Entre mujeres. Serie para grupos de autoayuda

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Eduardo Caballero Montero
hace 7 años
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1 Entre mujeres Serie para grupos de autoayuda Raquel: Violencia simbólica Raquel: Ese domingo la parroquia estaba en plena actividad. Había que preparar la misa de las 8 y, luego, una reunión de confraternidad para las familias del barrio. Unas señoras barrían, otras planchaban las ropas de los santos, algunas hacían humintas. El cura las apuraba con palabras suaves y una amplia sonrisa. Cura: Muy bien, doña Magda. Y gracias a usted, Panchita. Ustedes son tan buenas, tan piadosas. Mamá: No diga, señor cura. Estamos para servirle a Dios y a usted. Cura: Les echaré una bendición especial en la misa. A propósito, dónde está su hija Raquel? Recuérdele que tiene que asistir a la catequesis. Mamá: Sí, padrecito. Está por aquí mismo... Dónde se habrá metido? Raquel, Raquel!... Esta chica malcriada... Ya vuelvo, padrecito... Mamá: Raquel... Raquel... Qué haces aquí en la casa? Vamos a la parroquia. Raquel (adolescente): No quiero ir, mamá. Mamá: Ay, hija. Dios dijo: ayuda a la iglesia que yo te ayudaré... Raquel (adolescente): Mamá, Dios no dijo eso. Mamá: Cállate y ven conmigo. Y dice el señor cura que vayas a la catequesis. Raquel (adolescente): Pero, mamá... Raquel: Mi mamá era muy dada a la iglesia. Y estaba en todo. Si había que limpiar, si había que cocinar, si había que vender rifas. En ese ambiente crecimos mis hermanos y yo. Como yo era la mayor, a mí me tocaba dar el ejemplo Mamá: Raquel, ya tienes 14 años. Compórtate como una señorita. No me gusta que andes subiéndote la falda.

2 Raquel (adolescente): Mamá, todas mis amigas usan minifalda. Mamá: Si vas por la calle mostrando las piernas, dirán que eres una cualquiera. Raquel (adolescente): Mamá, que digan lo que quieran. Yo soy joven. Mamá: Escucha, el padrecito dice que las muchachas deben hacerse respetar, y si te vistes así, cómo te van a respetar? Raquel: A los 18 tuve mi primer enamorado. Mi papá ni se enteraba. Pero para mi mamá, fue el mayor peligro de la vida... Mamá: Ten cuidado, hija. Las mujeres deben llegar vírgenes al matrimonio, igual que la Virgen María. Si te pide algo más, te niegas. Raquel (joven): Qué me tiene que pedir, mamá? Mamá: Lo que todos piden, que te acuestes con él. Raquel (joven): Mamá! Raquel: Cuando llegó la hora de casarme, tuve que hacer el curso prematrimonial... Cura: Los novios tienen que ser merecedores de este santo sacramento. Vivir la pureza como el bien más preciado para Dios. La mujer se entrega a su marido para respetarlo y amarlo. Y el hombre a la mujer para protegerla y amarla hasta que la muerte los separe. Raquel: En el curso éramos varias parejas. Yo sabía que algunas tenían relaciones desde hacía tiempo. Dos chicas estaban embarazadas. Y otras eran madres solteras. Muchacha: Padre, yo no quiero tener hijos todavía, qué hago? Hombre: Padre se puede usar condón? Raquel: El cura dijo que la mujer está hecha para la maternidad y que nada de condones ni de pastillas. Sólo llevar la cuenta de los días... y cuando no se puede no se puede. Me casé. Y casi enseguida... Llegó el primero. Mi esposo y yo no queríamos un segundo bebé... pero perdimos la cuenta y... Llegó el segundo. Esta vez sí contaríamos bien los días. Hasta compramos un calendario bien grande. Pero algo falló...

3 Raquel: Ya no quiero más!... Por favor, Manolo, usa condón. Manolo: El cura dijo que nada de condones ni de pastillas. Raquel: Pero, Manolo... y si viene otro bebé? Manolo: Oye, Raquel, quién te está metiendo esas ideas? Las mujeres que toman pastillas y se ponen cosas raras para no tener hijos terminan engañando a sus maridos. Y el cura dijo que el matrimonio es para siempre. Raquel: Acaso el cura mantiene a nuestros hijos? Él aguanta las noches sin dormir cuando se enferman? Manolo: Está bien, Raquel. Yo contaré los días. Raquel: Pero Manolo se equivocó y. Manolo: No puede ser!... Otra vez embarazada? Raquel: Corrí a contarle a mi madre, a mi tía, a mi vecina... Raquel: No quiero tener este hijo! Raquel: Todas me respondieron... Mamá y mujeres: Es un pecado. El peor de los pecados. Si no tienes a la criatura... irás al infierno! Raquel: Lloré mucho. Por qué yo tenía que obedecer siempre al cura, a mi madre, mi vecina, mi marido? Tengo que hablar con alguien, pero con quién? Ya sé, la maestra de mi hijo mayor. Es una persona bien leída, ella me da confianza. Al día siguiente fui a la escuela... Raquel: Profesora, puedo hablar con usted...? Profesora: Con mucho gusto, Raquel, venga y dígame... Raquel: Le conté mi vida entera... Raquel: Profesorita, ya voy por el cuarto hijo y no puedo con tantos. Por favor, dígame, qué puedo hacer? Cree que puede haber otra vida para mí? Cómo?

4 Locutora: Raquel no es la única mujer que ha sufrido violencia religiosa sobre su cuerpo, varias otras han pasado por lo mismo. Estos son sus testimonios: Mujer 1: El pastor nos repetía que el matrimonio es para tener hijos, que el placer es pecado, que el hombre es la cabeza de la familia y debemos obedecerle. A tiempo me di cuenta que esa no era la palabra de Dios, sino la del pastor. Y renuncié a esa iglesia. Ahora estoy buscando dónde pueda vivir sin culpas. Mujer 2: Mi madre nos asustaba con la Biblia. Pero conocí a unas mujeres de la parroquia que pensaban diferente y me uní a ellas. Y ahora enseñamos a las mujeres planificación familiar y autoestima para evitar ser violentadas. Para nosotras eso es lo que manda Dios. Locutora: Raquel intuía que en su educación algo no estaba bien. Raquel: Sí, profesorita, toda la vida me he sentido atrapada. Si me enamoraba, pecado. Si no quería hijos, pecado. Si tenía ganas de estar con Manolo, pecado también. Profesora: Ay, Raquel, piensa... quién nos dio este cuerpo que tenemos? Qué no fue Dios acaso? Pues lo hizo para disfrutarlo, para sentir cosas lindas, para el amor... Raquel: Pero los hijos los manda Dios, no? Profesora: No, Raquel, los hijos los hacemos nosotros. Y Dios quiere que no tengamos más hijos de los que podamos criar bien. No somos conejas para andar pariendo y pariendo. Somos mujeres con derechos sobre nuestros cuerpos. Raquel: Mil gracias, profesorita. Yo aquí cierro la fábrica. Ya sé lo que tengo que hacer. Locutora: Algunas mujeres se rebelan ante las enseñanzas controladoras de las iglesias y se van. Otras luchan desde adentro por sus derechos. Raquel buscó ayuda para salir de la sumisión a que la habían condenado. La mayoría de las iglesias transmiten un pensamiento machista que pone al varón sobre todas las cosas y someten a las mujeres por el miedo. Pura violencia religiosa que les impide ser dueñas de sí mismas. Mira a las mujeres de tu alrededor. Ellas la sufren? Tú la sufres? Qué harían ellas en el lugar de Raquel? Qué harías tú? Fue una producción de Infante-Promoción Integral de la Mujer y la Infancia con el apoyo de Hivos y Conexión Fondo de Emancipación. Escrito por Hortencia (Tachy) Arriola

5 Intérpretes: Raquel: Valeria Urquieta Raquel (adolecente): Melisa Velasco Raquel (joven): Abigail Villafán Cura: Alejandro Marañón Mamá: Roció Delgadillo Muchacha: Daniela Elías Hombre: Juan Ovando Manolo: Gabriel Iriarte Mujeres: Claudia Hurtado e Isabel Fraile. Profesora: Marcela Vargas Mujer 1: Ana Gabriela Villarroel Mujer 2: Claudia Arias Locutora: Cecilia de Marchi.

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