CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA UNDÉCIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. Tu fe te ha salvado, vete en paz

Transcripción

1 CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA UNDÉCIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Tu fe te ha salvado, vete en paz Hermanos y amigos. Nos congregamos en el nombre de Jesús. En este domingo su Palabra es clara y diáfana, nos habla de perdón y salvación. Aquella mujer cree en él y en recompensa le concede la paz. Es el regalo que día tras día nos concede a todos. Sólo nos pide el vínculo de la fe, adhesión a su persona, a su vida. La Eucaristía es un momento oportuno para renovar nuestra comunión con Jesús. Dios nos convoca, venid y escuchemos su voz, La mesa ha preparado su pan es salvación. Gracias, Señor, por ser tus invitados. Venid, celebrad la palabra, venid acoged la verdad, y en hermandad cantad la nueva alianza. Acogemos la misericordia de Dios Creemos en Jesucristo que nos amó y se entregó por nosotros. Él es nuestra salvación. (Silencio) Hemos pecado, lo reconocemos. Señor, ten piedad. Confiamos en tu misericordia. Cristo, ten piedad. Tú perdonas mi culpa y mi pecado. Señor, ten piedad. Liturgia de la Palabra Del segundo libro de Samuel 12, Salmo 31.

2 Dichoso el que está absuelto de su culpa y a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito. Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito; me propuse confesar al Señor mi culpa, y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. Tú eres mi refugio, me libras del peligro, me rodeas de cantos de liberación. Quien confía en el Señor le rodea la misericordia. Alegraos, justos, y gozad con el Señor, aclamadle los de corazón sincero. De San Pablo a los Gálatas 2, Sabemos que el hombre no alcanza la justicia por observar la ley, sino por creer en Jesucristo; nosotros hemos creído en Jesucristo para ser justificados por la fe en Cristo y no por cumplir la ley, pues por cumplir la ley el hombre no alcanza la justicia. Para la ley estoy muerto, a fin de vivir para Dios. Estoy crucificado con Cristo y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y mientras vivo en esta carne mortal, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí. No anulo la gracia de Dios: pues si la justificación se alcanzara por la ley, la muerte de Cristo sería inútil. Palabra de Dios. Cantad al Señor un cántico nuevo. Aleluya, aleluya, aleluya. Evangelio de San Lucas 7, 36 8,3. Un fariseo lo invitó a comer. Jesús entró en casa del fariseo y se sentó a la mesa. En esto, una mujer, pecadora pública, enterada de que estaba a la mesa en casa del fariseo, acudió con un frasco de perfume de mirra, se colocó detrás, a sus pies, y llorando se puso a bañarle los pies en lágrimas y a secárselos con el cabello; le besaba los pies y se los ungía con la mirra. Al verlo, el fariseo que lo había

3 invitado, pensó: Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer lo está tocando: una pecadora. Jesús tomó la palabra y le dijo: Simón, tengo algo que decirte. Contestó: Dilo, maestro. Le dijo: Un acreedor tenía dos deudores: uno le debía quinientas monedas y otro cincuenta. Como no podían pagar, les perdonó a los dos la deuda. Quién de los dos le tendrá más afecto? Contestó Simón: Supongo que aquél a quien más le perdonó. Le replicó: Has juzgado correctamente. Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: Ves esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me diste agua para lavarme los pies; ella me los ha bañado en lágrimas y los ha secado con su cabello. Tú no me diste el beso de saludo; desde que entré, ella no ha cesado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con perfume; ella me ha ungido los pies con mirra. Por eso te digo que se le han perdonado numerosos pecados, ya que siente tanto afecto. Que al que se le perdona poco, poco afecto siente. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados. Los invitados empezaron a decirse entre sí: Quién es éste que hasta perdona pecados? Y Jesús dijo a la mujer: tu fe te ha salvado, vete en paz. Gloria a ti, oh Cristo. Palabra del Señor. Puntos para meditar. Para Jesús la fe es la primera y necesaria condición para el perdón y la salvación. Hay cosas que no se compran con nuestros méritos ni con el dinero. El mejor mérito personal está en la apertura del propio corazón. Y hace muy pocos días el Papa Francisco también decía: Nuestro único mérito es la misericordia de Dios. Esto se opone radicalmente a lo que nos ofrece en muchas ocasiones nuestra sociedad, que nos da a entender que lo único que es válido es el dinero, el poder, la influencia, el sexo En una sociedad así no encontraremos ni la salvación en su plenitud ni la misma paz. Jesús concede la paz y el perdón a la mujer pecadora porque creyó en él. Encontró en su persona algo distinto de lo que le ofrecían sus paisanos. Lloró amargamente su pecado; su corazón estaba insatisfecho, vacío. Buscaba un poco de amor y de acogida, y lo encontró en Jesús. Mujer, tu fe te ha salvado, vete en paz.

4 Jesús sale a nuestro encuentro. Es Él quien nos ofrece el perdón, la salvación. Pablo se lo recuerda a la comunidad cristiana de Galacia. Y, mira por dónde, aquellos cristianos querían justificarse, -salvarse y alcanzar el perdón de sus pecados- por el cumplimiento de unas leyes del Antiguo Testamento. Andaban un tanto equivocados; y puede ser que también nosotros andemos así. Pablo les dice taxativamente: Por la fe en Cristo Jesús alcanzamos toda justificación ante Dios. Él nos amó y se entregó por nosotros. Pero inmediatamente después Pablo nos dice que la fe es: Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí, estoy crucificado con Cristo. La fe en Jesús que nos salva, y nos concede todo su amor y misericordia, significa vivir en comunión con él, aceptar su vida y persona. Oración de los fieles: Oremos a Dios Padre. 1.- Para que la Iglesia, siguiendo los pasos de Jesús, proclame el amor misericordioso de Padre. Oremos. 2.- Para que nuestra comunidad parroquial, nosotros cristianos, sepamos perdonar como Jesús nos perdona. Oremos. 3.- Para que reconozcamos nuestros pecados de egoísmo, soberbia y orgullo, y caminemos con espíritu evangélico. Oremos. 4.- Para que los gobiernos, quienes dirigen los pueblos, promuevan la justicia, la paz y la reconciliación. Oremos. 5.- Para que los que anuncian el Evangelio, guiados por la luz del Espíritu, proclamen a Dios Padre de toda la humanidad. Oremos. 6.- Para que los signos de la paz en la celebración de la Eucaristía y la Comunión con Cristo, nos conduzcan a la unidad. Oremos.

5 Liturgia eucarística Señor, del universo, bendito seas, Por este pan y vino que da la tierra. Venga a nosotros tu pan de cada día, que es vida y gozo. Santo Señor, tú eres Santo. Hosanna. /Has redimido al hombre. Hosanna. Por todo te alabamos. Hosanna. / Hosanna, hosanna, hosanna. Bendito el que viene, Hosanna. / Es Dios del universo. Hosanna. Su gloria llena el mundo. Hosanna. / Hosanna, hosanna, hosanna.