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V -.li C ' N dm. 1 3 1.. COMEDIA NUEVA HEROICA. - SER VENCIDO, Y VENCEPOR» JULIO CESAR, Y CATÓN- ^ Personas que habían en ella. Catón» Lelio* Fulbio, Cesar\ Marcia» M a rc h. J u b a, Popea. Floro. P R IM E R A JO R N A D A. Templo Sabt^rrantío ^ ^ obscuro del D ios N e p tu n o : su Im agen en medio,, y a l compás de una m archa g ra ve ^ irán saliendo por una pv.srta tam bién Subterránea^ p rim era m en te quatro Soldados R o m a n o s^ cada uno con una antorcha en eo n d id d \ y 'usgo Lelio Capitan de Jas G uardias de C a tón p"'-~ sidiendo u esu''s q u e'o cu p.ii\ín los dos costados del Teatro y luego Jiiha,, P rincipe de N u m :d ia ^ M a rc ia ^ D am as ^ y últim am ente Cafo», con algunos à sus e sp jid u s r toda esta S c e m se representa a m edia t^oz, ', E m p ieza obscuro. M flrc..^^m ad o P adre, y Señor, y i no es posibje que el pecho resista mas confusiones; yo soy quién rompe el silencio con que a csia Templo Sagrado nos conduce tu precepto. Á todos rairu, y en todos parece que solo advierto el susto, y la admiracionj mezclatia con el deseo de averiguar el jnoti.vo' de un aparato tan sèrio. J u b a. Coafieso, Catón invicto-,' que me llena de respelo ei misterioso.cuidado con que por el rumbo estrech# de esa via p b terran ea,, nos has trm'do á,eslc Templo; cuyo espacio infunde horror al m^s invencible alíjato. Popea. H a b la, glorioso Romano; compadece los sucesos lastiiíiosos de mi vida, pues de todo me estre,mesco desd-i aquel momento infausto que vi á nú K^poso Pompeyo herido ds aleve manó y á mis propias plantas muerto. A Catp

C at. Ah de mi Guardia? L e i, Señor. C at. Cierra fú esa puerta, Lelio, y vosotros recorred las dema'á que tiene el Templo, pues importa á mis designios 8s?gurarlás por dentro. /«.Q u é dudaí M a re. Qué sobresalto! L e iu Yá lo están. C ut. Oíd atentos. Esta es la mansión sagrada en d nde nuestros y^buelos al Dios Conso tributaban adoraciones, y obsequies. E sa es su Sagrach Im agen, à quién pedían consejo quando entre las turbaciones peligraban los aciertos; y porque en arduas empresas es muy costoso defacto el no profesar sigilo, consiruyéron en el seno de la tierra, e te ediíicío, y en su misterioso centro ( después de juramentarse sobre guardarse secreto) conferían, y trataban Ía utilidad de su Pueblo; y asi à la deydad llamaron Dios Conso, 6 ' Dios del silencio; algunos llaman NeptURO, y o tros. Dios de os consejos; y pues nuestros ascendientes en el resp^íable suelo de esre asilo, tantas veces ilustraron el talento con que supieron hacer sabio, y feliz su gobierno; devemos tambieit nosotros quando cercados nos vemos de infortunios, y peligros, solicitar el remedio con las propi-fs ceremonias de r e lig ió n /y secreto.. A este ñ n, por esa mina que corre desde este Templo k P alacio, os he traído callando mis pensamientos; y pues ya los conocéis, consultad con vuestros pedioi la triste necesidad que en esta ocasioa tenemos de dar à la esclavitud nuestros infelices cuellos; y defender valerosos los mas sagrados-derechos de la libertad latina, haciendo el ultimo esfuerzo* M irad, p u e s, si para él, am igos, y compañeros, teneis bastante constancia. Todos. Si tenem os, si.tenemos, Cat. Pues poned esas antorchas junto à aquel Altar esceuo; porque asi como nosotros, en el modo que podemos, iluminamos las aras del simulacro supremo; ilumina su poder todos los discursos nuestro». Poned la rodilla en tierra, y prestad el jurameift. Turáis que quanto se trate ' para el publico provecho de la desgraciada Roma; y de su oprimido, imperio, lo callareis, sin romper tan importante secreto, aunque por guardarle sea preciso dar al acero las gargantas? Todos. Si juramos. C at. Si asi lo cum plís, el Cielo derrame sobre vosotros felicidades, y aumentos; y si lo contrario hacíais, ó por soborno, ó por miedo, jamás oyga vuestras penas, afu««

afttccione#, y lamentos : padezcáis la servidumbre del cruel opresor nuestro, vuestras queridas esposas manchen vuestros puros lechos; y finalmente, la infamia os sepulcá en el desprecio. Tedps. Asi suceda. CaU Alzad, pues, y à lo que resta pasemos no ignoráis que Julio Cesar, sanguinario hijo sobervio de Roma, reyna del orbe, pretende am bicioso, y fiero poner su orguliosa planta sobre el invencible cuello de la que le ha -d id o el sér: ni que el glorioso Pompeyo, à cuya memoria deve tanto honor el patrio suelo, se opuso à sus tiranías; pero vencido, y desecho por el furor del tirano, buscó asilo en Telomeo, R ey de E g ip to, quiun manchando todo su caracter regio por temor del vencedor entregó al vencido muerto. Perdona, hermosa Popea, si aqui tu dolor renuevo, que es fuerza decir eí mal para arbitrar el remedio. Con esta infame victoria, cobró Cesar mas aliento, é hizo que Roma le jure por su Dictador perpetuo. - Ríos de purpura humana dexa su orgullo corriendo en los Campos de Farsalia, y por este monstruo horrendo, n'^iestro penado Romano, quo ha sabido poner freno à los m»s remotos climas; hoy ^ á su arbitrio sujeto, dexa correr íos insultos, y aún se acomoda con ellos. Todo lo domina yá, sino es el recinto estrecha de las murallas de Utica; doiide mal seguro eí recto de la libertad latin^i, obedece mis preceptos; pero sufriendo también la inclemencia del asedio con -que colma nuestros males, sinsabores, y desvelos. Cesar quiere entrar, à ^verme; y también al mismo tiempo embia ei Senado k Fulbio; ignoro con qué decreto; mas justamente presumo será el de que abandonemos la defensa de la Patria en que tanto me intereso. Yo por m í, juro á los Dioses; que áütes que á tan vil extrem e me conduzca la fortuna yo propio heriré mi pecho; y asi véd qué resolveis ' en sistema -tan funesto. L e í. Los que en tu amparo buscamos la m adurez, y el consejo, no vivimos olvidados que le debemos al Cielo la piedad de ser Romanos; y pagarse-a queremos, cumpliendo la obligación de morir con noble esfuerzo; ántes que 1^ servidumbre nos llene de vituperio. J u b, Catón, mis fuertes Numidss, es notorio que están hechos à derrotar esquadronc% y à ganar Rejínos enteros: y aunque yo no soy Romano, soy tu amigo verdadero; y jamás podrá faltarte A 2 ni

4 ni mi Solio ni mi afecto. Cáí, Invicto. Princips Juba, tu generosidad acepto, y nunca podre' dudar de la amistsd.que te devo. M u re. Ay infeliz de quien no halla - en sus graves sentimientos, sino es pruevas infelices de que hayan de ser perpetuos! P o p. E a, prudente Catón, ei soberano decreto de los D ioses, autoriza tu brazo para el trofeo de que vengues á la Patria, y la sangre de Pompeyo, mi am ado, y glorio.io'esposo; tuyos soii mis sentimientos; y estos leales Romanos^ darán el uitirao aliento, en favor de tus designios tan iltiies como rectos. ^ C«t. Decid si asi lo ofreceis,' amigos? Todos. Si lo ofrecemos» Cat, Pues para la acción presente^ 3 fuerza comprometernos á que entre nosotros quede retenido el cumplitiiento qüancas resoluciones, providencias, y decretos nos comunique el Senado, si se oponen al obje to de ]a libertad de Roma; atendiendo á que los sellos, las consultas, y las. firmas de sque hoy usa aquel congreso; las reduce á nuestro daño el Tirano^fei Imperio; y no son í como otras veces, ie g itim o ^ o í preceptos de aí]u? Magistrado 'sumo, sino dé un contrario nuestro,, que^.íiace se muevan las plumas al aire de sus deseos. Con esta seguridad, apenas el manto negro recoja la triste' noche el dia venidero; por u n incognito rumbo saldremos al campo opuesto, por sí en los brazos ;^1 ocio conseguimos sorprejftkr-lo. ^ E a valientes Romanos', este es todo mi proyecto; participad de las iras y que en mi corazon conservo contra el vil usurpador dé los públicos derechos: Salgamos à períjsigpi-ele y m uram os, ó tríúhfemos. M ure» O h,' quien pudiera. Señor, atem perar vuestro ceño. con mas piadosas ideasi C at. Pues tu inspiras à mi pecha la clem encia, quando adviertes que es nuestra bosdad el cebo de las crueldade«del Cesar? M a r e. Y o, ampdo P ad re; preveo que vais à intentar un golpe decisivo, y no tenemos Jas fuerzas correspondientes à tan formiviable empeño, Cesar solicita hablaros, y si propone udo^ medios decen íes para la paz, parc.ce justo atenderlos ; de vuestro b ra z o, y el suyo pende el pdblico sosiego, ó la destrucción de Roma; pues Señor, no apresuremos su impulso à la turbación:. dese à la cor^di^ra tiempo para:;- C at, Suspende la voz, aniaoa M arcia ; y s ^ u c s to que ei honor, y -la virtud.son móviles de mi esfutrzo, y en Cesar solo reside la

la inìqui(lad, y el defecto; esperas inutilmente que jafnás nos concordemos. Pop* Solamente con su sangre se podrá apagar mi fuego. N i con menos que su ruina quedaría satisfecho nuestro agravio.de tal suerís en vuestro bien me intereso, que permitiré borrar quahtos gloriosos sucesos publica de mi fama, como r«e conceda el Cíelo el timbre de que mi impulso postre al enemigo vuestro. P o p. P aesá emprender::- Le/.A lidiar. C at, V am os, y sea diciendo viva Roma. Todos. Roma viva. Cat. M uera el opresor sangi iento. Tod. M uera Cesar. M a re, Cesar vivat ó m uera M arcia primero, vanse. S e lv a : Salen Cesar ^ F uibio ^ M a rio, y G uardias, P rosigue claro, Ces, M a rio, dispdn que en el Caaipo se publique mi decreto, para q»ue ningún Soldado, pena de ca«tigo horrendo, ^ en los contornos de Urica cause el daño mas pequeño :,. ni hostilidades ni ruinas, me han de dar el vencimiento sobre el rebelde Catón, porque si él está creyendo q,ue soy tirano, sería calificar su concepto, el que entrase por sus tierras asolando, y destruyendo. ^ a r, Hare'>, Señor, lo que manidas eos la eficacia que devo. ^jase, F u!b. Mas digno del -Solio te hallo, C esar, en cada.momeatof y justamente el Senado fe hace Dictador perpetuo; pues si con tus enemigos' tan piadoso eres, y atento; qi e amparo tendrán en ti los que fe sirven con zelo, y pues yá tienes noticia dal encargo <^on que veoí?o, y las orde.nes que traygo; las tuyas, Señor, esj>ero. Ces. Que no entregues á :C a td ^ la del Senado te ordeno, puüs presumo que su enojo contra mí l'á'tfene, ciego; y fuera su inobediencia al respetable decreto; un crimen que me bblígára à ser con él mas'severo.... Catón es contrario mio r M as qué importa? Reverencio en su pecho là *virtud de un Romano CabUlléro^' que con espirita fuerte defiende los privilegios " de la libertad latina; y si à su constancia atiendo, y á la razón que me asiste; esta conquista que intento ha de causar novedades, que en los siglos venideros, han de servir à los'hombres de admiración., y de exemplo: y asi determ ino, Fuibio, reglar mis procedimfentob ai nivel de la piedad, de la amistady el talento; porque no quiero.elevarme por ej indecente medio de verter aquella angre que necesita el In.'perio., Y además de estas razones^ tengo o tra, cuyo respete por si solo, es sufici ;.-nte à inspijarme estos afectos*

F u l. Yá lo s é, Cesar invicto; pues m'e consra él rendimiento, con que servias á Marcia. C es. fís verdad, ella es el ceatro de todas mis esperanzas: tan vivamente deseo colmar sus aatisfacciones, F iíib io ; que reconociendo el disgusto que padece al ver el desasosiego con qu3 su padre resiste mis glorias, y lucimientos;. he. pensado muchas veces aborrecer mis áscensoá, y sacriiicar el alma al mas triste abar.i miento, para merecer rendido lo que vencedor no paedo. Porque «o llegue á su oido el indicio maj pequeño de que con las iras busco la fortuna que apetezco; no parmito qus en mi Campo s use de los instrumentos marciales : to lo respira tranquilidad, y sosiego. F u l Y cómo podrás vencer por tan compasivos medios la dureza de Catón? Ces. M ayor niímero de pechos desarma la mansedumbre, que el furor de los aceros. Y auaque no me ha contestado a la instancia que le he hechode que me permita verle porque de ía paz hablemos; hoy tengo de entrar contigo hasta au Palacio mesmo; imploraré la bondad de M arcia, mi amado dn^ño; su llanto, y persuasión,. harán eficaz el ruego, y 8i no es su corazon de b ro n ce, le ablandaremos. F u l. N o quisiera que expusiesei k un desaíre tu respeto. Ces. Que es desaire í Acaso Ignora Utica, que ( prescindiendo de que Roma me conoce por su Dictador perpetuo, por C ónsul, y G eneral) toda estimación merezc -? Pues qué recelas? Ven-, Fulbio, que para qualquiera riesgo yo voy contigo, y conmigo mi dignidad, y mi esfuerzo, va n te.. Sala de arm as da P a la c io : Salen C a tó n, f i i b a, M a r c ia, y G uardi-^s. Caí. P ríncipe. mandad que estén vuestros Soldados dispuestos ^ para la acción prevenida; puesto que aunque condesciendo á las.suplicas de M arcia, y oír á Cesar pretendo: no ha de díirme esfa atención las r. sujtas que deseo; íe cucsta mucho el reynar; y es_ la rüzon poco precio para que á su estado vuelva quien supo escalar el Cetro. J u b. Aún le falca que vencer si ha de mandar ei Im perio; pues le resta contrastar tu corazon, y mi aliento, y no es la primera vez que me ha visto R o m a, puesto al frente de mis Numidas, tantas hazañas haciendo, que a las aguilas latinas las supe cortar ei buelo. C at. Lo sé, PrM cipe, y no ignoro que tu espíritu guerrero no carece de otra pr(;nda,. para el enerai aprecio, si no es ía de ser Romano. Jtíb.

Jvb> Quando ese sea defecto, tú le puedes subsanar. M ucho tiempo k a, que venero las virtudes de C^tón en el respetable seno de SQ h ija, y si me permite vuestra bondad, y su caño, que le presente mi mano, y ponga a sus pies mi Cetro; seré R om ano; y tendrá mi cariño verdadero, con este vinculo mas,. mayor roconociraiento. M arc» V os, P jíacipe- habíais asi, quando armado en daño'nuestro está el mundo? Vos tratals de am o res, q u a n io a l extremo de perder la libertad casi abatidos nos \':.nos? es buc!n.,n:>clo de inflamar la llama de vuestro pecho, para ser hijo de Marte buscar delicias de Venus? Vive el CÍ3lo::- Cat. B asta, insarcia; y esos rigores honestos, reflexionen que las bodas no solo tiíuen su objeto en la utilidad privada; pues entre grandeí sujetos, debe la razón de estadoabreviar los casamientos: con estos nudos, á veces se hacen fuertes los Imperios;, se utilizan los vasallos,. y se engrandecen los Reynos. J u h. Feliz y o, si a su beldad igual reflexión le debo! Cat- M arcia es hija mía. M a rc, Si^ y esa distinción que tengo, es la razón que me impulsa á decir mis sentimientos: cómo es posible) Señor,. que en estado tan funesta una R o m an a, bija tuya, que desde sus a^os tiernos ' *' del Aura triunfal del sacro Capitolio, quiso el Cielo se alimentase, se entregitc à las glorias de híineutío, el dia que estú su Padre ^ k tanto peligro expuesto? C a t. T á no d bes inquirir m axim as, y secretor, sifio obedecer; no temas. P rincipe; yo te pronieto que hoy será Marcíá tu esposa; y en prueba ds el!o, efrezc estos paternalis bracos; y paes mi sanare te entrego, Roma es tu P a tria ; hijo mio, sirveia con mucho afecto, y aorsditila tu amor í3 salvandola, ó muriendo. vasel J iih, Infeliz de m, si acaso u desagrado merezco porcjue aspiro à Sìr dichoso. M m v. Toda me ha cubierlo un hielo; me am as, Príncipe? J u b. áí te amo?. ' N o has podido conocerlo en mis expresiones mudas? ^ M a re. Pero yo que prueba teng» de tu ternui a? J u b. Ninguna has jolicitada. M arq. í's cierto t y si la pidiese? J u b. Haliáras mi fícl corazon propenso à darte quantas quisieres, pues solo una no concedo. M a re. Y quál es? Jub^ La de dexarte. M a re, N o es esa la que yo quiero. J u b. Pues yá nada hay que me pidas* M a re. Cómo? J u b. Como fuera de es#* es todo tuyo ; alm a, vi^a. Solio, y quanto yo posé». M a re, Príncipe, no pido tanto; f,

H y solamente te raego, que hoy no habîe.de est^s bodas, que con qaaîquier pretexta, sin quî mi Padre conozca que Ja dilaciijn d-iseo, se dex?n para maîîana. J itb. A^^crae;!! ya te coinprendo; ap. ^ pero cómo-he de -ser yo. tan infame, y tao grosero, que aleje el plaao á' uaa dicha que^ülicito yo mesmo? Y qu laceres tu hermosura puede consigiíir -en esto? M a r c. N'oíiay mérito en la obediencia sí al escuchar /el preoepto. se le pregunta ai que manda ía^ razones de imponerlo. J ú b. N o l.'is ignoro ^ bien sé^ (perdone amor sí me excedo) que aún es. e- Cesar tu Ilam'aç por cuya, causa, sabiendo que hoy ha de entrar en Utíca, te ofenden mis.rendiiiiientos. J ^a rc. D i cumplir lo prometido.; no te ln;í;iit3 ese recelo. J ü h. Es verdad, Mai*eia admirable: ' : ra&s di sí tus ojos bellos me»nirarái' mas beni-^nos O quandb yo te hag.i este obsequio? M a rc. C-.hïîple tú con el amor, que despiíes.vcrás el premio, vase, J ü h, Ay infelíze da mí! * Jo que veré son mis zelos'; y porque à tii tiranía IÎO le quede én ningún tiempo la disculpa de que yo tus ordenes no obedezco; - iré à dar à tu artificio - con mi propio labio esfuerzo, vase. G alería de P a la c io, con v ista à los J a r d in e s ^ Sale Cesar, Ces* Como Catón conocies'e la iacuaacion que le ten^o. no me fuera taií ingrato*, si supiera, que -encubierto con el séquito de Rulbi» à gu propia casa llego y que en aquestos Jardines el permiso sayo espero para hablarle sin testigo», él rae aborreciera menos; pues hombre qu par la paz se humilla i talos extremos, conquista los corazones que no sou de duro aiero.. M ucho &e detieni F u ib io : mas, ó D ios, que' es la qua veéí Sal^ M a r e,'c oa el Legrado de ^om a está ñi:^ P a d re, y preteudo mientras que los dos roníjjren baxar ai JarHin:;- ay CiL lo jí quéanirol turbada estoy! Ces- A ia fortuna agraiiezco, Mürcia jniá,.que compense mis afanes, y desvelos, y el m ;rito de venir à U tlca, sin el excelso aparato que coaviene à la autorlíiui que exjrzo, con dexarinj vér tus ojos pues tal ve, menos, si viniera ak'nnpañado ' de io.s explendores regios. ÚIm x. y tú quién eres? ' Ces. Qüie'n soy? T ú, mi bien, preguntad eso? H e mudado yo el sembiante? M a n. N o lo sé; mas n^' me acuerdo de haverte visto jarna's. Ces. D erdichas, qué estoy oyendu? Jamás à C jsar has y?sto? N o conoces 3 qiasn tierno te sacrificó su vida como prueba de su afecto? A aquel à quien ofreciste la ternura de tu pecho, inai-

in a lte r a b le y constante à la fortiioa, y ol tiempo; desjonoces? M aro. Cierra el labio, y no aspires desatento à templar mis esquiveces con e»«í^noiiibre supuesto. A un Cesar quise, es verdad:.con vanidad lo confieso; pero tú no eres aquel, porqae era. Cesar el centro de! honor y la virtud; era de ttom a consuelo; ía delicia de su Patria, pacifico, amante y cuerdo. Pre:entam e este y verás que le conoxco al momento. Ces. Yo soy. M a re. T ú eres un tirano, barbaro, ingrato y soberbio; y en iíh, 'Cres tú. q«e asi únicamente encarezco tu maldad. Ces. Asi me injurias, quando à p e d irla paz vengo? M a re. L a paz? Derramando sangre la buscas? Ya conocemos à fondo tu corazon : el trono es todo tu objeto;. " y quantos estorbos hallan tus ambiciosos deseos, ion víctimas inocentes de sus furores sangrientos; solo resta ya mi padre; vencele, y (juedara's dueño del triste Imperio de Roma. Ces. Serena' tu hermoso ceño, y escucha un' sincero hablar sin sombra de-fingimiento. Yo te.quiero linamente; pero el dulce ardor que siento«no ie engíende tu virtud, jii tu hermosura : en el seao de M arcia, adoro i Catón; y como miro en fu bsllo coraeoíi cifrado el suyo, con íius fuerza te vonero i s j amistad es quien me trae, no mi amor;-sábelo el Cielo. Y si los supremos Diosis me intimasen el decreto, de. que devía perder uno -de estos dos objetos, y la elección fuese mía; (perdónam e si te ofendo) ' 6 muriera yo si dolor dé tan rigoroso nipefío, ' 6 cruel v'oii tu belleza salvara Catón jl'rimero. M u. \ y DiosI Ya escontré à mi Cesari estos son los seniiniíentos' ' propios de su corazoi/; tu eres C esar, yá te creo j prosigue con tu discurso, dame con mi padre zíios, y verás que agradecida te daré el alma por ellos. Ces. Qué victoria tan amable I Y o, bien mío solo piensa eif restablecer la paz, y á tu h:rm 08ura prometa que mis obras este dia no te dexen diida* de ello M a /'c, Asi m e.com placen. Cesar; y en esa esperan>:5, vuelvo à colocar, tn inemoi ia;:- Ces. A dóiida, M arcia? M a rc, Qn aú pecho. S a le FulbÍo. Perdonad,- Señora, que ei curnpruuient«devijo á vuestra beldad, dilate algunos momentos. C e sa r, Catón no ha querid que los negocios tratemos secrtcam ente, pues díce que ha de presenciar el Pueblo, t«entrada^, y proi>osicío i#sr ^ y.

y así n o perdamos tiempo: entre esos -propios Soldados puedes ssiir encabierío, y volver públicamente. C es. Venid : A Dios, M arcia; vuelve. M a r e, Pero volverás de jiiodo qtie yo te conozca luego? Ces. N o desmentiré las señas que te he dado.morc.ási lo «spero. C&s, Y quando v u elv a, seré conocido de tu afecto? M u re. S i, porque qvieda ta imageb donde tu memoria tengo. Ces. A D io s, adorada M arcia. M a rc. Guarden tu vida los CieÍoe. L qs. 2. Para que en perpetuo atnor nos una nn vincu o estrccho. V ansá ios do:^,fujb. Qué pasión tan poderosa es la de am or, pues advierto se vá M arcia sin hablarmé I Pero que me admiro de esto si desde que está ocupado jni amoroso pensamiento en amar las perfccci..nes de P opea, no hay precepto que mas atención me deba. S a l. P op.c on qué libertad que muevo la planta acia la venganza que contra C esar pretendo! Catón me ha instruido ya de sus designios, y espera que la sangrp del tyrano aplaque mis Sentimientos. p u ib. Qué miro! felice soy pues consiguen mis desvelos el honor ds que à tus pies tribute mis rendimientos. P op, Feliz te llam as, el dia que,te miro compañero de la iniq':idad de Cesar? N o eres de ese moii^cruo horrendo iatiüio sec^uáz ^ pues eóm^ tienes el atrevimiento de ponerte en mi preseacla para aumentar mi desvelo? F u l. Tan cruel es, como hermosa: sf» aunque yo á Roma obedezco^ no soy enemigo tuyo; y h tener menos respeto al justo dolor que lloras, y en que yo te compade^coj diría;:- mas no diria, por que son discursos necio» quantos pronuncian la voz, si retorico el s^lenoio se expresa con los suspiros^ que es idioma mas moderno. P o p. Los falsos am antes, tienen tal estudio en sus acentos, que la que incauto los oy^ lleva en la lisonja el riesgo; y.a s i, para que en tu a a p í ni en mi reconociroieníof se abriguen viles ardides; (solos estam os) te advierto que si aspiras mi mano, no he de dartela á otro preci que el de mirar en la tuya dividida de su cuerp, la caheaa del tyrano. F iii O Dios! qué oygcl me estreniezcol P op. Tiemblas? Te acobardas? Huyes? F ul. No me acobardo, no tiemblo ni me aparto. P o p. D e ese modo^ esperar de tu fé devo que vengarás mis ultrajes. F u l. Lo que yo decirte puedo, es que para tanta acción una mano mas fiel tengo que otro alguno; y es verdad ap. pues la engaño aunque la quieio» M archa. P op. E l ramor de aqüellí^s cajas avis^ que yá está el Pueblo sxk U Plaza de Palacio,

y tiaata & ocupar su asiento C atón: ^ Dios, que es forzoso cumplir el orden que teogo. FaU Podré esperar que tus ojos rae miren menos severos? P op, De que me espliques tu amor - no ha llegado, Fulbio,.el tiempo; todo el pecho necesito para el odio que conservo contra la vida de Cesar; y si ha de entrar otro afecto, preciso es que. la venganza me libre de aquel primero, vase. FuJ. Seré capáz de morir al furor de tus desprecios; pero no de abandonar mis altivos pensamientos ^ la infamia de vencer con una traición, tu ceño, vase» Tocan, P o r i'm : 6 vistosa P la za contigua al ' alacio de Catón : en medio un Solio adornado de damascos que h jtf tm npo deverán d esd oblarse, ó correrse i enciitííi de la S'.Ua^^ /;íh rá una espada d esn u d a ^ y a los Jados algunos taburetes, que ocupará n los personages de la Scena al compás de una m a rc h a, salen Catón,, J u b a, h elio, F loro, M a r c ia, D a m a h S o ld a d o s, y Pueblo, C at, Habitadores de Utíea, am igos, y compañeros, bien sabéis que fugitivos de nuestra Patria nos vemoí, por no consentir que Cesar gea Dictador perpetuo : entre las pobres murallas de este desdichado Pueblo; vivimoi^, sin mas-defensa que el arjor de nuestros pechos. Por esío, ai\nque la venganza e la muerte de Pompeyo, digno defensor de Roms; y ei barbara atrevimiento de intentar Cesar sellar nuestra ru in a, y sus trofeo?, robando la libertad que nos han dado los Cielos; piden que aiifra el tirano, pena de sangre, y de fuego; es fuerza que del d:stino la colera* respetemos ; y que á pesar de tan Justos, y fundados s;.'ntlmientos; para la quietud de Roma se busquen decentes medios. F u lb io, Nuncio del Senado, ha querido que en secreto oyese à C esar, y à él, que vienen à proponerlos: mas como en el bien, y el mal, siempre con vosotros cuinto; les he mandado parezcan à este público congreso, porque oyendo quanto digan y lo que por mí resuelvo; de mi in ten ció n,'y las suyas forméis mas cab:il concepto: én esta ocqsion, amigos, solamente os recomiendo de la libertad iatioa, los sagrados privilegios; y ta atención de que es digna la memoria, de Pompeyo-, que en defejisa de la Patria, regó con su sangre el su-ela. Romanos so is, y Catón es el Presidente vuestro, circunstancias que es únponea el mas sagrado respeto, para que voces, y acciones; palabras, y pensamientos; las midáis con el honor, con el valor, y el talsnto. CÍJíOí. V iva CatóiB O/rof-Catóa vw», B a pa*

'I* para ser amparo miestm. P o r un lado Sa le Fuibio acom pañado a? algunos Soldados Rom anos : p o r el- P atio entrará à caballo Cesar^ asistido de G uardias. Ces, C atón, Romano glorioso, _en quiíén coinpetiise veo, con ei vigor de tu brazo, lo precioso de tu genio. N o rodeado de esquacírones à presencia tuj'a llego^ sin séquito ^ y desarmjido a vér mis contrarios entro? tanto de tu ' fé me fio, ta n jo 'ta virtud venero- C a t, N o lo estrafío me-conoc-is, SRbes tú, y i-1 mundo entero, que en donde habita Catón no residen Tolomeos» N o vienes à Kgipto, Cesar^ todavia en este Pueblo, Gonsí Tva mi autoridad, mi dirección, y mi exemplo, la rázon universal' entro el desdicl;ado resto., de la libertad de Rom as ^ppate siij recelo,, y Ibga-, en ñ n, h unas gentes que respetan los derechos de hum^inidad y justicia; y que per el vil deseo d e r e y n a r, no harán jamás las crueldades que tú. has hecho». C e s.y i pongo el pie en las alfombras del Portico; mas te advierto que no vengo à oír injurias, ni 3 deciria^, pues, no es medio de restablecer la paz, el fulminar vituperios. ^ Si fué prodiga nai suerte y adversa h de Pompeyo; culpa al destina, que dió su ioiílaio para el.sucesos y à îâ verdad no fué el triunfe que me concedió completo; pues nada rae satisface mientras tu amistad no íengo^ esta te pido; por ella todas mis v.dorias cedo; y de que me la concedes pruebas evidentes veo; pues para qui^n puede estar destinado el solio regio que domina este teatro sino es para m í, que tenge el honor de que me líame R om a, Dictador perpetuoi C at. Dices bien : llega, qué aguarda«? ocupa el Trono Supremo. Jith. Q u i he oído! Múrc?, Albricias, almaj L e í. Yo lo.miro ; y no lo creo. Fiií> Vencióle con el agrado. Ces. L l:g o, p u es; pero qué es estol E n la regia silla está desnuda un luciente ac^^ ro. C at. Püss eso es decirte, Cesar,, que Ja Patria sola es dueño de eee sagrado lugar : para Roma es este asiento : y cl que intentáre usurparle sacrilego, to rp e, y ci^go; por los filos de ' esa espaa^ deberá pasar primer». J u h. Y advertid tam bién, que Juba interesa sus esfuerzos por la libertad de Roma; y que en favor de este intento, no quedará acción alguna _ à qu^ no aspire mi pecho. Yá he dicho lo" que me toca; proseguid. C<- s. M ucho tolero, ap, F iilb. C atón, escúchame ^ m í: el Senado conociendo el gran merito de Cesar,.* y que conduce al Imperio únif C

ÚDir vumtres corazones; Dic^nda que lo oygais atento: y t'i.n.ío quién e s, es fuerza tratarle con mas respeto. C at. Y a', como á Cónsul Romano, ie previne aquel asiento al lado dei Trono Real; si le 'parece peq.ueno, busque peíhos abatidos que adulen sus pensamientos. F u lh. Quién discurriere que yo::- C a t, Basta. Css. Dige que no vengo á o ír, ni decir injurias, y que tu amistad aprecio como el mayor de mis timbres, y si acreditarlo devo; califique mi, verdad el saber, que quando puedo imponer leyes i todos, á tí, Cat4n, te (íbejezco. S& sientan por su 6rden». Cat. Habla, Fulbio. F u lb. á i la ira no embaraza los ali^-'dtes. ap. M a rc. Ay Cesar del alma mia, ap^' ansor te (té sufrlmicntg., F u lb. JKl Senado ts saluda ccn ei sínguiar afecta que merece un defensoir fie sus leyes, y sus fueros; y me manda que en\ su nombse te represente el extremo misej-able, en que la Patria tiene sus hijos dispers«s. Que desea vivamente el que se aplique tu selo; a volver la paz.al mundo, oyendo a ests fin, los medios^ que Cesar te propusiere; en el prudente concepto,, de que la sangre vertida Bt> puede volver el seno de donde salió, y haría nuestros daños mas fanesíoa,. el sacrificar los vivos á la sombra de los muertos* Cat. Qué quiere C esar? Ces. La p is y tu am istad, rolo quiero. Cat. Con qué pactos? Si al hor^c? de Cesar no son opuecíos; con quantos dicte Cstdn mi contrario.s me convengo. Cat. Y yo en ser tn defensor, y tu am igo, si dopoesto del comando d'í las arn *af, y del usurpado excelso Real grado de Dictador; te presentas como re > en u n^ pública cárcel, donde des de tus excesos, desordenes, y crueldades, público descargo al Pueblo* M^ívr,Qué escucho, piadosos Diosesííí^, Qué enterezil Ftt?. Qué despecho! es eso amar la quietud? Te dice el Senado eso? Ces. F u lb io, pass vés que le escucho con aniuqo tan serene» no te indignes. Yo quisiera,. C atón, aún á tanta precio grangearme- tu amistad: mas sabe que mis sucesos favorables, me han llcnnda de enemi-gos, con que devo recelar que sacrifiquen mil días h su despecho, si una* vez llegan k verme abatido, pobre, y preso. Cat. Pues si á mi ami;>tad aspiras, este es el único medio de iograrla: ó. le cocsi:;;t^, ó vete a tu Campo lue^o.. Fulb. Mac parece cbstjrr.cioti que v irtu d, esc,, Caf. Y tu inclinaczjon h Gesar, qué esdime firo niedo? jfiíí6. Cobfirde F uíbía > ni 'nfame? C&mo-

Cómo un Romano tan recto se atreve à ofender mi honor en un teatro tan sèrio? Cat. Pues tú quién eres? M, Legado del Senado, y de su Imperio. Cat. Pues el Legado de Roma saiga de U íica al momento. jpulb. S í ; pero permite que antes ponga en tu mano este pliego. Se levantan. C es.n a ha^as tal-fiílperdona,cesar, si puntual no te obe^ezco, por tomar satisfacción del tuyo ^ y de mi desprecio. Cfft» Pues que contiene esa carta? M as qué dudo? Abrela, L ilio, y les en público. C 5. Ay M arcia, jp. quanto pó^ tu amor me ven o! I/Ge Lelio. S í S e n a d o, Tí C atón ; es n u estra voluntad restablecer la quietud ; cada uno de nosotros los C ónsules, Tribunos, R.om.i toda., y el wisfmo Cesar.) D ictador., la ^.vu!mn nts ; sirve al bten público oblando altercaciones y en su defecto te declfírará la P a tria por su m ayor enemigo. M a re. Pendiente estoy de su voz: ap. piedad. Dioses! Cflí.Muestra, Lelio; eáta es una carta infame que para mi vilipendio, dictó uno solo, y firmaron m uchos, iiuíos, y ciegos: y por que veáis quan poco *ae persuade su contexto; pues al v!p!:to se la doy, responda al Senado el viento. Lci rom/)e, y arroja. C «. Detente. M ure. Padie,qué hacéis? J u b. Vive am o r, que lo celebro. í'u lb. Asi ofendes al Sonado? Asi fratíís sus decr<?tos-? Cat. S í; qaá el Senado yá ao es, como otras v ecei, Suprema conclave de ilustres hombres al bien de la Patria atentos: es un rebaño de esclavos, tan estúpidos, y necios; que h. la esciavitud infame se condenan ellos mesmos» Ces. Y R om a? C at. R>ma no tieae donde solía su asiento; y pues preguntáis por ella, miradla que y a -o s la enseno. Corrense os dam ascos del S o lio, y aparece- la E sta tu a de Pom peyo, y Popea., sentada a l pie de ella, haciendo extrem os de sentim iento^ Esa es R om a; esa es la image* de su defensor Pompeyo, y aquella su viuda esposa; cuyo continuo lamento nos inápira la venganza de tu proceder horrendos y pues á ese helado bulto la activa, llama devemos que contra tí nos anima, otra vea a decir vuelvo que Pompeyo és Roma. Sol, Viva la memoria de Pompeyo. P o p. V iva^ y á mis propias manos rinda el suspiro postrero ei pérfido, que robó a la Patria hijo tan bueno. Totña la espada que está en Ja silla d tl Solio-., y quiere herir a C e sa n todos se conmueven, y Catón lo im pide con enejo. T od. Espera.* CíJí. Q aé haces, Popeal P op. Dcixa que hiera su pecho. C at. Cómo, si el mío le ampara? P o p. T ú Is libras? Cnt. Le defiendo; que á-quien se íia de mi, esta obliüacion le debo. P o p. Por pason tan poderosa el duro golpe suspendo; pero

pero tem e, C asar, teme que este reprimido aliento; este mai enjuto IJanto, este brazo, y este acero, logr^in tu muerte algún ilia; y en tanto i, permita el Cielo afligirte con las iras - del dolor que yo padezco. vase. Ces. A tanto Ímpetu de injurias no basta mi safrimienio, y verá ei mundo muy pronto que sé lidiar aunque ruego. C a t. Y también yo sé vencer. Ces. Pues á la Ud. Fttlb. Al encuentro. J u b. A triunfar. Mctrc, A fallecer. L e í. A ser do lealtad exewiploé Cat. Y qjíera Jove;:- Ces, Amor quiera: - M a n \ Permita el hado severo::- Todos. Que se logren mis designios, 6 muera de mis desvelos. S E G U N D A JO R N A D A. S a ía de P alacio de C a tó a i p o r un lado F u lb ia, y S o ld a d o s, y p o r otro C e sa r, M areta, y D am as. Ces, Vam os,fulbio, k nuestr Campo; q,ue en esta barbara tierra, el que siembra beneficios no halla mas fruto que afensas. M a r c. Cesar m ió, asi te vas? asi mi ternura dexas, combatida de quebranto, de, sentim ientos, y penas? * es esta tu f é, tu amor, tu constancia, y tu finesa? Ces. M arc ia, qué quieres de m í? Quieres que á tu Padre vuelva^ qae me entregue k sus furores, que deponga mí grandeza, que me presente al suplicio» y ^ue con mi sangre mesma acabs de consuraár, mi ignominiosa paciencia? M e tienes tú también odio? Bascas mi muerte,, y mi afrenta? Adónde iré que no mire enemigos-? F u lb io, üega; rompa tu espada mi 'pecho, y mi corazon presenta à ics ojos de ejfa iíigrsta, à vèr si coa él se lempía. M a re. N o, F u lb io, trueca la acción? tu acero mi seno hiera; y arrancando el corazon, ponle en el pecho de Cesar^ porqae con dos corazones mas larga su vida sea. Y si la piedad te estorba que à mi ruego condesciendas^ la misma piedad te inspíre ' favor para mis ideaá; ayúdame à convencerle, isip lo ra, su sp ira, y ruega, à Cesar que no se ausente. F u ib. Yo prescindo, MarcTa, bella» de la impresión que me han hecho^i las calumniosas ofensas de C ató n, y no aparto; de complacerle por ellas t mas cómo puedo pedir à Cesar que se detenga; en Pueblo que desconoce 3a virtud de l:i clemencia 5.' Será bien que solicite su inacción en un sistema, que el rencor de sus contrarios^, todo su honor atropella,, con el peligro tümbien de que la misma írapacieiocia; co n q u e las tropas RoJiaan^is, a su General esperan, causo alguna alteración? Se agrega à esto, la sotpecha áe ^ue l«s que y á al 3«aado Ad

no obsdecén ni respetan, contra sa apreciable vida alguna traición emprí:ndan. M arc, Eso y i es mucho decir; y m iente, Fulbio, quien piensa que en donde asiste Cat^n hay traiciones y cautelas. Su amor a la. libertaj. y á la P a tria, bien pudieran hacer su celo imprudente; pero traicur nu pudieran. Ces. Conozco a tu Pa:?re, Marcia: sé que su jttopia. nobleza le hace rígiio conjnigo^ y nada el alma recela. M as de que sirve que yo \ en' Utica me detenga á sufrir nuevos deiaires? ' M a r c, Tal vez la psz so interesa: y o, C esar, iiabiíí á mi Padre, y le pinté con vehemencia las jnuclias calamijades que proceden d» la guerra: á favor de la quietud exclamé con tanta fuerza, como quí el ser, ó no tuya, p en d e, Cesar m ió, de ella, Y en fin le manifesté quo el m?d(> de conrraherla, lio era hablar publicamente de pactos y conveniencias; pues la iiurepide'z del vulgo, y las imprudentes' quexas de la viuda, de' Pompeyo, irrita n, y no remediun,' A mi instancia, y a la de oíros, que continuando la quedan., aunque no, ha ofrecido oírte, (?onsiente que te detengas. Yo acabaré de vencer su repugnancia, y tú Cesar, aprovecha el atractivo y nsíural elci^üsncia de tu estilo, quando le habu» en su quarto can reserva; de aquel estilo agradable que insensiblemente llega al corazon, y no oprime, mas ^persuade à la t.'rueza* F ul. Aliora' si que te suplico, ( y es inútil diligancia; que donde hay D ydad que mand* sobra la voz del que ruega) que hagas lo que M arcia dice. Cus. N o qu53res que la obedezca, si de su voz inferimos esperanza de que puedan ser felices mis dasignios? Yá me aguarda, amada prenda, M a rc. Gente viane, y no coníface que con vo-oíros me vean : idos. Ces. Terrií>l? prcwe'pto! Y volveré à verte? M jfv. Es fuerza. Cc?s. Y en tanto? M aro. E n tanto procura aprender de mi nneza, / à ocupar con la memoria los instantes dj la ausencia. - Ces. Qué beldad! M a rc. Qué amor tan fino! Ces. A Dios, mi M:ircia. wiss. M a r c,'a D io s, Cesar. E l Príncipe es el que viene; que mal al alma le suena que llegue el ^aborrecido quando el amado se ausenta! S a h Ju b a. J u b : Y á,, M arcia^ con mis de^ichas estarás mas satisfecha; puc«'' habiéndome mandado tu P ad re, que dispusiera las bodas para esta tarde, le respondí con tibieza como aquel que le resiste, à lo mismo que desea. Estraííó la novedad;

y porque no se impusiera en que es tu precepto, el mobil de nú falsa resistencia; praduxe algunos pretextos, todos sin agudeza, y sai aquel artificio, conducente a -que se crean;. N o obstant«, se ha persuadiio que esfa novedad proceda de -ser mi genio inconstante, por cuya causa recela que le suceda lo mismo, con la unión de nuestras fueraas, y de esta forma consigues qus este infeliz d ia, sienta en el amor diluciones, como en el honor sospechas. D? x a, Príncipe, que esírane el ver que apenas empiezas, á obedecr^r mi precepto, quando del rigor te quexas. Siile Pop» En ínsdio de mis tormentos admito la complacencia; de saber que amor os úne á la dulce paz estrecha de him eneo, y que Catón. vuestro casamiento aprueba: yo os doy, ilustres esposos, placidas enhorabtienas, como tan interesada; en toias las dichas vuestras. Yá miro.en el fuerte brazo del Príncipe, la defensa de nuestra oprimida Patria; y que siguiendo su idea, y su exem plo, otras naciones sabrán vengar síis ofensas. Jüb. Si todas tus esperanzas, son tan seguras como esta; al opresor de Pompeyo pocos peligros' le restan, pprque,yis badas con Marcia^ están aún mas que suspensas. P op, Faltó su Padre? J u b, Catón siempre cumple sus promesas. Pop, h o resiste M arcia? J u b, D e v o mucho amor á su belieza. P op, Pues quién lo rehúsa? M a rc, E l Príncipe es quién pretende, Popea dilatar e] ser mi esposo., N o es asi Juba? /a. Quien niega, que yo he rogado á tu Padre, que nuestras bodas suspenda? P op, Y lo sufres? M arc, Qué he de hacer? Las duras leyes son estas del a m o r: sufrir desaires que acrisolan las finezas. J u b, Ah;, cruel! ya te comprendo. P op. Sin duda le ha viáto Cesar, - y le ha seducido ; ó Dios / si este malvado sugeta, h su - artificio ios pechos, de quié/i mi dolor espera la venganza? Cómo estoy en mis males tan serena? Pero lograré su muerte, a pesar de sus cautelas, fiando solo a mi mano el honor de tanta empresa, vase, Jub» Ves como t<5»dos discurren que hay en mi pecho baxeza? M a rc. Ya conozco á quanto exponigo tu estimaoloa', y prudencia, y 8i yo los sentimientos de tu espíritu rigiera; que te vengases de mi, te aconsejara yo mesipa. Jub. Y qué venganza podía, to m ar, que decente fuera? M a rc. Qué venganza? Abandonarme, no ponerte en mi preseíjcia, tributar* tus rendimientos a. una de tantas - bellezas, como el Africa conoce, C al

al inerito de tus prendas, y à M íircia, hija ds-catdii, ni> amarla, oírla i ni verla. J u h. Ah cruel! S a h Cat, M arcia? M a rc, Sefíor? Cat» E s forzoso te prevenga, quc despaes de haverte dicho; que espere en Utica Cesar, mientras veo si conviene, el volver à darle audiencia; ha solicitadq Juba que tus bodas se detengan, pretci3si,on que la he oído, y no 'me animo a creerla : novedad tan vergonzosa; no será mucho proceda del tirano que procura, con semejantes idéas indisponernos con todos; y asi es justo se le advierta, que se retire à su Carneo, pues le declaro la guerra. ' M.arc, Tristes esperanzas mias, ap. apelad de esta sentencia al peligroso recurso, que en tanta desgracia os queda. E l Príncipe estaba ahora, dándome prolija cuenta de eso mismo ; y me decia, que. atendiendo su fineza à que no era de mi agrado; que -en tan penoso sistema echase amor este lazo; con sumisiones atentas os había eüplicado, ( bien que con mucha tibieza ) os sirvieseis dilatar,, cl plazo à la boda nuestra; pero que viendo el disgusto que os causaba esta propuesta, estaba su corazon posehídcí^de tristeza, j yo me culpába k mij porque la delicadezai de mi genio ha motivado sentimientos, y sospechas; y pues el darme á mi gusto la ha hecho á Juba que par«zc3 menos fino, no es dudable, que en el instante que vea, qu8 yo mudo de dictamen, y estoy á todo dispuesta; haga lo mismo : no es cierto? fíib ; Cielos, qué mudanza es esta! CaU N o habíais? J u b. Qué he de responder, si mi am o r, y mi obedieñcia; tienen en M arcia su centro, y una interior dulce fuerza me obliga h que en quanto diga, y disponga, la obedezca? Cat, Y. tú qué dices? M a rc, Que estoy k obedeceros resuelta. C a t. Pues hoy se ha de celebrar el himeneo. M a rc, Quisiera, i [ue k Cesar hablaseis antes; porque si con vos concuerda en los partidos de pa ; mas festivo el acto fuera. C at. Yo veré si es conducente venid. vase con J u b, M a rc. Deidades supremas, bien veis que este fingimiento el alma toda rae cuesta : dadme favor en mis males, pues me falta resistencia. Salen P op. y F lor. Estamos solos? F lpr, Si estamos. P op, Y dime, F lo ro, te acuerdas de tu bienhechor Pompeyo? F lor. Con la sangre de mis venas, quisiera infundir aliento k su cadaver. P op, N o es esa la sangre que necesita> su infeliz viuda Popea para vengarle. F lor, Pues quál? P op.

Pop» La de su homicida Cesar. F ior, Y en qué puedo yo servirte? P o p, Una politica necia, inspira à C atón, à su hija, y al Principe, que consientan que entre nosotros se hospede tan libremente esa fiera, à mi se me hacen muy duras, intratables, y severas estas maxímas de estado; porque el usar de clemencia, con un reo tan indigno, que nunca supo tenerla; el guardar fé à un alevoso que no procede son ella; eíj ser nías impio que él, V asi resuelvo que muera. ^ h r. Hallarás mi brazo pronto para ese golpe que intentas. P gp, Tendrá^ secreto? F lo r. Soy marmol. P o p,.y valor? F lor, Nada me altera. P op, Pues escucha. Fio, Fulbio viene. P op, A qué mala ocaaion llega I retirate, y esta tarde vu.ílve à verme con reserva. F o.está bien : el Cielo os guarde, va, P op. Para qué? si no me venga? Sale Fulbio, Con tal cobardía llego, Señora, à vuestra presencia, que apenas acierto à hablar. P op. E l iingir con este es fuerza: ap, de qué nace ese temor? F u l. i)e que. mi fortuna adversa m quita las ocasiones coíi que agradaros pudiera, porque aunque Ce ar;:- Pop. Ng mas; qae no soy tan indiscreta, que afanando la venganza; tan repentina ia quiera; que e l oroullo de lograrla os conduzca h que se pierda : y por lo que hace à tu fé, yá has dado bastantes pruebas; pues el hablarle à Catón con tanto ard o r, y entereza, el defender al tirano, en la píiblica palestra, y el entregar el decreto del Senado con tal priesa; no fué ( como lo parece ) interesarte por Cesar, sino es un medio discreto, ' de q-ue usó la sutileza, para irritar à Catón; y que sus enojos fueran los que hii'iendo al opresor, me dexasea satisfecha. F u!, E s verdad. Pop. Pues no lo digo? jftt/..cómo el juicio humano yerra! ap. P o p. Ah traidor! que no coaoces ap. el áspid que el pecho encierra. F u l, Yo sé que ya te he ofrecido, ser muy fiel en lo que ordenas, y que no sabré faltar aseguro, à tu belleaa. P op. Conozco que sienten mucha mis trabajos, y miserias; y pues te he fiado el golpe; no desconfies ni temas; que tú has de ser instrumento para la muerte de Cesar. Y es verdad que lo ha de ser ap, por mas que serlo np quiera. F u l, Te vas? P op. Qué.quieres? F u l, Amarte, P op, Ama muy en hora buena, porque aunque quisiera yo so darte tanta licencia; tienen libertad las almas^ para ser finas sin elia: de lo que no te aseguro es de mi correspondencia. F ü i, Porqué? Pop* Porque no me gustan^ C 3 agüe*

ao aquellos hombres que emplean lo mas del tiempo en amar, por su propia conveniencia; y embevíendo los instantes en exagerar finezas; se olvidan de acreditarlas en lo que la dama ruega. vase* F ol. L a serviría, sí fuese mas decente lo que ^intenta; pero no contra mi honor, que mi dama es mí nobleza, vas» S a la de C atón, con dos sillas : el dicho, y M arcia. Cat. Son ya tantas las instanciás ^ue me afligen, y molestan, "s o ^ e que à Cesar escuche; ijue no halla yá mi prudencia razones para negarlo. Vuelva ese tirano, vuelva, feableme; pero à los Dioses y à los m ortales, protestan ib ís fundados sentimientos; que es contra toda mi idèa, y soy flexible, porque obstinado no me crean. M a rc, A h, de quantas esperanzas tu bondad, Padre nos llena este venturoso día! yo deseo agradecerlas, à tues pies. Cat. Levanta, Marcia. M a re.yo he de estarde esta manera mientras que una locncíon sencilla te representa, «11 inclinación à la paz; ios arbitros de la tierra, sois los dos ; de ambos depande la universal conveniencia : Jlegue j á. Señor, el tiempo que las familias dispersas, óe la combatida Patria, se íínan otra vez en ella. C at. Inútiles reflexiones; porque sin embargo de ellas, si el tirano no desiste de la esclavitud impuesta, ios que han de vivir esclavos mas vaje que libres mueran. M a rc. N o cesaran mis suspiros de implorar la piedad vuestra: á no ser porque yá miro que se vá acercand Cesar. C at, Dexame solo con él. iv/arc. Obedezco; pero piensa, Padre m io, que la corta v id a, que á tu hija resta, tiene el hilo en tu peligro; y si tú jio te conservas, verás <jue al menor suspiro mi vital hilo se quiebra. vase, Cat. M e compadezco, y con todo, tanto me asusta^ y altera, la opresion, y esclavitud aspera, dura, y severa; que antes que sin libertad, quisiera mirarla muerta. Sale Ces. Guárdete el C ielo, Catdn. Cat, Las Deydades te concedan, larg a, y virtuosa vida. / " Ces. Y, tu inclinacien con ella. C at. Los momentos para mi, son de mucho aprecio, Cesar; con q u e, ó lo que has de decir en pocas palabras sea, ó vete. Ces. Te daré gusto; no he visto igual aspereza, sientast. Todo mi objeto es el darle la mas evidente prueba, de que aúnque eres mi ribal con saña tan descubierta; te pago con mi cariño tanto número de ofensas : tu corazon genereso, tu constancia, y tu prudencia::: C aí.m u d a de estilo si quieres, que te escuche : yo sé que esa artificiosa alabanza, me