SINOPSIS ARGUMENTAL La forza del destino Acto I Sevilla, mediados del siglo XVIII. Residencia del Marqués de Calatrava. Leonor de Vargas, hija del marqués de Calatrava, está decidida a fugarse con su amante Don Álvaro, joven de origen inca que no es del agrado de su padre. El marqués da las buenas noches a su hija y se retira a descansar. Avanzada la noche, Don Álvaro sube hasta el balcón de Leonor para llevársela con él. Pero ella duda. Le apena dejar a su padre. Éste, despertado por el ruido, sorprende a los amantes justo cuando se disponían a partir. El marqués, espada en mano, desafía a Don Álvaro, quien en un gesto de renuncia a enfrentarse con él arroja su pistola al suelo con tan mala fortuna que ésta se dispara hiriendo de muerte al marqués. Leonor, horrorizada tras escuchar las últimas palabras de su padre maldiciéndola, huye con su amante.
Acto II Leonor y Don Álvaro no han vuelto a verse desde aquella fatídica noche en la que finalmente no lograron escapar juntos. Ella viaja vestida de hombre para evitar que la encuentre su hermano Don Carlos, quien la persigue para darle muerte. Haciéndose pasar por un estudiante de Salamanca, Don Carlos llega hasta una taberna cerca de Hornachuelos. Leonor, que se encuentra allí acompañada por el arriero Trabuco, lo reconoce enseguida y opta por permanecer alejada de la mesa donde él come y conversa con campesinos y arrieros. Mientras, la pizpireta gitana Preciosilla anima la moral de los que irán a luchar a Italia contra los alemanes. Un grupo de peregrinos pasa por el exterior de la taberna entonando una oración, a la que se unen todos. Más tarde, Trabuco es interrogado por Don Carlos acerca de la identidad de su acompañante, pues sospecha que podría tratarse de su hermana. Pero el arriero no suelta prenda. Don Carlos prosigue narrando sus historietas de estudiante y el trágico suceso acaecido en casa de Calatrava, dejando atónitos a todos. Menos a Preciosilla, que duda de su origen y condición. Se retiran todos a dormir.
I Monasterio de Santa María de los Ángeles en la sierra de Hornachuelos. Leonor suplica a la Virgen su perdón ante las puertas del monasterio. Convencida de que no verá nunca más a Don Álvaro, ha decido consagrar su existencia a Dios. Es recibida por el Padre Guardián, quien ya ha sido informado por carta de la llegada de la desdichada. El religioso le aconseja que ingrese en un convento, mas ella le suplica que le permita ocupar como ermitaña una cueva próxima al monasterio. Así, en la soledad más absoluta, logrará redimirse y librarse de la persecución de su hermano. El Padre Guardián accede finalmente y ordena que nadie se acerque al refugio salvo que ella hiciera sonar la campana en caso de que le ocurriera algo.
Acto III Italia. Un bosque cerca de Valletri. Han transcurrido varios años. Don Álvaro se lamenta de su infeliz destino y llora la pérdida de Leonor, a quien da por muerta. En este tiempo, bajo una nueva identidad, ha progresado en el ejercito español y ahora se encuentra destinado en Italia. Sus pensamientos son interrumpidos por un oficial que pide auxilio. Se trata de Don Carlos, quien lucha en el mismo ejército, también bajo un nombre falso. Don Álvaro lo salva de sus atacantes. Se presentan el uno al otro sin mencionar su auténtica identidad. Tras hacer un juramento de amistad, parten a combatir juntos al frente de batalla. I Don Álvaro ha resultado gravemente herido y teme por su vida. Por ello, pide a Don Carlos, antes de que intervenga el cirujano, que destruya toda la documentación que guarda en la maleta en caso de que fallezca. Su amigo lo anima diciéndole que cuando se recupere tendrá como premio la Orden de Calatrava, lo que provoca el sobresalto del herido. Esto hace sospechar a Don Carlos de que tiene ante sí al asesino de su padre. Efectivamente, el retrato de Leonor que encuentra entre las pertenencias de Don Álvaro así lo confirma. II Unos días después, recuperado Don Álvaro de sus heridas, Don Carlos se descubre ante él y lo reta a duelo. Don Álvaro, feliz al saber que Leonor sigue viva, le explica que la muerte de Calatrava fue un accidente y que él ama profundamente a su hermana. Pero es en vano. Don Carlos lo provoca y ambos luchan hasta que la patrulla del campamento los separa. Don Álvaro, sintiéndose desgraciado, decide buscar la paz interior en un monasterio. Comienza a amanecer y los soldados reanudan sus quehaceres. Preciosilla, con un tambor militar colgado del cuello, los anima al son de una marcha.
Acto IV Claustro del monasterio de Santa María de los Ángeles. Han pasado varios años. El Hermano Melitón reparte a regañadientes comida entre los pobres. Don Carlos, que ha seguido durante años el rastro de Don Álvaro, ha averiguado que su enemigo forma parte de la orden religiosa del monasterio, y se presenta allí para matarlo. A pesar de que Don Álvaro intenta evitar el enfrentamiento, Don Carlos consigue provocarle y ambos salen fuera en busca de un lugar apartado donde batirse en duelo. I Leonor, está angustiada por no hallar consuelo tras varios años de retiro y oración. Sale de la cueva a recoger el alimento que le ha dejado el Padre Guardián e implora al Señor su muerte para acabar con tanto sufrimiento. Al oír un tumulto cercano, corre a refugiarse en la cueva. II Don Carlos y Don Álvaro han llegado hasta el retiro de Leonor peleando con sus espadas. Tras caer Don Carlos herido, Don Álvaro acude a la cueva pidiendo socorro. Leonor sale y reconoce enseguida a su amado. Entonces Don Álvaro confiesa que acaba de matar a su hermano. Cuando ella se acerca para socorrerlo éste aún tiene fuerzas para atravesarla con su espada, hiriéndola de muerte. Leonor suspira en brazos de Don Álvaro tras ser bendecida por el Padre Guardián.