida en el desierto. Desde tal elevación, ellos contemplaron el significado real de lo que había sido profetizado por el profeta Jeiel (V. 16): Los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel. Ninguno de los soldados de los tres ejércitos confederados escapó vivo. Miraron hacia la multitud; mas he aquí yacían ellos en tierra muertos, que ninguno había escapado. Aunque el espectáculo era horrible ante los ojos, fue uno que alegró los corazones del pueblo de Dios; fue como una recompensa a su fe, confianza absoluta y obediencia. Dios obra a favor de los que confían y esperan en Él. Mientras el escenario se notaba trágico y el aire saturado de las exclamaciones de dolor de aquella matanza, Josafat y su pueblo marchaban tranquilamente cantando las dulces melodías de Sion. Finalmente llegaron hasta una pequeña colina elevada desde donde pudieron contemplar la llanura de Jeruel. Desde tal punto de observación-a manera de una torre alta en el desierto- el terrible escenario fue expuesto ante sus ojos, Jehová había cumplido su palabra: habían encontrado a sus enemigos destruidos. D. LAS RIQUEZAS DE LA FE (V. 25) Los espectadores-apenas podemos llamarlos vencedores-de aquella destrucción masiva, no necesitaron ser animados a salir para despojar al enemigo de sus riquezas que yacían junto a los cadáveres. Hallaron en ellos muchas riquezas entre los cadáveres, así vestidos como preciosos enseres, los cuales tomaron para sí, tantos, que no los podían llevar: tres días duró el despojo, porque era mucho. La cantidad enorme de las riquezas que el enemigo había llevado consigo tal vez se debió a que pensaban que iban a echar a los judíos fuera de sus tierras y que tomarían posesión de ellas y de sus ciudades para sí. La invasión de Judá era semejante a una migración de los pueblos que una vez habían ocupado a Israel, tal como las migraciones ocurridas más tarde en escalas gigantescas desde Asia central hacia toda Europa. En esto, el propósito de las multitudes hostiles, tenemos que buscar la razón para su
destrucción en un milagro obrado por el poder de Dios. Dado a que ellos querían echar al pueblo de Dios fuera de la tierra que Él les había prometido y dado; se vio obligado a salir en su ayuda y producir la destrucción de sus enemigos. III. El reposo de Dios (2 Cr. 20: 27-30) A. RECOCIJÁNDONOS EN LA VICTORIA (Vs. 27, 28) Durante los tres días que pasaron colectando los despojos de sus enemigos, el pueblo de Judá se dispersó por toda el área donde la batalla se había librado entre los mismos enemigos. Luego en el cuarto día, se volvieron a reunir en el valle de Beracah, donde todos: bendijeron a Jehová (V. 26). Y todo Judá y los de Jerusalem, y Josafat a la cabeza de ellos, volvieron para tornarse a Jerusalem con gozo, porque Jehová les había ofrecido oraciones fervientes a Dios por su liberación de enemigos terribles que querían destruirlos de sobre la faz de la tierra. Pero ahora regresan con gozo porque Él había escuchado y contestado sus oraciones, dándoles gozo de sus enemigos. Ellos experimentaron una liberación que se podría comparar a la de su liberación de la esclavitud egipcia y el despojo que recibieron de sus habitantes a su salida. B. EL TEMOR DE DIOS (V. 29) El temor de Jehová vino sobre los reinos de aquellos países que rodeaban a Judá cuando oyeron que Jehová había peleado contra los enemigos de Israel. Entonces el pueblo de Dios tuvo reposo de sus enemigos. El mismo Dios que puso pavor sobre los corazones de los que se ponían contra El, trae la paz sobre los que ponen su confianza en Él. C. EL DESCANDO PROVISTO POR DIOS (V. 30) Siguiendo esta gran manifestación del poder de Dios en su absoluto control en los asuntos de las naciones, ninguno de los vecinos de Judá se inclinaron a retar una nación cuyo Dios había producido una ruina tan atroz sobre sus enemigos. El reino de Josafat tuvo paz y descanso después de este evento; ello no se debía a que tuviera un ejército poderoso, sino más bien porque Judá había venido a ser como otro Edén, donde los querubines de Dios protegían sus fronteras con espadas encendidas por todas partes. PENSAMIENTOS RESALTANTES Bajo la mano de Dios, el mal que tememos está por debajo del equilibrio del bien que ganamos. Cuando Dios está de nuestro lado, podemos esperar que nuestros peligros desaparezcan, y que las cosas que nos amenazan habrán de redundar para nuestra bendición. Debemos asegurarnos de que dios está de nuestro lado. Esto podemos lograrlo por medio de una entrega total de sí mismos a su voluntad y servicio; siguiendo la justicia y la humildad y no el camino del egoísmo y la arrogancia. Cuando el pueblo de Dios demostró su obediencia, fe, celo y santidad, sus enemigos comenzaron a destruirse unos a los otros. Lo mismo sucedió en la experiencia de la Iglesia primitiva y sucederá en la Iglesia moderna si muestra las calificaciones expuestas arriba para ganar el favor de Dios; sus enemigos ciertamente se destruirían entre sí mismos mientras ella canta loores en la hermosura de la santidad. El país que ha ganado su libertad religiosa por medio de sufrimientos heroicos, de seguro que se establecerán y tendrán un
extenso período de reposo y paz. El hombre que ha pasado varias décadas de actividades laboriosas y arduas, puede que disfrute una noche extensa de regocijo y reposo al poner las cargas del día a un lado. Los años más pacíficos de servicio de los últimos años de la vida serán como un preludio a las actividades pacíficas e incansables que constituyen el reposo de la inmortalidad. AYUDAS EXPLICATIVAS V. 22 Puso Jehová emboscadas. Los ángeles fueron los que crearon confusión entre el enemigo para que cayeran en sus mismas emboscadas. V. 25 Viniendo a despojarlos. De esta práctica establecida viene la expresión: Los despojos pertenecen al vencedor. PUNTOS PARA SER DISCUTIDOS Acaso es posible entregarse totalmente a Jesús y a su servicio? Discuta el reposo que Dios promete a los creyentes. Acaso es posible que un pecador tenga un corazón crédulo?