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Transcripción

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2 A la ciudad de El Cairo Capital de un país llamado Egipto En el continente de África Llegó el bisnieto de Howard Carter en busca de un cucarrón mágico de la época de los faraones. Su bisabuelo fue el explorador inglés que, cien años atrás, descubrió el sarcófago y la máscara de oro de Tutankamón en el Valle de los Reyes.

3 El joven Howard Carter pues se llamaba igual que su bisabuelo tenía tan solo 17 años. Desde la más temprana edad se había interesado por todos los artefactos, réplicas, afiches y libros de Egipto que había en la casa de sus padres y de sus abuelos. Su anhelo era convertirse en todo un explorador y aventurero como su antepasado Él también quería descubrir nuevas cosas sobre ese país! La noche anterior a su viaje, Howard había tenido un sueño bastante extraño. Ra, el dios de los dioses y dios del sol en la mitología del Antiguo Egipto que tenía cuerpo de humano, cabeza de halcón y sobre esta un sol rodeado por una cobra sagrada navegaba por los cielos en su barca solar, llamada Mandyet o Barca de Millones de Años, y lo invitaba a ir al más allá. Allí, le presentaría al resto de los dioses del mundo egipcio y a algunos de los faraones de las 31 dinastías del gran imperio que había existido desde el año 3200 antes de Cristo. Pero eso no era todo Ra le comunicaba que, si los visitaba, le daría las pistas para encontrar al cucarrón mágico, un amuleto de la buena suerte hecho con los más finos materiales. Este había pasado por las manos de los faraones de generación en generación, asegurándoles buenos resultados en momentos difíciles. 4

4 El sueño había sido muy explícito en cuanto a las instrucciones que Carter debía seguir para llegar al más allá. Ra le pedía que fuera a El Cairo, capital de Egipto, y que a media noche tomara un camello para dirigirse a un lugar en el Desierto del Sahara llamado Guiza, donde se encontraban las pirámides de Keops, Kefrén y Micerino. Antes de aproximarse a ellas, debía detenerse frente a la gigantesca esfinge con cuerpo de león y cabeza de faraón, y saludarla con la reverencia del caso, diciéndole: Em hotep. En nombre de Ra te pido permiso para entrar al cementerio real, con lo cual la esfinge iluminaría el camino hacia la entrada secreta de uno de los tres monumentos. 5

5 Al entrar a la pirámide indicada, Howard debía buscar un anj entre los jeroglíficos del corredor, símbolo de la vida para los egipcios, el cual tenía forma de cruz con la parte superior ovalada. Debía tocarlo tres veces, y así este saldría de la pared y se iluminarían las rutas internas de la construcción que el joven debía seguir. Tomar cualquier otra dirección sería desobedecer a los dioses y le traería mala suerte! Además, tenía que llevar el símbolo en todo momento con él para protegerse en el camino que iba a recorrer. Al final del trayecto encontraría un hermoso sarcófago, diseñado especialmente para los invitados temporales al más allá. No debía 6

6 preocuparse, pues a ningún faraón muerto lo habían puesto en ese ataúd! También hallaría un frasco con aceite y un rollo de gasa, con los cuales debía embadurnar y enrollar su cuerpo como una momia. Una vez listo, debía acostarse dentro del sarcófago, y este se cerraría como por arte de magia. Los dioses se encargarían del resto! A pesar de que todo esto parecía una locura, Carter no quería perder la oportunidad de convertirse, como su bisabuelo, en una especie de héroe. Aparte del gran placer que sería 7

7 para él conocer a los dioses y a los faraones de la civilización que tanto le interesaba, encontrar al cucarrón mágico sería una gran contribución al conocimiento del Antiguo Egipto! Además, comenzaría su carrera como explorador con gran éxito! Emocionado, tomó la decisión de buscar la esfinge y pedirle su consentimiento para entrar a la pirámide que ella le señalara Si esto no funcionaba, regresaría a Londres, ciudad donde vivía, y continuaría estudiando esa cultura en los libros, hasta que se le ocurriera otra idea. Pero si todo comenzaba a suceder como Ra se lo había comunicado en el sueño, estaría dispuesto a seguir todas las instrucciones para poder trasladarse al más allá. 8

8 Sin perder un minuto, Howard compró un tiquete de avión Londres-El Cairo y escribió una nota a sus padres explicando que debía ir a perseguir su sueño de convertirse en un famoso egiptólogo, tal como lo había sido su bisabuelo, y que para eso tenía que pasar unos días, o quizás unas semanas, en el más allá. No obstante, al salir de su casa, su perro Suez comenzó a ladrar desconsolado. Era como si le estuviera pidiendo que lo llevara! 9

9 El joven trató de explicarle que regresaría pronto, pero el can era muy insistente. Terminó por llevarlo, pero le advirtió que no sabía si podrían visitar juntos a Ra. Tal vez tendría que permanecer solo en la mitad del Desierto del Sahara! Después de agregar en la nota que Suez lo acompañaría en su travesía, se dirigieron al aeropuerto de Heathrow y tomaron un avión que cruzó Europa hasta llegar a la esquina noreste de África, donde está Egipto. 10

10 Para ese momento, el bombillo rojo de alerta del computador de Equis había comenzado a titilar en su oficina en Colombia. Esto significaba que había recibido nueva información sobre un caso por resolver en algún rincón del mundo. Entró a la página principal de su proveedor de misterios y leyó el mensaje proveniente de El Cairo: Octubre 19. Agencia Autoridades de Egipto buscan desesperadas al bisnieto de Howard Carter, famoso explorador que en 1922 encontró el sarcófago y la máscara de oro de Tutankamón. El joven Howard informó a sus padres por medio de una carta que se iría con su perro Suez en expedición al más allá, lugar que nunca antes en la historia se ha explorado dado que no se sabe dónde está ubicado. Cualquier información sobre su paradero será bien recompensada por la familia Carter! 11

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12 Al investigador le tomó por sorpresa el mensaje, puesto que Equis había tenido un sueño bastante particular sobre la travesía de un muchacho por Egipto. El Globo su amigo y compañero de trabajo lo había transportado al punto de partida de todas sus investigaciones, pero cómo explicarle que ahora debían ir al más allá? Dada la falta de información concreta, decidió omitir los detalles de la misión. Lo primero era llegar a El Cairo y tratar de alcanzar al joven antes de que cometiera alguna locura! De inmediato, le hizo un guiño a su computador para que, con un fuerte chiflido, lo ayudara a llamar al gigante de lona. 13

13 El Globo escuchó el silbido entre la melodía que estaba oyendo en su reproductor de música. Sabía que aquella señal conjunta del detective y del computador solo podía significar que había un misterio por resolver en algún rincón del mundo, y que era él quien debía llevar a la ardilla hasta ese lugar. Entró a la oficina del investigador, todavía con sus audífonos puestos, tarareando y moviéndose con ritmo. Equis, que siempre sabía cómo convencerlo, le pidió permiso para cambiar la canción y buscó la famosa Walk Like an Egyptian. Al escucharla, el Globo comenzó a hacer una coreografía, como tantas veces lo había hecho cuando estaba de fiesta. Pero, un minuto después, el detective pulsó el botón de pausa y le preguntó a su amigo: Ya sabes para dónde vamos? 14

14 El gigante de lona frunció el ceño, pues por un instante se había emocionado al pensar que su amigo lo había llamado solo para divertirse con él. Pero no había trabajo por hacer! Y, por lo acontecido, era evidente que su destino era Egipto. El Globo hizo la mímica de la coreografía con sus brazos de cabuya, y el detective movió su cabeza, confirmándole que estaba en lo cierto. En cuestión de segundos, Equis ya estaba montado en la canasta de su compañero, con su kit de investigador, listo para partir. Este era un globo muy particular porque, aunque era capaz de cruzar el planeta Tierra de punta a punta, solo aceptaba órdenes cantadas. Inspirado por la melodía de Walk Like an Egyptian, la ardilla afinó su voz y, recordando los detalles de su sueño, comenzó a cantar: 15

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16 La esfinge permitirá la entrada de Howard a Keops. Allá se momificará y entrará al sarcófago. Anubis lo llevará a ver a los dioses Ra, Thot, Ma at, Seth, Osiris y Bastet. Y los faraones le mostrarán sus templos y sus pirámides. Vá-mo-nos a E-gip-to! Y así, el Globo salió por el techo de la oficina del detective Equis, y cruzó el océano Atlántico hasta llegar al Mar Mediterráneo que separa a Europa del norte de África. Lo recorrió casi hasta el final y, antes de llegar al Canal de Suez, que une al Mediterráneo con el Mar Rojo, entró a Egipto sobrevolando las tres pirámides y la Gran Esfinge de Guiza en el Desierto del Sahara. Continuó su camino hacia la ciudad de El Cairo, cuyas luces se veían no muy lejos. 17