JUBILEO DE LA MISERICORDIA

Transcripción

1 JUBILEO DE LA MISERICORDIA Cuadernillos para la reflexión Cuadro original de Jesús Misericordioso El padre Sopocko (confesor de sor Faustina Kowalska) encargó el cuadro a principios de 1934 en Vilna (Vilnius, Lituania), al pintor Eugeniusz Kazimirowski. LOS MENSAJES Y LA DEVOCIÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA P a r r o q u i a N u e s t r a S e ñ o r a d e L o r e t o C o m u n i d a d S a n A g u s t í n d e C a n n i n g

2 Cercano el cierre del Jubileo Extraordinario de la Misericordia convocado por el papa Francisco, concluimos el itinerario para la reflexión con los mensajes y la devoción de la Divina Misericordia. Elegida por Dios como su secretaria de la misericordia, 1 Santa Faustina, a través de su Diario, comunicó a la humanidad el mensaje de Cristo, donde Él mismo se revela como el Dios de bondad que espera que nos acerquemos a Él con humildad y confianza para derramar sobre nosotros su amor infinito. Esta devoción, además de darnos medios de gran eficacia sobrenatural, nos impulsa a lo más importante: vivir en una total confianza hacia Dios y llenos de misericordia hacia nuestro prójimo. Santa Faustina Kowalska, apóstol de la Misericordia 2 Elena Kowalska nació el 25 de agosto de 1905, tercera hija entre diez hermanos de una pobre y piadosa familia campesina de Glogowiec, Polonia. Desde pequeña se destacó por su piedad, laboriosidad, obediencia y por su gran sensibilidad ante la pobreza humana. Su educación escolar no llegó a tres años, ya que abandonó la casa familiar para trabajar de sirviente y así ayudar a su familia. Desde niña, Elena se sintió llamada a la vida religiosa, apresurada por una visión de Cristo sufriente y su reproche: «Hasta cuándo Me harás sufrir, hasta cuándo Me engañarás?» 3 Tras varios intentos, el 1 de agosto de 1925, ingresó en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, en Varsovia, con el nombre de Sor María Faustina. En Cracovia hizo el noviciado y realizó los votos perpetuos de castidad, pobreza y obediencia. Trabajó en distintas casas de la Congregación, principalmente en Cracovia, Plock y Vilna, como cocinera, jardinera, y portera. María Faustina realizaba sus labores con fervor, observaba fielmente las reglas del convento, era recogida y piadosa, pero a la vez natural, alegre y llena de amor al prójimo. Nada en ella delataba su extraordinaria y rica vida mística, su unión cada vez más plena con Dios y su intensa colaboración con Jesús en la salvación de las almas. El Señor la colmó de gracias extraordinarias: los dones de contemplación y de profundo conocimiento del misterio de la Divina Misericordia, visiones, revelaciones, estigmas ocultos, los dones de profecía, de leer en las almas humanas, y de desposorios místicos. Colmada de tantas gracias, escribió: Ni las gracias ni las revelaciones, ni los éxtasis, 1 Santa María Faustina Kowalska. Diario. La Divina Misericordia en mi alma (núm. 965). Editorial de los Padres Marianos de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, Massachussets, La biografía y comentarios están tomados del prólogo del Diario: Ibíd. (pp. 4-21) 3 Ibíd. (núm. 9)

3 ni ningún otro don concedido al alma la hacen perfecta, sino la comunión interior del alma con Dios. 4 También, vivió experiencias místicas sumamente dolorosas y diversos sufrimientos espirituales, morales y corporales, producto de la misión que le fue encomendada por el Señor y de sus sacrificios voluntarios. Extenuada físicamente por completo, pero plenamente adulta de espíritu y unida a Dios, falleció en olor de santidad el 5 de octubre de 1938, a los 33 años, víctima de la tuberculosis. El 30 de abril del año 2000, primer domingo después de Pascua, fue canonizada por el papa Juan Pablo II. Santa Faustina escribió su Diario durante los últimos años de su vida, por un claro mandato del Señor Jesús: «Hija Mía, sé diligente en apuntar cada frase que te digo sobre Mi Santa María Faustina Kowalska misericordia porque están destinadas para un gran número de almas que sacarán provecho de ellas.» 5 El Diario es un impresionante relato de las ascensiones y de la oscuridad de un alma de fe inquebrantable, y, especialmente, un testimonio de la confianza total en la infinita misericordia de Cristo. El gran contraste entre la precaria instrucción de santa Faustina y lo sublime de la enseñanza teológica expuesta en su Diario no dejan duda de la influencia de la gracia de Dios. Oh Dios mío, Amor mío, porque sé que en el momento de la muerte empezará mi misión. 6 Tras su muerte, la devoción a la divina misericordia, con muchas dificultades, se ha propagado por el mundo como un incendio. Confiar en la divina misericordia En muchos de sus mensajes a Santa Faustina, el Señor manifiesta su infinita misericordia, y su deseo de que nos acerquemos a Él con humildad y confianza: 4 Ibíd. (núm. 1107) 5 Ibíd. (núm. 1142) 6 Ibíd. (núm. 1729)

4 El primer atributo que el Señor me dio a conocer, fue su Santidad [ ] tan grande que delante de Él tiemblan todas las Potencias y todas las Fuerzas. [ ] El segundo atributo que el Señor me dio a conocer, fue su Justicia [ ] tan grande y penetrante que llega hasta el fondo de la esencia de las cosas y delante de Él todo se presenta en desnuda verdad, y nada podría continuar subsistiendo. El tercer atributo fue el Amor y la Misericordia. [ ] Él une la criatura al Creador. El amor más grande y el abismo de la misericordia los reconozco en la Encarnación del Verbo, en su redención, y de esto entendí que éste es el más grande atributo de Dios. 7 Sin embargo, muchas almas que tienden a la perfección, no conocen esta gran bondad de Dios. 8 «Deseo derramar Mi vida divina en las almas humanas y santificarlas [ ] Los más grandes pecadores llegarían a una gran santidad si confiaran en Mi misericordia. Mis entrañas están colmadas de misericordia que está derramada sobre todo lo que he creado. Mi deleite es obrar en el alma humana, llenarla de Mi misericordia [ ] y justificarla.» 9 «los más grandes pecadores [ ] más que nadie tienen derecho a confiar en el abismo de Mi misericordia. Hija Mía, escribe sobre Mi misericordia para las almas afligidas. Me deleitan las almas que recurren a Mi misericordia. A estas almas les concedo gracias por encima de lo que piden. No puedo castigar aún al pecador más grande si él suplica Mi compasión, sino que lo justifico en Mi insondable e impenetrable misericordia.» 10 «Oh, si pudieran comprender que Yo soy para ellas el mejor Padre, que para ellas de Mi Corazón ha brotado Sangre y Agua como de una fuente desbordante de misericordia; para ellas vivo en el tabernáculo; como Rey de Misericordia deseo colmar las almas de gracias, pero no quieren aceptarlas. Por lo menos tú ven a Mí lo más a menudo posible y toma estas gracias que ellas no quieren aceptar y con esto consolarás Mi Corazón.» 11 «Cuán dolosamente Me hiere la desconfianza en Mi bondad. Los pecados de desconfianza son los que Me hieren más penosamente.» 12 «Para un alma arrepentida soy la misericordia misma. La más grande miseria de un alma no enciende Mi ira, sino que Mi Corazón siente una gran misericordia por 7 Ibíd. (núm. 134) 8 Ibíd. (núm. 458) 9 Ibíd. (núm. 1784) 10 Ibíd. (núm. 1146) 11 Ibíd. (núm. 367) 12 Ibíd. (núm. 1076)

5 ella.» 13 «Hija Mía [ ], dame tu miseria porque es tu propiedad exclusiva.» En ese momento un rayo de luz iluminó mi alma y conocí todo el abismo de mi miseria; en ese mismo momento me abracé contra el Santísimo Corazón de Jesús con tanta confianza que aunque tuviera sobre la conciencia los pecados de todos los condenados, no dudaría de la Divina [ ] Misericordia, sino que, con el corazón hecho polvo, me arrojaría en el abismo de Tu misericordia. Creo, oh Jesús, que no me rechazarías sino que me absolverías con la mano de quien Te sustituye. 14 Después de la Santa Comunión miré con confianza al Señor y le dije: Jesús, deseo mucho decirte una cosa, y el Señor me miró con amor y dijo: «Y qué es lo que quieres decirme?» Jesús, Te pido por el inconcebible poder de Tu misericordia que todas las almas que mueran hoy eviten el fuego infernal, aunque fuesen los pecadores más grandes; hoy es viernes, el memorial de Tu amarga agonía en la cruz [ ]. Y Jesús me abraza a su Corazón y dijo: «Hija [ ] has conocido bien el abismo de Mi misericordia. Haré como lo pides, pero no dejes de unirte continuamente a Mi corazón agonizante y satisfaz Mi justicia. Debes saber que Me has pedido una gran cosa, pero veo que te la ha dictado el amor puro hacia Mí, por eso satisfago tu petición.» 15 La imagen de Jesús Misericordioso El esbozo de la imagen le fue revelado a Sor Faustina en una visión en 1931, en su celda del convento de Plock: Al anochecer, estando yo en mi celda vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. [ ] Después de un momento, Jesús me dijo: «Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío.» 16 Sobre los rayos, Jesús explicó: «El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas [ ]. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos». 17 Los sacramentos del bautismo y la penitencia purifican el alma, mientras que la Eucaristía la alimenta. Ambos rayos significan los sacramentos y las gracias del Espíritu Santo simbolizadas por el agua, y la nueva alianza de Dios con el hombre contraída en la Sangre de Cristo. 13 Ibíd. (núm. 1739) 14 Ibíd. (núm. 1318) 15 Ibíd. (núm. 873) 16 Ibíd. (núm. 47) 17 Ibíd. (núm. 299)

6 «Esta imagen ha de recordar las exigencias de Mi misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil.» 18 El cristiano, inspirado por esta imagen, es llamado a encarnar una actitud de constante confianza y misericordia. A este modo de vida el Señor Jesús vinculó promesas de salvación eterna, grandes progresos en el camino hacia la perfección cristiana, una muerte feliz, y todas las gracias que le fueren pedidas con confianza. «Por medio de esta imagen colmare a las almas con muchas gracias. Por eso quiero, que cada alma tenga acceso a ella.» 19 La Fiesta de la Misericordia «Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel, sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo deber ser la Fiesta de la Misericordia.» 20 «Ese día los sacerdotes deben hablar a las almas sobre Mi misericordia infinita.» 21 La Fiesta de la Misericordia en el primer domingo después de Pascua tiene un profundo sentido teológico: existe una estrecha relación entre el misterio de la Divina Misericordia y el misterio pascual de redención. Asimismo, el contenido de la imagen se relaciona estrechamente con la liturgia de ese domingo: ese día la Iglesia lee el Evangelio según San Juan sobre la aparición de Cristo resucitado en el Cenáculo y la institución del sacramento de la penitencia. 22 Las promesas extraordinarias que el Señor Jesús vinculó a la Fiesta de la Misericordia demuestran la gran importancia de la misma: «Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. [ ] La humanidad no conocerá paz hasta que no se dirija a la Fuente de Mi misericordia.» 23 «Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de Mi misericordia [ ]. Si no adoran Mi misericordia, morirán para siempre. Secretaria de Mi misericordia, escribe, habla a las almas de 18 Ibíd. (núm. 742) 19 Ibíd. (núm. 570) 20 Ibíd. (núm. 49) 21 Ibíd. (núm. 570) 22 Cfr. Jn 20, Santa María Faustina Kowalska. Op. cit. (núm. 699)

7 esta gran misericordia Mía, porque está cercano el día terrible, el día de Mi justicia.» 24 Las disposiciones que el Señor pide para poder recibir los inmensos dones que promete en la Fiesta de la Misericordia son: una entera confianza en Su Bondad, un amor activo al prójimo, el estado de gracia santificante (después de la confesión) y la Santa Comunión. La coronilla a la Divina Misericordia Jesús dictó esta oración a Santa Faustina en 1935 en Vilna. Quienes rezan esta coronilla ofrecen a Dios Padre el sacrificio de Jesucristo como propiciación de sus pecados y los del mundo entero, haciendo un acto de misericordia que aplaca la ira divina. Agregando las disposiciones de confianza, humildad y perseverancia, los fieles pueden esperar el cumplimiento de las promesas de Cristo referidas especialmente a la hora de la muerte: la gracia de la conversión y una muerte serena: «Esta oración es para aplacar Mi ira, la rezarás durante nueve días con un rosario común, de modo siguiente: primero rezarás una vez el Padre nuestro y el Ave María y el Credo, después, en las cuentas correspondientes al Padre nuestro, dirás las siguientes palabras: Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero; en las cuentas del Ave María, dirás las siguientes palabras: Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Para terminar, dirás tres veces estas palabras: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero...» 25 «Hija Mía, anima a las almas a rezar la coronilla que te he dado. A quienes recen esta coronilla, Me complazco en darles lo que Me pidan. Cuando la recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz.» 26 «A las almas que recen esta coronilla, Mi misericordia las envolverá en la vida y especialmente a la hora de la muerte.» 27 «Cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador misericordioso.» 28 Cuando entré por un momento en la capilla, el Señor me dijo: «Hija Mía, ayúdame a salvar a un pecador agonizante; reza por él esta coronilla que te he 24 Ibíd. (núm. 965) 25 Ibíd. (núm. 476) 26 Ibíd. (núm. 1541) 27 Ibíd. (núm. 754) 28 Ibíd. (núm. 1541)

8 enseñado.» Al empezar a rezar la coronilla, vi a aquel moribundo entre terribles tormentos y luchas. El Ángel Custodio lo defendía, pero era como impotente ante la gran miseria de aquella alma; una multitud de demonios estaba esperando aquella alma. Mientras rezaba la coronilla, vi a Jesús tal y como está pintado en la imagen. Los rayos que salieron del Corazón de Jesús envolvieron al enfermo y las fuerzas de las tinieblas huyeron en pánico. El enfermo expiró sereno. Cuando volví en mí, comprendí la importancia que tiene esta coronilla rezada junto a los agonizantes, ella aplaca la ira de Dios. 29 La Hora de la Misericordia En octubre de 1937 el Señor Jesús encomendó adorar la hora de su muerte: «Cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores [ ] En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia. Hija Mía, en esa hora procura rezar el Via Crucis, en cuanto te lo permitan los deberes; y si no puedes rezar el Via Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante. Exijo el culto a Mi misericordia de cada criatura» 30 Para que sean escuchadas las oraciones de esa hora, la oración debe ser rezada a las tres de la tarde, debe ser dirigida a Jesús y debe apelar a los méritos de la Pasión del Señor. La propagación de la devoción a la Divina Misericordia Con la difusión de la devoción a la Divina Misericordia también se relacionan algunas promesas de Cristo: «Deseo que los sacerdotes proclamen esta gran misericordia que tengo a las almas pecadoras. Que el pecador no tenga miedo de acercase a Mi. Me queman las llamas de la misericordia, deseo derramarlas sobre las almas humanas.» 31 «A las almas que propagan la devoción a Mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa a su niño recién nacido y a la hora de la muerte 29 Ibíd. (núm. 1565) 30 Ibíd. (núm. 1572) 31 Ibíd. (núm. 50)

9 no seré para ellas el Juez, sino el Salvador Misericordioso.» 32 «Todas las almas que adoren Mi misericordia y propaguen la devoción invitando a otras almas a confiar en Mi misericordia no experimentarán terror en la hora de la muerte. Mi misericordia las protegerá en ese último combate» 33 La esencia del culto y propagación de la Divina Misericordia es una actitud de confianza hacia Dios y caridad hacia el prójimo, a través de obras de misericordia, la palabra y la oración Un ejemplo sobresaliente lo dio la misma Santa Faustina durante toda su vida. Durante la meditación matutina [ ] vi a la Santísima Virgen que me dijo: «Oh, cuán agradable es para Dios el alma que sigue fielmente la inspiración de su gracia. [ ] Establecido está ya es el día de la justicia, el día de la ira divina. Los ángeles tiemblan ante ese día. Habla a las almas de esa gran misericordia, mientras sea un el tiempo para conceder la misericordia. Si ahora tú callas, en aquel día tremendo responderás por un gran número de almas. No tengas miedo de nada, permanece fiel hasta el fin, yo te acompaño con mis sentimientos.» 34 «Hija Mia, si por medio de ti exijo de los hombres el culto a Mi misericordia, tú debes ser la primera en distinguirte por la confianza en Mi misericordia. Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia Mí. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo: la primera la acción, la segunda la palabra, la tercera la oración. En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacia Mí. De este modo el alma alaba y adora Mi misericordia.» 35 Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia. Salmo 33, Ibíd. (núm. 1075) 33 Ibíd. (núm. 1540) 34 Ibíd. (núm. 635) 35 Ibíd. (núm. 742)

10 Jubileo Extraordinario de la Misericordia 8 de diciembre de de noviembre de 2016