XXX Domingo del Tiempo Ordinario 28 de octubre de 2012 Monición 1 Queridos hermanos, celebramos hoy la Eucaristía correspondiente al domingo XXX del tiempo ordinario, nos ofrece en sus Lecturas grandes enseñanzas. En el Evangelio de Marcos vamos a asistir a la curación del ciego Bartimeo. Postergado, marginado, al borde del camino, Bartimeo poco espera de la vida. Pero oye que viene Jesús de Nazaret y entiende que el Señor es su gran esperanza. Grita y grita para que le lleven ante el Maestro. Y es la cercanía de Jesús lo que le abre los ojos a una nueva vida. Todos somos un poco ciegos. Todos necesitamos que Jesús nos abra a los ojos a la alegría y a la esperanza. Y pidamos también al Señor Jesús que acreciente nuestra fe y la de los hermanos, sobre todo de los más alejados. Es nuestra plegaria especial para este Año de la Fe que estamos celebrando. Primera Lectura Lectura del Libro de Jeremías (31,7-9) Así dice el Señor: Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por el mejor de los pueblos, proclamad, alabad y decid: el Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel. Mirad que yo os traeré del país del Norte, os congregaré de los confines de la tierra. Entre ellos hay ciegos y cojos, preñadas y paridas: una gran multitud retorna. Se marcharon llorando, los guiaré entre consuelos; los llevaré a torrentes de agua, por un camino llano en que no tropezarán. Seré un padre para Israel. Efraín será mi primogénito Palabra de Dios.
Salmo responsorial (Salmo 125) R/. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: La boca se llenaba de risas, la lengua de cantares. R.- Hasta los gentiles decían: 2 El Señor ha estado grande con ellos. El Señor ha estado grande con nosotros, Y estamos alegres. R.- Que el Señor cambie nuestra suerte, como los torrentes del Nagueb. Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares. R.- Al ir, iba llorando, llevando la semilla. Al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas. R.-
Segunda Lectura Lectura de la Carta a los Hebreos (5, 1-6) Hermanos: Todo Sumo Sacerdote, escogido entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades. A causa de ellas tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo. Nadie puede arrogarse este honor: Dios es quien llama, como en el caso de Aarón. Tampoco Cristo se confirió a si mismo la dignidad de Sumo Sacerdote: sino Aquel que le dijo: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy. O como dice otro pasaje de la escritura: Tú eres Sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec 3 Palabra de Dios. Aleluya Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte y sacó a la luz la vida, por medio del Evangelio Evangelio +Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 10, 46-52 En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo (el hijo de Timeo) estaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: Hijo de David, ten compasión de mí. Muchos le regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: Hijo de David, ten compasión de mí. Jesús se detuvo y dijo: Llamadlo. Llamaron al ciego diciéndole: Ánimo, levántate, que te llama. Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: Qué quieres que haga por ti? El ciego le contestó: Maestro que pueda ver. Jesús le dijo: Anda, tu fe te ha curado. Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino. Palabra del Señor.
Reflexión Con ojos nuevos La curación del ciego Bartimeo está narrada por Marcos para urgir a las comunidades cristianas a salir de su ceguera y mediocridad. Solo así seguirán a Jesús por el camino del Evangelio. El relato es de una sorprendente actualidad para la Iglesia de nuestros días. Bartimeo es "un mendigo ciego sentado al borde del camino". En su vida siempre es de noche. Ha oído hablar de Jesús, pero no conoce su rostro. No puede seguirle. Está junto al camino por el que marcha él, pero está fuera. No es esta nuestra situación? Cristianos ciegos, sentados junto al camino, incapaces de seguir a Jesús? Entre nosotros es de noche. Desconocemos a Jesús. Nos falta luz para seguir su camino. Ignoramos hacia dónde se encamina la Iglesia. No sabemos siquiera qué futuro queremos para ella. Instalados en una religión que no logra convertirnos en seguidores de Jesús, vivimos junto al Evangelio, pero fuera. Qué podemos hacer? 4 A pesar de su ceguera, Bartimeo capta que Jesús está pasando cerca de él. No duda un instante. Algo le dice que en Jesús está su salvación: "Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí". Este grito repetido con fe va a desencadenar su curación. Hoy se oyen en la Iglesia quejas y lamentos, críticas, protestas y mutuas descalificaciones. No se escucha la oración humilde y confiada del ciego. Se nos ha olvidado que solo Jesús puede salvar a esta Iglesia. No percibimos su presencia cercana. Solo creemos en nosotros. El ciego no ve, pero sabe escuchar la voz de Jesús que le llega a través de sus enviados: "Ánimo, levántate, que te llama". Este es el clima que necesitamos crear en la Iglesia. Animarnos mutuamente a reaccionar. No seguir instalados en una religión convencional. Volver a Jesús que nos está llamando. Este es el primer objetivo pastoral. El ciego reacciona de forma admirable: suelta el manto que le impide levantarse, da un salto en medio de su oscuridad y se acerca a Jesús. De su corazón solo brota una petición: "Maestro, que pueda ver". Si sus ojos se abren, todo cambiará. El relato concluye diciendo que el ciego recobró la vista y "le seguía por el camino".
Esta es la curación que necesitamos hoy los cristianos. El salto cualitativo que puede cambiar a la Iglesia. Si cambia nuestro modo de mirar a Jesús, si leemos su Evangelio con ojos nuevos, si captamos la originalidad de su mensaje y nos apasionamos con su proyecto de un mundo más humano, la fuerza de Jesús nos arrastrará. Nuestras comunidades conocerán la alegría de vivir siguiéndole de cerca. Oración de los fieles Igual que aquel ciego, también nosotros estamos expectantes al borde del camino de nuestro existir sin darnos cuenta de que Cristo pasa entre los hermanos y los acontecimientos cotidianos. Pedimos al Padre que nos limpie el corazón para poder ver la bondad en los demás. Repetimos: R.- PADRE, CURA NUESTRA CEGUERA. 5 Te pedimos, Padre, por el Papa, los Obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y toda la Iglesia, para que el amor de todos sus hijos la haga resplandecer más brillante e ilumine con la Luz de Cristo a todo el mundo. (OREMOS) Por todos los pueblos que viven en la desesperación, por culpa de las guerras, el hambre, el desempleo, para que todos encuentren un rayo de esperanza que les haga seguir adelante con energías renovadas. (OREMOS) Por los todos los ciegos, enfermos, discapacitados, necesitados, para que encuentren en todos nosotros los medios necesarios para desenvolverse y aportar su granito de arena en la construcción del Reino. (OREMOS) Por todos los que viven en la oscuridad de la falta de fe, los que atraviesan por tiempos de dudas o incertidumbres, para que acercándose a nuestra Madre la Iglesia, reciban de ella la luz de Cristo, con su Palabra y la Eucaristía. (OREMOS) - Por los jóvenes que necesitan crecer y madurar en su fe, para que encuentren personas a su lado que les ayuden, animen y guíen en su caminar. (OREMOS) - Por todos nosotros, para que dejemos entrar la luz de Dios en nuestros corazones y así podamos dar verdaderos frutos de conversión, como nos pide este año de la Fe en que estamos inmersos. (OREMOS) Se pueden añadir algunas intenciones libres
Oración Padre, como ciegos en el camino presentamos nuestras necesidades con la fe de que sólo Tú puedes darles remedio, por Jesucristo Nuestro Señor. Amén Ofrendas Con la palabra GRACIAS queremos expresar al Señor nuestro agradecimiento por las veces en que le llamamos y sale a nuestro encuentro y escucha nuestras peticiones. Con estas GAFAS NEGRAS simbolizamos los intereses del mundo. Sobre todo aquellos que nos alejan de Dios y nos hacen ver la mentira como verdad o nos hacen mirar hacia otro lado. 6 Con el PAN Y EL VINO traemos las ofrendas más queridas a los ojos de Dios. Que nunca nos falte la Eucaristía para que, nuestra vista, sea curada por la fe, la Palabra y la Comunión del Cuerpo y Sangre de Cristo. Oración para después de la comunión Gracias, Señor, por quedarte en mí y junto a cada uno de nosotros hecho alimento, para ayudarnos a recorrer el camino. Gracias por las llamadas que continuamente nos haces a seguirte, a testimoniar con nuestra vida el Evangelio, a ser cepas que den buenos y abundantes frutos. Gracias por insistir en las llamadas, pese a que nuestras respuestas casi siempre son negativas, tibias, faltas de coraje y decisión. No te canses Señor. Ayúdanos con la fuerza de esta comunión a dejarnos transformar, a dejarnos podar y entrecavar, para que seamos cepas renovadas, que cada cosecha dan mejores frutos.
Despedida Salgamos felices del templo. Salgamos como Bartimeo con buena vista y alegría en el corazón. Es lo que nos da Jesús a pesar de las crecientes dificultades de nuestro tiempo: alegría y paz. Podéis ir en paz V- Demos gracias a Dios Oración Año de la Fe Oh alto y glorioso Dios!, 7 ilumina las tinieblas de mi corazón, dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta, sentido y conocimiento, para que cumpla tu santo y veraz mandamiento. Amén. Oración de S. Francisco de Asís ante el Cristo de San Damián. Fraternidad Franciscana de la Cruz San Miguel de Serrezuela y Cabezas del Villar en Ávila Torrelodones en Madrid