A cargo de Italo Mazzoni Los envió de dos en dos (Mc 6, 7) La comunidad cristiana acompaña el camino de los novios Guía para quien dirige los encuentros de preparación al Matrimonio
Índice Prefacio (monseñor Diego Coletti)...5 Introducción...11 En camino hacia el Matrimonio: elecciones pastorales y método...15 Capítulo primero Acompañar los itinerarios de preparación al Matrimonio...17 Capítulo segundo Las elecciones que caracterizan el itinerario de fe...23 Capítulo tercero Los primeros pasos y la bienvenida...31 Capítulo cuarto La secuencia de los encuentros personales...37
Capítulo quinto Preguntas y preocupaciones pastorales...51 Capítulo sexto El rito del Matrimonio: cúspide y origen del camino...63 Capítulo séptimo Etapas de celebración en el camino y entregas...83 Capítulo octavo Fichas para leer el documento Celebrar el gran misterio del amor...89 Apéndice...121 Aspectos jurídicos del Matrimonio concordatario...123 Ejemplos de testimonios...127
Prefacio Los novios necesitan ayuda para ahondar en las preguntas sobre el valor de su vida en común, sobre el amor que se tienen el uno al otro y el que tienen por Jesucristo. Plantear con seriedad y respeto estas preguntas es uno de los regalos más bellos que la comunidad cristiana pueda hacer. Preguntas que exigen respuestas que no se construyan con juegos de palabras, con equívocos, con frágiles explicaciones culturales y teológicas. La vida es el bien más preciado que tenemos: acogerla, embellecerla y hacer que florezca es una oportunidad y un deber para nosotros. Me complace presentar estas páginas de vida pastoral que ha sido vivida y pensada. He apoyado con vivacidad y firmeza las decisiones pastorales aquí declaradas y experimentadas en la diócesis de Como, en la que soy obispo. Existen matrimonios, personas consagradas, sacerdotes que creen en la vida de los jóvenes y de los adultos envueltos en el torbellino y en la luz del amor. Reunirnos, pensar juntos en el futuro y en el futuro juntos, es poner la obra de Dios en medio de nosotros. Siempre me maravillo cuando paso por las terminales o por las grandes plazas y veo personas que se estrechan, se 5
Los envió de dos en dos. Guía tocan, se besan. Algunos se saludan con un dejo de nostalgia, otras se miran felices, otros incluso se olvidan de estar ante los ojos de todos. Sin embargo, no quiero escribir ni de moralidad ni de moralismo, sino más bien de la maravilla que suscita la afectividad humana. Qué sería de nosotros sin este fuerte aliciente, alegre, generoso e incluso a veces loco? Tal vez viviríamos en un mundo en el que prevalece el cálculo, el oportunismo, la distancia. Cosas que si bien existen, están en disputa constante con los buenos sentimientos. Mi deseo es hablar del extraordinario regalo de Dios: el amor. Cuando se recibe y después se cultiva, es indudable que éste dará frutos. Pastoral de los caminos de fe Los caminos de fe en la preparación al Matrimonio se mueven a sabiendas de que los novios son un regalo para la Iglesia y que mañana lo serán como esposos, sin esconder problemas o posibles intereses. Creo en una pastoral seria, que se atreve a experimentar nuevos caminos, ofreciéndoles fe a las personas. En cambio, no creo en una pastoral minimalista, que ofrece un cristianismo desprovisto de una dimensión vivencial. Tampoco creo en una pastoral que confunde la eficacia de los sacramentos con celebraciones pseudomágicas en donde los caminos de fe se vuelven irrelevantes. No creo en el cristianismo de las bellas ceremonias que algo dejan. El encuentro con el Señor Jesús es demasiado bello como para ser cambiado por flores o música. Creo en una pastoral que no improvisa, dejándole al Espíritu Santo la primacía de cada decisión, de cada aconte- 6
Prefacio cimiento y de cada cambio. Debemos entonces prepararnos, formarnos como comunidad, como ejecutores de una pastoral familiar y no personal. Hoy descubriremos el gran valor del Matrimonio. Si nuestros padres dieron testimonio de esto toda su vida, es necesario también que la comunidad logre hacerlo, que lo pueda anunciar. Del Matrimonio se debe hablar también en la catequesis de los niños y de los jóvenes, porque el Matrimonio es el sacramento que los pequeños tienen más cerca a ellos, en el papá y en la mamá. Es necesario hablar de esto en la catequesis y en los diferentes momentos del Año litúrgico. A este respecto, aplaudo a aquellos matrimonios que tienen una fuerte dimensión comunitaria, que no se encierran en las estrechas relaciones conyugales y de los amigos íntimos, que no se conforman con permanecer en el cerco de las familias y de los grupos, movimientos o asociaciones, sino que saben expresarse en la comunidad parroquial. Y por qué no empezar a hacer una especie de Matrimonio comunitario con varios esposos que converjan en la celebración? Lo hacemos para todos los sacramentos, desde el Bautismo hasta el sacramento del Orden. Discípulos de dos en dos Los fue enviando de dos en dos escribe el evangelista Marcos (Mc 6, 7) a propósito de los discípulos. Es inútil decir que el Evangelio, en su historicidad, no se refería a un grupo de futuros esposos, sino a los discípulos, hombres enviados para evangelizar. Sin embargo, el Evangelio revive en nuevas situaciones y se convierte en la levadura que fermenta toda la masa, energía que mueve los pasos y las decisiones, vida de Dios en el día a día. 7
Los envió de dos en dos. Guía Con el Evangelio, esta vez pensando en los novios de nuestra comunidad, puedo decir que Jesús los llama de dos en dos, los acompaña de dos en dos como los discípulos de Emaús, los envía de dos en dos. Esta dualidad matrimonial es hoy en día particularmente importante para la vida de la Iglesia. El Matrimonio edifica a la Iglesia, además de a la familia. Debemos estar en unión conyugal también en la fe, en la vida litúrgica de la comunidad, en el testimonio. Uno no se vuelve discípulo de Jesús por pura casualidad, sino por un don, viviendo con esto una experiencia religiosa significativa, creando una ósmosis entre quien más cree y quien menos cree. El amor es el gran puente sobre el cual pasa también el diálogo religioso, que une a los esposos en una dimensión íntima y profunda que sólo es comparable con la sexualidad. Sentirse unidos en la fe es tocar el alma del ser amado, es entrar en el corazón de la persona amada, es compartir el infinito dentro de nosotros. Podemos decirlo: estamos hechos a la imagen de la historia de los santos. Y precisamente a esto son llamados los esposos cristianos: a la santidad! Aquí está mi vida, es tuya. Deseo ser para ti lo que Jesús fue para la humanidad. Y tú eres para mí la persona a quien cuidar y amar para siempre, con ternura y fuerza, con fe y paciencia. Agrego: Con la mirada fija en Jesús, Esposo de la Iglesia. No un nuevo Evangelio, sino una nueva manera de anunciarlo La propuesta pastoral de los itinerarios de fe para los novios se ubica en la línea de los caminos de fe en un estilo catecumenal. Sin lugar a dudas se puede mejorar lo que se 8
Prefacio ha propuesto. Sería bueno que así fuera. La comunidad no puede esperar volverse experta de la noche a la mañana en el acompañamiento a los novios. Serán los mismos novios los que harán una petición de compañía, muestra del estado de la fe de nuestras parroquias, invitación a cambiar esquemas de evangelización decididamente superados. Y me refiero a los cursos para novios entendidos como lecciones más o menos clericales. Con todo el episcopado italiano, desde hace años, nos hemos manifestado a favor de elecciones pastorales de nueva evangelización. Nueva también significa capaz de traer alguna novedad, frescura a la comunidad que pueda tomar en cuenta tantos y tantos deseos, menos el de envejecer. De hecho, el Año litúrgico no sirve para contar cuántos años tenemos, sino para seguir a Jesús, el Hijo de Dios, que ha dado la vida por nosotros. Los novios y los esposos, incluso en la diversidad de condiciones existenciales, caminan de dos en dos, mirando hacia el mismo lado, es decir, hacia la dirección unificadora. Más camino: mayor unidad. Más pasos: mayor comunión. Más años: mayor fidelidad. Diego Coletti, obispo de Como 9