TIEMPOS DE AVIVAMIENTO Principios de Reino IV, Espíritu Vivificante

Transcripción

1 TIEMPOS DE AVIVAMIENTO Principios de Reino IV, Espíritu Vivificante Introducción. Mateo 13: 24 Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25 pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. 26 Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. 27 Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, no sembraste buena semilla en tu campo? De dónde, pues, tiene cizaña? 28 El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? 29 El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. 30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero Mateo 13: 36 Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. 37 Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. 38 El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. 39 El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. 40 De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. 41 Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. 43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga Jesús, usando uso de muchos parábolas, enseñó como es el Reino de los cielos. En esta ocasión hablaremos de la parábola del trigo y la cizaña, muy importante para comprender el Reino. Al leer la parábola y la explicación de labios del mismo Señor Jesús, podemos comprender muchas diferencias entre el trigo y la cizaña. El trigo, por su parte, Jesús dice que son los Hijos del Reino; en cambio de la cizaña, el mismo Jesús dice que son los Hijos del malo. Sin embargo crecen juntos, dentro del mismo terreno, aparentándo ser lo mismo. Sucede que el trigo y la cizaña son plantas extraordinariamente parecidas, en su crecimiento no hay gran diferencia pero al llegar el momento de los frutos, pues la cizaña sencillamente no tiene; en cambio el trigo llena su espiga de ellos. Como bien dijo Jesús, por su fruto se conoce al árbol, y también dijo: Por su fruto los conocereis

2 Pues bien, los hijos del Reino y los hijos del malo, creciendo juntos dentro de una congregación cristiana se parecen mucho: Asisten a las mismas reuniones, leen y conocen la biblia, cantan las mismas canciones, pero los hijos del Reino llevan mucho fruto del Espíritu y los hijos del malo no tienen fruto espiritual; son como otro más de esta tierra, generando problemas, pecados, siendo piedra de tropiezo para otros y llevando mucha iniquidad. De hecho, a causa de estos hijos del malo, la cizaña; los hijos de Reino no pueden brillar como debieran, por la mala reputación que la cizaña da de la iglesia. Es por eso que Jesús dice que cuando hayan sido separados, entonces los hijos del Reino brillarán como el sol. Los hijos del Reino, por su parte, dice Jesús, son justos, son buena semilla de Dios sembrada en este mundo para dar abundante fruto del Reino de Dios. El Reino de Dios invadiendo la tierra a través de ellos. Evidentemente el destino de los hijos del Reino es totalmente diferente que el de los hijos del malo aunque crezcan juntos y se parezcan tanto. Dios quiere que tu seas un hijo del Reino y no un hombre terrenal, natural como todos los del mundo. El Padre no envió a Su hijo a morir por ti para que seas un religioso cristiano que asiste a una congregación cristiana y llena su cabeza de conocimientos biblicos para juzgar a otros en tanto que no logra llevar ninguno de esos conocmientos a la experiencia. EL Padre envió a Su Hijo para tu seas un Hijo del Reino, una buena semilla para este mundo, un nuevo ser con destino de Reino que invada con el fruto de Reino este mundo. De la misma forma en que Dios hizo un huerto en Edén donde después puso al hombre para que lo cultivara y lo guardara, así Dios ha hecho un Reino, un ambiente, una atmósfera especial para ti como buena semilla. Te ha puesto allí para que cultives, para que tomes una cultura diferente de la del mundo y para que lo guardes. Este mundo necesita la cultura del Reino de Dios, los frutos del Reino para ser trasnformado, para ser avivado. DESARROLLO 1. Espíritu vivificante o alma viviente. 1 Corintios 15: 45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. 46 Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. 47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. 48 Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales Cuál es la diferencia entre estos dos personajes: La cizaña y el trigo? Bueno pues la cizaña es una persona natural, es un alma viviente, descendiente del primer Adán. Adán fue creado a imagen y semejanza de Dios pero debido a su pecado perdió la semejanza de Dios y se apareció la iniquidad (desigualdad de Dios) y el pecado se abrió paso junto con la muerte. A partir de ese momento todos los hijos de Adán nacieron a imagen y semejanza de Adán, con una naturaleza inclinada hacia lo malo.

3 Y bueno, todos nosotros hemos pasado por allí, pues nacimos con la naturaleza de Adán. Por ello la advertencia de Jesús de que si no nacemos del agua y del Espíritu, si no nacemos de nuevo, jamás podremos ser hijos del Reino. El primer hombre, dice el apóstol Pablo, es de la tierra, terrenal; pero el postrer Adán, Jesucristo, es del cielo, es celestial. El primero es alma viviente, el postrer es espíritu vivificante. Y remata diciendo: Cual el terrenal, los terrenales; cual el celestial, los celestiales. El alma viviente es un alma necesitada, no puede dar, siempre demanda. Demanda atención, pide comprensión, requiere de amor. Bebe las aguas pero no da fruto. Ni la atención, ni la comprensión, ni el amor que recibe le hacen llenar su vacio. Quie es un espíritu vivificante; tiene fruto abundante: Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. No es un demandante, sino que da. Su boca está llena de bien, ríos de agua de vida salen de su boca y de su ser. Es un templo del Espíritu Santo, Dios se manifiesta poderosamente a través suyo. El alma viviente se le va la vida en reproches, tristezas y acusaciones; en tanto que al espíritu vivificante gasta de lo suyo y aún se gasta a sí mismo por amor de los demás, aunque amándolos más sea amado menos. El alma viviente predica la palabra de Dios solo con humana sabiduría intentando convencer intelectualmente a la gente de sus errores; el espíritu vivificante habla la Palabra de Dios con Poder de lo alto, hay una revelación de Dios en Su vida, es un perfecto testigo de Jesús con una vida sobrenatural que no se ajusta a los patrones ni estándares de vida de este mundo. El alma viviente se conforma a este siglo y sus pensamientos; el espíritu vivificante es transformado, renueva su mente, pone su mirada en lo alto, mira la Gloria de Dios como en un espejo, su visión es siempre hacia arriba como el arca de Noé que la única ventana estaba arriba para ver las estrellas y el cielo. El alma viviente se alegra o entristece por lo que ven sus ojos; pero el espíritu vivificante llama las cosas que no son como si fuerona; acción su fe y usa su boca para crear un futuro diferente. El alma viviente no puede escapar de la realidad, el espíritu vivificante conoce la verdad de la Palabra de Dios y acciona su fe para transformar su realidad a la verdad de Dios. El alma viviente jamás podrá romper los moldes de este mundo, responde como cualquier hombre o mujer de este mundo; pero el espíritu vivificante rompe todos los esquemas, limites y estándares del sistema de este mundo. Siempre hay un milagro en su boca, en sus manos, en su ser. Dios ha enviado a Su Espíritu Santo para que seas transformado en un espíritu vivificante. No sigas bajo la semejanza del primer Adán, se transformado a Jesús, se un espíritu vivificante.

4 2. Sube al monte. Lucas 9: 28 Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar. 29 Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. 30 Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías; 31 quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén. 32 Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él. 33 Y sucedió que apartándose ellos de él, Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, una para Moisés, y una para Elías; no sabiendo lo que decía. 34 Mientras él decía esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube. 35 Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd. 36 Y cuando cesó la voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto Y el postrer Adán nos muestra el secreto de una transfiguración. Sabes? La gente te ha visto de cierta forma y tiene una impresión y una opinión de ti. Basados en lo que ven, los seres humanos forman su criterio sobre las cosas y las personas. Quizá muchos errores pasados han desarrollado una mala opinión sobre ti. Muchos cristianos se enfadan de que los demás tengan una mala impresión de ellos, pero no hacen mucho por cambiarla. Pero Jesús subió a un monte alto para orar. Es muy importante que comprendas que al orar es necesario subir, y no estoy hablando físicamente. El apóstol Juan, estando en la isla de Patmos, escuchó a Dios decirle: Sube acá, y al instante estaba en el Espíritu. En Su oración subió tan alto que Jesús, siendo hombre, habiendo nacido de una mujer, formado de la tierra; se fundía con Dios, la Santidad de Dios lo absorbía, lo llenaba. Entonces Su rostro cambió, Sus vestidos también. A Pedro, Juan y Jacobo hasta se les espantó el sueño que tenían, algo sobrenatural estaba ocurriendo en la oración. Como en el caso del sumo sacerdote Josué que Dios le cambió sus ropas viles y le hizo vestir de ropas de gala, así los vestidos de Jesús fueron cambiados de terrenales a celestiales. El Reino de los cielos les rodeaba, un ambiente de gloria estaba alrededor de ellos. Entonces también apareció Moisés y Elías para hablar con Jesús. La ley y los profetas habían descendido, Jesús había ascendido; había una plena revelación de las escrituras. Cuando te dispones a subir al Reino y dejar atrás al mundo, es otro ambiente. Las escrituras te serán abiertas, la gloria de Dios estará a tu lado. La nube de la gloria de Dios descendió sobre ellos, uno solo oraba pero la nube cayó sobre todos. Y en medio de la nube se escuchó una voz decir: Este es mi hijo amado, en quien tengo mi complacencia. A Él oíd.

5 Yo se que por la fe en Jesucristo, todos nosotros tenemos el poder de ser hechos hijos de Dios. Sé que muchos aquí han sido transformados en verdaderos hijos de Dios, desde Su genética misma. Puesto que la genética de Dios es Su Espíritu. No obstante, de igual manera que tú tienes hijos y los amas, no siempre te complaces de lo que hacen. No dejas de amarles por ello, pero no siempre te sientes complacido. Pero Dios decía de Jesús, que era Su hijo a quien amaba, pero también quien le complacía enormemente. Su humildad para buscarle, su sed de estar en Su Presencia en cada momento, su obediencia, Su oración; todo ello le complacía grandemente. Y sabes, yo quiero ser un hijo que complazca a Dios, que se agrade de mi vida, que le haga sonreír en lugar de contristarle. Al igual del padre en la parábola del hijo pródigo, Dios, el Padre, se goza más de la comunión con sus hijos que de sus múltiples servicios. El hijo mayor tenía su mirada más en las cosas que en la comunión. Pero un hijo que agrada a Su Padre es un hijo que le obedece, que le busca, que lo admira, que quiere estar con Él. Ahora bien, la apariencia de Jesús fue transformada en esos momentos; y yo creo que en la medida en que tú subas al monte para orar y tener comunión con Dios, y subas hasta Su Presencia, la imagen que los demás ven de ti será transformada totalmente. Quizá hasta ahora tú tengas muchas ganas de hablar de Dios por aquí y por allá, pero nadie o pocas personas quieren escucharte; pero mira bien que cuando Dios da la orden: A Él oíd, entonces la gente anhela escucharte. Cuando tu boca es llena de todo el bien de Dios, y no de quejas ni reproches, entonces todo mundo querrá oírte. Y sí te resulta imposible de creer que puedas ser transfigurado, cambiándose la mala reputación que has tenido y que Dios diga de ti: Eres mi hijo en quien tengo mi complacencia, quiero recordarte las palabras del apóstol Pablo diciendo: Cual el celestial, los celestiales. Hoy tú puedes ser transfigurado, cambiado de alma viviente a espíritu vivificante; transformado de cizaña a trigo. No aparentes ser un hombre o una mujer del Reino de Dios, selo. Ministración.