PROGRAMA No REYES. Cap. 7:40-8:61. 1 Reyes 7: lugar santísimo, y los de las puertas del templo.

Transcripción

1 PROGRAMA No REYES Cap. 7:40-8:61 En nuestro programa anterior estábamos hablando de Hiram el broncista. Y aclaramos que este Hiram, no es Hiram el rey. Al parecer, le pusieron el mismo nombre del rey, pero era un broncista muy experto de aquellos tiempos. Y dijimos que fue él quien hizo todas las piezas finas de escultor y las cosas que fueron hechas de hierro, bronce y oro. Señalamos que su trabajo era sumamente ornamentado y eso es lo que Salomón quería. Mencionamos asimismo las obras que él ejecutó en su profesión. Hay además otras cosas que se mencionan aquí en este capítulo 7 del Primer Libro de Reyes que fueron construidas por este artífice Hiram. Leamos ahora los versículos 40 hasta el 50 de este capítulo 7: 1 Reyes 7: lugar santísimo, y los de las puertas del templo. Notará usted que había un sinnúmero de muebles en el Templo, comparados con la simplicidad del Tabernáculo. En el Tabernáculo había solamente un candelero que hablaba de Cristo. En el Templo, en cambio, había diez. En el Tabernáculo había una sola fuente, en cambio en el Templo había muchas. Y quisiéramos decir aquí que una cosa de hermosura no puede limpiar a alguien TTB Página 1 de Programa No. 0425

2 simplemente por el hecho de ser hermosa. Se necesita más que la hermosura. Hay muchas iglesias, amigo oyente, muchas iglesias hermosas hoy en día y tienen servicios hermosos. Sin embargo, no limpian a las personas de sus pecados ni les traen a la presencia de Dios. No refrescan el alma ni traen paz y alegría al corazón. También, permítanos mencionar que la multiplicidad tampoco puede limpiar. Todas las fuentes que hay en el mundo no pueden limpiarnos del pecado. Lo único que nos limpia del pecado, amigo oyente, es la sangre de Jesucristo. La sangre del Hijo de Dios nos sigue limpiando de toda maldad. El Templo debe enseñarnos también que no debemos llegar a ser demasiado íntimos con el Señor Jesucristo. Hay una santidad que debemos respetar. Cuando el Señor Jesucristo caminaba aquí en la tierra, Juan, Su discípulo era muy íntimo con El y aun le ofreció consejos. Un día Juan quiso hacer que descendiera fuego del cielo para destrucción. Sin embargo, el Señor le reprendió por eso. Sabemos que en el aposento alto fue Juan quien estaba recostado al lado de Jesús. Juan fue muy íntimo con el Señor en los días de Su carne. Ahora, fíjese usted, cuán diferente es su reacción ante el Cristo glorificado. Dice Juan allá en Apocalipsis, capítulo 1, versículo 17: Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último. Es decir, que su relación con el Cristo glorificado había cambiado. Por tanto, amigo oyente, no debemos ser demasiado íntimos con Jesús. No olvidemos que es a El a quien debemos adorar y honrar. Y el versículo final de este capítulo 7 del Primer Libro de Reyes, el versículo 51 dice: 1 Reyes 7:51... todo en las tesorerías de la casa de Jehová. TTB Página 2 de Programa No. 0425

3 Y así concluye el capítulo 7 del Primer Libro de Reyes. Ahora, en el capítulo 8 tenemos la fiesta de la dedicación del Templo. La bendición de Salomón, la oración de Salomón y su ofrenda de sacrificios de paz. La gloria del Señor llenó el Templo, después que el arca fue traída del Tabernáculo e instalada dentro del lugar santísimo. Salomón dedica el Templo, reconociendo a David como quien quiso edificarlo. El capítulo 22 del Primer Libro de Crónicas nos da el relato de cómo David hizo los preparativos para el Templo. Es por eso, que creemos que es más correcto llamarle El Templo de David. La oración dedicatoria de Salomón, revela que él no tenía ninguna idea primitiva en cuanto a Dios. Es una noción totalmente pagana en pensar que Dios mora en una casa. El Templo llega a ser el centro de la adoración. Ahora, el mundo tenía que venir al Templo para adorar. Más adelante veremos que Israel en su cautiverio, tuvo que postrarse en dirección al Templo para orar. Ahora, el gran número de animales sacrificados, que se menciona en el versículo 63, no plantea ningún problema cuando se considera que muchos altares provisionales fueron levantados para esta ocasión. Comencemos, pues, leyendo los primeros tres versículos de este capítulo 8 del Primer Libro de Reyes: 1 Reyes 8: y los sacerdotes tomaron el arca. El rey Salomón está por celebrar el servicio para la dedicación del Templo. Como preludio al servicio. El arca fue traída de Sión para ser puesta en su nuevo sitio. Continuemos leyendo ahora los versículos 4 hasta el 9: 1 Reyes 8: cuando salieron de la tierra de Egipto. Note usted que, muchos animales fueron ofrecidos como sacrificios. En primer lugar había dos altares, pero además muchos altares provisionales fueron levantados para esta TTB Página 3 de Programa No. 0425

4 ocasión. Creían que debía haber un sacrificio continuo en ese tiempo. Ahora, allá en la carta a los Hebreos, capítulo 9, versículo 26, dice en cuanto a Jesucristo: De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. Ahora se nos dice que cuando el arca fue traída al Templo, la gloria del Señor llenó la casa del Señor. Leamos los versículos 10 y 11: 1 Reyes 8: la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová. Sacaron las varas del arca, lo cual quiere decir que el arca está ahora está en su sitio final y permanente. Fue entonces cuando la nube del Señor llenó el Templo. Tenemos ahora, el discurso y la oración de Salomón. Leamos los versículos 12 y 13 de este capítulo 8 del Primer Libro de Reyes: 1 Reyes 8: sitio en que tú habites para siempre. Aquí parece como si Salomón esperara que Dios morara en el Templo, pero vamos a seguir leyendo. Ahora, los versículos 14 al 19: 1 Reyes 8: saldrá de tus lomos, él edificará casa a mi nombre. Dios está atribuyendo a David la idea del Templo. No era pues, el Templo de Salomón. Y continuamos leyendo los versículos 20 y 21: 1 Reyes 8: cuando los sacó de la tierra de Egipto. TTB Página 4 de Programa No. 0425

5 El Señor en verdad había cumplido Su Palabra. David tuvo la idea para el Templo y Salomón llevó a cabo su plan. Edificó una casa para el Señor, pero creía él en verdad que Dios moraría en esa casa? Escuche usted las palabras de Salomón. Leamos los versículos 22 al 27, ahora: 1 Reyes 8: cuánto menos esta casa que yo he edificado? Es una noción pagana, repetimos, creer que Dios puede morar en una casa. Salomón no lo creía en manera alguna. El sabía que aun los cielos de los cielos no podían contener a Dios. Hoy en día tenemos la noción pagana de llamar a la iglesia, la casa de Dios. No es la casa de Dios. Dios mora en los creyentes hoy en día, más bien que en las casas o templos. Cuando los creyentes se reúnen en una iglesia, Dios está allí en la persona del Espíritu Santo. Pero cuando los hermanos salen y se apagan las luces, Dios no está más en ese edificio, que lo que pudiera estar en cualquier otro edificio. Amigo oyente, Dios no mora en una casa. Continuemos leyendo las palabras de Salomón, aquí en los versículos 28 y 29: 1 Reyes 8: oigas la oración que tu siervo haga en este lugar. El Templo era el lugar donde el pueblo debía acercarse a Dios. Dios dijo: Mi nombre estará allí; y Salomón dijo que oigas la oración que tu siervo haga en este lugar. Al pueblo le fue prometido que si oraba en el Templo, Dios oiría y contestaría sus oraciones. Esta era una cosa sumamente maravillosa. Ciertamente la oración de Salomón revela que él no tenía ninguna noción primitiva en cuanto a Dios. El Templo ahora llega a ser el centro de la adoración. El pueblo ahora tenía que venir al Templo para adorar. Y continúa Salomón hablando y dice en los versículos 30 al 40 de este capítulo 8 del Primer TTB Página 5 de Programa No. 0425

6 Libro de Reyes: 1 Reyes 8: la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres. Salomón pidió a Dios que cuando quiera que una persona, sin importar donde estuviese; si se volviera hacia el Templo para orar, que Dios la oyera y le perdonara. Y continuamos leyendo los versículo 41 al 45 y dice: 1 Reyes 8: su oración y su súplica, y les harás justicia. El Templo era el lugar de la adoración. El testimonio de Israel al mundo era diferente que el testimonio de nosotros hoy en día. A nosotros se nos ha mandado a que vayamos por todo el mundo, conforme a las Palabras del Señor Jesucristo allá en el capítulo 28 del evangelio según San Mateo, versículos 19 y 20. Dios no se reúne ahora con el hombre en algún lugar en particular. Hoy se reúne con el hombre en cualquier lugar. Pero en aquel entonces se acercaba uno a Dios, allegándose al Templo en Jerusalén; porque ese era el camino a Dios en aquel entonces. El Templo habla de Cristo y Su cruz que es el camino a Dios. Allá en evangelio según San Juan, capítulo 14, versículo 6, el Señor Jesús dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. No venimos a Dios, hoy amigo oyente, por medio de algún rito o ceremonia, ni por medio de algún servicio, ni por medio, de la visita a ningún Templo. Venimos a Dios hoy, solamente por medio de Jesucristo. En la oración de dedicación de Salomón vemos que el Templo sería un lugar para el nombre de Dios. Sería un lugar donde el pueblo de Dios pudiera acercarse a El. No era como los templos paganos que alojan ídolos. Salomón comprendió, como David había TTB Página 6 de Programa No. 0425

7 dicho, que este Templo sólo era el escabel, o sea la banqueta para los pies de Dios. Era meramente un lugar donde el hombre podría postrarse delante de Dios. Es una noción pagana creer que Dios puede morar en una casa en la tierra. Y Salomón sabía que ni aun los cielos de los cielos podrían contener a Dios. Dios es Omnipresente, está en todas partes. Y los versículos 46 y 47 nos dicen: 1 Reyes 8: hemos hecho lo malo, hemos cometido impiedad. Este es un pasaje interesante. Anticipa el día cuando Israel pecaría contra Dios y sería llevado cautivo. Dice aquí: Porque no hay hombre que no peque. Amigo oyente, así es como Dios nos avalúa a cada uno de nosotros. No diga que usted no peca, porque Dios mismo nos dice que todos pecamos. El Apóstol Pablo escribiendo en su carta a los Romanos, dice en el capítulo 3, versículo 23:... por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. Volviendo ahora al capítulo 8 del Primer Libro de Reyes, leamos los versículos 48 hasta el 53: 1 Reyes 8: sacaste a nuestros padres de Egipto, oh Señor Jehová. Es un hecho que Daniel mientras estaba internado en Babilonia, siempre abría su ventana hacia Jerusalén, y oraba hacia el Templo, y confesaba los pecados de la nación, del pueblo y de él mismo. Eso es lo que debemos hacer nosotros, amigo oyente. Debemos confesar nuestros pecados y Él promete perdonarnos. Tenemos luego, la bendición de Salomón. Leamos el versículo 54, ahora: 1 Reyes 8:54... Jehová con sus manos extendidas al cielo. TTB Página 7 de Programa No. 0425

8 Siempre ha habido una pregunta en cuanto a cuál es la postura correcta que uno debe asumir para orar. Debe uno pararse, arrodillarse, o postrarse en el suelo ante el Señor? Vemos aquí que Salomón se arrodilló cuando oró. Sin embargo, no creemos que ninguna postura en particular sea lo esencial. Creemos que le es posible a uno orar, estando en casi cualquier posición. Creemos que fue Víctor Hugo quien dijo, que el alma muchas veces se encuentra de rodillas, a pesar de la postura del cuerpo. Y es la postura del corazón, amigo oyente, lo que es más importante. Leamos ahora los versículos 55 al 61 de este capítulo 8 del Primer Libro de Reyes: 1 Reyes 8: y guardando sus mandamientos, como en el día de hoy, Y aquí, amigo oyente, vamos a detenernos por hoy, porque nuestro tiempo ya se ha agotado. En nuestro próximo programa Dios mediante, concluiremos este capítulo 8 del Primer Libro de Reyes. Será, pues, hasta entonces, que Dios derrame sobre usted Sus ricas bendiciones. TTB Página 8 de Programa No. 0425