Siete verdades que debemos considerar

Transcripción

1 Siete verdades que debemos considerar Leamos: 11 Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente. 12 Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver. 13 Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo. 14 Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros. 15 Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno. 16 Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas. 17 Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades. 18 Vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas. 19 Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades. 20 Vino otro, diciendo: Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo; 21 porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste. 22 Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré; 23 por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses? 24 Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas. 25 Ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas. 26 Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. 27 Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí. Introducción: Una vez Jesús les dijo a sus discípulos lo siguiente: 29 Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, 30 que no reciba 1 / 5

2 cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna. 31 Pero muchos primeros serán postreros, y los postreros, primeros. (Marcos 10:29 31) Lo que Jesús afirma en este pasaje es que todo aquel que ha entregado su vida completamente a él aún a pesar de su familia, sus bienes, su nivel de vida, tendrá cien veces más, subraye esto, CIEN VECES MAS. Esto significa que el cielo tiene asegurado para nosotros cientos de oportunidades de bendición material. El bien espiritual de la fe en Cristo, trae en esta vida, diga, en esta vida. En esta vida trae bendiciones concretas. Bendiciones materiales, esto es casas y tierras. Bendiciones sociales, esto es, hermanos, hermanas, madres, hijos. Junto con ellas vendrán persecuciones, porque vivimos en un mundo pecaminoso y conflictivo. Y, bendiciones espirituales eternas, puesto que después de la muerte tenemos asegurada vida eterna con Dios. En esta perspectiva, Mateo y Lucas nos relatan que Jesús enseñó por lo menos unas cinco parábolas que hablan de dinero. En ellas se habla del buen uso de recursos y de oportunidades de producción. En la parábola que hemos leído encontramos que Jesús espera que su Reino en nosotros, en esta vida, nos lleve a ser emprendedores en busca de generar ingresos. En esta parábola y su paralelo en Mateo debemos aprender lo siguiente: 1. Debemos tener la expectativa latente que tendremos oportunidades para hacer más dinero del que ganamos como empleados. Ser empleado no es malo. Pero la parábola nos lleva a meditar que los trabajadores de aquel hombre adinerado un día tuvieron la oportunidad en sus manos de generar más dinero y de abrirse paso a un mayor nivel de vida. Según Mateo los empleados recibieron talentos. Cada talento equivalía al salario de toda una vida. Según Lucas, los empleados recibieron diez minas cada uno. Cada mina equivalía a tres meses de salario. No debemos envidiar las oportunidades de otros. Unos tendrán la oportunidad de recibir recursos en gran escala. Otros, la recibirán en menor escala. Debemos tomar nuestra oportunidad y aprovecharla de la mejor manera. A todos, de una u otra forma, Dios nos abrirá caminos de bendición que nos conducirá a alcanzar una calidad de vida igualitaria. 2 / 5

3 2. Debemos entender que a cada uno se le dará una oportunidad según su capacidad en su campo. Algunos podrán manejar recursos a gran escala como los talentos. Y aún aquí unos podrán producir más, otros no. Pero, lo justo, aquí es que todos tienen oportunidad. En el caso de recursos en menor escala, Dios le confiará a todos los que estén en este campo igual oportunidad, esperándose que cada quien ponga lo mejor de sí para producir lo mejor que pueda. Reconocer la capacidad no quiere decir discriminación ni menosprecio de otros, sino la identificación de las habilidades de cada quien en cada campo. La gracia de Dios otorga oportunidad aún a los torpes. Aleluya. 3. Debemos prepararnos para administrar bien los recursos que las oportunidades nos presentan. Las oportunidades para cada quien vendrán. En ambas parábolas queda claro que se requiere trabajo, buena administración y fidelidad. Una buena administración es aquella que logra multiplicar lo recibido. Hay, por lo menos, tres elementos claves para lograr hacer que el talento o la mina se multiplique: a) La persona debe ser responsable con lo que se le ha dado. b) La persona debe tener fe en que puede hacer multiplicar lo recibido y, c) Por sobre todo, la persona tiene que accionar, tiene que hacer mover el dinero para que se multiplique. 4. Debemos entender que cuando la oportunidad y recursos vienen a nuestra mano, la meta es producir y alcanzar ganancias. El dueño del capital vino y pidió cuentas de cada quien. En la parábola de los talentos, él elogió y premió a los que habían producido el 100% de ganancias (el de cinco y el de dos). Asimismo, en el caso de las minas, él elogió y promovió a un nivel mayor de inversión según su producción. Al que de diez produjo diez mas, le otorgó un mercado de diez ciudades nuevas. Al que produjo el 50% más, le otorgó un mercado de cinco ciudades nuevas. Los de las minas empezaron con menos que los de los talentos. Pero, ellos están siendo promovidos a un mercado más amplio que los otros. Esta es la justicia de Dios, por diversas vías, nos llevará a todos a alcanzar una calidad de vida igualitaria. En ambos casos a los dos que guardaron el dinero y no produjeron nada les recriminó el no tener ninguna iniciativa. El miedo y la vergüenza fueron su peor aliado. Perdieron sus oportunidades. A éstos les dijo, por lo menos debieran haberlo puesto en el banco para que le genere intereses. 5. Debemos entender que tarde o temprano, debemos rendir cuenta de cómo hemos aprovechado las oportunidades que Dios nos ha dado. El Evangelio del Reino nos trae la revelación de Cristo, de sus principios, mandamientos y promesas. El reino o gobierno de 3 / 5

4 Dios en nuestras vidas, mientras vivamos en la tierra, nos ha de llevar a ser productivos en todos los campos. Nos ha de llevar a ser emprendedores. Nos va a guiar al momento en que cada quien, como parte de sus bendiciones, forje su propio negocio, taller, micro o pequeña empresa, su estudio, consultorio. Si no tenemos muchas ideas de qué hacer en nuestros días hay muchas formas de invertir y ganar dinero aún desde nuestras casas, a través de las redes de mercadeo (4 life, Telexfree etc., etc.). Abramos nuestros ojos, examinemos bien las cosas, consultemos con gente entendida en cada materia y tomemos, arrebatemos, nuestras bendiciones. Recuerda que tu promoción, o ascenso de nivel, está de acuerdo a tu producción. Al que tiene producción se le dará más. Al que no tiene, aún lo que tiene será trasladado a otro que sabe producir más. Esta declaración no fomenta la injusticia ni la ambición ni la desigualdad social. En el reino, no nos olvidemos del otro principio. El que quiera ser el primero sea vuestro servidor. Los que estamos super bendecidos también daremos cuenta de cuán solidarios fuimos con otros dándoles la oportunidad de llevar adelante sus iniciativas. 6. Debemos entender que no se trata de ser codiciosos, ni de idolatrar el dinero. En ambas parábolas se elogia a los productivos que aprovecharon bien su oportunidad con estas palabras. BIEN BUEN SIERVO Y FIEL, EN LO POCO HAS SIDO FIEL, EN LO MUCHO TE PONDRÉ. El codiciosos quiere ganar como sea y a costa de lo que sea; y, por tanto, por amor a las riquezas se olvida de Dios. El discípulo verdadero del reino de Cristo, no es ambicioso pero sí dedicado al trabajo, enfocado en sus metas, fiel en todo, especialmente, con lo que corresponde a Dios (diezmos, primicias y ofrendas). No se come la semilla que es de Dios. Es fiel y va de lo poco a lo mucho gracias a sus esfuerzo y valentía que contará con la promesa de Dios de bendecir y multiplicar la obra de nuestras manos. Jesús advirtió que no debemos amar las riquezas en el sentido que se convierta en nuestro ídolo o en nuestro dios. Esto no contradice Deuteronomio 10: donde Dios asegura que si le obedecemos, él nos dará el poder para hacer las riquezas. No dice que nos volcará riquezas sino que nos va a empoderar para que cada uno de nosotros haga riquezas. El nos va a empoderar de fe, de su Espíritu con siete habilidades poderosas (inteligencia, conocimiento, sabiduría, consejo, temor de Jehová, poder y el auxilio permanente del Espíritu Santo); de su presencia, de iniciativas y estrategias, aún sobrenaturales, para hacer las riquezas; de ángeles que se van a mover con los que declaran su palabra; y de un espíritu profético que declarará las promesas de Dios sobre las circunstancias adversas. 7. Debemos entender que el Dueño del Oro y la Plata es nuestro Dios y él desea que EN ESTA VIDA, usted y yo tengamos CIEN VECES MÁS. Por lo tanto, cada uno de nosotros 4 / 5

5 como Herederos de Dios y Coherederos con Cristo, debe estar seguro que dentro del conjunto de bendiciones espirituales en Cristo, están nuestras bendiciones económicas. Y mientras viene la consumación de todas las cosas conforme al plan profético de Dios, una forma de manifestar el reino, es recibiendo oro y plata en nuestras manos, para producir más y más. El principio del Reino es este: Buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (Mateo 6:33). Comida, vestido, vivienda, estudios, comodidades, vacaciones y otros, son necesidades que se cubren a través de las transacciones económicas. Por tanto, cuando pedimos el pan nuestro de cada día sea dado hoy, estamos pidiendo que todo esfuerzo, trabajo e inversión económica nos asegure una vida digna y próspera para los años (días) que vienen por delante. Deléitate en Jehová y el te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tus proyectos, confía en él y él hará (Salmo 37:4-5) A modo de conclusión: Mientras tenga trabajo, trabaje bien, hágalo de la mejor manera, sea diez veces mejor que los demás. Pero, sueñe, proyecte, tome decisión de emprender su propia fuente de ingresos. Venza el miedo y la vergüenza del no puedo, no tengo, no se si podré lograrlo. Inténtelo y te sorprenderás. Dios estará contigo si le amas con todas tus fuerzas. Así, poco a poco, dejarás de ser empleado y pasarás a ser empresario del Reino de Dios en la tierra. No te rindas. Si no sale una, recuerda tienes cien veces más, cientos de oportunidades preparadas por Dios de antemano para ti. No te rindas. Recuerda, En comienda a Jehová tu camino. Confía en él y el hará. (Salmo 37:5). Aleluya. 5 / 5