EL ÉXITO A LA MANERA DE DIOS 3ª. JUAN 1:2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. 3 Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. 4 No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad. Indiscutiblemente el éxito a la manera de Dios es totalmente diferente al éxito que promulga el mundo en una sociedad que juzga cada vez más el éxito de las personas, por la ropa que usan si es de marca famosa o no, el auto que manejan, el club a que pertenecen o la profesión que eligen, pero el éxito a la amanera de Dios es totalmente diferente con la visión del mundo, ya que las personas que no tienen a Cristo en sus corazones ni conocen por su puesto su palabra no pueden llegar al éxito verdadero, es posible que acumulen riquezas materiales en extremo, inclusive como vemos que obtengan cierto grado de fama. Que consigan cierta cantidad de títulos o reconocimientos, que ganen cierto nivel de privilegios o pueden incluso cosechar algún nivel de poder político, pero la pregunta es la siguiente: Realmente esto representa el éxito a la manera de Dios? Son personas triunfadoras cuando no están haciendo lo que Dios les mando hacer? Son triunfadores cuando solo se han dedicado a conseguir sus propios objetivos y no los del Señor? El hombre de hoy quiere tener éxito a su manera, según sus anhelos, ambiciones y propósitos, en vez de procurar hacer más bien los deseos, planes y propósitos de Dios. Nadie puede ser próspero desde la perspectiva del Señor y dejarlo fuera de su vida, lo mismo aplica a quienes se llaman cristianos pero nunca consideran los planes y propósitos que Dios tiene para ellos. El mundo evalúa el éxito solo en términos de fama y por supuesto en fortuna pero Dios evalúa el éxito en términos de relación, carácter y obediencia. Lo primero y más importante es que Dios desea que triunfemos en nuestra relación con El, después en nuestra relación con los demás y por último en nuestras vocaciones y ministerios. El enfoque del Señor es diferente a nuestras expectativas: He aquí la persona que deseo que seas, he aquí lo que deseo que hagas y he aquí en las escrituras como llegar a ser esa persona y como hacer esa tarea, nuestras vidas como creyentes no puede limitarse a lo que ganamos o tenemos sino a quienes somos en Cristo.
Las personas enfocadas no en sí mismas sino enfocadas en Jesús el autor y consumador de la fe se preocupan principalmente del éxito que comienza en su interior y que se define en términos de propósitos eterno, beneficio espiritual, carácter piadoso, satisfacción y logros duraderos y obediencia a los mandamientos e instrucciones diarias del Señor, la persona piadosa puede experimentar riquezas, importancia y posición como beneficios complementarios, pero jamás como metas ni mucho menos como objetivos primordiales, debemos de entender que esto es la añadiduras dadas por Dios. Muchas veces le rogamos al Señor por una bendición y en verdad el nos bendice pero resulta que después que nos bendice olvidamos del que nos bendijo y nos vamos detrás de la bendición. Mateo 6:25 25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. No valéis vosotros mucho más que ellas? 27 Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? 28 Y por el vestido, por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? 31 No os afanéis, pues, diciendo: Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. 34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. En más de una ocasión he oído de hombres ricos y famosos, considerados por el mundo como celebres y triunfadores decir: Cambiaría todo por un poco de tranquilidad y por la certeza de saber lo que me ocurrirá después de la muerte. Quienes solo se limitan en esta vida a buscar fama y fortuna terminan frustrados y desilusionados, con un enorme vacío en sus vidas que no pueden llenar, pero los que han decidido buscar primero el reino de Dios y su justicia van a experimentar las verdaderas riquezas de la vida, además del gozo, y la esperanza asociados nada menos que con la eternidad.
Isaías 55:1 A todos los sedientos: Venid a las aguas; a y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. 2 Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. 3 Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David 1 No quiero que me mal interprete, no estoy diciendo que Dios se opone a las riquezas, por supuesto que no, ya que en su palabra nos dice que El es la fuente de toda riqueza. Entonces a que se opone Dios? a que usted se convierta en alguien famoso o destacado en su profesión, no El Señor no se opone a esto, El se opone a que nosotros tratemos de vivir nuestras vidas a nuestra manera, haciendo caso omiso a su palabra, se opone a que usted intente ser alguien separado de El. Cuando una persona intenta lograr algo separado de Dios, gasta energía y tiempo en lo que no produce felicidad, paz ni gozo eterno. Podría vivir en un palacio, manejar el mejor automóvil, tener mucho dinero en su cuenta bancaría y tener un portafolio repleto de bonos y valores. Sin embargo a menos que tenga seguridad eterna, nacida de una estrecha relación con su creador, esta persona va rumbo al fracaso en su vida, es un triunfador a los ojos de los hombres, pero un fracasado ante los ojos de Dios. El problema de todo radica en que nosotros como hombres queremos tener éxito a toda costa sin importarnos los propósitos de Dios para nuestras vidas, no pensemos que el dinero lo es todo, es indispensable para nuestro sustento y debemos pedirle al Señor que nos bendiga, el dinero no es malo, su palabra lo dice no es el dinero es el amor al dinero, la ambición que haces que te llevas por delante a cualquier persona en total de adquirir lo que tu deseas. Laodicea no era conocida por sus religiones o ideologías, sino por sus riquezas, su erudición y su comercio. Al igual que Colosas y Hierápolis, esa ciudad estaba ubicada en el valle del río Lico. La gran carretera romana de Éfeso pasaba por ella y tenía bancos de importancia. Cuando fue destruida por el terremoto de 17 d.c., no solicitaron ayuda a Roma, sino que sus habitantes la reconstruyeron con sus propios recursos. Su famosa escuela de medicina preparaba el polvo frigio para curar
deficiencias de los ojos. Eran muy famosos y exitosos a los ojos del mundo entero, pero vemos como El Señor los califica: Apocalipsis 3:14 14 Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: 15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. Ojalá fueses frío o caliente! 16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. 17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. 18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. 19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo; h sé, pues, celoso, y arrepiéntete. 20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. 21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. 22 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Hemos de ser fervientes en espíritu y avivar el fuego del don de Dios (Romanos 12:11; 2 Timoteo 1:6). Dios requiere una entrega total de la persona, un compromiso incondicional con él y completa sumisión al señorío de Jesucristo. Además de su indiferencia, los miembros de esa iglesia se habían contagiado del orgullo y la autosuficiencia de la ciudad de Laodicea. Tal vez era su pecado más serio el de no reconocer su verdadera condición espiritual. Decían ser ricos y que no tenían ninguna necesidad, cuando en realidad, Jesús dice que eran desventurados, miserables, pobres, ciegos y que estaban desnudos Tal vez muchos de nosotros nos vamos a sorprender cuando lleguemos a la presencia de nuestro Señor y veamos a quien el llama triunfadores y a quienes llama fracasados, las madres que no tuvieron oportunidades como los demás pero se preocuparon de criar a sus hijos en temor y sujeción a su palabra oirán de Dios, eres una cierva buena y fiel. Grande es tu recompensa.(ilustración del Misionero) El llamado de hoy es una invitación a perfeccionarnos en amor. Si amas a Dios dale todo lo mejor de ti. Si amas a tu esposo, esposa, novio, novia, amigos, hermanos, familiares, a quien sea, dale lo mejor de ti. Pero sobre todas las cosas entrégate a Dios
con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con todo tu ser, con todo lo que tienes y lo que eres. Eso es lo que hace la diferencia: la pasión, el amor, la entrega y la devoción que le pones a las cosas. Y todo lo que hagan no lo hagan como para los hombres, sino para Dios. Es decir, que yo debo realizar toda actividad, aún las seculares, como para Dios, mi trabajo, mis estudios, mi diversión, mis pláticas, etc. Esto implica que deben ser con excelencia, porque son para el mismo creador de los cielos y la tierra. A veces la gente se pregunta: Por qué hacer las cosas bien si ni las agradecen? o dicen Es que con mi trabajo estoy volviendo rico al dueño! o frases por el estilo, sin darse cuenta que no es por su jefe, por su vecino, por quedar bien, ni por sí mismo que se deben hacer las cosas; se hacen bien, con pasión y con excelencia, porque son para Dios. El verdadero éxito consiste es que algún día no muy lejano estaremos en su presencia y El nos dirá: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Mateo 25:21. Gracias Padre Hijo y Espíritu Santo. Pastor, Narley Delgado