2Samuel, Capítulo 7 1 de 5 (1) Desglose del Capítulo v1-3. La propuesta de David: un templo. David se propone edificar el Templo de Jehová. Históricamente nos ubicamos en un momento donde David ya ha sido ungido como rey sobre todo Israel. Recordemos que primeramente Saúl fue puesto como rey de las 12 tribus (1Sam. 10.1, 24). Luego Dios rechazó a Saúl por su desobediencia (1Sam. 13.13-14) y eligió a David para ser rey (1Sam 16.13). Saúl persiguió a David porque le tenía envidia (1Sam. 18.8-9; 19.10; 23.25; 24.2; 26.2). Luego Saúl y Jonatán mueren en batalla con los filisteos (1Sam. 31.2). David regresó y fue hecho rey de Judá en Hebrón (2Sam. 2.4). Pero el resto del pueblo se inclinó por Is-boset, hijo de Saúl (2Sam. 2.10). Hasta que Is-boset es muerto, y entonces Israel vino a David y lo ungieron como rey sobre las 12 tribus (2Sam. 5.3). En el capítulo 6 vemos la consolidación del reinado de David y el establecimiento de Jerusalén como ciudad principal, en donde también trajeron el arca de Dios. Así que llegando al capítulo 7 debemos imaginarnos el estado de ánimo de David. Luego de muchos años de persecución Sabiendo que Dios lo había ungido como rey, pero por muchos años sin ver la promesa cumplida. Viendo a Israel finalmente unificada. Llevando el arca de Dios a un lugar seguro luego de mucho tiempo de ir de un lado para otro. Estableciendo una ciudad principal, tanto en lo político como en lo religioso. Con relativa paz a lo largo de un reino que comprendía lo largo y ancho de la tierra prometida. Ese hombre tenía que estar emocionado! Aún Natán, cuando David le propone la edificación del templo, le da el visto bueno. Natán confiaba del carácter de David, y en su amor y pasión por Jehová. El curso natural de las cosas sería aprovechar el momento para levantar el templo! Pero esta es sólo la perspectiva humana, pues los planes de Dios eran otros. Dios no necesita un templo hecho por mano de hombres (Isa. 66.1; Hch. 7.48-50; 17.24). v4-17. La respuesta de Dios: un pacto. v4-17. El trasfondo del pacto: las dos partes. Dios viene a Natán, para darle instrucciones sobre lo que debía contestar a David. En lugar de un templo, Dios quiere establecer con David un pacto. v4-7. Quién es Dios? Hasta este punto, durante toda la historia de Israel como nación, no había existido templo. Sino que la presencia de Dios se había manifestado en el tabernáculo, una tienda (Éx. 40.34). Dios les recuerda que nunca ha dado palabra ordenando construir un templo. Primeramente Dios es el Creador, y no puede habitar en casa en el sentido que ni aún la creación le puede contener. En segundo lugar, Él no es un Dios codicioso, que desee monumentos físicos a Su nombre. En tercer lugar, el tabernáculo es un cuadro de Cristo, quien siendo Dios mismo habitó en un tabernáculo de carne, siendo semejante a los hombres. Por esto, David debe saber que la construcción del templo no ha sido ordenada por Jehová. v8-9. Quién es David? Primeramente, nótese que Dios reconoce a David como Su siervo (v5 y 8). Desde el principio, David mostró una confianza absoluta en Jehová (1Sam. 17.45-47). David había sido elegido por Dios, para gobernar Israel. Todas las conquistas de guerra y las victorias habían sido porque la mano de Dios estuvo con David. El punto clave es recordarle a David que no ha sido él quien eligió a Jehová, sino Jehová quien eligió a David y le engrandeció. Dios sabe que David es un siervo fiel, y lo único que requiere es que se deje guiar como hasta ahora. Así quedan establecidas las dos partes para el pacto, en el lugar que les corresponde: Dios es el Creador y David el siervo.
2Samuel, Capítulo 7 2 de 5 v10-17. Las condiciones del pacto: las promesas. Dios saca una lista de cosas que va a hacer. Recuerde que originalmente, David deseaba tomar la iniciativa y hacer una casa para Dios. Pero luego de recordar cual es el lugar de cada uno, Dios le muestra que Él será quien actúe. v10-11. Una casa. Dios es autosuficiente para proveerse lo que desee. Él será quien plante a Israel en Jerusalén, y les garantiza que esa será la ciudad de ellos para siempre. Esta promesa aún sigue en pie, y aunque la santa ciudad ha sido hollada por los enemigos de Dios muchas veces, en el futuro nuevamente será el centro de toda la actividad mundial. Y morarán en ella, y no habrá nunca más maldición, sino que Jerusalén será habitada confiadamente. Zacarías 14.11. Además, no sólo se proveerá casa para Israel, en el sentido de una ciudad, sino que le proveerá casa a David: un linaje. Recordemos que hasta este capítulo que estamos viendo, no había existido un linaje real en Israel. Durante el tiempo de los jueces algunos intentaron establecer un legado basados en las proezas de sus padres, pero todos estos intentos fracasaron. También Is-boset fracasó en su intento de continuar reinando como linaje de Saúl. Así que un linaje real era algo nuevo, y David sería el bastión de esta línea de reyes. v12-13. Un heredero. El primer paso lógicamente sería elegir uno de sus hijos para que reinara. Sin embargo Dios toma la iniciativa y le promete a David levantar a uno para que le sea por sucesor. Dios se provee de heredero para el reinado de David. Esta promesa se cumple en parte con Salomón. La plena realización de esta parte del pacto aún está futura en el reino del Mesías. David ni siquiera tuvo que preocuparse por este asunto, sino que Dios lo arregló todo. v14-15. Fidelidad. Jehová continúa mostrándole a David todo lo que hará. Dios será por padre al nuevo rey, y él le será por hijo. Esta promesa contiene en carácter profético la venida del Hijo de Dios al mundo, a través del linaje de David. Cuando fuera necesario, Dios reprendería al nuevo rey, para corregirlo. Esta promesa incluyó el nunca apartarse de Salomón, a pesar de sus fallos. Vemos en el libro de Eclesiastés el cumplimiento de esta corrección. Aunque Salomón se apartó de los caminos de Dios, en su vejez volvió su mirada a Dios, luego de haber probado todas las vanidades de este mundo. v16-17. Continuidad. Dios le garantiza a David que su casa (su descendencia) y su reino serían afirmados para siempre. El linaje de los reyes por la línea de Salomón acabó con Jeconías (Jer. 22.28-30). Dios aseguró que de los hijos de Jeconías nadie llegaría al trono de David. Sin embargo el Señor Jesucristo era descendiente de David por la línea de Natán, por parte de su madre (Lc. 3.31-32). A través de esta línea, se establecerá el reinado eterno, cuando Jesucristo regrese a reclamar su trono. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Lucas 1.31-33. Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Mateo 19.28.
2Samuel, Capítulo 7 3 de 5 v18-29. La alabanza de David. David reacciona alabando a Dios. Esto es todo lo contrario de lo que la mayoría de nosotros hacemos cuando las cosas no salen según nuestros planes. David reconoce que el plan de Dios es mejor que el suyo. v18-22. David reconoce que Dios ha sido engrandecido. Una clave para la vida consiste en saber que todas las cosas ocurren para la gloria de Dios. Si oramos conforme a esta verdad inmutable, estaremos orando desde la perspectiva de Dios. Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén. Romanos 11.36. v18-19. Reconoce su pequeñez. Al principio del capítulo, por la emoción del momento, David quería edificar el templo de Dios. Pero luego de recibir la guía adecuada, pasa a reconocer su pequeñez. David se maravilla por la palabra que le ha sido revelada. Así también David era un apasionado por la Palabra escrita. En los Salmos podemos ver el amor y la reverencia que tenía por la Ley de Dios. Nuestra actitud debería ser como la de David. Debemos reconocer nuestra pequeñez en toda situación Debemos agradecer por los dones concedidos. Y debemos maravillarnos con las grandezas de la Palabra de Dios. v20-21. Reconoce el favor de Dios. Tal como Dios lo habló anteriormente, todo lo que David había logrado era porque Dios le apoyaba. Luego, David pasa a darse cuenta de eso y confesarlo. Como hombres, cualquier cosa que logremos deberá ser en el poder de Dios. Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Efesios 6.10. v22. Reconoce que todo esto es por Su grandeza. David ha sido afortunado porque fue elegido para ser herramienta en las manos de Dios. A fin de cuentas, Dios fue engrandecido, y la bendición que David recibió fue uno de los resultados. v23-24. La elección de Israel. Otro punto clave es reconocer que Israel es un pueblo especial. v23. Israel es nación singular. Este es un versículo clave para entender muchos errores doctrinales que existen. La nación de Israel fue escogida por Dios, de una manera especial y particular. Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres. Deuteronomio 7.6-8a. v24. Israel es pueblo de Dios. Ellos fueron llamados a ser una nación de sacerdotes apartados para Jehová. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Éxodo 19.6a. Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios. Levítico 20.7.
2Samuel, Capítulo 7 4 de 5 Debemos entender que el papel de la iglesia no es darle continuidad a los pactos de Dios con Israel. La iglesia no es un reemplazo de Israel. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció. Romanos 11.2. Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo. Romanos 11.25-26a. La iglesia no quedó bajo las responsabilidades de Israel. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. Gálatas 6.15. La iglesia no heredó las promesas de Israel. Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. Filipenses 3.20 Israel será restaurada en el futuro para que se cumplan todas las promesas de Dios para con ellos. En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado. Amós 9.11. Así que no debemos aplicar lo de Israel a nosotros, ni codiciar promesas que fueron dadas a ellos. v25-29. David pide que Dios sea engrandecido. Ya David reconoció que Dios fue engrandecido en su vida, en el pasado. Ahora le pide que a través del cumplimiento de estas promesas también sea engrandecido. Básicamente, David está poniendo su vida a la entera disposición de Jehová. v25-26. Confirmación. David somete su futuro a la voluntad de Dios. Desiste completamente de la idea del templo, y ora conforme a la promesa recibida. v27-28. Palabras de verdad. La confianza de David en las palabras de Dios fue completa. Así debemos nosotros confiar en las promesas de la Biblia, pues son verdad. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Juan 17.17. v28. Bendición. Conforme a las palabras que Jehová le dio, David pide la bendición. No ora para que sea bendita la obra de sus manos, el templo o la ciudad. Ora para que sea bendita la casa que Jehová le edificará. Si pedimos conforme a los deseos de Dios estaremos orando en el Espíritu. Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu. Efesios 3.14, 16. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Filipenses 4.6.
2Samuel, Capítulo 7 5 de 5 (2) Aplicación Personal. Antes debemos repasar las dos aplicaciones previas del capítulo: Histórica: David quería aprovechar que el reino estaba unificado para construir el templo de Dios, pero en lugar de eso Dios le promete una dinastía y la garantía de un reino perpetuo sobre la nación de Israel. Doctrinal o Profética: Salomón viene a cumplir la profecía del hijo que edificaría el templo, y luego la genealogía de reyes descendientes de David le dan continuidad a su casa. El pleno cumplimiento de este pacto aún está futuro, cuando nuestro Señor Jesucristo reine en el trono de David para siempre. Ahora vamos a sacar tres aplicaciones para nosotros hoy día. 1. Sea agradecido. Primero que todo, note la actitud de David, quien no se molesta porque Dios le haya negado su petición de construir el templo, sino que conforma su corazón a la voluntad de Dios y ora agradecido, conforme a la respuesta que le fue dada. Así que, cuando su oración no sea contestada según sus propios deseos, no se enoje, ni le reclame a Dios. Recuerde que usted es un siervo, y Él es Dios. La voluntad de Dios para todos los creyentes es conformarnos a la imagen de Su Hijo (Rom. 8.29). Así que todas las cosas que ocurren en su vida llevan intrínseco el propósito de moldearlo y edificarlo (Rom. 8.28). Cuando no entienda una situación particular, dé un paso hacia atrás para que pueda ver el cuadro completo según la perspectiva bíblica. Así encontrará consuelo, ánimo y muchas razones para alabar a Dios por las grandes cosas que Él está haciendo (1Sam 7.22). 2.. Dios quiere edificarle casa, pero en nuestro caso lo que Dios quiere es que nos reproduzcamos en otros creyentes, evangelizando y formando a los nuevos convertidos (Ef. 4.11-12). Los cristianos estamos en este mundo como embajadores de Cristo (2Cor. 5.20), y nuestra responsabilidad es testificar y servir a los hermanos en la iglesia. Si usted confía en la Palabra de Dios como hizo David, entonces Dios le edificará casa, en esta iglesia y en otras iglesias que podremos fundar y fortalecer. Pero para esto deberá presentarse delante de Dios como su siervo. Dios no va a edificarle casa si usted no está dispuesto a entregarle su vida, sus sueños y sus deseos con un corazón sincero, como David. Su vida no dará fruto. Si quiere ver a Dios trabajando en usted no puede permanecer más tiempo en la pasividad. Como David frente a Goliat, tiene que tomar la iniciativa y hacerlo para la gloria de Dios, y entonces el Señor tendrá la gloria a través de su vida, su ministerio, su lugar propio dentro de la iglesia, es decir, las buenas obras que Él ha preparado de antemano para que usted ande en ellas (Ef. 2.10). 3. Presente su vida delante del Rey de Israel. El capítulo que acabamos de ver es uno de los grandes pactos del Antiguo Testamento. En él vemos la promesa de un Rey que se sentará en en trono de David para establecer el reino de Dios por siempre. Esta promesa es incondicional, y un día de estos Dios va a cumplirla. El Señor Jesucristo es el Mesías, el Hijo de David que vino al mundo para sacrificarse por los pecados de los hombres y resucitar al tercer día. Hoy está recibiendo a todos los que deseen venir a sus pies y pedirle perdón con humildad, pero cuando venga ya no dará más oportunidades a los que le rechazaron. Él es Rey. Si usted no es cristiano, o no está seguro, mejor arregle cuentas con Él hoy. Todos los que están sin Cristo son enemigos de Dios, y si mueren en esa condición no tendrán parte en Su reino. Y si usted ya es cristiano, recuerde quién es Su Señor: es Cristo, el Hijo de David, el cumplimiento de las promesas de la Escritura. Pronto usted y yo estaremos juntos en el Reino de nuestro Dios. Las pocas aflicciones que hoy debamos sufrir no se comparan en nada con la grandeza del tiempo futuro. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Isaías 2.3.