MATEO El miedo secreto. Caleb Fernández Pérez

Transcripción

1 MATEO El miedo secreto Caleb Fernández Pérez

2 El miedo secreto / Caleb Fernandez Pérez Septiembre valparaisoipch@gmail.com Facebook: valparaisoipch Edición, programación y diseño logo: ibooks Author El miedo secreto por Caleb Fernandez Pérez se encuentra bajo licencia Creative Commons BY-NC-ND 3.0 Todos los derechos reservados, no obstante, queda permitida la reproducción, difusión, o exposición total o parcial de la obra al público, en cualquier tipo de soporte, sin que sea necesario el consentimiento previo del autor siempre que sean citados: autor y contenido de origen. i

3 1 Para comenzar En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 24 Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. 25 Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. 26 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: Un fantasma! Y dieron voces de miedo. 27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: Tened ánimo; yo soy, no temáis! 28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: Señor, sálvame! 31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: Hombre de poca fe! Por qué dudaste? 32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. 33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios. Hablemos sobre el miedo. A qué le tiene miedo? A la muerte, al fracaso, a la pobreza, a la soledad? Aunque también le tememos a cosas en apariencia inofensivas como los ratones, las cucarachas, las arañas, etc. Parece ser un tema trivial, pero el miedo en nosotros genera angustia y la angustia, nos produce estrés y el estrés agudo genera muchas enfermedades como gastritis, migraña, crisis nerviosa, depresión, neuralgia. El miedo cuando no logra ser explicado, tiene el poder de destruirnos y no solamente a nosotros, sino también a nuestro entorno. Jesús entendía de esto. Y la escena del texto bíblico que leímos más arriba nos permite ver aquella sensibilidad de Jesús para percibir el lado humano, frágil, y desconocido de los discípulos. Él los coloca en una situación que los lleva a enfrentar miedos secretos y desconocidos para ellos. Y es esto lo que Jesús hace con nosotros también. Nos coloca en situaciones difíciles que tienen como propósito revelar un aspecto de nuestra vida que debe ser tratada por Dios, algún miedo secreto que debe ser tratado y superado. De esta manera, las crisis son y serán una gran oportunidad cuando logramos ampliar nuestros horizontes y conseguimos superar aquello que paraliza nuestra espiritualidad, cuando logramos ver a Jesús enseñándonos a vivir. 2

4 1 Frente a la ausencia de Jesús (v.22-24) 22 En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 24 Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario.

5 1 Frente a la ausencia de Jesús (v.22-24) Jesús no está físicamente con sus discípulos, los mandó solos a la otra orilla y Él se quedó orando. Las Sagradas Escrituras nos dicen explícitamente eso: Jesús hizo que sus discípulos vayan sin Él. Pero, una lectura más atenta, nos muestra que todo está unido por Su maravilloso plan. Por qué Jesús quería despedir a la multitud y enviar a sus discípulos sin Él? La gente había sido testigo de un milagro asombroso, cinco mil personas habían sido alimentadas por Él. Juan nos dice que la gente quería venir a apoderarse de él y hacerle rey (Juan 6:15) y sus discípulos estaban a punto de caer en concepciones mesiánicas erróneas, asumiendo que debían proclamar antes de tiempo a Jesús como Mesías, entonces, Él decide alejarse, estar solo en conexión con el Padre y orar por Sus discípulos. Es por eso que este cuadro de Jesús orando en el monte, no debe ser separado del cuadro de los discípulos en la tormenta. La barca avanzó cinco kilómetros aproximadamente. Estaban en el medio del Mar de Galilea y en medio de la oscuridad se describe que la barca estaba siendo azotada por las olas porque el viento era contrario. Los discípulos estaban siendo colocados a prueba. Lo que Mateo relata, entonces, es una tempestad vivida por los discípulos, y de esta manera nos quiere llevar a pensar que en medio de las crisis y conflictos que vivimos en nuestras vidas, la llamada apremiante de Jesús es a confiar en Él, aunque por algún momento nos sintamos solos. Pues bien, si en algún momento sospechamos que estamos solos, este cuadro de soledad no debe ser separado del cuadro mayor que presenta a Jesús en pleno control de la tormenta, de las olas. Nuestro miedo secreto se revela al encontrarnos pensando que Jesús nos dejó, que no está, que está lejos. Es imprescindible que no separemos nuestro solitario cuadro del cuadro mayor. 4

6 2 Frente a la presencia de Jesús (v.25-27) 25 Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. 26 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: Un fantasma! Y dieron voces de miedo. 27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: Tened ánimo; yo soy, no temáis!

7 2 Frente a la presencia de Jesús (v.25-27) Era la cuarta vigilia de la noche, entre las tres y las seis de la mañana y Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Lo que llama la atención de este texto, no solamente es el hecho milagroso y espectacular de ver a Jesús caminando hacia los discípulos sobre las olas que se levantaban y caían; sino particularmente, la reacción de los discípulos que viéndole andar sobre el mar, se turbaron pensando que era Un fantasma!. Esto es muy humano, pues no pensaron en ningún momento que era Jesús, siendo que Él ya había demostrado que podía hacer hechos milagrosos sorprendentes, pero no, ellos pensaron lo peor, lo más negativo, lo más traumático, y eso es exactamente lo que pasa con nosotros también. El evangelista tiene cuidado en señalar que el miedo de los discípulos no está provocado por la tempestad, el miedo secreto de los discípulos era provocado por la incapacidad de descubrir la presencia de Jesús en medio de aquella noche horrible. Podemos atravesar situaciones muy críticas y oscuras a lo largo de nuestra vida, pero nuestro verdadero drama comienza cuando el corazón es incapaz de reconocer la presencia salvadora de Jesús en medio de la crisis, y de escuchar en el corazón: Tened ánimo; yo soy, no temáis!. El problema de lo discípulos, como también pasa con nosotros, no es la tormenta, mas bien, es la presencia de Jesús en medio de ella. No entendemos, no comprendemos, no creemos que Jesús no solamente puede atravesar, calmar y terminar nuestra tormenta, sino que puede usarla como su camino. Para Jesús las leyes de la naturaleza son medios para la realización de sus propósitos. El camina sobre el agua, atravesando nuestras tormentas, porque nos quiere demostrar que los vientos no lo pueden volcar. Son sus mensajeros! Las olas no lo pueden ahogar Son sus siervas obedientes! Nuestro miedo secreto se encuentra ahí, en nuestra incapacidad de descubrir la presencia de Jesús en medio de nuestras tormentas. 6

8 3 Frente a la cercanía de Jesús (v.28-31) 28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: Señor, sálvame! 31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: Hombre de poca fe! Por qué dudaste?

9 3 Frente a la cercanía de Jesús (v.28-31) La escena toma un giro que impresiona y sorprende, y es lógico que sea así. El personaje protagonista de esta parte del relato es Pedro. Es necesario que reconozcamos que su primera reacción fue admirable y sorprendente: Señor, puesto que eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Pedro expresa la fuerza del Espíritu de Dios en forma de confianza plena en Jesús, y aunque parece ser sólo un impulso, se atreve. Impulso o no. La crisis es el momento privilegiado para tener la experiencia de caminar hacia Jesús, asumiendo que es un camino que Él ya recorrió primero. Mateo resume la respuesta de Jesús en una sola palabra: Ven. Es una llamada que escucharemos siempre en tiempos de tempestad. Lo interesante es que si seguimos con la lógica del texto, Jesús no quiere calmar la tempestad, Jesús quiere enseñarle a Pedro a caminar en medio de la tormenta. Quiere estar cerca para enseñarle a vivir. Pero, Pedro, como nos ocurre a nosotros, se deja vencer por el miedo y se paraliza, la tormenta puede más que Él, no ha aprendido a caminar en medio de la tormenta. Jesús es duro con él y le dice: Hombre de poca fe! Por qué dudaste? Jesús sabía por qué había dudado, pero le invita a hacer una autoevaluación, vio el viento y tuvo miedo. Hagamos una auto-evaluación nosotros también Por qué dudamos? El verdadero problema del ser humano no son los vientos contrarios, ni la barca azotada por las olas, mas bien es el miedo secreto a fundamentar la fe sólo en Jesucristo. Ese fue el problema de Pedro, ni la presencia de Jesús, ni su cercanía fueron suficientes, ahí se dio cuenta que donde comienza el miedo a creer sólo en Jesús termina nuestra fe. 8

10 2 Hacia nuestra espiritualidad 31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. 33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios. No estamos dispuestos a escuchar ningún llamado a renovar nuestra manera de entender y de vivir la vida. Sin embargo, Él camina hacia nosotros de manera sorprendente en medio de nuestra tempestad. Si caemos y nos hundimos, nos daremos cuenta que no estamos concentrando nuestra atención en Jesús. Pero, la fe de Pedro, aunque poca, no se perdió. Así es con nosotros, aunque tengamos miedo, finalmente al hundirnos gritamos pidiéndole ayuda: Señor sálvanos! El texto nos relata que Jesús, extendiendo la mano, asió de él. No era necesario que hiciera esto para rescatarlo, una simple palabra del Salvador habría bastado. Pero, Jesús usa un método con Pedro que utiliza también con nosotros: Jesús quería que Pedro sintiera Su amor de la misma manera en que estaba experimentando Su poder. Finalmente, todo se calmó! Por que es así, ninguna tempestad dura para siempre, pero Jesús nos invita a verlo en medio de nuestras tormentas y nos enseña a caminar en medio de ellas. El miedo? El miedo se acaba cuando lo reconocemos en medio nuestro y caminamos mirando a Él. 9

11 El miedo secreto Mateo Caleb Fernández Pérez, Pastor de la 1ra Iglesia Presbiteriana de Valparaíso; capellán del Colegio Presbiteriano "David Trumbull", y profesor del Seminario Teológico Presbiteriano en Santiago, Chile. x