ADVIENTO. Antífona del Salmo: Preparad el camino al Señor, allanad sus sendas. Todo hombre verá la salvación de Dios, aleluya, aleluya (bis).

Transcripción

1 ADVIENTO RETIRO 2007 PARROQUIA PERPETUO SOCORRO de VIGO CANTO: Abre tu tienda al Señor Abre tu tienda al Señor, recíbele dentro, escucha su voz. Abre tu tienda al Señor, prepara tu fuego, que llega el amor 1. El adviento es esperanza, la esperanza salvación. Ya se acerca el Señor. Preparemos los caminos, los caminos del amor. Escuchemos su voz. 2. Que se rompan las cadenas, que se cante libertad. El Señor nos va a salvar. Sanará nuestras heridas, nuestro miedo y soledad. El será nuestra paz. Antífona del Salmo: Preparad el camino al Señor, allanad sus sendas. Todo hombre verá la salvación de Dios, aleluya, aleluya (bis). SALMO COMUNITARIO Profeta: Una voz clama: En el desierto de vuestra vida, abrid paso al Señor. Trazad en la estepa una calzada recta para nuestro Dios. TODOS: ES TU MENSAJERO, PADRE. SU VOZ TIENE FUERZA, ANUNCIA UNA MENSAJE ALEGRE DE SALVACIÓN. Profeta: Elevad los valles, llenadlos de tierra. Los montes y los cerros, rebajadlos. Haced un camino llano. TODOS: TU ENVIADO EN LAS CALLES, DE PORTAL EN PORTAL, SUBE LIGERO LAS ESCALERAS Y LLAMA A TODAS LAS PUERTAS: OS TRAIGO UNA BUENA NOTICIA. Profeta: Hoy es un día de gozo para todos vosotros. El Señor va a venir, a colmar vuestras esperanzas y cambiar en alegría vuestras tristezas.

2 TODOS: INTUÍAMOS ALGO DE TI, SIN HABER VISTO TU ROSTRO, SIN HABER OÍDO TU VOZ. DECÍAMOS: ÉL TIENE QUE VENIR. Profeta: Escuchad: hay velas encendidas señalando que todo está preparado, que alguien va a venir, que todo está por llegar. TODOS: TÚ ESTÁS CERCA, SEÑOR, Y TODAS TUS ACCIONES SON A FAVOR NUESTRO. TÚ VIENES, QUE QUIERES QUE TODO ESTÉ DISPUESTO PARA TU PRESENCIA ENTRE NOSOTROS. Profeta: Consolad a los tristes, corregid a los que se desvían, levantad a los caídos. Decidles: Dios va a venir, anímate, viene por ti. TODOS: HOY EMPIEZA UNA NUEVA ERA, PORQUE PARA DIOS CADA DÍA ES UNA NUEVA OPORTUNIDAD. EL SEÑOR VENDRÁ, Y CAMBIARÁ NUESTRA MIRADA Y NUESTROS CORAZONES. Profeta: Todo hombre verá la salvación de Dios, disfrutará de su presencia hecha carne en un niño pequeño. Todas las personas podrán hablar con él, porque se quedará para siempre entre nosotros. TODOS: VEN SEÑOR JESÚS, VEN PORQUE TE NECESITAMOS, VEN PORQUE QUEREMOS COMPARTIR CONTIGO NUESTRAS VIDAS, PORQUE SABEMOS QUE SERÁS COMPAÑERO EN EL CAMINO Y FUERZA EN LOS MOMENTOS DE DIFICULTAD. TÚ TE HARÁS CARNE PARA ESTAR, PARA SIEMPRE, CERCA. Santo Evangelio según San Lucas 3, 1-6. En el año quince de reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes virrey de Galilea; y su hermano Felipe virrey de Iturea y de Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene; bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y se fue por toda la comarca del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: Una Voz clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus sendas; todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado, lo tortuoso se hará recto y las asperezas serán caminos llanos. Y todos verán la salvación de Dios. Antífona de respuesta a la Palabra de Dios: Tengo fe en Ti, envía tu Espíritu, Señor. Hazme dócil a tu voz, quiero obrar tan solo desde la fe.

3 INVOCACIONES COMUNITARIAS Invoquemos a Cristo, alegría y júbilo de cuantos esperan su llegada, y digámosle: TODOS: Ven, Señor Jesús! 1. Esperamos alegres tu venida, hoy que abrimos las puertas del Adviento: TODOS: Ven, Señor, y no tardes más! 2. Tú que existes antes de los tiempos y que vives por los siglos de los siglos: TODOS: ven y salva a los que viven en el tiempo. 3. Tú que creaste el mundo y a todos los que en él habitan: TODOS: ven a restaurar la obra de tus manos. 4. Tú que quisiste compartir nuestra naturaleza y ser una persona como nosotros: TODOS: ven y arranca nuestra debilidad, fortaleciéndonos con tu esperanza. 5. Tú que viniste para que tuviéramos vida, y vida en abundancia: TODOS: ven y danos tu vida eterna. 6. Tú que quieres congregar a toda la humanidad en tu reino: TODOS: ven y reúne a cuantos desean contemplar tu rostro. 7. Tú que tienes poder para nacer en nuestro corazón hoy: TODOS: ven y danos tu amor, tu paz y tu misericordia para llevarte a los demás.. Esperando al Señor, decimos: Padre Nuestro... ORACION Dios Padre bueno, aviva en tus fieles, al comenzar el Adviento, el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene, acompañados por las buenas obras, para que, colocados un día a su derecha, merezcan poseer el reino eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

4 ADVIENTO RETIRO 2007 PARROQUIA PERPETUO SOCORRO de VIGO Esperaré Esperaré a que crezca el árbol y me dé sombra. Pero abonaré la espera con mis hojas secas. Esperaré a que brote el manantial y me dé agua. Pero despejaré mi cauce de memorias enlodadas. Esperaré a que apunte la aurora y me ilumine. Pero sacudiré mi noche de postraciones y sudarios. Esperaré a que llegue lo que no sé y me sorprenda. Pero vaciaré mi casa de todo lo enquistado. Y al abonar el árbol, despejar el cauce, sacudir la noche y vaciar la casa, la tierra y el lamento se abrirán a la esperanza. (B. González Buelta) 1. La primera venida de Jesús El tiempo de Adviento es un tiempo especial dentro de la vida de la Iglesia. A lo largo del Año Litúrgico hay diversas fiestas que nos recuerdan la vida de Cristo. La más importante de todas es la PASCUA, que es la celebración de la resurrección de Jesús. La Pascua se prepara con cinco semanas que se llaman Tiempo de Cuaresma. La segunda fiesta de la vida de Jesús más importante es la NAVIDAD, porque celebramos que el Hijo de Dios se hizo hombre para compartir todo con nosotros. Jesús nació de Santa María en Belén, en el actual Israel, hace más de 2000 años. Esta fiesta de la Navidad se prepara durante cuatro semanas, donde escuchamos cómo vivieron la espera de esta venida de Jesús algunos personajes de la Biblia. A estas cuatro semanas se les llama ADVIENTO. La palabra ADVENTUS significa en latín venida, advenimiento, llegada. Proviene del verbo venir. Pero... quién viene ahora?

5 2. La segunda venida de Jesús Para los primeros cristianos, Adviento significaba la segunda venida del Señor, su vuelta gloriosa y definitiva. Jesús, después de morir y resucitar, subió al cielo y envió el Espíritu Santo a la Iglesia. Pero prometió volver. Cuando Jesús se fue, a los cristianos nos encargó que construyéramos el Reino de Dios con nuestro amor a los demás, ayudando a los necesitados, perdonando, rezando, celebrando la eucaristía, etc. Pero nos prometió venir por segunda vez y establecer en la tierra el Reino de Dios para siempre. Su segunda venida eliminará del mundo la enfermedad, el dolor y la muerte, y todos compartiremos la felicidad con Jesús, el Señor de todo. 3. El Adviento nuestro de cada día El Adviento es un tiempo que une las dos venidas de Jesús: la primera y la última. Las celebraciones de las próximas cuatro semanas nos van a hablar del Jesús-Mesías prometido que nació hace 2000 años y del Jesús-Juez de la historia que vendrá a traer el Reino en el futuro. Pero hay una tercera realidad que no queremos dejar pasar: el Señor viene siempre. Él está presente en nuestras vidas, y se hace el encontradizo en el discurrir del día a día. Por tanto, hay un tercer adviento: el de cada día. Porque sabemos que Jesús está entre nosotros, en medio de nosotros. 4. Para qué más te invitamos a venir? El tiempo de Adviento pone en marcha a toda la comunidad cristiana en la espera de su venida. Por eso, la oración de toda la Iglesia es la misma durante cuatro semanas: VEN, SEÑOR JESÚS! (Ap 22,20). Pero, para qué más invitamos al Señor a venir? Porque el Señor ya vino a salvarnos, cómo expresa esta oración de Karl Rahner: Señor, otra vez es Adviento en el tiempo de tu Iglesia. Otra vez rezamos las oraciones de la expectación y de la constancia, los cantos de la esperanza y de la promesa. Y otra vez toda miseria, toda expectación y todo aguardar lleno de fe se reúnen en la palabra: Ven! Pero tú ya has venido. Pusiste tu tienda de campaña entre nosotros, has participado de nuestra vida con sus pequeñas alegrías, con su larga rutina, con su conflicto y dolor. Podríamos invitarte con nuestro Ven a algo más profundo que esto? Y, sin embargo, llenos de esperanza, te decimos: TÚ ERES EL QUE TIENE QUE VENIR! Se dice que vendrás de nuevo, es cierto. Pero no se trata de volver de nuevo, pues nunca nos abandonaste. Al decirte: Ven, deseamos que se manifieste con mayor claridad que tú ya estás en todo, que el corazón de todas las cosas se ha transformado ahora, porque tú las has habitado con tu presencia.

6 Por eso, llenos de esperanza, te decimos: TÚ ERES EL QUE TIENE QUE VENIR! Tú vienes. Esto no es pasado ni futuro. Sino el presente que se llena de ti. Siempre está presente la hora de tu venida... Haz que vivamos en esta hora atentos a tu venida. AMÉN. Así pues, parece claro que la comunidad cristiana repite una y otra vez, cada año, el Adviento, para redescubrir que Jesús ya está en todo. Porque el paso del tiempo nos hace vivir un pequeño olvido: tenemos una vida tan ocupada que puede que olvidemos que Dios camina a nuestro lado. Y él está siempre, pero no es verdad que a veces nos quejamos de que no le vemos, de que no le sentimos cerca? 1. Decimos: ven, señor Jesús!, y le invitamos a venir porque aún nos queda mucho por descubrir de él, pues todavía se oculta en el Pan y el Vino de la Eucaristía, y no hemos comprendido por completo la profundidad de sus palabras, de la Palabra. Ven, Señor Jesús, porque contigo a nuestro lado es más fácil ser luz, ser fuente, ser socorro, ser testigo. No lo sabemos todo de ti y no te hemos conocido del todo. Queremos conocerte aún más. 2. Decimos: ven, Señor Jesús! y le invitamos a venir porque a veces somos nosotros mismos los que ocultamos al Señor. Nuestra debilidad, nuestros pecados y nuestras rutinas pueden oscurecer que Jesús brille a través de nosotros y se le pueda conocer. Necesitamos conversión que nos vuelva trasparentes, para que se pueda ver a Dios, pero nunca invisibles, porque él viene a estar con nosotros. 3. Decimos: ven, Señor Jesús! y le invitamos a venir porque con Cristo siempre hay esperanza. Si Cristo no hubiera nacido y no hubiera resucitado, todas las vidas humanas acabarían en la muerte. Pero él ha resucitado, y por eso podemos hacer miles de proyectos de futuro, porque ni siquiera la muerte detendrá nuestro avance. Un cristiano siempre tiene esperanza, porque tiene una eternidad por delante. Por eso podemos emprender muchos proyectos. Aún podemos hacer muchas cosas. 4. Decimos: ven, Señor Jesús! y le invitamos a venir porque a veces nos da rabia cómo está todo, y realmente tenemos un deseo grande de que esté aquí, a nuestro lado. Hay tanta injusticia, tantos hambrientos, tantos refugiados, tantos deprimidos, que sin él podemos desanimarnos y renunciar a seguir luchando. Jesús siempre nos dice que cualquier pequeño intento da fruto para los cielos nuevos y la tierra nueva. 5. Voy a preparar mi corazón para encontrarle? No vamos a esperar que nos toque la lotería: vamos a esperar a Jesús! Por eso, en este Retiro Parroquial entramos en nuestro corazón y nos preguntamos: voy a preparar mi corazón para encontrarle? Porque él viene pero yo, estaré preparad@? Quiero recibirle? Quiero encontrarme con él? Jesús va a venir, independientemente de que lo queramos o no. Y vendrá como siempre: escondido, oculto, sacramental. Si vino hecho débil Niño cuando todos lo esperaban rey poderoso, hoy vendrá también de la manera más sencilla posible, sin

7 mostrarse descaradamente. Dios no quiere obligarnos a creer en él: se pone a nuestro lado y, si queremos, le abrimos la puerta y le damos la mano. Como en la Eucaristía, podemos aceptarlo y recibirlo, o quedarnos sentados en el banco mirando para el techo. Como los Reyes Magos, aunque esté por ahí, necesitaremos interpretar las señales que nos indican dónde está el Salvador, y así poder acudir allí donde está él. Dios va a venir, y aún así, cuando nos encontremos con él, no será todo tan claro. Los discípulos de Juan el Bautista le preguntaron a Jesús en una ocasión: Eres tú el que ha de venir o hemos de esperar a otro?. Como a ellos, Jesús nos parecerá poco Como el Niño de Belén parecía poco, siendo el Rey de la gloria felices nosotros si estamos preparados y nos lo tomamos en serio, si creemos en lo pequeño, si en ese momento somos capaces de decir: Señor mío y Dios mío!, porque estemos convencidos de que hemos visto al Señor. 6. Voy a preparar mi corazón para encontrarle El Prefacio III de las Eucaristías de Adviento reza así: El mismo Señor que se nos mostrará entonces lleno de gloria, viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y por el amor demos testimonio de la espera dichosa de tu reino. He aquí tres pistas para hallar el «tesoro» del Adviento: 1. Él viene en cada persona y en cada acontecimiento: a partir de ahora tengo que buscar al Señor en todo, y vigilar para que no vive superficialmente el correr de los días. Como si nunca hubiera visto, como si estrenara los ojos, voy a mirar de forma nueva todo lo que me rodea. 2. Lo podemos recibir en la fe: y así confiar un poco más en lo valios@ que soy para Dios. Como si nunca hubiera tenido fe, voy a confiar en Dios y a hablar con él como si hasta ahora no hubiera estado presente. 3. Por el amor hemos de dar testimonio de nuestra espera: tenemos que ser Adviento para los demás, llevar a Jesús a cada persona y a cada acontecimiento. Cómo? Poniendo amor en cada encuentro y en cada momento. Y dejar que el amor nos fastidie un poco nuestros planes, tan bien estructurados, y así dejar que el amor sea una ley para nosotros, que no podemos dejar de practicar.

8 JUAN EL BAUTISTA Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.» Éste es el que anunció el profeta Isaías, diciendo: «Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos".» Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: «Camada de víboras!, quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Abraham es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abraham de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.» (Mateo 3, 1-12) Más tarde, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: «Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?» Jesús les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Y dichoso el que no se escandalice de mí!» Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: «Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, a qué salisteis?, a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti." Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.» (Mateo 11, 2-11) 1. Hay que esperar a otro? Juan Bautista abrigaba una esperanza. Esperaba al Mesías, pero no estaba convencido que fuera Jesús; necesitaba asegurarse. Ha oído hablar de los signos del Mesías, pero no coincide del todo con su esperanza. A menudo la esperanza de los cristianos no coincide con los signos de Dios. La no-coincidencia de lo que esperamos (quizás demasiado radical y triunfalista) con lo que Dios va obrando a nuestro alrededor (pequeños gestos y sencillas manifestaciones) es también la historia misma de una Iglesia que sigue a Cristo, y necesita en este Adviento volver a recuperar la humildad, la pequeñez, como espacio de la manifestación de Dios: porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Juan Bautista recibe por respuesta los milagros, los cambios, las transformaciones: los hombres sin dignidad recuperar su derecho divino a ser personas humanas. Todavía hay personas que escuchan y dejan que Dios transforme su vida de carencias en una vida en plenitud y alegría. Estamos esperando a que Jesús nazca de nuevo? Pues ya nació, y ahora es tiempo de estar con él. Cuidado con esperar a otro, o un actitud distinta de Dios. Porque Dios es Dios. El Señor está tan cerca que los ciegos ven, los cojos andan, los sordos oyen, los muertos resucitan... No hay fenómenos paranormales que acompañen la venida del Señor,

9 sino signos del mundo nuevo que brota del testimonio de los que viven el Evangelio. Algunos se acercaron a Jesús a preguntar si era él que Mesías prometido. Y Jesús contestó con sus propias obras. 2. Dichoso el que no se escandalice de mí! De ahí que nos venga al pelo la bienaventuranza de este evangelio. Estamos familiarizados con las bienaventuranzas que hablan de los pacíficos, los misericordiosos, los humildes, los hambrientos, pos pobres pero esta es una bienaventuranza que tiene que ver con encontrarse con Jesús y seguirle. Dichosos los que no se escandalicen de mí! Felices aquellos para los que no sea un escándalo que Dios no cambie todo de un plumazo, los que crean en el desarrollo germinal y discreto del Reino de Dios, que crece como una semilla. Así, Jesús declara a Juan el más grande entre los nacidos de mujer, porque vive la bienaventuranza de preparar el camino a un Señor que se acerca humilde, casi sin hacer ruido. El Profeta, el colaborador de Dios, el cristiano que desea vivir el Adviento hoy, tiene una hermosa tarea que afrontar: alumbrar al Señor allí donde parece oscura su visión. Y Juan ilumina con su palabra, una palabra que rellena los agujeros que han dejado vacío de Dios el mundo de los hombres. Juan incluso cree que si no hay personas dispuestas a colaborar con Dios en la preparación del camino, Dios mismo colocará en su lugar a las piedras, que al menos servirán de relleno en los socavones del camino por donde ha de llegar su Hijo. 3. Gritad en el desierto Tomad ejemplo de los profetas, recomienda en su Carta el Apóstol Santiago. Pues sí, hoy tomamos en nuestras manos la misión de ser profetas: 1. Vamos a confiar en nuestro propio testimonio: no somos sacerdotes, como Juan, y nuestro mundo es la casa, el trabajo, la calle, la tienda, etc. Juan fue al desierto, llevó la Palabra de Dios a un lugar donde parece que no habita nadie. Pues nosotros también podemos llevar el testimonio de Jesús allí donde parece que no está. 2. Vamos a poner un toque cristiano en nuestra forma de organizar la Navidad: Juan se alimenta de la naturaleza, y nosotros podemos evitar caer en el consumismo salvaje que nos arrastra en estas fechas. 3. Vamos a preparar bien los signos del Nacimiento de Cristo: que nuestra casa no sólo acoja el Belén, sino que también en adviento nos acompañe un pequeño símbolo: una vela, la Biblia abierta con unas flores. 4. Vamos a vamos a dar el fruto que Dios quiere: nuestra colaboración es importante, sobre todo en las propuestas que la Parroquia nos hace para vivir el Adviento, como es participar solidariamente en las Campañas de Navidad o en los momentos celebrativos organizados para pedir la venida del Señor. Como dice el refrán, a Dios rogando y con el mazo dando. Adviento: volved a ser profetas que señalan donde está Cristo, y no nos escandalicemos de que Dios trabaje despacio, contando con cada uno de nosotros. Hagamos posible el desarrollo del Reino de Dios y la llegada de la paz que anuncian los ángeles de navidad.