Ana González Alba Cristina González Alba un gran milagro ha ocurrido aquí (novena de navidad) Hablar con Jesús... para orar en familia Desclée De Brouwer
índice presentación... 13 oración simple de San Francisco de Asís, patrón de los Nacimientos... 17 Novena de navidad 16 de diciembre Qué quieres, Señor, de mí?.. 19 17 de diciembre... un corazón acogedor... 27 18 de diciembre... un corazón luminoso... 35 19 de diciembre... un corazón justo... 43 20 de diciembre... un corazón valiente... 51 21 de diciembre... un corazón generoso... 59 22 de diciembre... un corazón semejante al tuyo 67 23 de diciembre... un corazón alegre... 75 24 de diciembre... un corazón humilde... 83
12 un gran milagro ha ocurrido aquí año tras año, revivir la escena... 91 el Belén viviente de Greccio... 99 un gran milagro ha ocurrido aquí.... 103
presentación Con este libro comenzamos una serie de Hablar con Jesús para orar en familia. Siguiendo el hilo de la colección, la idea es aprender a meditar, a saber tener unos minutos al día de recogimiento interior para escuchar la palabra de Dios en nuestra alma, pero ésta vez con un lenguaje familiar, que llegue a todos, incluso a los más pequeños, que tienen mucho que aportar y que enseñarnos al resto de la familia ya que, como nos enseñó Jesús, de los que son como ellos es el Reino de los Cielos. La fuente, como siempre, son las Sagradas Escrituras. Dios nos habla a través de ellas, y nosotros podemos hablarle también. No es difícil. Solo hay que aprender a reservar un tiempo para ello. Un tiempo que, en estas fechas tan familiares, nos una más. La familia es el ámbito natural para meditar la palabra de Dios. De hecho antes de existir la televisión o los ordenadores las familias cristianas se reunían más a rezar, a
14 un gran milagro ha ocurrido aquí leer la Biblia o libros de santos. Eso, desgraciadamente, lo estamos perdiendo, lo están perdiendo nuestros hijos, a los que quizás cada vez acompañamos menos en sus rezos y reflexiones, y lo estamos perdiendo nosotros, porque es mucho lo que los niños pueden aportar a nuestra vida interior, si los invitamos a participar de ella, sobre todo, su apertura ante el misterio, el milagro y lo invisible. Entremos sin miedo, con nuestros hijos, en los textos bíblicos, aún en los más difíciles. No hay que esperar a ser adulto para introducirnos en los Evangelios e intentar profundizar en ellos. Hay cuentos para niños, Biblias para niños, y quizás como complemento sean muy buenos recursos para avivar la vida espiritual de los más pequeños, pero no nos alejemos de la palabra de Dios tal como es, tal como fue pronunciada, aunque nos parezca a veces complicada, porque es posible que el niño, en su naturalidad, la entienda aún mejor que nosotros. Démosle la oportunidad de meditar con nosotros y aprovechemos su sabiduría. El lenguaje de Dios es sencillo, tan sencillo que a veces el ritmo de vida y las preocupaciones nos impiden, a las personas mayores, llegar a entenderlo de verdad. Pero nuestros hijos nos pueden dar una lección de sencillez. Cómo dice San Juan en una de sus cartas: Os escribo a vosotros, niños, porque cono-
presentación 15 céis al Padre. Los más pequeños están muy cerca de Dios y al rezar con ellos toda la familia se beneficia de su cercanía. La Navidad es el momento propicio para rezar en familia, para meditar los temas que nos preocupan, a la luz de la fe, y mejorar la convivencia. Para avivar nuestra vida interior. Esto es precisamente lo que nos proponemos con esta novena: prepararnos en familia para la venida de Jesús. A través de una oración profunda y unos propósitos serios que nos ayuden a crecer en virtudes, ofrecer a Jesús, en cada casa, un gran regalo: nuestros corazones, corazones luminosos, alegres, generosos, humildes, valientes, justos, acogedores... corazones capaces de servir de pesebres para que, en una noche de paz, entre villancicos, nazca en ellos Jesús.
o r a c i ó n s i m p l e d e san Francisco de Asís, patrón de los nacimientos Señor, haz de mí un instrumento de tu paz. Que allá donde hay odio, yo ponga el amor. Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón. Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión. Que allá donde hay error, yo ponga la verdad. Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe. Que allá donde hay desesperación, yo ponga la esperanza. Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz. Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría. Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado como consolar, ser comprendido como comprender, ser amado como amar.
18 un gran milagro ha ocurrido aquí Porque es dando como se recibe, es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo, es perdonando, como se es perdonado, es muriendo como se resucita a la vida eterna. Amén