l a g o t i t i c a c a

Transcripción

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2 Coca Sour y el Lago Titicaca El Titicaca, en Perú, es el lago navegable más elevado del planeta. La leyenda cuenta que el dios Sol Inti hizo surgir de sus profundidades sagradas a los primeros incas para que gobernasen el mundo. texto POR carlos mundy FOTOGRAFÍA POR hotel titilaka, air europa y carlos mundy 19

3 2 1 El tren Orient Express hace el recorrido que, según la leyenda, emprendieron los primeros Incas surgidos del Lago Titicaca. Cuando me invitaron a visitar el lago navegable más alto del planeta acepté sin dudarlo. Me avisaron de la conveniencia de no volar directo de Lima a Puno para evitar sufrir el mal de altura por lo que decidí visitar primero el Valle Sagrado durante unos días, ir a Machu Picchu, que este año cumple cien años de su descubrimiento y luego pasar unos días en la maravillosa ciudad de Cuzco antes de coger el tren que me llevaría a mi destino final. El tren de la compañía Orient Express sale de Cuzco a las 8 de la mañana y llega a su destino, Juliaca, a las 5.30 de la tarde. Dicen que fue el dios Sol Inti quien creó a los dos primeros incas haciéndolos surgir de las profundidades de las aguas sagradas del lago Titicaca. Luego les ordenó que gobernaran el mundo y lideraran al pueblo elegido hacia tierras fértiles. Este viaje en tren sigue su itinerario atravesando los verdes valles sagrados y la dureza del paisaje del altiplano hasta llegar a las costas del gran 20

4 lago. La Raya, el punto mas alto del viaje, a metros, es un lugar frío y remoto rodeado de picos nevados. En la estación ferroviaria de Juliaca estaba el equipo del Hotel Titilaka para recogernos. El viaje de casi dos horas resultó ameno gracias a las disertaciones de nuestro guía, un indio de la comunidad Uro llamado Julio, enamorado de su trabajo. Tras atravesar Puno continuamos viaje durante una hora más. Me sorprendió la intensidad de la luz y 3 Los Uros son una comunidad que precede a la civilización Inca que se autodenomina la gente del lago la belleza de las formaciones nubosas. El hotel está situado en una pequeña comunidad costera dedicada a la recolección de totora. Es la única construcción no hecha de adobe. De decoración minimalista pero cálida, sorprende por lo inesperado de encontrar lujo y servicio excelente en un lugar tan remoto. - Coca sour, señor? - me preguntó amablemente el camarero mientras hacía el registro. - Encantado - respondí. Unos minutos después me servían el delicioso brebaje de limón y Pisco macerado en hojas del árbol de coca. Tras una exquisita cena nos retiramos pronto para, al día siguiente, visitar la isla de Taquile. En el lago Titicaca, a pesar de ser verano, puede hacer frío y de hecho lo hace y mucho por las noches. Pero debido a que la altura del sol es muy fuerte y quema, es absolutamente imprescindible una buena crema protectora. Taquile es precioso. Está habitada por indios Quechua mientras que las gentes de Puno son Aymara. Taquile es un mundo en sí mismo y sus habitantes mantienen las tradiciones intactas. Los paisajes son extraordinarios y la tierra de color rojizo contrasta con el intenso color azul del lago y las formaciones de las nubes. Visitamos a una familia quechua que ha tenido el privilegio de llevar su música por el mundo pero que siempre regresa a su encantadora isla. Vimos a sus hombres tejer y a sus mujeres hilar y compartimos con ellos una comida típica. Tras regresar a Titilaka y dormir una merecida siesta, fuimos invitados por Ignacio (1) Vista de la Isla flotante de los Uros. (2) Madre e hija en la isla flotante. (3) Monumento Inca Anatawi. (4) Navegando en el lago Titicaca. 4 21

5 El hotel Titilaka está situado en una pequeña comunidad costera dedicada a la recolección de totora Masias, el alma máter de este gran establecimiento, a navegar, muy abrigados, en un velero por el lago hasta la puesta del sol. Por la tarde, el Titicaca recobra vitalidad y fuerza. El viento levanta oleaje y surcar el lago navegable más alto del planeta resulta una experiencia embriagadora. Terminamos la tarde alrededor del fuego tomándonos un coca sour para entrar en calor. A la mañana siguiente fuimos a Puno acompañados de Julio, nuestro guía Uro, para conocer a su familia que reside en las islas flotantes hechas con totora y que se localizan en lo que se conoce como Reserva Nacional de Titicaca. Los Uros son una comunidad que precede a la civilización Inca y que se autodomina la gente del lago. Dicen tener sangre negra que les protege de la humedad y el intenso frío, y sobreviven de la pesca y la artesanía. Fue una experiencia única ser recibidos por la familia de Julio. Pasamos la tarde disfrutando del Titilaka, leyendo y reflexionando sobre el maravilloso viaje. En nuestro último día nos levantamos temprano para hacer una excursión que duraría toda la jornada. Comenzamos haciendo un antiguo camino inca por un cerro hasta el Inca Anatawi, unos viejos asientos tallados en la piedra y desde los que se divisa una vista panorámica extraordinaria del enorme lago. Descendimos para conocer una comunidad local de tejedores donde compré varios recuerdos que ahora atesoro y después del picnic continuamos viaje hacia Juli y Pomata, centros de reevangelización del altiplano y que tienen unas iglesias barrocas de extraordinario interés de la época del Virreinato. Se me hizo corta la visita a Titilaka. Me habían dicho que con dos días eran suficientes pero qué consejo tan erróneo. No solamente el Hotel Titilaka merece la pena disfrutarlo durante al menos cuatro o cinco días sino que además todo el área tiene muchas excursiones de gran interés. Me queda para una próxima visita conocer los festivales locales, visitar el mercado de Puno, Tiahuanaco, la Isla del Sol, Lampa y Tinajani, Amantani o Perka. Y pueden estar seguros, queridos lectores, que les aconsejo que hagan este viaje. Yo voy a regresar. 22