HISTORIA DEL CARNAVAL
El Carnaval tiene su origen hace más de 5.000 años en las culturas agrícolas, después del labrado y la siembra, culminaba cuando comenzaba la primavera y la naturaleza resurgía. El fundamento de la fiesta se encuentra en las ceremonias matriarcales de Fertilidad protagonizadas, en principio, exclusivamente por mujeres, que participaban en procesiones llevando máscaras y la imagen de la Diosa en barca encima de un carro de ruedas tirado por vacas.
Etimológicamente, la palabra Carnaval deriva de carrus navalis o carro con ruedas. navalis En primavera, en Grecia, en el imperio romano, en los países teutónicos y en los celtas, se hacían procesiones en que se paseaba un barco con ruedas, y que eran constituidas por mascaradas que ejecutaban sobre el carro danzas promiscuas y canciones de sátira sarcástica y obscenas.
En n la antigua Babilonia se celebraba en honor del dios Marduk y marcaba el inicio de la primavera: los siervos daban órdenes a los amos y un reo disfrutaba de los privilegios del rey, que a su vez era tratado como un criado; las celebraciones duraban cinco días, al cabo de los cuales el reo era ajusticiado y de esta manera el rey y todo el pueblo expiaban sus culpas y obtenían el perdón del dios.
En la antigua Grecia las fiestas a Dionisos eran famosas por sus celebraciones alegres y desenfrenadas, en las que los excesos de vino y comida terminaban en auténticas orgías sexuales. En estas fiestas participaba todo el pueblo sin distinción de clases. A mediados de febrero comenzaban otras fiestas en honor del Dios Pan, símbolo del hambre sexual irreprimible e insaciable, como es de suponer, los rituales estaban llenos de furor sexual que presagiaba la primavera, al Dios Pan (también Lupercus) se le representaba con imagen mitad humana, mitad de macho cabrio y con el tridente de Neptuno en la mano (como los cristianos después representarían al diablo, figura muy utilizada en carnavales como disfraz).
Con el cristianismo, durante el carnaval, al inicio del siglo XI y coincidiendo con la primera mitad del mes de febrero, era común que los sacerdotes eligieran a un obispo de los bufones, comieran y bebieran a su antojo, realizaran una misa cantada con las caras tiznadas o con máscaras ridículas, mientras los asistentes danzaban y coreaban canciones burlescas, tras concluir la misa muchos bailaban desnudos en el lugar sagrado y salían de allí en viejas carretas lanzando agua y basura al pueblo que los rodeaba.
Normalmente, con estas fiestas se despedían los largos días de invierno, y con la llegada del Cristianismo esta despedida se mezcló con la de la carne, carnelevarium, que se hacía antes de la Cuaresma, que como es sabido empieza con el miércoles de Ceniza, es decir, cuarenta días antes del Domingo de Ramos. durante unos días, Don Carnal triunfa sobre Doña Cuaresma, que reinará después hasta Jueves Santo.
Los desfiles del carnaval del Renacimiento,, se caracterizaban por representar motivos antiguos como el Dios Neptuno entronizado en un barco. Con la Ilustración,, los cortesanos y la nobleza prefirieron las escenas bucólicas representadas por pastores, cazadores y jardineros, acompañados por faunos y espíritus de la naturaleza.
El l carnaval es un ejemplo de lucha por la libertad o, cuando menos, la válvula de escape para el oprimido, de las tensiones que generan un año de opresión. El carnaval es una fiesta cargada de rituales y símbolos, donde la estructura social tiene un papel fundamental.
A partir del siglo XVII, el carnaval de Cádiz fue tomando formas distintas, probablemente por influencias del carnaval Veneciano y Genovés, ya que buscando un lugar bien comunicado con África se afincaron sus comerciantes en nuestra ciudad. La a ciudad gaditana obtuvo en el siglo XVIII el monopolio del comercio con América, llegando a unos niveles de riqueza y de lujo que sorprendían a cualquier visitante y que se tradujo en unos carnavales tan lujosos como los de Venecia, Roma o Niza. Antifaces, caretas (mascaras), vistosos disfraces, jeringas de agua, caramelos arrojadizos (confites), son elementos que Cádiz asimiló del carnaval italiano. El l comercio con América nos trajo también los ritmos propios del Caribe, como los tanguillos, que fueron cantados en Cádiz por comparsas de negros traídos como esclavos,
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