VII Domingo de Pascua Solemnidad de la Ascensión del Señor Monición 12 de mayo de 2013 1 Muy queridos hermanos, celebramos hoy en este VII Domingo de Pascua la Ascensión del Señor. En las lecturas de hoy veremos que Cristo es la cabeza de la Iglesia. Él afirmó su autoridad y envió a sus seguidores a hacer discípulos y misioneros suyos en el mundo entero, para que nuestros pueblos en Él tengan vida. Pidamos al Espíritu de Cristo que nos de fe y fortaleza para ayudar a edificar la Iglesia. Con esta súplica empecemos nuestra celebración. Primera Lectura Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles (1,1-11) En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios. Una vez que comían juntos, les recomendó: No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo. Ellos lo rodearon preguntándole: Señor, es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel? Jesús contestó: No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo. Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndole irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: Galileos, qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse. Palabra de Dios.
Salmo responsorial (Salmo 46.) R/. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. Pueblos todos batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo; porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra. R.- 2 Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas; tocad para Dios, tocad, tocad para nuestro Rey, tocad. R.- Porque Dios es el rey del mundo; tocad con maestría. Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado. R.-
Segunda Lectura Lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a los Efesios (1,17-23) Hermanos: Que el Dios del Señor nuestro Jesucristo, el Padre de la Gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cual es la esperanza a la que os llama, cuál es la riqueza de gloria que da en herencia a los santos y cuál es la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuera y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no solo en el mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies y lo dio a la Iglesia; como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud de lo que acaba todo en todos. 3 Palabra de Dios. Aleluya Id y haced discípulos de todos los pueblos, dice el Señor. Y sabed que yo con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Evangelio +Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (24,46-53) En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Y vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto. Después los sacó hacia Betania, y levantando las manos los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos (subiendo hacia el cielo) Ellos se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios. Palabra del Señor
Reflexión Crecimiento y Creatividad Los evangelios nos ofrecen diversas claves para entender cómo comenzaron su andadura histórica las primeras comunidades cristianas sin la presencia de Jesús al frente de sus seguidores. Tal vez, no fue todo tan sencillo como a veces lo imaginamos. Cómo entendieron y vivieron su relación con él, una vez desaparecido de la tierra? Mateo no dice una palabra de su ascensión al cielo. Termina su evangelio con 4 una escena de despedida en una montaña de Galilea en la que Jesús les hace esta solemne promesa: «Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo». Los discípulos no han de sentir su ausencia. Jesús estará siempre con ellos. Pero cómo? Lucas ofrece una visión diferente. En la escena final de su evangelio, Jesús «se separa de ellos subiendo hacia el cielo». Los discípulos tienen que aceptar con todo realismo la separación: Jesús vive ya en el misterio de Dios. Pero sube al Padre «bendiciendo» a los suyos. Sus seguidores comienzan su andadura protegidos por aquella bendición con la que Jesús curaba a los enfermos, perdonaba a los pecadores y acariciaba a los pequeños. El evangelista Juan pone en boca de Jesús unas palabras que proponen otra clave. Al despedirse de los suyos, Jesús les dice: «Yo me voy al Padre y vosotros estáis tristes... Sin embargo, os conviene que yo me vaya para que recibáis el Espíritu Santo». La tristeza de los discípulos es explicable. Desean la seguridad que les da tener a Jesús siempre junto a ellos. Es la tentación de vivir de manera infantil bajo la protección del Maestro. La respuesta de Jesús muestra una sabia pedagogía. Su ausencia hará crecer la madurez de sus seguidores. Les deja la impronta de su Espíritu. Será él quien, en su ausencia, promoverá el crecimiento responsable y adulto de los suyos. Es bueno recordarlo en unos tiempos en que parece crecer entre nosotros el miedo a la creatividad, la tentación del inmovilismo o la nostalgia por un cristianismo pensado para otros tiempos y otra cultura. Los cristianos hemos caído más de una vez a lo largo de la historia en la tentación de vivir el seguimiento a Jesús de manera infantil. La fiesta de la Ascensión del Señor nos recuerda que, terminada la presencia histórica de Jesús, vivimos "el tiempo del Espíritu", tiempo de creatividad y de crecimiento responsable. El Espíritu no proporciona a los seguidores de Jesús "recetas eternas". Nos da luz y aliento para ir buscando caminos siempre nuevos para reproducir hoy su actuación. Así nos conduce hacia la verdad completa de Jesús.
Oración de los fieles Jesús después de vencer a la muerte va a reunirse con el Padre, a prepararnos un sitio junto a la Santísima Trinidad. Hoy ponemos en sus manos estas plegarias para que las presente al Padre en nuestro nombre. Repetimos: R.- PADRE ATIENDE ESTAS SÚPLICAS Padre, cuida al Papa Francisco, a los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y a todos los que en tu nombre predican el Evangelio como tú nos dijiste, para que su mensaje sea acogido en todos los corazones. Y que los frutos del Viaje del Papa a Brasil se vean pronto en el devenir jubiloso de nuestra Iglesia. (OREMOS) Padre, te presentamos a aquellos que andan lejos de ti y aquellos que aún no te conocen, hazte presente en ellos a través de nosotros que hemos experimentado la resurrección de tu Hijo. (OREMOS) Padre, mira a todos aquellos que sufren por causa de enfrentamientos y luchas, haz presente tu paz ante ellos y que al reconocerte como Padre vean a los demás como hermanos. (OREMOS) Padre, sabemos que tu Hijo se ha quedado presente en los enfermos y en los débiles, vuelve nuestro corazón hacia ellos y haz que viendo el rostro de Cristo nuestra actitud sea más amorosa. (OREMOS) Padre, aviva el corazón de los dirigentes de este mundo, para que busquen el servicio a su pueblo y estos crezcan en Paz y prosperidad. (OREMOS) Padre, ilumina a aquellos que se dedican a la comunicación, para que sea la Verdad lo que inspiren sus palabras. (OREMOS) - Padre, acepta la oración confiada que este pueblo tuyo, reunido aquí en la Asamblea Eucarística dominical te presenta. Y que ella traiga frutos de paz y amor a esta comunidad de hermanos. (OREMOS) Se pueden añadir algunas intenciones libres Oración 5 Padre, sabemos que atenderás estas plegarias que te presentamos a través de tu Hijo. Nuestro corazón tiene otras inquietudes que también te presentamos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Ofrendas Simbolizando la misión que nos queda, cuando Jesús marcha a los cielos, traemos hasta este altar este avión. Que sepamos despegar de nuestras propias comodidades y egoísmos para dar a conocer el nombre y el evangelio de Jesús. Jesús, mientras estuvo con nosotros, habló con un lenguaje claro y sencillo. Con esta tierra queremos llevar hasta el altar nuestro deseo de no huir de la realidad de la vida. Que nos comprometamos por un mundo mejor. Finalmente, en este día de la Ascensión, traemos lo que el Señor nos dejó en Jueves Santo: el pan y el vino queremos que sea nuestro mejor alimento espiritual y material. Que guardemos, el domingo, como el Día del Señor. El día de la Eucaristía. 6 Oración para después de la comunión Gracias, Señor, por quedarte en mí y junto a cada uno de nosotros hecho alimento, para ayudarnos a recorrer el camino. Gracias por las llamadas que continuamente nos haces a seguirte, a testimoniar con nuestra vida el Evangelio, a ser cepas que den buenos y abundantes frutos. Gracias por insistir en las llamadas, pese a que nuestras respuestas casi siempre son negativas, tibias, faltas de coraje y decisión. No te canses Señor. Ayúdanos con la fuerza de esta comunión a dejarnos transformar, a dejarnos podar y entrecavar, para que seamos cepas renovadas, que cada cosecha dan mejores frutos. Despedida La alegría de saber que el Señor no nos deja y que está junto a nosotros hasta el último día, ilumina nuestro espíritu en este día. Salgamos felices del templo a comunicar a nuestros hermanos esta gran noticia. Podéis ir en paz. V- Demos gracias a Dios
Oración Año de la Fe Oh alto y glorioso Dios!, ilumina las tinieblas de mi corazón, dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta, sentido y conocimiento, para que cumpla tu santo y veraz mandamiento. Amén. Oración de S. Francisco de Asís ante el Cristo de San Damián. 7 Fraternidad Franciscana de la Cruz San Miguel de Serrezuela y Cabezas del Villar en Ávila Torrelodones en Madrid