LAUDES VOCACIONALES Jueves, XXV semana del Tiempo Ordinario, feria Salterio: jueves de la primera semana 24 de Septiembre 2015 DEJAR PASAR LA LUZ DE LA HOSPITALIDAD A TRAVÉS DE NUESTRA VIDA AMBIENTACIÓN: Reavivar la Luz de la Hospitalidad a través de nuestra vida y pasar el testigo a los demás, especialmente, a los más jóvenes. Esta realidad de misión hospitalaria se hace viva entre nosotras, en cada jornada. Por eso, al celebrar el Día Vocacional queremos impulsar con audacia y creatividad Nuevos Caminos de convocatoria e integración de nuevas generaciones. Cómo hacerlo, cómo acertar? Pedimos la Luz del Espíritu, nos dejamos guiar por Ella, desde esta primera hora de la mañana. Retomamos el Camino Nº 3 del XX Doc. C. Gral que nos dice en el Nº 18: La misión hospitalaria es nuestro lugar pastoral privilegiado. Las personas a quienes cuidamos son las mejores transmisoras de las palabras de Jesús: venid y veréis (Jn 1,39). Fortalezcamos, pues, la dimensión pastoral en cada hermana y comunidad mediante el testimonio de vida que despierte en los jóvenes el valor de una existencia apasionada por Dios y por las personas necesitadas. Esta línea de acción no falla. Así la vivieron nuestros Fundadores, así estamos nosotras llamadas a vivirla. 1
HIMNO: TUVE HAMBRE Y ME DISTE DE COMER Tú me dijiste, Señor, que en mi camino, iré encontrando hambrientos de mi pan. Que habrá sedientos que vengan a mi fuente, enfermos tristes de frío y soledad. Tú me dijiste, que sufres en el pobre, que estás desnudo o no tienes libertad. Que en el anciano que espera tú me esperas y en ese niño, de hambre morirás. AQUÍ ME TIENES, SEÑOR, YO QUIERO AMARTE, AMANDO AL POBRE Y A AQUÉL QUE SUFRE MÁS. TUYO ES MI PAN Y EL AGUA DE MI FUENTE, VEN A MI CASA Y AMOR ENCONTRARÁS. bis En el camino hay siempre un hombre herido, que necesita mi ayuda y mi amistad. No mil discursos que hablan de justicia, no mil palabras que el viento llevará. En el camino, Jesús, me estás mirando, y en tu mirada hay pena y soledad. Quiero entregarte mi alma y mi alegría, toda mi vida, en ofrenda de hermandad. 2
Ant: La misericordia del Señor cada día cantaré. SALMO DEL BUEN SAMARITANO Señor, no quiero pasar de lejos ante el hombre herido en el camino de la vida. Quiero acercarme y contagiarme de tu compasión para expresar tu ternura, para ofrecer el aceite que cura heridas, el vino que recrea y enamora. Tú, Jesús, buen samaritano, acércate a mí, como hiciste siempre. Ven, buen samaritano, y hazme a mí tener tus mismos sentimientos, para no dar nunca ningún rodeo ante el hermano que sufre, sino hacerme compañero de sus caminos, amigo de tus soledades, cercano a tus dolencias, para ser, como Tú, "ilimitadamente bueno" y pasar por el mundo "haciendo el bien" y "curando las dolencias" Amén. Ven a mí para introducirme en la posada de tu corazón. acércate a mí, herido por las flechas de la vida, por el dolor de tantos hermanos, por los misiles de la guerra, por la violencia de los poderosos. Sí, acércate a mí, buen samaritano; llévame en tus hombros, pues soy oveja perdida; carga con todas mis caídas, ayúdame en todas mis tribulaciones, hazte presente en todas mis horas bajas. 3
Jeremías 31,10-14 Ant: «Mi pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor. Escuchad, pueblos, la Palabra del Señor, anunciadla en las islas remotas: El que dispersó a Israel lo reunirá, lo guardará como un pastor a su rebaño. Y aquí estamos nosotr@s, Señor, celebrando tu Palabra, dándola a conocer, proclamándola para que la asamblea reunida, la saboree, dejando claro las maravillas que hace en nosotras. Vendrán del norte y del sur, de aquí y de allá, y traerán sus propias aclamaciones. Y resonarán junto con las nuestras. Vendrán hermanas y seglares, jóvenes y mayores, sacerdotes y gente casada. Se concentrarán para recibir los bienes del Señor. Encontrarán todos alimento para su espíritu: trigo, vino, aceite. Su espíritu se regará, se convertirá en un jardín florido. No volverán a desfallecer, se irán fortalecidos. De esta forma se alegrarán los jóvenes, se gozarán los mayores. Sus tristezas se convertirán en gozo. Sus penas se aliviarán. Alcanzarán fortaleza para sobrellevar sus pesares, constatarán tu misericordia, Señor. Todos se saciarán de tus bienes. Dadle gracias, pueblos todos, porque el Señor ha hecho cosas grandes a nuestro favor. Ant: «Mi pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor. 4
Salmo 47 Ant: Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, su monte santo, altura hermosa, alegría de toda la tierra: el monte Sión, vértice del cielo, ciudad del gran rey; entre sus palacios, Dios descuella como un alcázar. Mirad: los reyes se aliaron para atacarla juntos; pero, al verla, quedaron aterrados y huyeron despavoridos; allí los agarró un temblor y dolores como de parto; como un viento del desierto, que destroza las naves de Tarsis. Lo que habíamos oído lo hemos visto en la ciudad del Señor de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios: que Dios la ha fundado para siempre. Oh Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo: como tu renombre, oh Dios, tu alabanza llega al confín de la tierra; tu diestra está llena de justicia: el monte Sión se alegra, las ciudades de Judá se gozan con tus sentencias. Dad la vuelta en torno a Sión, contando sus torreones; fijaos en sus baluartes, observad sus palacios, para poder decirle a la próxima generación: «Éste es el Señor, nuestro Dios.» Él nos guiará por siempre jamás. 5
Lectura breve: Is 66,1-2 Así dice el Señor: «El cielo es mi trono, y la tierra, el estrado de mis pies: Qué templo podréis construirme o qué lugar para mi descanso? Todo esto lo hicieron mis manos, todo es mío -oráculo del Señor-. En ese pondré mis ojos: en el humilde y el abatido que se estremece ante mis palabras.» V/. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor. R/. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor. V/. Guardaré tus leyes. R/. Respóndeme, Señor. V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo R/. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor. Cántico Evangélico Ant: Sirvamos al Señor con santidad, y nos librará de nuestros enemigos. Preces Demos gracias a Cristo, que nos ha dado la luz del día, y supliquémosle, diciendo: Bendícenos y santifícanos, Señor - Tú que te entregaste como víctima por nuestros pecados, acepta los deseos y proyectos de este día. - Tú que nos alegras con la claridad del nuevo día, sé tú mismo el lucero brillante de nuestros corazones. - Haz que seamos bondadosos y comprensivos con los que nos rodean, para que logremos así ser imágenes de tu bondad. - En la mañana haznos escuchar tu gracia, y que tu gozo sea hoy nuestra fortaleza Padrenuestro ORACIÓN FINAL Dios todopoderoso y eterno, humildemente acudimos a ti al empezar el día, a media jornada y al atardecer, para pedirte que, alejando de nosotras las tinieblas del pecado, nos hagas alcanzar la luz verdadera que es Cristo. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos delos siglos. Amén. 6