REPASO DE LA REPLICA AL HERMANO LORENZO LUEVANO SALAS RESPECTO AL TEMA DEL DIVORCIO PARTE 2 DE MAURICIO HERNÁNDEZ POR LORENZO LUÉVANO SALAS

Transcripción

1 REPASO DE LA REPLICA AL HERMANO LORENZO LUEVANO SALAS RESPECTO AL TEMA DEL DIVORCIO INTRODUCCIÓN. PARTE 2 DE MAURICIO HERNÁNDEZ POR LORENZO LUÉVANO SALAS Estamos estudiando la cuestión si Dios jamás ni nunca permitió el repudio. La cuestión no tiene que ver con las causas del repudio. La cuestión no tiene que ver con la aprobación o promoción que Dios no hace del repudio. La cuestión es con respecto al hecho permisivo del mismo. Mauricio Hernández, afirmando en contra de las Escrituras, y aún de las palabras de Jesús mismo, dice que Dios jamás ni nunca ha permitido el divorcio; y que, nunca lo permitirá. Es muy importante, estimado lector, que entendamos que Mauricio Hernández, predica esencialmente el mismo error que Jerry Perryman, William Ramírez, Leonardo Malebrán y Belarmino López. Estos hermanos dicen que Dios, hoy en día, no permite el divorcio por ninguna causa. Al decir Mauricio que Dios jamás ni nunca permite el repudio, tiene la misma doctrina. Si uno le pregunta a Mauricio si Dios permite al cristiano repudiar a su cónyuge, Mauricio responde que Dios jamás ni nunca permite el divorcio. Pero si Mauricio dice que Dios sí permite el divorcio en un caso particular, es decir, la infidelidad del cónyuge, entonces su tesis no se sostiene. No estoy persistiendo en este intercambio con Mauricio por competencia, o por ver quién sabe más, o para cierta exhibición que implique vanagloria. Mi intención es rescatar a mi hermano de esa doctrina falsa que se alinea perfectamente con la de los hermanos antes mencionados. Así pues, quiero ayudar a mi hermano, y con él, a otros que quizá tengan sus mismas ideas, de que Dios jamás ni nunca permite el repudio. No, no estamos discutiendo una cuestión de opinión, sino una doctrina que, o es bíblica, o no lo es. O es conforme a las palabras de Dios, o no lo es. Estoy demostrando que no es bíblica, y de hecho, contraria a las mismas palabras del Señor en Mateo 19:8, 9; y otros textos involucrados que hasta ahorita Mauricio no ha abordado. Desde luego, agradezco a Mauricio haber abandonado todo comentario desfavorable a mi persona, en el sentido de que evado preguntas o no doy respuestas. Siempre estoy en contra de ataques personales injustificados, o que representan falsamente. No obstante, si alguno puede probar que estoy torciendo la Biblia, o lo quiere discutir, no tengo objeción a que se me señale así. Yo haré lo mismo en caso de encontrar una falta semejante. Pero nunca

2 será justificable señalar por señalar, cuando tal señalamiento no se apega a la realidad, o descansa en una falsa representación. Así pues, cuando señalo que Mauricio está contra Cristo, no es una frívola declaración para desprestigiarle. Es el efecto mismo de sus palabras. Cristo dice A y Mauricio dice B. Cristo dice, permitió y Mauricio dice no permitió. Deseo con todo mi corazón que las palabras de Mauricio fueran conforme a las de nuestro Señor, pero, como no lo son, no puedo evitar señalar esta triste realidad. Así pues, la representación gráfica ilustra perfectamente, y solamente con ese propósito, cómo es que la afirmación de Mauricio, no solamente contradice al Señor, sino también a otras partes del Nuevo Testamento. No me gozo con esto. Espero sinceramente que Mauricio abandone tal error, y enseñe la verdad bíblica con respecto al tema. MAURICIO: Algunos aspectos, que como el hermano Luevano, menciona son tan obvios y por ello no puede estar en desacuerdo con ellos, deben ser considerados para la comprensión del tema (al menos no limito mi comprensión de los temas a porciones de un versículo, o a un solo versículo en particular; el cruce de variables siempre es útil en la compresión de todo fenómeno). Mas sin embargo, hare un esfuerzo por ser lo más puntual que pueda. COMENTARIO: No estoy en contra que se usen todos los argumentos necesarios, y todos los textos bíblicos indispensables, siempre y cuando los tales no se vayan por cuestiones que no están en discusión. Como demostré, y seguiré probando, los puntos aclaratorios o explicaciones que Mauricio presenta en su defensa, no tienen lugar en nuestra discusión, porque tienen que ver con otros temas. Nadie está negando que Dios aborrece el repudio, por ejemplo. Pero, una cosa es eso, y otra cosa es lo que Dios permite. El Señor aborrece el repudio (Malaquías 2:16); sin embargo, lo permite (Mateo 19:9). Hay una contradicción aquí? No, pues una cosa es que Dios aborrezca el repudio, y otra cosa es que, bajo cierta circunstancia, lo permita. En Ezequiel 18:32, por ejemplo, Dios dice, Porque NO QUIERO la muerte del que muere. Quiere Dios la muerte del impío? (cfr. 33:11). Nadie se atreverá a decir que sí. Pero, a pesar de esa realidad, Dios mismo dice al impío: Impío, de cierto morirás (v. 8). Muchos impíos a través de la historia, han sufrido el castigo de Dios (cfr. Gn. 18:23). Dios repudia el divorcio, pero, bajo ciertas circunstancias, lo permite. Entonces, querer establecer el sentir de Dios con respecto al repudio, la santidad del matrimonio, la importancia del amor, etc., no tocan para nada la cuestión. El punto es si Dios jamás ni nunca permite el repudio. MAURICIO: Luego, es importante aclarar que hago un esfuerzo por no personalizar los comentarios; así que no debe el hermano Luevano sentirse aludido en algunas expresiones; en esto también tendré el cuidado para no dar lugar al prejuicio en la discusión. Esperaría lo mismo del hermano Luevano ya que algunas de sus representaciones graficas de su respuesta a la primera parte de mi replica tienden a poner prejuicio, representando la idea de Mauricio versus el Señor Jesús. COMENTARIO: Como expliqué anteriormente, no tengo problema con ser aludido en cualquiera de sus comentarios, siempre y cuando no representen falsamente a un servidor, o sean difamatorios. Si sus comentarios tienen fundamento, adelante. Mi sentir no importa, sino las acciones honestas de ambos. Por mi parte, doy el mismo trato que recibo, eso es una garantía. El ejemplo gráfico, como expliqué anteriormente, está plenamente justificado, y sus propósitos claramente definidos. Nuestro hermano está contra Cristo, pues Cristo dice, permitió, Mauricio dice, no permitió. Hay un principio llamado, el principio de no-contradicción, en el que se dice que una cosa no puede ser, y ser al mismo tiempo.

3 Mauricio dice no permitió y Jesús dice permitió. No hay manera de conciliar estas dos ideas. O Jesús está equivocado, o Mauricio está equivocado. Ambos no pueden estar diciendo la verdad! Sus declaraciones son contrarias. Son enemigas entre sí. O se está de acuerdo con Jesús, o no se está. O permitió, o no permitió. Luego, este efecto natural de la declaración de Mauricio en comparación con la de Cristo, no es producto del prejuicio, ni para prejuicio. Es la pura verdad. No es verdad que Mauricio dice no permitió? Y No es verdad que Jesús dice, PERMITIÓ repudiar? No ver este conflicto, es carecer de todo sentido lógico. Mauricio debe abandonar esa doctrina contraria a la Biblia. MAURICIO: Procedo a continuar con mi replica a las objeciones del hermano Luevano a mis declaraciones. Fundamentación de la declaración DIOS JAMAS PERMITIO EL DIVORCIO EN EL PRINCIPIO NI NUNCA (Para Ud. Hermano esta declaración es un error) En la primera parte hice referencia a dos textos que el hermano señala han sido mal usados para sustentar mi declaración; me refiero a Deuteronomio 24:1-4 y Mateo 19:3-9. Evidentemente hay acá dos interpretaciones de lo que Dt. 24:1-4 y Mateo 19:3-9 establecen. -Por un lado la Legalidad del Divorcio ; es decir que Dios a través de Moisés permitió que los marido repudiaran a sus mujeres por haber hallado alguna cosa indecente en ella; siempre y cuando dicho repudio estuviera sustentado por una Carta de Divorcio. COMENTARIO: No es la cuestión sobre cierta interpretación, sino sobre lo que dice la Biblia con respecto al repudio como acción permitida por Dios o no. No se discute sobre la legalidad del divorcio, no se discute a través de quién, o por qué el divorcio, ni la posición o estado de la mujer después del divorcio. Ninguna de esas cosas toca la cuestión que nos ocupa. La cuestión es si Dios PERMITIÓ o no el repudio. Mauricio está defendiendo su tesis de que Dios jamás ni nunca permitió el repudio, luego, debe quedarse en esa cuestión. Esta interpretación que presenta Mauricio aquí, no toca para nada, ni de cerca, la cuestión antes dicha. MAURICIO: -Por otro lado la Legalidad de la Carta de Divorcio ; es decir que si un hombre casado, repudiara a su mujer por haber hallado alguna cosa indecente en ella; Dios a través de Moisés les permitió dar Carta de Divorcio con lo cual libera de responsabilidad a la mujer por dicho repudio. COMENTARIO: No, no se discute la legalidad de la carta de divorcio, ni las causas, ni a través de quien, ni la condición de la mujer repudiada. Mauricio introduce aquí esta otra interpretación, pero, insisto, nada en ella tiene que ver con la cuestión que nos ocupa. Mi hermano, debe limitarse a la cuestión. MAURICIO: Presento dos grandes dificultades para armonizar la primera interpretación con el contexto general de la Biblia, es decir con principios bíblicos básicos y con el carácter mismo de Dios. 1. Contradicen las palabras dichas por Dios y Jesús. (Mt 19:3-6) Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? El, respondiendo, les dijo: No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. (Gn 2:23-24) Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

4 COMENTARIO: Nuestro hermano, quizá no se percata de ello, pero se detiene en juzgar una de las interpretaciones que él mismo formuló, siendo que dichas interpretaciones no tocan la cuestión. Nuestro hermano debe usar su tiempo y redactar palabras que traten la cuestión de que Dios jamás ni nunca permitió el repudio. No queremos saber cuántas interpretaciones más están en conflicto con la Palabra de Dios, o entrar en defensa de una de ellas por ahora. Lo que nos interesa ahora es la cuestión que encabeza nuestro diálogo: Dios jamás ni nunca PERMITIÓ el divorcio. MAURICIO: En el principio el primer matrimonio fue establecido por Dios, al darle al hombre una compañía idónea la mujer con la cual Dios le estableció una unión indisoluble; en su respuesta Jesús va al principio. Así como Dios estableció el modelo del matrimonio en el principio, la respuesta es No, Dios no les permite separarse (repudiar) de sus mujeres. COMENTARIO: Es verdad, al darle al hombre una compañía idónea la mujer con la cual Dios le estableció una unión indisoluble, nadie está negando esto. No obstante, esa verdad no prueba que Dios JAMÁS NI NUNCA PERMITIÓ el repudio. No se afirma que el matrimonio es disoluble. Esa no es la cuestión. Mientras nuestro hermano siga alejando del punto en discusión, nunca podrá comprender que su tesis es equivocada. Así pues, y aunque es verdad que el matrimonio es indisoluble, Dios permitió y permite el repudio del cónyuge fornicario (Mateo 19:9). No se afirma que el adulterio, o el divorcio en sí disuelve el matrimonio. Pero es verdad que Dios permite el repudio del cónyuge fornicario (Mateo 19:9). MAURICIO: Hare una comparación al respecto (espero no se considere esto un desvío del tema). En el principio Dios le dijo a Adán: (Gn 2:16-17) Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. Este es un mandamiento tan directo como el de lo que Dios juntó, no lo separe el hombre Pero a pesar de ello el hombre desobedeció a Dios y comió del árbol del bien y del mal, así como se separó de la mujer con la cual Dios les había unido. Luego, Dios permitió al hombre que comiera del fruto de dicho árbol, después de su caída en el Edén? Claro que No. Lo que fue malo y prohibido desde el principio, lo fue después y hasta ahora. Así mismo, el Divorcio (repudio) sigue siendo desautorizado y no permitido por Dios, es Ilegal delante de Dios. Pero el hombre en su naturaleza caída, sigue haciendo lo que Dios ha prohibido; pero eso sigue siendo Ilegal delante de Dios. COMENTARIO: Este argumento no se desvía del tema, pero representa una falsa analogía. Dios no permitió que el hombre comiera del fruto, pero sí permitió y permite el repudio (Mateo 19:8, 9). También es un error comparar nuestra cuestión con eso de algo malo y prohibido desde el principio. Una cosa es la acción de comer del fruto (acción prohibida), y otra el repudiar por fornicación (acción autorizada). La falsa analogía salta a la vista. MAURICIO: 2. Contradice el principio del Amor Conyugal, legalizando así el repudio. (Mt 19:7-8) Le dijeron: Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. COMENTARIO: Mauricio va a probar otra cosa con este texto, a saber, que el divorcio, y solo el divorcio, contradice el principio del Amor Conyugal ; sin embargo, en este proceso, nuestro hermano se desvía nuevamente del tema. Es verdad que el que repudia por cualquier causa, peca, y contradice el principio del amor al cónyuge. Pero no es verdad que repudiar por fornicación sea una falta de amor conyugal. El que cometió tal falta fue el

5 que fornicó! Mauricio imputa actitud mala a quien repudia por fornicación, cuando Dios no lo hace! Por otro lado, Mauricio evita la frase, os permitió repudiar, qué nos dice de esa frase? Nada. Invito al hermano a que nos explique el significado de cada una de esas palabras, y lo que dicen al estar juntas. Al hacer esto, se dará cuenta que su idea de que Dios JAMÁS NI NUNCA PERMITIÓ el repudio, es incorrecta. MAURICIO: La segunda pregunta añade un elemento que no tiene la primera en Mateo 19:1-9. La Carta de Divorcio, le repregunta se formula y denota que la dicha Carta era considerada por ellos como la autorización o legalización del repudio que tenían a sus esposas. Jesús les aclara que el repudio tiene su base en la dureza del corazón de los hombres, y por lo tanto no es permitido por Dios. Repudiar es tener aversión por el cónyuge, es decir es dejar de amarla hasta el punto de tenerle aversión y no tolerar el convivir con ella más. Esto definitivamente es diametralmente contrario a lo establecido por Dios. Las expresiones Así que no son ya más dos, sino una sola carne denotan lo particularmente especial que es el amor conyugal; ya que no dice lo mismo del amor de los padres a los hijos o viceversa, no somos una sola carne con nuestros padres ni con nuestros hermanos o hermanas; y podemos separarnos de ellos; pero de nuestros cónyuges no podemos separarnos lo que Dios une, no lo separe el hombre COMENTARIO: Nuestro amado hermano sigue en la periferia de la cuestión. Se mueve de un lado a otro, pero sin dar en el punto que nos ocupa. No estamos discutiendo cómo consideraban los judíos a la carta de repudio. No estamos hablando de la carta misma. La cuestión es si Dios, de verdad, como dijo Cristo, permitió repudiar (Mateo 19:8), o como dice Mauricio, jamás ni nunca lo permitió. Mauricio se mueve a la base del repudio, diciendo que la dureza del corazón de los hombres es tal base. Pero, otra vez, no se discute nada de eso. La cuestión es, permitió Dios el divorcio en base a la dureza del corazón de los hombres? La Biblia dice que sí lo permitió (Mateo 19:8). Mauricio dice que no. Yo creo lo que Cristo dice. Mauricio concluye diciendo, pero de nuestros cónyuges no podemos separarnos lo que Dios une, no lo separe el hombre, nadie lo afirma. No se discute si podemos o no divorciarnos de nuestros cónyuges, la cuestión es si Dios lo permite o no. La Biblia dice que Dios permite el repudio por causa de fornicación (Mateo 19:9). Luego, la tesis de Mauricio no se sostiene. MAURICIO: El apóstol Pablo expreso el amor conyugal de tal forma que esto es irrefutable: (Ef 5:25-33) Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido. COMENTARIO: Pero este texto trata con el matrimonio, no con el asunto que nos ocupa. Decir que este texto prueba que Dios jamás ni nunca permitió el repudio, o que nunca lo permite, es probar demasiado, y cuando se prueba demasiado, no se prueba nada. MAURICIO: Luego, debemos tener claro lo siguiente, La Carta de Divorcio no legaliza el repudio; el repudio da lugar a la Carta de Divorcio,

6 COMENTARIO: Sin embargo, la Biblia no tiene dicho orden. Mauricio lo representa así: 1. Repudio. 2. Carta. Pero la Biblia no tiene ningún orden. La carta de divorcio es para repudiar, y no por repudiar. MAURICIO: pero el propósito de la misma fue claramente establecido por Moisés en Ley dada a los Judíos, y dicha Carta tiene su contexto histórico-cultural; y por lo tanto no debe ser considerada como una legislación permanente y universal. Explico lo anterior para que no sea descontextualizado. COMENTARIO: Nadie afirma que dicha carta tiene una legislación permanente y universal, lo que se discute es que si Dios jamás ni nunca permite el divorcio. Es bueno aclarar tal cosa para que lo dicho no sea descontextualizado, pero en el proceso, se descontextualiza nuestro diálogo. Ahora bien, Mauricio acepta en esta declaración, que la carta de divorcio, y con ello, la acción en ella, representa una legislación. Tal legislación es para permitir lo que la carta representa, es decir, el repudio. Luego, esto derrumba la tesis de Mauricio, de que Dios jamás ni nunca permite el repudio. Si Dios legisló sobre ello, luego, lo permitió. MAURICIO: El contexto histórico-cultural judío en el que se escribe y establece Deuteronomio 24:1-4, es de total desventaja para las mujeres judías, en donde la poligamia era socialmente permitida pero solo para los hombres; es decir que el hombre podía tener a su esposa y varias concubinas, si la esposa moría o era repudiada por el marido, este podía tomar a otra mujer como su esposa. Pero esto no era así para las mujeres judías. Si una mujer judía era repudiada por su marido, quedaba marcada y envilecida socialmente, muchas se veían obligadas a la prostitución para lograr su sustento. COMENTARIO: No toca la cuestión. MAURICIO: Es en este contexto que Dios a través de Moisés permitió que los maridos que repudiaran a sus esposas (lo cual Dios no permite ni aprueba). COMENTARIO: Otra vez el principio de no-contradicción, por un lado se dice que Dios permitió y luego se dice que no permite. El repudio, o es permitido, o no lo es, pero no puede ser ambos! Dios permite el divorcio, y manda entregar carta de divorcio para dicho propósito. Esto es lo que dice Jesús en Mateo 19:8. Mauricio no solo contradice a Jesús, sino también se contradice a sí mismo. MAURICIO: Al lateralizar (me refiero con este término al hecho de tomar una porción de un versículo y sacar toda una interpretación frase, sin considerar todo el contexto del versículo, el libro y la biblia completa) COMENTARIO: Lo cual no prueba nada. No hay nada en el contexto, ni en los textos paralelos, que nos indiquen que Dios permitió y a la vez no. Tal cosa es falsa. Por otro lado, las palabras del texto deben ser literales, pues si no son literales, entonces no dice, lo que dicen. Qué dicen, entonces? Mauricio nos ha explicado que el texto habla de la carta de repudio, y que libera a las mujeres de obligaciones, es eso literal? Es la carta, literal? Mauricio quiere sostener su tesis desprestigiando lo que, literalmente dice el texto. No obstante, tal idea solamente lo lleva a más error.

7 MAURICIO: Mateo 19:8 en su expresión Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres se pierde la armonía con el resto de la biblia como lo hemos mostrado. COMENTARIO: No, es Mauricio el que pierde la armonía con lo que dice el texto. Nuestro pobre hermano quiere que las palabras de Jesús digan otra cosa que lo que dicen. Pero hacer tal cosa, es torcer la palabra del Señor. Mauricio pone en juego su integridad espiritual y su destino eterno, al querer forzar una interpretación errónea de lo que dice Jesús. Quiere que las palabras de Jesús sean ajustadas con cincel y martillo a la interpretación general que él ha hecho de ciertos textos, cuando, deberían de ser sus interpretaciones las que se ajusten a las palabras del Señor. Qué ha mostrado Mauricio? Nada a favor de su doctrina. Por el contrario, nos ha dado muchas ejemplos para ver qué tan lejos puede llegar una persona cuando no quiere reconocer su error. Mauricio acusa a Jesús de atentar contra el resto de la Biblia! MAURICIO: Así que mi defensa de la declaración DIOS JAMAS PERMITIO EL DIVORCIO EN EL PRINCIPIO NI NUNCA está sustentada en lo que toda la biblia misma en su perfecta armonía me muestra del carácter de Dios, y no en un solo texto que pudiera estar mal interpretado. COMENTARIO: No se niega que sea una defensa, pero, como he probado nuevamente, Mauricio defiende, lo indefendible. El problema es para él, pues mientras más y más quiere sostener su error, más y más error aumentará. Esperemos que nuestro hermano recapacite y tenga el valor de pasar el trago amargo de haber usado mal la Palabra de verdad (cfr. 2 Timoteo 2:15), pues, dicha armonía, no es real. Lorenzo Luévano Salas Marzo, 2013.