CUARESMA Del 21 de marzo al 15 de abril. Retiro Espiritual en Linea III

Transcripción

1 CUARESMA 2011 Del 21 de marzo al 15 de abril Retiro Espiritual en Linea III

2 CUARESMA 2011 Del 21 de marzo al 15 de abril AHÍ ME VERÁN Guia de Trabajo de la 3ª semana de retiro: del 4 al 9 de Abril Conviene al iniciar la tercera semana de retiro, el día lunes 4, nuevamente hacer dos cosas muy sencillas como la semana anterior: 1. Escribir Escribir en un cuaderno o en mi computadora qué es lo que quisiera retener, o recordar como lo más importante para mí de la semana anterior. Puede ser una frase leída y meditada, un versículo del texto evangélico, una palabra de él, o un pensamiento que me dio luz o un sentimiento que me dio consuelo. Debe ser algo breve, concreto, que pueda yo facilmente recordar. Lo escribo, lo releeo y doy gracias a al Espíritu del Señor de corazón por su visita, por su presencia en mí. 2. Leer Después de este momento inicial de recogimiento interior, de gratuidad ante Dios que me va mostrando su faz, leo con atención y con deseo avivado de continuar mi ejercitación espiritual. 1

3 3ª Semana del Retiro del 4 al 9 de Abril En nuestra debilidad Dios nos muestra su fuerza Introducción al Tema: Lunes 4 Lee lenta y atentamente este texto; subraya o anota en un cuaderno o en tu computadora las frases que más te impactan, te mueven por dentro. Las relees después de terminar y hablas a Jesús, como a un amigo. LECTURA ESPIRITUAL La manera en la que Dios llama siempre es desconcertante. Con frecuencia, aunque no nos atrevemos a aceptarlo, tendemos a pensar que, para que Dios nos llame, sería necesario que fuéramos más fuertes, ciertamente no en tamaño o en musculatura como en la lectura de Samuel, pero al menos en fe, esperanza y caridad. El proyecto de Dios para el mundo es tan grande y vasto, la construcción de un mundo más justo y más fraterno es una tarea tan inmensa y complicada, que se necesitarían hombres y mujeres sólidos, fuera de lo común, que posean un grado de santidad que yo no tengo, es decir un genio intelectual, político y una capacidad financiera que estoy lejos de poseer. Los hombres de la Biblia visiblemente también pensaban así. También ellos le presentaban al Señor hombres fuertes, con una hermosa y sólida apariencia. Se dan cuenta de que el Dios de Israel no actúa así. Cuando los hombres miran la apariencia, él ve el corazón. La manera de actuar de Dios, su estilo, es actuar menos con nuestra fuerza y nuestras competencias con frecuencia engañosas, y más con la profundidad de nuestro deseo, nuestra capacidad de apertura, nuestra libertad de amar, nuestra compasión y nuestra aptitud para contar más con él que con nosotros mismos. Nuestra misma vulnerabilidad visiblemente no es un obstáculo para él. Así, vemos en la Biblia cómo hombres y mujeres hasta entonces desconocidos se levantan y se ponen en marcha dejándose enviar en la fe al servicio del Reino, al servicio de sus hermanos: Moisés que no sabe hablar en público, Samuel todavía niño, David el hijo más joven de su familia y todavía sin experiencia para gobernar un pueblo, María la humilde y joven muchacha que nunca había dado de qué hablar, y tantos otros Entonces, qué es lo que sostiene su recorrido? Probablemente no sus fuerzas humanas, que saben desde el inicio muy limitadas o incluso inexistentes, sino más bien la fuerza de un amor que los lleva y los guía, algunas veces consumiéndolos. Es ahí, en ese fuego que consume en la fragilidad, que veremos al Señor Resucitado: en el rostro de estos hombres y de estas mujeres que se dejan enviar un día, y luego día tras día, al servicio del Reino y de la humanidad. Ellos hacen que siga sus pasos, incluso en lugar de mi pequeñez y de mi pobreza. Cuestiones a meditar: Oro ante mi computadora o ante el impreso del retiro por unos 2 o 3 minutos con esta invocación: Señor, dame un corazón libre y generoso para recibir tu llamado y responder ahí donde me encuentro. 1. En qué punto de mi vida me encuentro? 2. Qué debilidades, de cualquier tipo, experimento? 3. Creo firmemente que el Señor me llama a seguirlo ahí desde donde me encuentro? 2

4 Ejercicio Espiritual: Martes 5 Inicio con una invocación al Espíritu Santo: Ven Señor, ven Espíritu de fuerza en mi debilidad! Lectura del primer libro de Samuel (1S 16, 1b a) El Señor dijo a Samuel: «Hasta cuándo vas a estar lamentándote por Saúl, si yo lo he rechazado para que no reine más sobre Israel? Llena tu frasco de aceite y parte! Yo te envío a Jesé, el de Belén, porque he visto entre sus hijos al que quiero como rey». Cuando ellos se presentaron, Samuel vio a Eliab y pensó: «Seguro que el Señor tiene ante él a su ungido». Pero el Señor dijo a Samuel: «No te fijes en su aspecto ni en lo elevado de su estatura, porque yo lo he descartado. Dios no mira como mira el hombre; porque el hombre ve las apariencias, pero Dios ve el corazón». Así Jesé hizo pasar ante Samuel a siete de sus hijos, pero Samuel dijo a Jesé: «El Señor no ha elegido a ninguno de estos». Entonces Samuel preguntó a Jesé: «Están aquí todos los muchachos?». El respondió: «Queda todavía el más joven, que ahora está apacentando el rebaño». Samuel dijo a Jesé: «Manda a buscarlo, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que llegue aquí». Jesé lo hizo venir: era de tez clara, de hermosos ojos y buena presencia. Entonces el Señor dijo a Samuel: «Levántate y úngelo, porque es este». Samuel tomó el frasco de óleo y lo ungió en presencia de sus hermanos. Y desde aquel día, el espíritu del Señor descendió sobre David. Como de costumbre, tomo un momento para colocarme ante el Señor, y pedirle su gracia para ser completamente suyo durante este tiempo. Imagino la escena: Samuel sale en busca de un rey para su pueblo. Imagino el encuentro entre Samuel y Jesé, la presentación de los diferentes hijos. Pido la gracia de un corazón libre para oír el llamado a servir a los demás, según mi propia manera. Luego reflexiono los siguientes puntos. El Señor dijo a Samuel: «Llena tu frasco de aceite y parte! Yo te envío a Jesé, el de Belén, porque he visto entre sus hijos al que quiero como rey». Dios no interviene directamente, sino que habla y actúa a través de los demás. Él necesita de nosotros, en este caso particular, de Samuel. Y Samuel ha oído estas palabras de Dios, y parte sin saber adónde le conducirá esto, lo que tendrá que hacer exactamente, pues está seguro de la fuerza y de la presencia de Dios con él. Dios no mira como mira el hombre; porque el hombre ve las apariencias, pero Dios ve el corazón. La mirada que Dios pone sobre nosotros no es la misma que la que nosotros ponemos sobre nosotros mismos o sobre los demás. Dios ve con el corazón. Ve la verdad y la riqueza de la persona, lo que ellas no siempre ven fácilmente. Qué cambio! Y desde aquel día, el espíritu del Señor descendió sobre David. Dios llama. Su llamado algunas veces es totalmente imprevisto o diferente de lo que podríamos pensar o esperar. A veces se dirige a quienes antes no habríamos imaginado. Al mismo tiempo, él nos da la fuerza para responder. No deja solo a aquel que llama y envía. El da su Espíritu, espíritu de sabiduría y de fuerza, de luz y de discernimiento. Hay que contar con Dios. 3

5 Al final de la oración, hablo con el Señor, de manera muy sencilla, como un amigo habla a su amigo: le pido que yo pueda oír su llamado y que pueda responder a él, o que nos enseñe a servir tan gratuitamente como sea posible, o le doy gracias por lo que ya ha hecho en nosotros Termino con un Padre Nuestro o con la oración al Espíritu Santo como la semana pasada. 4

6 Ejercicio de Contemplación: Miércoles 6 Inicio la ejercitación de mi mirada contemplativa sobre la Obra de Arte, orando el Salmo 23. Lo puedo repetir y puedo escribir las frases que más me digan algo a mí. El Señor es mi pastor, nada me falta. En prados de hierba fresca me hace reposar, me conduce junto a fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. Me guía por el camino justo, haciendo honor a su Nombre. Aunque pase por un valle tenebroso, ningún mal temeré, porque Tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me dan seguridad. Me preparas un banquete en frente de mis enemigos, perfumas con ungüento mi cabeza y mi copa rebosa. Tu amor y tu bondad me acompañan todos los días de mi vida; y habitaré en la casa del Señor por años sin término. Obra de Arte: Miércoles 6 Ejercicio de Contemplación. Pasar uno minutos mirando este cuadro y dejándome que él me mire, en silencio, con fervor. En este fresco, un hombre rodeado por un gallo y una oveja, lleva sobre sus hombros un cordero al que asegura firmemente por las patas, mientras que en su mano derecha, transporta un recipiente de agua o de comida. Si nos detenemos en las apariencias, este hombre es un granjero que cuida a sus animales. Ahora bien, se trata de una pintura que adorna una sepultura cristiana en un periodo de persecución religiosa en el que era peligroso expresar abiertamente su fe. Quien ignora esto, no puede reconocer a Cristo en este granjero-pastor. Quien se detiene en las apariencias no puede proyectarse en esta figura del Buen Pastor y sentirse llamado a asemejársele para cuidar su rebaño, a sus ovejas, a sus corderos. Pero para todos aquellos que son hermanos y hermanas en la fe de este difunto de las catacumbas, el mensaje es transparente y no es raro que se sientan profundamente conmovidos. 5

7 El Buen pastor, Catacumba de Calixto en Roma, siglo III d.c. Oración Conclusiva: Veo cómo este granjero-pastor cuida sus animales. Veo, más allá de las apariencias, al Buen Pastor que es Cristo. Hago la relación entre el difunto cuya tumba está adornada con este fresco su vida de discípulo o de apóstol - y su paso hacia la vida eterna o regreso hacia el Padre. Escucho a Cristo que me pregunta como a Pedro, como lo dijo a este difunto y a cada uno de nuestros ancestros en la fe: Me amas? Dejo que brote mi respuesta desde lo más profundo de mi corazón. Oigo al Buen Pastor que añade: Apacienta mis ovejas, apacienta mis corderos y recibo este llamado a servir de manera nueva y más libre a todos los demás, sin importar quiénes sean. 6

8 Lectura Meditada: Jueves 7 A partir del texto del Evangelio del domingo 4º de Cuaresma, el texto de San Juan, lo puedo releer ahora aquí mismo; leo y medito el comentario al Evangelio y anoto lo que más me ilumina para mi vida. Juan 9, Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento. 2 Y le preguntaron sus discípulos: «Rabbí, quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?» 3 Respondió Jesús: «Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios. 4 Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. 5 Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo.» 6 Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del ciego 7 y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de Siloé» (que quiere decir Enviado). El fue, se lavó y volvió ya viendo. 8 Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo, decían: «No es éste el que se sentaba para mendigar?» 9 Unos decían: «Es él». «No, decían otros, sino que es uno que se le parece.» Pero él decía: «Soy yo.» 10 Le dijeron entonces: «Cómo, pues, se te han abierto los ojos?» 11 El respondió: «Ese hombre que se llama Jesús, hizo barro, me untó los ojos y me dijo: Vete a Siloé y lávate. Yo fui, me lavé y vi.» 12 Ellos le dijeron: «Dónde está ése?» El respondió: «No lo sé.» 13 Lo llevan donde los fariseos al que antes era ciego. 14 Pero era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. 15 Los fariseos a su vez le preguntaron cómo había recobrado la vista. El les dijo: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo.» 16 Algunos fariseos decían: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.» Otros decían: «Pero, cómo puede un pecador realizar semejantes señales?» Y había disensión entre ellos. 17 Entonces le dicen otra vez al ciego: «Y tú qué dices de él, ya que te ha abierto los ojos?» El respondió: «Que es un profeta.» 18 No creyeron los judíos que aquel hombre hubiera sido ciego, hasta que llamaron a los padres del que había recobrado la vista 19 y les preguntaron: «Es éste vuestro hijo, el que decís que nació ciego? Cómo, pues, ve ahora?» 20 Sus padres respondieron: «Nosotros sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego. 21 Pero, cómo ve ahora, no lo sabemos; ni quién le ha abierto los ojos, eso nosotros no lo sabemos. Preguntadle; edad tiene; puede hablar de sí mismo.» 7

9 22 Sus padres decían esto por miedo por los judíos, pues los judíos se habían puesto ya de acuerdo en que, si alguno le reconocía como Cristo, quedara excluido de la sinagoga. 23 Por eso dijeron sus padres: «Edad tiene; preguntádselo a él.» 24 Le llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: «Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.» 25 Les respondió: «Si es un pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa: que era ciego y ahora veo.» 26 Le dijeron entonces: «Qué hizo contigo? Cómo te abrió los ojos?» 27 El replicó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis escuchado. Por qué queréis oírlo otra vez? Es qué queréis también vosotros haceros discípulos suyos?» 28 Ellos le llenaron de injurias y le dijeron: «Tú eres discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés. 29 Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero ése no sabemos de dónde es.» 30 El hombre les respondió: «Eso es lo extraño: que vosotros no sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos. 31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; mas, si uno es religioso y cumple su voluntad, a ése le escucha. 32 Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento. 33 Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada.» 34 Ellos le respondieron: «Has nacido todo entero en pecado y nos da lecciones a nosotros?» Y le echaron fuera. 35 Jesús se enteró de que le habían echado fuera y, encontrándose con él, le dijo: «Tú crees en el Hijo del hombre?» 36 El respondió: «Y quién es, Señor, para que crea en él?» 37 Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése es.» 38 El entonces dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él. 39 Y dijo Jesús: «Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos.» 40 Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: «Es que también nosotros somos ciegos?» 41 Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: Vemos vuestro pecado permanece.» Difícil comentar en algunas líneas textos tan largos. Entonces, vamos a ceñirnos al tema de la ceguera y de su curación. Notemos que aquí se habla de un ciego de nacimiento. Entonces, no podemos encontrar en su historia ninguna causa de su enfermedad. No es culpa de él ni de sus padres, dice Jesús. De hecho, este ciego nos representa a todos, pues no vemos más que la superficie de las cosas. Lo que se oculta detrás se nos escapa. Con el tiempo, descubrimos que ni siquiera nos conocemos a nosotros mismos e ignoramos cómo nos ven los demás, que están igualmente ciegos. En cuanto a la obra de Dios, en el mundo y en nuestra vida, nuestra ceguera es total desde el principio ( de nacimiento ). 8

10 Para ver claro, necesitamos de una revelación otorgada por aquel que es la luz del mundo (principio de nuestro evangelio). Para recibirla, tenemos que permanecer abiertos. Según otra imagen, comprendemos que no dejamos de estar en marcha: solamente al final del camino podremos descubrir, ver con nuestros ojos, la Tierra prometida. Si esperamos, vamos a recibir en cada instante el resplandor de luz que, en Cristo, viene a guiar cada uno de nuestros pasos. Para ello, ya necesitamos que se nos sane de nuestra ceguera: conocer a Dios, hacia quien nos dirigimos, no es natural para nosotros; a priori ( de nacimiento ) esto nos rebasa, pero a través de la Luz vamos hacia la Luz. Paso a paso. Para ello, tenemos que mantener los ojos fijos en Cristo. Él es quien nos los abre sin cesar. Necesitamos su saliva, es decir, algo que sea una parte de Él, y tierra, polvo del que provenimos. Sin duda, alusión a la creación, mientras que el lavado en la piscina de Siloé nos hace pensar en el bautismo, es decir, en el paso por la muerte y la resurrección. Reconozcamos nuestras cegueras. El ciego curado ahora ve claramente; los fariseos creen ver y comprender: confunden su ceguera con luz. Quienes ponen su fe en Cristo, al principio serán rechazados y se sospechará de ellos. En última instancia son perseguidos. Los fariseos son ciegos porque se niegan a ver a Jesús, a reconocer quién es él, es decir, a responder correctamente a la pregunta de identidad: Quién es este hombre? Por qué este rechazo? Sin duda porque admitir que este Jesús viene de Dios conmocionaría su existencia: sería entonces necesario cambiar de visión del mundo, ponerse a seguirlo, modificar su escala de valores En lenguaje bíblico, se dice convertirse, que significa volverse. Adiós a la tranquilidad de las costumbres adquiridas! Este es el peligro que amenaza la vida de fe: pasar de la relación de amor con Cristo vivo a la práctica religiosa, a actos de culto estereotipados y con frecuencia privados de significado. Ahora bien, aquí vemos a Jesús, con su dominio de la naturaleza y su libertad frente a un culto (durante el Sabbat) que sirve de coartada a un compromiso en el ritualismo. Cristo viene a perturbar la seguridad de su instalación. Él viene a abrir nuevos caminos o, mejor dicho, él mismo es el nuevo camino hacia Dios, el único. Quien lo ve, ve al Padre, pero para esto todavía es necesario no estar ciego (leer Juan 14,5-11, uno de los mejores comentarios de la narración del ciego de nacimiento). En qué se convierte el Sabbat? Una profecía y una anticipación del fin de los tiempos, del reposo de Dios y del de los hombres (Génesis 2,1-3). A propósito del Sabbat, en Juan 5,17, Jesús dice que el Padre trabaja sin descanso (incluyendo en Sabbat) y que él también trabaja. No hay descanso mientras los hombres sigan siendo ciegos. Tratemos de abrir los ojos. 9

11 Ejercicios Prácticos: Viernes 8 De acuerdo al tiempo que tengo y circunstancias personales, puedo hacer estos ejercicios sea entre viernes y domingo o incluso durante la misma semana. En camino hacia la Pascua... 3ª etapa 1er ejercicio: Dispongo sobre la mesa la copia de un extracto de mi contrato de trabajo o bien una hoja en la que escribo la lista de mis diferentes lugares de compromiso recuerdo a todas las personas con las que tengo relación de esta manera, ante quienes soy enviado* 2º ejercicio: Recuerdo de alianzas: Durante 3 minutos aproximadamente, tomo en mis manos un objeto que me recuerde que he sido elegido(a): mi anillo de matrimonio o el anillo que me entregaron al momento de una graduación, o el cirio de mi bautismo o cualquier otro regalo valioso siento su superficie en mis dedos, tomo lentamente conciencia de su peso en mis manos pongo atención a los sentimientos que me embargan entonces, y hablo de ellos con el Señor*. 3er Ejercicio Un buen olor: Por la mañana cuando me arreglo, pongo atención al olor del jabón, del perfume, de la colonia, after-shave, etc. Durante el día, pongo igualmente cuidado en notar los perfumes que despiertan mi olfato recibo estos perfumes tal como son, tomo conciencia de lo que esto produce en mí.* * Preveo, decido con anticipación la realización de este ejercicio, sea todos los días de la semana, sea 2 ó 3 veces o durante en fin de la semana. 10

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