Planificación para la lectura en voz alta del cuento

Transcripción

1 Ficha nº4 Planificación para la lectura en voz alta del cuento Los músicos de Bremen Hermanos Grimm Objetivos de Aprendizaje (OA) Comprender y disfrutar versiones completas de obras de literatura, leídas por un adulto. Desarrollar la curiosidad por las palabras o expresiones que desconocen y adquirir el hábito de averiguar su significado. Marco teórico La Lectura en Voz Alta, es la estrategia en que el profesor lee en voz alta a sus alumnos, buscando principalmente encantarlos con la lectura, junto con desarrollarles su capacidad de escuchar y expresar sus opiniones. Antes de leer 1. Cuente a los niños que hoy escucharemos un cuento donde aparecen cuatro personajes muy afinados (tocar sonajera, campanilla o triángulo cada vez que se mencione esta palabra). 2. Pregunte: Alguien sabe lo que significa ser afinado? 3. Ponga un ejemplo: Mi tía Rebeca es muy afinada: cuando celebramos algún cumpleaños en la familia, a la hora de cantar el Cumpleaños feliz siempre le pedimos a ella que cante las primeras palabras. Cumple-años feeeeeeee-liiiiiiiiiz, te desea-mos a tiiiiiiii Tiene una voz muy dulce y al escucharla cantar, todos disfrutamos de su linda voz y entonación. Mi tía Rebeca canta muy bien, ella es muy afinada. 4. Pregunte a los niños: Qué significará ser afinada? Hay en este curso alguien afinado? Nos podría cantar algo para que disfrutemos de su afinación? 5. Cuente a los niños que el cuento de hoy nos relata la historia de cuatro personajes muy afinados, ya vamos a ver por qué. 6. Ritual del cuento: Los ojos muy abiertos, las orejas despejadas, la boca muy cerrada, porque un cuento vamos a escuchar. Nadie puede hablar, solo la tía. Al contar.

2 Durante la lectura 7. Inicio: Esteras y esteritas para contar peritas esteras y esterones para contar ratones estaera una vez 8. Lea Los músicos de Bremen. 9. Lo ideal sería contar con figuras de burro, perro, gato y gallo. No tienen por qué ser realistas, tal vez alguna abstracción como solo la cola del burro, el collar del perro, los bigotes del gato y una pluma del gallo. A medida que van apareciendo los personajes, preséntelos a los niños y póngalos en la mesa- escenario. 10. Se pueden reemplazar los instrumentos mencionados en el cuento por otros más comunes y fáciles de encontrar: flauta, guitarra, metalófono, pandereta. Muéstrelos durante la narración, a medida que se mencionan y hágalos sonar, para que los niños conozcan su sonido. 11. En la parte en que cada animal se sube sobre el otro para poder ver qué hay dentro de la casa, grafique esa superposición con los elementos mencionados. Esta suerte de retahíla le gusta a mucho a los niños. Después de la lectura 12. Pregunte cuál fue la parte que más les gustó del cuento. 13. Qué hubieran hecho ustedes en el lugar de los ladrones? 14. Invite al niño que quiera a pasar adelante y recrear la escena en que los animales se montan uno encima del otro para averiguar qué hay dentro de la casa. El niño debe utilizar los elementos que representan a cada personaje. 15. Cuente a los niños que los músicos de Bremen inventaron una canción para recordar lo que hicieron con los ladrones: Pimpirigallo, pimpirigallo. El perro se sube al caballo. El gato se sube al perro. Y el gallo se sube al gato. Qué ven al otro lado? Este es el juego del pimpirigallo! (Los niños aprenden y practican estos versos haciendo el clásico juego con las manos: un niño mantiene pellizcado el dorso de la mano de otro, otro el de éste y así, hasta completar los cuatro personajes. Al terminar la recitación, todos se sueltan).

3 Cierre 16. Canción de despedida Se va, se va este cuento, se va a descansar. Abrazamos a los amigos, para otro escuchar. La, la, la, 17. Cuente a los niños que este cuento y muchos otros los pueden encontrar en la biblioteca. Anímelos a visitarla y pedir libros prestados.

4 LOS MÚSICOS DE BREMEN Érase una vez un hombre que tenía un burro que llevaba muchos años llevando sacos a un molino, pero el pobre burro se iba haciendo viejo y se cansaba mucho, de forma que ya no podía trabajar más. Entonces el dueño pensó deshacerse de él. Pero el burro, sospechando lo que le esperaba, se marchó de la casa en dirección a la ciudad de Bremen. Pensó que allí podría hacerse músico. Tras haber caminado mucho rato, el burro se encontró con un perro que iba jadeando como si hubiese echado una larga carrera. Por qué jadeas así? -le preguntó el burro. Ay! -respondió el perro-, porque soy viejo y apenas puedo cazar y mi amo quiere matarme. Por eso me he marchado. Pero de dónde voy a sacar comida ahora? Sabes una cosa? -dijo el burro-. Yo voy a Bremen, porque quiero hacerme músico; ven conmigo y hazte músico también. Yo puedo tocar el laúd y tú el bombo. El perro aceptó y juntos siguieron el camino. Al poco tiempo se encontraron con un gato. Hermanos Grimm Qué te ha pasado, amigo? -preguntó el burro-. Pareces triste. Cómo voy a estar contento si mi vida corre peligro? Me estoy haciendo viejo y, como ya no quiero cazar ratones, mi ama ha querido ahogarme. De milagro logré escapar, pero y ahora qué será de mí? Adónde voy a ir? Ven con nosotros a Bremen. Podrías hacerte músico, como nosotros.

5 El gato aceptó y se unió a ellos. Los tres pasaron por una granja en la que un gallo gritaba con todas sus fuerzas. Quieres dejarnos sordos? -dijo el burro-. Qué te ocurre? Es que no puedo estar alegre: mañana es domingo y mi ama quiere matarme para comerme en una cazuela. Por eso grito con todas mis fuerzas. Bueno, Por qué no te vienes con nosotros a Bremen? Tienes una voz afinada y contigo podríamos formar un grupo. Vamos a Bremen a hacernos músicos. El gallo aceptó encantado y los cuatro prosiguieron su camino. Pero como no podían llegar a Bremen en un día, porque estaba lejos, al llegar la noche se detuvieron en un bosque y decidieron pasar allí la noche. El burro y el perro se echaron bajo un árbol, y el gato y el gallo se subieron a las ramas. Antes de dormirse, el gallo miró a los cuatro vientos y vio una pequeña luz. Llamó a sus amigos y les dijo: En marcha! Parece una casa. Se pusieron en camino guiados por aquella luz hasta que se encontraron ante una casa donde habían ladrones. El burro se acercó a la ventana y miró al interior. Qué es lo que ves? -preguntó el gallo. Veo una mesa repleta de exquisita comida y una pandilla de ladrones- contestó el burro-. Podríamos entrar a comer- dijo el gallo. Tienes razón, pero cómo? -preguntó el burro.

6 Se pusieron a pensar sobre el modo de echar a los ladrones y encontraron una solución: El burro debía colocar sus patas delanteras sobre la ventana, el perro saltaría sobre el lomo del burro, el gato sobre el perro y finalmente el gallo se posaría en la cabeza del gato. Luego el burro haría una señal y comenzarían a cantar a coro y tocar sus instrumentos todos juntos. Y así, el burro mugiendo, el perro ladrando, el gato maullando y el gallo cacareando, entraron por la ventana y los ladrones se levantaron de la mesa asustados, pensando que se trataba de algún fantasma y huyeron de la casa a esconderse en el bosque. Los cuatro amigos se sentaron a la mesa y comieron y comieron. Cuando terminaron, apagaron las luces y buscaron acomodo para dormir. El burro se echó sobre un montón de paja, el perro detrás de la puerta, el gato junto a la cocina y el gallo en una percha. Como los ladrones no vieron más luz, el jefe de la banda dijo: No deberíamos habernos asustado tanto -Y mandó a uno a inspeccionar la casa. Cuando llegó y vio que todo estaba en completo silencio, entró en la cocina con la intención de encender una vela. Al ver los ojos del gato pensó que era una brasa de carbón que seguía encendido y acercó la mecha para encenderla. Pero el gato le saltó a la cara y lo rasguñó. El ladrón echó a correr hacia la puerta trasera, pero allí despertó al perro, que saltó sobre él y le mordió en la pierna. Salió entonces al patio y tropezó con el burro, que, asustado, le propinó una buena patada. El gallo, con tanto ruido, se despertó y comenzó a gritar: Quiquiriquí!

7 El ladrón corrió con todas sus fuerzas y llegó al bosque casi sin aliento. Allí contó lo sucedido: He visto en la casa a una bruja repugnante que me rasguñó la cara con sus largas uñas; detrás de una puerta me atacó un hombre con un cuchillo y me hirió en la pierna; al llegar al patio, un monstruo negro me golpeó con un martillo y arriba, en lo alto del tejado, la voz del juez gritaba: «Traédmelo aquí!». No sé ni cómo he podido llegar. Desde entonces, los ladrones no se atrevieron a volver nunca más a la casa. En cambio a los cuatro amigos, el burro, el perro, el gato y el gallo, les gustó tanto que decidieron instalarse en la casa y vivir juntos hasta el fin de sus días. Y todavía todo el mundo los recuerda como los Músicos de Bremen. FIN