Kerygma o anuncio de la buena fe Preparado por el P. Mauricio Urrea Canillo de la Diócesis de Nogales, Sonora

Transcripción

1 Kerygma o anuncio de la buena fe Preparado por el P. Mauricio Urrea Canillo de la Diócesis de Nogales, Sonora

2 Contenido 1 Kerygma o anuncio de la buena fe 1 La historia de nuestra salvación 3 Qué hay que hacer? 4 Míralo por tu propia cuenta Ningún evangelizador es el dueño absoluto de su acción evangelizadora [...] sino en comunión con la Iglesia y sus pastores (EN, núm. 60)

3 Kerygma o anuncio de la buena fe En la Sagrada Escritura, san Pablo les dice a los fieles de la comunidad de Corinto lo siguiente: Todo proviene de Dios que nos reconcilió consigo por medio de Cristo, y nos confió el mensaje de la reconciliación. Somos, pues, embajadores de Cristo y es como si Dios los exhortara por medio de nosotros. Así que en nombre de Cristo les suplicamos: Reconcíliense con Dios! (2Cor 5, 18-20). Ésta es la razón por la que todo cristiano, bautizado en el nombre de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, siente el deber de anunciar con obras y palabras la alegría de la Salvación que Jesús nos trajo. No podemos reservarnos esta Buena Noticia, este anuncio gozoso de que Dios nos visitó en la persona de su Hijo amado y nos rescató para que estemos con Él. La historia de nuestra salvación Conocemos las etapas de nuestra historia humana. Dios creó este mundo con amor y grandeza 1. Creó también al ser humano, hombre y mujer, a imagen y semejanza de Dios, es decir, les otorgó el don de ser personas, inteligentes y libres, capaces de pensar y de elegir, capaces de disfrutar y gozar en plenitud. No obstante, por propia decisión, y provocados por el demonio, decidimos apartarnos de Dios y vivir lejos de Él 2. Fue entonces cuando entró el pecado en el mundo bueno que Dios había creado. Por el pecado entró también la destrucción del orden original que Dios había dado al mundo, ingresando además en nuestras vidas la maldad, el egoísmo, la violencia, el sufrimiento, la enfermedad y la muerte 3. Como se ve, Dios no hizo un mundo así, antes bien el mundo asumió esta forma cuando elegimos apartarnos de la amistad natural y espontánea que teníamos con Dios al inicio de la historia humana. Kerygma o anuncio de la buena fe 1

4 De esta forma, aunque los males que acarreó el pecado fueron fruto de nuestra propia decisión, Dios no permitió que quedáramos abandonados a nuestra propia suerte, alejados de Él y de sus auxilios. Por esta razón intervino en nuestra historia, lleno de amor y de misericordia hacia nosotros, haciéndose presente por medio de los patriarcas en la historia del pueblo de Israel 4, después pactando una Alianza por medio de Moisés 5 y renovándola a través de Elías 6 y los diversos profetas, como Isaías 7, Jeremías 8 o Ezequiel 9. Finalmente, en la etapa última de la historia, y para sellar una Alianza Nueva y Eterna, nos envió Dios a su propio Hijo, nacido de la Virgen María 10. Siendo verdadero Dios, Jesús se hizo por nosotros también verdadero hombre, igual a nosotros en todo, excepto en el pecado 11. Como lo narran los mismos testigos presenciales de su vida, era tan grande el amor de Jesús por cada uno de nosotros que pasó por la vida haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo 12. Sus numerosos milagros y curaciones no tenían otro propósito que dejar en claro que el Reino de Dios nos había llegado 13. Jesús predicó y estableció entre nosotros el Reino de Dios 14, es decir, un nuevo orden en el mundo, una nueva forma de ver la vida humana y de tratar a las personas 15. En adelante, los seres humanos ya nos son extraños entre sí; son hijos e hijas de un mismo Padre, hermanos de Jesús y santificados por el Espíritu. Los valores principales que profesan y viven los ciudadanos del Reino de Dios son la verdad y el amor, la justicia y la paz, la unidad y el perdón 16. Era extremadamente importante hacernos ver que los valores del Reino no podían sustituirse por nada, ya que sin ellos la vida humana se vuelve un verdadero valle de lágrimas ; por esta razón, Jesús dio su propia vida en una Cruz 17. Así, se ofreció a su Padre por todos nosotros: dio su propia vida en rescate por muchos 18, como lo testifica la Sagrada Escritura; por ello, su Padre lo resucitó de entre los muertos 19 y está sentado a su derecha 20. Al resucitar, Jesús se apareció a sus discípulos y les transmitió al Espíritu Santo 21 ; es este mismo Espíritu Santo el que en el día de Pentecostés bajó sobre los discípulos, los llenó de sus dones y fundó así la Iglesia 22, es decir, la comunidad de hijos e hijas de Dios que por el Bautismo son perdonados de sus pecados y vuelven a tener la oportunidad de poseer vida eterna. Así 2 Kerygma o anuncio de la buena fe

5 pues, mediante la Iglesia y los sacramentos que ésta administra a los fieles, estos se van asemejando a Cristo 23, pasando por la vida haciendo el bien y resucitando después de morir 24. A todo esto se le denomina la Buena Noticia de la salvación de Dios, Él nos ha perdonado en Jesús, su Hijo amado 25, y por medio del Bautismo quedamos transformados en hijos e hijas de Dios e incorporados a la Iglesia, su Pueblo Santo. Además, la Eucaristía o Misa se vuelve el lugar por excelencia en el que nos congrega Jesús para hacerse presente según su misma promesa: donde dos o más se reúnan en mi Nombre ahí estaré yo presente en medio de ellos 26. Por todo esto, cuando Cristo se hace presente realmente en el Pan y el Vino eucarísticos, los cristianos exclaman Anunciamos tu muerte, Señor, proclamamos tu Resurrección, ven, Señor Jesús! 27. Según esta exclamación, los creyentes reconocen que la muerte de Jesús nos trajo vida eterna y que esta Buena Noticia debe ser conocida por todos, según el mismo Jesús nos mandó: vayan y hagan discípulos míos a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado 28. Qué hay que hacer? La Sagrada Escritura narra cómo la gente al escuchar el anuncio de esta Buena Noticia, que san Pedro y los demás apóstoles les dieron, preguntó: Hermanos, qué tenemos que hacer?. San Pedro les contestó: Conviértanse y que cada uno de ustedes se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para perdón de sus pecados y para que reciban el don del Espíritu Santo 29. Sabemos además que para nuestro propio bien y felicidad, Jesús nos mandó: Háganse misericordiosos como misericordioso es su Padre celestial 30 ; y también san Pedro nos lo indicó con estas palabras: que su conducta sea santa en todo momento, como santo es el que los ha llamado 31. Al buscar la misericordia y la santidad en la vida, la persona humana no hace sino perseguir su propia felicidad y la de quienes la Kerygma o anuncio de la buena fe 3

6 rodean. El resultado es una vida libre de esclavitudes y dependencias, una vida libre del pecado y de la maldad, una vida a la altura de nuestra dignidad de hijos e hijas de Dios. Pero cualquiera sabe que conseguir este ideal es difícil, especialmente si se tiene presente que el ser humano tiene como enemigos al demonio instigador, al mundo que se opone a Dios y a la propia tendencia al pecado que tiene nuestra carne mortal. Pues precisamente para conseguir esta felicidad que nos trajo Jesús, Él mismo nos dejó sus auxilios: la Palabra de Dios, la Gracia del Espíritu Santo, la Iglesia y los sacramentos. A través de su Palabra nos instruye en la vida y nos edifica para el bien, con su Gracia el Espíritu Santo nos auxilia en todo momento y necesidad, mediante la comunidad de hermanos y hermanas que es la Iglesia se nos acoge al nacer y se nos acompaña durante toda la vida, y con los sacramentos nos transforma, nos perfecciona y nos llena de su vida divina en los diversos momentos de nuestra vida. Cerca de donde vives hay una comunidad de hermanos y hermanas, una Iglesia que quiere vivir cada vez más apegados al estilo de vida que nos enseñó Jesús, cada vez más adheridos a los valores del Reino de Dios. Ahí queremos reunirnos y conocernos como personas, respetarnos por nuestra dignidad común de hijos e hijas de Dios, acompañarnos durante la vida y auxiliarnos en nuestras necesidades. Allí queremos celebrar en comunidad el misterio de Jesús, el Mesías enviado para nuestra salvación, y para ello nos reunimos en la Misa. Durante todo el año litúrgico, celebramos las diversas etapas de nuestra historia de salvación centrada en Jesús, de esa celebración se nos otorga vida divina que nos inunda para seguir viviendo con alegría y con dignidad, con verdadera estatura de hijos e hijas de Dios. Te invitamos a acompañarnos en esta hermosa aventura! Míralo por tu cuenta Para seguir paso a paso los momentos de esta historia que te hemos narrado, busca en el índice de tu Biblia estos libros y lee los tramos que te presentamos para que compruebes por ti mismo los diversos temas aquí expuestos: 4 Kerygma o anuncio de la buena fe

7 1 Libro del Génesis, capítulo 1, versículos del 1 al Libro del Génesis, capítulo 3, versículos del 1 al Libro del Génesis, capítulo 4, versículos del 1 al Libro del Génesis, capítulo 15, versículos del 1 al Libro del Éxodo, capítulo 3, versículos del 1 al Libro primero de los Reyes, capítulo 18, versículos del 1 al Libro del profeta Isaías, capítulo 6, versículos del 1 al Libro del profeta Jeremías, capítulo 1, versículos del 4 al Libro del profeta Ezequiel, capítulo 14, versículos del 1 al Evangelio según san Lucas, capítulo 2, versículos del 1 al Epístola a los hebreos, capítulo 4, versículos del 14 al Libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 10, versículos del 34 al Evangelio según san Marcos, capítulo 1, versículos del 14 al Evangelio según san Mateo, capítulo 4, versículos del 23 al Evangelio según san Juan, capítulo 8, versículos del 1 al Evangelio según san Mateo, capítulo 5, versículos del 1 al Evangelio según san Juan, capítulo 19, versículos del 1 al Primera epístola a Timoteo, capítulo 2, versículos del 5 al Libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 2, versículos del 22 al Evangelio según san Marcos, capítulo 16, versículo Evangelio según san Juan, capítulo 20, versículos del 19 al Libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 2, versículos del 1 al Epístola a los romanos, capítulo 8, versículos del 28 al Epístola a los romanos, capítulo 8, versículos del 14 al Epístola a los efesios, capítulo 4, versículos del 31 al Evangelio según san Mateo, capítulo 18, versículo Primera epístola a los corintios, capítulo 11, versículos del 23 al Evangelio según san Mateo, capítulo 28, versículo Libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 2, versículos del 37 al Evangelio según san Lucas, capítulo 6, versículos del 36 al Primera epístola de san Pedro, capítulo 1, versículos del 15 al 16. Kerygma o anuncio de la buena fe 5

8 Coordinador nacional Línea misionera: Ciudad de México Cantera 29, Col. Tlalpan, Del. Tlalpan, cp 14000, México, df. Tel.: (01 55) Guadalajara Madero 837, esq. Escorza, Centro, sj, cp 44100, Guadalajara, Jal. Tel.: (01 33) Villahermosa Ejército Mexicano 167, Col. Atasta de Serra, cp 86100, Villahermosa, Tab. Tel.: (01 993)