Tiempo de Adviento Un canto de paz resonó en los cielos cuando Dios se hizo hombre y nació de una mujer, en la plenitud de los tiempos (Cf. Gálatas 4, 4) La Iglesia comienza el año litúrgico con la celebración de la Navidad o nacimiento de Jesús. El Adviento es tiempo de preparación para La Navidad. Comienza el 30 de noviembre y termina el 24 de diciembre. La palabra Adviento, significa "llegada". Al igual que se prepara la casa para recibir a un invitado muy especial y celebrar su presencia entre nosotros, durante los cuatro domingos que anteceden a la fiesta de Navidad, los cristianos preparan su alma para recibir a Jesús. En la tradición cristiana se dan diferentes maneras de vivir en familia este tiempo litúrgico tan importante. Una manera es La Corona de Adviento. Qué significa? La corona está formada por una gran variedad de símbolos que representan algunos de los principios de la fe católica. La forma circular: el círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin. También de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar. Las ramas verdes: verde es el color de esperanza y vida. Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. Las cuatro velas: nos hace pensar en la oscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo. Las cintas rojas: representan nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve. Cómo se vive? Conviene elaborar en familia la corona de Adviento aprovechando este momento para motivar a los niños hablándoles acerca de esta costumbre y su significado. La corona deberá ser colocada en un sitio especial dentro del hogar, donde la puedan ver todos, especialmente los niños, de manera que recuerden constantemente la venida de Jesús y la importancia de prepararse para ese momento.
También se pueden preparar los aguinaldos a cantar con anterioridad. Los domingos de Adviento la familia o la comunidad se reúne en torno a la corona. Se escoge un miembro de la familia para ser el monitor, quién dirige la liturgia, otros de lectores y uno para encender la vela (cada domingo miembros distintos, procurando que los niños también participen). Primer Domingo La vigilancia en espera de la venida del Señor La corona sin ninguna vela encendida. MONITOR: Nuestro auxilio es el nombre del Señor. TODOS: Que hizo el cielo la tierra. MONITOR: Comenzamos un nuevo año litúrgico con el tiempo de Adviento, tiempo de preparación y espera. Encender, semana tras semana, los cuatro cirios de esta corona debe ser un reflejo de nuestra gradual preparación para recibir al Señor Jesús en la Navidad. Las luces de las velas nos recuerdan que Él es la Luz del mundo que ha venido a disipar las tinieblas. LECTOR: Lectura tomada del libro del profeta Isaías: "Levántate, brilla, Jerusalén; que llega tu luz y la gloria del Señor amanece sobre ti. Pues mira como la oscuridad cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos, mas sobre ti amanece el Señor y su gloria sobre ti aparece". MONITOR: Nos recogemos unos instantes en silencio, e inclinando nuestras cabezas, vamos a pedir que el Señor bendiga esta corona de Adviento. LECTOR: La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor Jesús, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas. Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces. Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de reparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de Aquel que, por ser la Luz del mundo, iluminará todas las oscuridades. Te lo pedimos por Él mismo que vive y reina por los siglos de los siglos. TODOS: Amén. (Una persona enciende la primera vela mientras se entona un aguinaldo.) MONITOR: Os anunciamos el gozo de Adviento con la primera llama ardiendo; se acerca ya el tiempo de salvación, disponed, pues, la senda al Señor. Segundo Domingo La conversión Al iniciar la liturgia debe estar encendida la primera vela de la corona.
MONITOR: Vamos a encender la segunda vela de nuestra corona. El Señor está cada vez más cerca de nosotros y debemos prepararnos dignamente para recibirlo en nuestros corazones. Hagamos un momento de silencio para elevar nuestra oración al Señor. LECTOR: Lectura tomada del Evangelio según San Lucas: "En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilatos procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: Voz que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas; todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado, lo tortuoso será recto y las asperezas serán caminos llanos. Y todos verán la salvación de Dios". MONITOR: Debemos preparar el camino del Señor y esto nos exige estar preparados interiormente para la venida del Señor Jesús, para que lo recibamos con un corazón reconciliado, cada vez más convertido y transformado, capaz de amar y entregarse a los demás. Hagamos un compromiso concreto para esta semana que nos ayude a disponernos cada vez mejor para su venida. (Se deja un momento de silencio) (Una persona enciende la segunda vela mientras se entona un aguinaldo) 1. Os anunciamos el gozo de Adviento con la primera llama ardiendo; se acerca ya el tiempo de salvación, disponed, pues, la senda al Señor. 2. Os anunciamos el gozo de Adviento con la segunda llama ardiendo; el primer ejemplo Cristo nos dio, vivid unidos en el amor. MONITOR: Elevemos ahora nuestras peticiones a Dios Padre y respondamos a cada una de ella. LECTOR: Te pedimos, Padre, por nuestra Santa Iglesia Católica que se prepara para la venida de tu Hijo, para que siempre tengamos fijos los ojos en Aquél que nos trae la reconciliación. Lector: Te rogamos por la paz en el mundo, para que en este tiempo de Adviento se viva con mayor intensidad el amor y la solidaridad. Lector: Te pedimos, Padre, por cada uno de nosotros, para que hagamos esfuerzos por caminar al encuentro del Señor Jesús, que es la "Luz del Mundo". Lector: Te rogamos también por nuestra familia, para que a ejemplo de la familia de Nazaret vivamos el amor mutuo y nos preparemos para la venida de tu Hijo. Lector: Te pedimos que Santa María aliente nuestros pasos en este Adviento, y sea Ella quien nos enseñe a crecer en confianza y esperanza en la venida del Reconciliador.
(se pueden añadir otras peticiones) MONITOR: Acudamos a nuestra Madre para que nos obtenga abundantes gracias que nos ayuden a prepararnos, de la misma manera como Ella lo hizo, para recibir al Señor Jesús. Recemos junto un Ave María. TODOS: Dios te salve María... LECTOR:( pueden ser varios) 1. Las viejas profecías que hablaban del Señor nutrían la esperanza de Israel: la flor que nacería de tierra virginal, un Hijo que sería el Emmanuel. 2. Quien hizo las estrellas al Ángel te envió, que fueras Madre suya te pidió. Dios Todopoderoso no quiso renunciar al gozo de acunarse en tu querer. 3. Los magos y pastores que fueron al portal hallaron en tus brazos a Jesús. Sabemos que a tu lado lo vamos a encontrar lo mismo en la alegría que en la Cruz. MONITOR: Madre de la Esperanza TODOS: Ruega por nosotros. Tercer Domingo El testimonio, que María, la Madre del Señor, vive, sirviendo y ayudando al prójimo. Al iniciar la liturgia deben estar encendidas la primera y la segunda vela de la corona. MONITOR: Estamos ya en la tercera semana de Adviento: aumenta nuestra alegría y nuestro júbilo por la venida del Señor Jesús, que está cada vez más cerca de nosotros. Empecemos nuestra oración cantando. Se canta un aguinaldo. 1. Oh Pastor de la Casa de Israel!, trae a tu pueblo la ansiada salvación. Verbo Eterno de la boca del Padre, fuiste anunciado por labios de profeta. 2. El clamor de los pueblos se levanta. Hijo de David, las naciones te esperan. Queremos la llegada de tu Reino. Ven a liberar del pecado a los pueblos. 3. Emmanuel, Salvador de las naciones, eres esperanza del pueblo peregrino. Sol naciente, esplendor de la justicia, Tú nos salvarás con tu brazo poderoso. 4. Esperanza de una Mujer humilde: Ella es la Virgen que pronto dará a luz. Silenciosa, espera al Salvador: llega ya la hora de la liberación. MONITOR: Vamos a encender la tercera vela de nuestra corona de Adviento. El Señor está más cerca de nosotros y nos ilumina cada vez más. Abramos nuestro corazón, que muchas veces está en tinieblas, a la luz admirable de su amor. LECTOR: Lectura tomada del Evangelio según San Lucas: "La gente le preguntaba: "Pues qué debemos hacer?" Y él les respondía: "El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, haga lo mismo". Vinieron también publícanos a bautizarse, y le dijeron: "Maestro, qué debemos hacer?"
Él les dijo: "No exijáis más de lo que os está fijado". Preguntáronle también unos soldados: "Y nosotros qué debemos hacer?" Él les dijo: "No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada". Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos diciendo: "Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga". Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva". (Una persona enciende la vela mientras se entona un aguinaldo) 1. Os anunciamos el gozo de Adviento con la primera llama ardiendo; se acerca ya el tiempo de salvación, disponed, pues, la senda al Señor. 2. Os anunciamos el gozo de Adviento con la segunda llama ardiendo; el primer ejemplo Cristo nos dio, vivid unidos en el amor. 3. Os anunciamos el gozo de Adviento con la tercera llama ardiendo; el mundo que vive en la oscuridad brille con esta gran claridad. MONITOR: Acudamos ahora a Santa María, que colaborando con el Plan del Padre permitió que la luz del Señor ilumine a la humanidad, y pidámosle que siga intercediendo por nosotros en este tiempo de preparación. Recemos juntos la oración. LECTOR: Brillante Luna de la Nueva Evangelización, que con tu fulgor iluminas la noche por la que tantos deambulan sin rumbo en la "cultura de muerte", alumbra todo humano caminar con la luz del Señor Jesús que sin igual sabes reflejar. Que así sea. Amén. 1. María se llamaba la Virgen que ante el Ángel, aceptando el llamado, un "Sí" rotundo dio. En esa Madre nuestra el que hizo tierra y cielo, Dios Todopoderoso, un día se encarnó. 2. Aquel a quien adoran el sol y las estrellas, el que viste las flores y amansa el fiero mar, Dios que a todos ama, con toda su grandeza del seno de María muy pronto nacerá. Cuarto Domingo El anuncio del nacimiento de Jesús hecho a José y a María. Al iniciar la liturgia deben estar encendidas las anteriores velas de la corona. MONITOR: Alegrémonos porque el Señor está cerca de nosotros y viene a traernos la reconciliación. Encenderemos la cuarta y última vela de nuestra corona. Que este símbolo nos recuerde la proximidad de la venida del Señor Jesús, que viene a traernos alegría y esperanza.
1. Mujer tan silenciosa y encumbrada, ahora más que el sol, recibes en tu vientre al mismo Dios, al que es tu Creador. 2. Lo que Eva en una tarde misteriosa buscando nos perdió, Tú, Madre, lo devuelves florecido en fruto salvador. 3. Tú que eres bella puerta del Rey sumo, Morada de la Luz, la puerta nos abriste de los cielos al darnos a Jesús. LECTOR: Lectura tomada del Evangelio según San Lucas: "En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno; y de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!" Y dijo María: "Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su sierva, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada." MONITOR: La presencia del Señor Jesús entre nosotros nos llena de gozo y alegría. Es la Madre quien nos lo hace cercano, quien permite que esa Luz llegue a nosotros e ilumine nuestra vida. En compañía de Santa María encendamos la última vela de nuestra corona de Adviento. (Una persona enciende la cuarta vela mientras se entona un aguinaldo) 1. Os anunciamos el gozo de Adviento con la primera llama ardiendo; se acerca ya el tiempo de salvación, disponed, pues, la senda al Señor. 2. Os anunciamos el gozo de Adviento con la segunda llama ardiendo; el primer ejemplo que Cristo nos dió, vivid unidos en el amor. 3. Os anunciamos el gozo de Adviento con la tercera llama ardiendo; el muro que vive en la oscuridad brille con esta claridad. 4. Os anunciamos el gozo de Adviento mirad la cuarta llama ardiendo; el Señor está cerca, fuera el temor, estar a punto es lo mejor. (Se pueden hacer algunas peticiones acudiendo a la intercesión de la Virgen María respondiendo después de cada petición: POR INTERCESIÓN DE TU MADRE, ESCÚCHANOS SEÑOR.) MONITOR: Padre misericordioso, que quisiste que tu Hijo se encarnara en el seno de Santa María Virgen, escucha nuestras súplicas y concédenos tu gracia para que sepamos acoger al Señor Jesús, tu Hijo, que contigo vive y reina en unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. TODOS: Amén. TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén