UNA CASA CON HISTORIA Esta residencia ofrece la posibilidad de la evolución constante, el calor de la estabilidad familiar, la transmisión de la paz sobre el interés común y la tónica de la complicidad de sus habitantes. ARQUITECTURA: GERARDO BOUÉ DISEÑO INTERIOR: GERARDO Y MARILUPE BOUÉ POR MARIANGEL COGHLAN FOTOGRAFÍAS DE MAX CARBALLO
PÁGINA ANTERIOR Contiguo al vestíbulo se encuentra el patio interior, que refuerza la sensación de calidez gracias a la iluminación natural. ESTA PÁGINA En el luminoso desayunador con vista al jardín, sobresalen las texturas y los tonos crudos de los materiales.
La exuberante vegetación que adorna la terraza crea un interesante remate visual al final de la cocina.
Gerardo nació en una familia de constructores; su papá, ingeniero de profesión, siempre se ha dedicado a la obra civil. Él decidió ser arquitecto porque encontraba interesante y cautivador el diseño: Estaba entusiasmado por hacer diseño sofisticado, realizar interiores e involucrarme en la escena creativa. Su desarrollo profesional ha crecido de la mano de Marilupe, con quien lleva 31 años casado. A los 26 años de edad, con un hijo pequeño y otro en camino, iniciaron la edificación de un hogar cuya principal constante ha sido el cambio; sereno, meditado, sensato. Cuando se mudaron a esta vivienda una parte aún se encontraba en obra negra, y tardaron un año en tener listos todos sus espacios. Para Gerardo, la casa de un arquitecto siempre evolucionará, y su morada no es la excepción. Se ha ido actualizando con el paso del tiempo, aunque en esencia, como señala Marilupe, es la misma. Por ejemplo, en un principio diseñaron un carril de nado, después lo eliminaron para convertir ese espacio en una terraza, que posteriormente techaron y, finalmente, integraron al resto de la casa. Sin duda, se trata del proyecto más complejo de su carrera profesional. Gerardo asegura que, al tener tantas ideas, resultaba una tarea difícil decidir cuál le convencía o con qué solución se sentía más cómodo y seguro. Considera que tomar este tipo de decisiones es una labor de pareja y de familia. Por ello, el planteamiento fue concebido en equipo: Queríamos una casa más grande pero no demasiado; teníamos que ser congruentes; nos costó mucho trabajo. Y Marilupe agregó: El objetivo inicial era concebirla en blanco. Su sueño se convirtió en una morada con tonalidades claras y, como anteriormente se mencionó, en donde predomina el blanco, con pequeños acentos de color en algún accesorio decorativo, ya fuera un cuadro o un tapete. Es así que todos los espacios que la componen son diáfanos y ARRIBA En el estudio se aprecian dos libreros de piso a techo y una generosa mesa de trabajo. El sitio presume vista al patio interior de doble altura. DERECHA El arquitecto Gerardo Boué y su esposa Marilupe diseñaron una casa que se ha ido transformando de acuerdo a sus necesidades.
ESTA FOTO En el comedor principal, que comunica con la cocina y la sala de estar, destaca la monocromía en la que impera el blanco. PÁGINA OPUESTA La planta alta alberga el family room, así como tres recámaras, cada una con vestidor y sala de baño.
contagian alegría. Por su parte, las estancias se diversificaron de acuerdo con las necesidades de cada usuario, por lo que fueron evolucionando para ajustarse a los requerimientos del crecimiento natural de la familia. La residencia está distribuida en dos plantas. La primera acoge el vestíbulo de entrada, la sala, el comedor, la cocina, un estudio, así como un patio interior de doble altura que inunda de luz natural la estancia social. Por su parte, el segundo piso alberga las estancias íntimas, que son tres recámaras con vestidor y baño completo cada una, así como la estancia familiar. Ésta es una casa con historia. En ella, Gerardo, quien estudió en el Politécnico de Madrid, en el IPADE, así como en Harvard, ha profundizado sus conocimientos para estar actualizado en cuanto a arquitectura y diseño. La vida profesional del arquitecto es compleja, no es fácil, es una vida de mucho trabajo, con épocas muy placenteras y otras de mucho estrés. Por ello, entre otras razones, la casa debe ser un espacio configurador de armonía e inspiración, incubadora de sueños y de encuentros profundos de admiración y amor. La familia conformada por Gerardo y Marilupe ha consolidado su vida e historia en esta vivienda, por lo que le tienen un gran respeto y cariño. Estamos muy arraigados a lo que nos gusta, pero tampoco somos muy apegados a las cosas. Sin embargo, la pareja no ha dejado de considerar mudarse en un futuro lejano a un entorno más urbano, si se termina un capítulo de tu vida, se acaba y no pasa nada, puntualizó el arquitecto. Mientras tanto, orgullosos de su hogar confortable y versátil, están convencidos de que, por el momento, esta casa con historia es lo que necesitan. La han habitado tan felices y han madurado en ella individualmente y en familia, que lo único que desean es seguirla disfrutando. www.admexico.mx DICIEMBRE 2014 151