semana de la cobertura de los Juegos Olímpicos: El equipo de curling de femenino de Canadá ganó invicto el round-robin y completó su

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Esther Fuentes Contreras
hace 5 años
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1 ! Hemos escuchado la palabra 'invicto' varias veces en la última semana de la cobertura de los Juegos Olímpicos: El equipo de curling de femenino de Canadá ganó invicto el round-robin y completó su racha invicta al ganar la medalla de oro el jueves pasado. El equipo de hockey femenino también se fue invicto en el torneo: vino de atrás para superar a las estad-ounidenses con el fin de preservar su racha y capturar una segunda medalla de oro para Canadá en cuestión de horas. No sería una exageración decir que estas mujeres tuvieron un desempeño perfecto en sus deportes.! Sin embargo, si fueran honestas - y estoy seguro de que todos ellas lo son - ellas no están de acuerdo de que su desempeño en los Juegos Olímpicos, aunque invicto, fue perfecto. Si revisaran los videos de cualquiera de sus partidos, serian capaces de señalar una serie de errores que cometieron. Sería un eufemismo decir que jugaron " lo suficientemente bien", pero sería una exageración afirmar que jugaron de manera perfecta. La perfección es un hito muy alto y es difícil de conseguir. 1

2 ! Sin embargo, en la línea de cierre del evangelio de hoy, nuestro Señor hace una declaración que debería hacernos estremecer, "Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto" (Mt 5, 48). No dice haz lo mejor de ti, o mantente invicto, o hazlo suficientemente bien. No, Él dice bien claro: ser perfecto. Nuestra reacción inmediata tras oír algo así es decir: " El no puede estar hablando en serio, los humanos no somos ni podemos ser perfectos" La segunda parte de esta afirmación es cierta, pero eso no significa que El no esté hablando en serio.! Así que por qué Jesús nos pide a intentar algo que tanto él como nosotros sabemos que es imposible? Precisamente porque El no está interesado en la meta, sino en nuestro esfuerzo por lograrlo. Aquí es donde nuestro paralelo olímpico no puede ir más allá. En los Juegos Olímpicos, el objetivo es claro: al menos ganar una medalla, idealmente la de oro. Si usted tiene éxito, entonces sus esfuerzos han dado sus frutos sin que usted lo haya hecho de manera perfecta, porque cualquier atleta que gane una medalla de oro- siendo honesto 2

3 consigo mismo- podría decir que no lo ha hecho perfecto, pero se las ingenió para lograr la medalla.! Nuestras vidas aquí en la tierra no son una competencia de corto alcance, sino un relevo muy largo. La ceremonia de premiación es inmediatamente después de haber terminado la carrera y hay tantas medallas de oro como personas. Y al final, no es lo bien que lo hayas hecho, lo que realmente importa es el esfuerzo que has puesto en lograr ser perfecto. En los Juegos Olímpicos, la victoria se basa en el rendimiento, no sólo el esfuerzo. En la vida eterna, la victoria es por el esfuerzo, porque el rendimiento no es realizado por nosotros, lo hizo Cristo en la Cruz. Entonces, cómo se supone que debemos demostrar que estamos haciendo los esfuerzos necesarios para llegar a ser perfectos? Nuestro Señor propone tres maneras que son eficaces y que requieren un gran esfuerzo: ser generoso, ser misericordioso, y ser amoroso.! La generosidad a la cual se refiere Jesús no es regalar lo que no necesitamos- lo que nos sobra- sino ser generosos hasta que duela. 3

4 No hay nada de malo en ir a nuestros armarios, recoger la ropa que ya no queremos ni usamos, y darlas a los pobres. Sin embargo, no hay nada especial en esto. En nuestra cultura, tenemos tantas cosas que regalar lo que nos sobra es muy fácil. En cambio, podríamos ser más generosos con nuestro bien más preciado: nuestro tiempo. El tiempo es la última cosa que queremos regalar porque todos estamos siempre muy ocupados, y es por ello que duele. Donar nuestro tiempo nos ayudará a lograr la generosidad perfecta.! La misericordia a la que Jesús nos llama no es fingir que no se ha cometido ninguna falta, ni tampoco que se aplica solamente a los arrepentidos. La misericordia que Jesús nos pide es la que ofrecemos libremente a todos. Perdonar es algo de lo que somos capaces de forma individual, es nuestra decisión. Una manera práctica de mostrar misericordia a quien nos ofende o molesta es considerar que malentendió, es buscar una excusa para su ofensa. Y cuando su comportamiento es simplemente inexcusable, lo mejor que podemos decir es: " La tentación debe haber sido muy fuerte, tal vez yo 4

5 tampoco he sido capaz de resistirse a ella." Este es el tipo de misericordia que duele.! Finalmente, Jesús nos llama a un amor que no conoce fronteras. No podemos pretender que somos capaces de amar incondicionalmente. Sólo Dios puede amar de esa manera. Podemos, sin embargo, tratar de lidiar con nuestros rencores a través de la oración. Si hay personas en nuestras vidas con las cuales no nos llevamos bien, debemos escribir sus nombres en una lista y decir un Ave María por cada uno de ellos diariamente. Si oramos diariamente por ellos, el odio cesará prontamente.! Cada una de estas tareas es difícil: ser generoso, misericordioso, y amar sin límites. Pero todo sabemos que ir al cielo no se supone que sea una tarea fácil. Y es sólo en el cielo que la verdadera perfección nos espera. 5

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