San Cirilo de Alejandría: Homilía sobre el Publicano y el Fariseo

Transcripción

1 San Cirilo de Alejandría: Homilía sobre el Publicano y el Fariseo Extracto de las Homilías sobre el Evangelio de San Lucas, Sermón 120 Lucas 18:9-14: A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, de pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, ten piedad de mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido. U stedes que aman la enseñanza y están deseosos de escuchar, reciban una vez más las palabras sagradas: deléitense en la miel de la sabiduría; porque como esta escrito, Panales son las palabras bellas, y su dulzura, salud del alma. 1 Porque la labor de las abejas es muy dulce, y en muchas formas beneficia al alma del hombre: pero la divina y salvadora (miel) hace a todos en los que mora, hábiles en toda buena obra, y les enseña las sendas (espirituales) de mejoramiento. Por tanto, como he dicho, reciban en sus mentes y corazones las palabras del Salvador. Porque Él nos ha enseñado en que manera hemos de dirigirle nuestras suplicas, para que al hacerlo no nos vayamos sin recompensa; y que nadie haga enojar a Dios, el dador de dones de los alto, por medio de esas cosas por las cuales uno se imagina que ganará algún beneficio. Porque está escrito. Justo hay, que perece por su justicia. 2 Yo ruego, para que vean un ejemplo de esto, claramente representado, por así decirlo, en la parábola puesta ante nosotros. Uno que oraba es condenado porque no ofreció su oración sabiamente. Dos hombres subieron al templo a 1 Proverbios 16:24 2 Eclesiastés 7:15 ~ 1 ~

2 orar, uno Fariseo, y el otro publicano. Y aquí debemos admirar el sabio arreglo de Cristo Dios nuestro, en todas las cosas que Él hace y dice. Porque por la parábola previamente leída a nosotros, Él nos llama a la diligencia, y al deber de orar continuamente: porque el Evangelista dijo: Y les dijo también esta parábola, que es menester orar siempre y no desfallecer 3 Habiéndoles urgido entonces a la diligencia en la oración constante, aun así; como les he dicho; para no hacerlo tan diligentemente pero sin tener discreción, porque eso enfurecerá a Aquel a quien le suplicamos, Él excelentemente nos muestra el modo en que debemos de ser diligentes en la oración. Dos hombres, Él nos dice, subieron al templo a orar. Yo ruego, para que observen aquí, la imparcialidad y la entera equidad de la Naturaleza infalible: porque Él llama hombres a aquellos que estaban orando, porque Él no mira tanto a la riqueza o el poder; sino más bien a su igualdad natural, Él considera a todos los habitantes de la tierra como hombres, y de ninguna forma los diferencia el uno del otro. Y entonces de que manera oraban? El Fariseo, nos dice, oraba consigo de esta manera: Dios, te doy gracias, que no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros; ni aun como este publicano. Muchas y al mismo tiempo son las faltas del Fariseo; porque antes que nada es jactancioso, y sin sentido; porque se alaba a sí mismo, a pesar de que las Escrituras exclaman que: te alabe el extraño, y no tu boca: el ajeno, y no tus labios. 4 Uno bien podría decirle: oh excelente señor, mirad, que aquellos que viven practicando buenas y santas obras, como cualquiera puede ver, nos están muy listos para escuchar palabras aduladoras: y si alguno los alabare, generalmente se sentirían avergonzados, y dirigirían sus ojos hacia el suelo, y pedirían silencio a aquellos que los alaban. Pero este desvergonzado Fariseo se alaba y se ensalza a sí mismo porque él es mejor que los ladrones, los injustos y los adúlteros. Y como es que ha escapado a tu atención, que un hombre siendo mejor que los malos, no necesariamente lo muestra como digno de admiración: sino más bien el competir con los que habitualmente sobresalen, es algo noble y honorable, y adentra al hombre a ser contado que aquellos que justamente son alabados. Nuestra virtud entonces no debe ser contaminada con faltas, más bien debemos ser dedicados e intachables, y ser libres de todo los se nos pueda reprochar. Porque qué 3 Lucas 18:1 4 Proverbios 27:2 ~ 2 ~

3 beneficio tiene el ayunar dos veces en la semana, si al hacerlo solo sirve como pretexto para la ignorancia y vanidad, porque te vuelve arrogante, altanero y egoísta? Si das diezmo de tus posesiones, y alardeas de ello; pero también de otra forma enfureces a Dios, y es al condenar a los hombres como en este relato, y al acusar a otros; y envaneciéndote a ti mismo, a pesar de no haber sido coronado por el decreto divino por tu rectitud, pero por el contrario, amontonas alabanzas hacia ti mismo. Porque no soy, dice, como el resto de los hombres Modérate a ti mismo, Fariseo: Pon una puerta a tu boca, y un cerrojo. Le hablas a Dios que lo sabe todo. Espera el decreto del Juez. Ningún hombre hábil en la práctica de la lucha, se corona así mismo: ni tampoco ningún hombre recibe la corona de sí mismo, sino que espera la decisión del árbitro. Humilla tu soberbia; porque la arrogancia es tanto maldita como odiosa ante Dios. Siendo que ayunaste con una mente ufana, tu voluntad no te avala: tu labor no será recompensada; porque has mezclado tu perfume con el estiércol. Ya que según la Ley de Moisés el sacrificio que tenga mancha no puede ser ofrecido a Dios, porque se le dijo: de vacas, o de ovejas, que sean ofrecidas, en los cuales no habrá falta. 5 Ya que tu ayuno esta acompañado de soberbia, debes esperar que Dios te diga: Este no es ayuno que Yo escogí, dice el Señor. Tú ofreces diezmo: pero fallas de otro modo con Aquel a quien honras, al condenar a los hombres. Esto es un acto ajeno a la mente que teme a Dios: porque Cristo mismo dijo: No juzguéis, y no seréis juzgados: no condenéis, y no seréis condenados 6 Y también uno de sus discípulos dijo: Solo uno es el legislador y el juez, que puede salvar y perder. Pero tú, quién eres para juzgar a tu prójimo? 7 Ningún hombre por el hecho de gozar de salud ridiculiza al que esta enfermo postrado en cama: más bien debe estar temeroso de que pueda ser victima de sufrimientos similares. Ni tampoco el hombre en batalla, porque otro ha caído, se alaba a sí mismo por haber escapado del infortunio. Porque la enfermedad de otros no es materia de alabanza para aquellos que gozan de salud: ni aunque alguno goce de una inusual vigorosa salud, aun así la gloria es escasa. Dado era el estado del egoísta Fariseo. Pero que hay del publicano? Él estaba, dice la Escritura: lejos, sin siquiera aventurarse, por decirlo así, a levantar sus ojos al cielo. Lo ves absteniéndose de cualquier palabra jactanciosa, al no tener derecho al hacerlo, y herido por los reproches de su conciencia: porque el tenia miedo de siquiera ser visto por Dios, al ser uno de los 5 Levítico 22:21 6 Lucas 6:37 7 Santiago 4:12 ~ 3 ~

4 que habían sido descuidado de su Ley, y haber llevado una vida pecaminosa y disoluta. También puedes ver por sus gestos externos, que se acusa de su propia perversión. Porque el tonto Fariseo esta allí engreído y a sus anchas, levantando sus ojos sin escrúpulos, llevando testimonio de sí mismo, y orgulloso. Mientras que el otro siente vergüenza por su conducta: atemorizado de su Juez, se golpea el pecho, confiesa sus ofensas, le muestra sus enfermedades al Medico, y le ruega que tenga misericordia de él. Y cuál es el resultado? Escuchemos lo que dice el Juez: Os digo que éste descendió a su casa justificado y no aquél Por lo tanto orad sin cesar, según la expresión del bendito Pablo: pero seamos cuidadosos de hacerlo correctamente. El egoísmo no le es agradable a Dios, y Él rechaza la altivez vacía y una mirada soberbia, que usualmente se envanece de aquello que por ningún motivo es excelente. Incluso si un hombre es bueno y sobrio, no se le deje, según lo dicho, sufra el caer en la vergonzosa soberbia: más bien que recuerda a Cristo, que le dijo a sus discípulos: Así también vosotros, cuando hubiereis hecho todo lo que os es mandado, decid: Siervos inútiles somos, porque lo que debíamos hacer, hicimos. 8 Porque es a Dios a quien debemos sobre todo, como al yugo de necesidad, el servicio de los esclavos, y obediencia presta en todo. Si; aunque lleves una vida excelente y elegida, no exijas salario del Señor; más bien pídele un don. Y Él en su bondad te lo prometerá: como un Padre amoroso, Él te asistirá. No te contengas en decir, Dios, ten piedad de mí pecador. Recuerda a Aquel que habla por Isaías, Declara tus pecados primero, para que seas justificado: recuerda también que Él reprocha a aquellos que no lo hacen, y les dice He aquí yo entraré en juicio contigo, porque dijiste: No he pecado. 9 Examina las palabras de los santos; porque uno de ellos dice: El justo se acusa a sí mismo al comenzar sus palabras Y otro dice, Yo digo, confesaré en contra mía mis transgresiones al Señor: y tú perdonaras la iniquidad de mi corazón. Qué respuesta obtendrán de esto, aquellos que siguen los preceptos de Novatus, y dicen de ellos mismos que son puros? La plegaria de quien alabarán? Aquella del Fariseo, que se absolvió así mismo, o aquella del Publicano, que se acusó a sí mismo? Si responden que aquella del Fariseo, entonces se resisten a la sentencia divina; porque él fue condenado por ser orgulloso: si responden que aquella del Publicano, Por qué 8 Lucas 17:10 9 Jeremías 2:35 ~ 4 ~

5 entonces se niegan a aceptar su propia impureza? Ciertamente Dios justifica a aquellos que saben bien sus transgresiones, y están dispuestos a confesarlas: pero esos hombres tendrán la porción del Fariseo. Decimos entonces, que en muchas cosas todos nosotros ofendemos, y ningún hombre esta libre de mancha, aunque solo haya cumplido un día de vida en esta tierra. Pidamos entonces misericordia de Dios; porque si lo hacemos, Cristo nos justificará: A Quien y con Quien, a Dios el Padre, sea alabanza y dominio, con el Espíritu Santo, por siempre. Amén. ~ 5 ~