1 INTRODUCCIÓN AL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO INTRODUCCIÓN Antes de hablar sobre el bautismo en el Espíritu Santo, debo hacer una clara diferenciación de este bautismo, respecto del bautismo en agua, y del bautismo que el Espíritu Santo realiza en el Cuerpo de Cristo. Como todos sabemos hay cuatro Evangelios que narran la vida terrenal y ministerial del Señor Jesús. Los tres primeros Evangelios, Mateo, Marcos y Lucas, son conocidos como los evangelios sinópticos, porque el material que ellos contienen es similar a los tres. Ellos narran el último año del ministerio de Jesús. Pero el evangelio de Juan, es en gran parte diferente porque narra los dos primeros años de su ministerio. Por tanto, en Juan vamos a encontrar relatos que no hay en los otros Evangelios, tales como el encuentro de Jesús con la Samaritana, la conversión del agua en vino, el encuentro con la mujer adúltera, entre otros. Estos relatos usted no los encuentra en los Evangelios sinópticos, sólo en Juan. A pesar de estas diferencias, lo que sí vamos a encontrar, son unas muy pocas doctrinas que sí se mencionan en los cuatro evangelios, tales como: el nacimiento de Jesús, su pasión, muerte y resurrección y el bautismo con el Espíritu Santo. El bautismo en o con el Espíritu Santo lo encontramos en los cuatro Evangelios: Mateo 3:11; Marcos 1:8; Lucas 3:16 y Juan 1:33. La razón por la que se encuentran estas doctrinas en los cuatro evangelios, incluyendo la doctrina del bautismo en el Espíritu Santo, es que éstas son doctrinas básicas y elementales sobre la que descansa la vida y la fe de la Iglesia, y de las que ningún cristiano sincero, puede prescindir o adolecer. Ahora, para poder entender el bautismo con el Espíritu Santo, es necesario diferenciarlo de otros bautismos que se encuentran claramente detallados e identificados a lo largo de las Escrituras. Las Escrituras tanto en el Antiguo como Nuevo Testamento mencionan tres bautismos: El bautismo en el Cuerpo de Cristo, el bautismo en agua y el bautismo en el Espíritu Santo. Veamos el primer bautismo que recibe una persona cuando cree en Cristo: I.- EL BAUTISMO EN EL CUERPO DE CRISTO (1ªCo. 12:13) Este es el primer bautismo en la vida de los creyentes, y tiene lugar cuando somos salvos, es decir, cuando creemos en Cristo para salvación (Repetir esto). En el momento en que nacemos a una nueva vida, el Espíritu Santo nos bautiza en el Cuerpo de Cristo, haciéndonos uno con Él. En otras palabras, cuando yo creo en Cristo, inmediatamente soy injertado en Su cuerpo, por el Espíritu Santo. Este bautismo es realizado o ejecutado por el Espíritu Santo en el Cuerpo de Cristo como leímos en el v. 13. Repito: es el Espíritu Santo el que ejecuta la acción.
2 II.- EL BAUTISMO EN AGUA (Hechos 1:5; 2:38; 19:3,4) Como hemos visto, este bautismo es un bautismo de arrepentimiento donde una persona que ha creído en Cristo y en su sacrificio, desciende a las aguas identificándose con Él en su muerte y en su resurrección. El bautismo en agua simboliza la entrada a una nueva vida. Este es realizado por el siervo o ministro de Dios como representante de Dios. Este bautismo no nos salva, es más bien una simbología de la sepultura del viejo hombre. Es decir, que cuando una persona es salva, llega a ser una nueva criatura, y al ser nueva criatura, el viejo hombre queda sepultado simbólicamente en las aguas. El viejo hombre ya no tiene poder sobre mí, no se enseñorea ni me controla. Por tanto, el bautismo en agua es símbolo de que el derecho legal de la maldición del pecado ha sido quitado de mí. Ya el pecado no es mi amo, consecuentemente, ya no me gobierna ni me controla. El levantarnos de las aguas, es símbolo de que resucitamos con Cristo, a una nueva vida, que es la vida en Cristo. Cuando soy salvo, las cosas viejas pasan y todas son hechas nuevas (2ªCO. 5:17). III.- EL BAUTISMO CON EL ESPÍRITU SANTO (MT. 3:11) El bautismo en el Espíritu Santo es una experiencia escritural muy valiosa, por tanto lo vamos a encontrar por toda la Biblia, al igual que el bautismo en agua y el bautismo en el Cuerpo. En este texto que hemos leído, el sujeto que realiza la acción de bautizar es el Señor Jesucristo. Gramaticalmente hablando, no podríamos decir que el bautismo en el Cuerpo es el mismo que el bautismo en el Espíritu. No son iguales, porque son diferentes sujetos o personas los que realizan la acción de bautizar. En el bautismo de los creyentes en el Cuerpo de Cristo, es el Espíritu Santo el que realiza la acción, y en el Bautismo con el Espíritu Santo, es Cristo el que Bautiza a los creyentes. No debemos confundir estos aspectos. El bautismo en el Espíritu Santo, es un bautismo de poder que nos capacita para trabajar en la obra por medio de los dones del Espíritu (Hch. 1:8). (Hablaré de este bautismo y de los dones con más detalles en una próxima enseñanza. Ahora estoy probando a la luz de las Escrituras la diferencia de estos tres bautismos). También es importante aclarar, que así como hay tres sujetos o personas que bautizan, así también tres son los medios en los que se sumergen a los creyentes: El Espíritu Santo nos sumerge en el Cuerpo de Cristo, el ministro como representante de Dios el Padre que nos sumerge en el agua, y Cristo, que nos sumerge en el Espíritu Santo. Resumiendo tenemos: Tres son los que bautizan: El Espíritu Santo, el ministro de Dios, y el Señor Jesucristo. Y tres son los medios en los que se sumergen a los creyentes: El cuerpo de Cristo, el agua, y el Espíritu Santo. Toda persona que ha sido bautizada o sumergida en el cuerpo de Cristo y en el agua, necesita ser bautizado o sumergido también en el Espíritu Santo. Sin embargo, muchos dirán, Yo ya recibí el bautismo del Espíritu Santo cuando fui salvo. Pero esto no es así, porque lo que realmente el Espíritu Santo hizo, fue traerte a Cristo y luego injertarte en Su Cuerpo. El anhelo del Señor Jesús, es también bautizarnos con poder en el Espíritu Santo.
3 IV.- TEXTOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO QUE HABLAN DE ESTOS TRES BAUTISMOS. 1.- En Génesis 12:1-3 y Génesis 15: 7-12, 17, 18 vemos el bautismo en el Cuerpo de Cristo. Veamos primero Génesis 12: En este pasaje vemos una analogía de la salvación, donde Dios habla y llama a Abraham para hacer de él un pueblo especial. Él lo deja todo, y empieza a seguir a Dios. Al haber creído en Dios, Abraham es salvado y por ende injertado o bautizado en el Cuerpo de Cristo por el Espíritu Santo. Una vez que Abraham ha dejado todo, en Génesis 15: 7-12, 17 y 18, Dios hace un pacto con él. En el verso 10 vemos que Abraham toma los animales, los corta en dos y los coloca uno enfrente de otro. En la antigüedad, cuando se hacía un pacto, lo común era que las personas participantes en ese pacto, caminaran por en medio de los animales divididos, de manera que cuando llegaran al extremo, cada uno tomara direcciones diferentes para girar alrededor de los pedazos que habían sido divididos. En este caso, Dios caminaría alrededor de los pedazos que estaban a la derecha, y Abraham caminaría alrededor de los pedazos que estaban a la izquierda. Esto era símbolo, de que los dos participantes del pacto, (valga la redundancia), entraban en pacto, aunque los dos tomaran caminos diferentes. Al haber echo esto (cortado en dos los animales), Abraham pensó: Voy a caminar con Dios entre los dos pedazos de animales. Pero, oh, sorpresa! Vemos que Abraham cayó en un profundo sueño, y se quedó dormido. En otras palabras, Abraham no tuvo participación alguna en este pacto, sólo Dios. Dios mismo es quien lo hace dormir (v. 12). Antes de que Abraham se durmiera, Dios le hizo algunas promesas (vs. 13-16). Luego en el verso 16 vemos un horno humeante y una antorcha de fuego. El horno humeante, es símbolo del Padre, y la antorcha de fuego es símbolo del Hijo manifestado y de la obra de la cruz. Por tanto, el pacto que Dios estaba haciendo con Abraham, es símbolo de lo que tendría lugar en la cruz entre el Padre y el Hijo hace dos mil años. De la misma manera como Abraham fue injertado en el pacto por sólo haber creído, así también, cuando una persona cree en Cristo y su obra, esa persona es injertada en ese pacto por el Espíritu Santo, bautizándola así en el Cuerpo de Cristo. Él no hizo nada, se quedó dormido, sin embargo, fue injertado o colocado en ese pacto, porque este pacto no tuvo su origen en Abraham, sino en Dios. De qué manera esto se relaciona con el bautismo en agua? Porque al haber creído en Cristo, somos injertados en su Cuerpo, y el que ha creído en él, es sepultado en las aguas para arrepentimiento. 2.- Ejemplo del bautismo en agua en la nación de Israel (Ex. 14:15, 16). Como hemos visto, el mar se abrió en dos, y el pueblo cruzó en seco. En 1ª Co. 10: 1-2, leemos que todo Israel fue bautizado en el mar, símbolo del bautismo en agua. Para los creyentes, el cruce por el mar Rojo,
4 es un símbolo del bautismo en agua. Ahora veamos un ejemplo del bautismo en el Espíritu Santo: 3.- Bautismo en el Espíritu Santo en la vida de Abraham (Génesis 17:5). Según esta Escritura, Dios le cambió el nombre de Abram a Abraham añadiéndole la letra h. En hebreo la letra h es ruach, que significa aliento o espíritu. Dios le dijo: Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham. Para pronunciar el nombre Abraham con h, literalmente Dios sopló su aliento y el Espíritu vino sobre él. Esto representa el bautismo en el Espíritu Santo dado por gracia. Lo mismo hizo con Saraí, le puso el nombre Sarah, con h al fnal. V.- TEXTOS EN EL NUEVO TESTAMENTO QUE RESPALDAN ESTOS TRES BAUTISMOS: 1.- 1ª Corintios 10:1, 2. El texto dice: todos en Moisés. Cuando dice en Moisés, se refiere a que todo Israel fue bautizado en él. Aquí Moisés es un tipo de Cristo. Recuerde que para el pueblo de Israel, Jesús no había venido todavía. Por tanto, Moisés era el libertador para Israel en ese tiempo, por eso todos en Moisés fueron bautizados en el mar. Cuando dice en Moisés vemos simbolizado el bautismo de los creyentes en el cuerpo de Cristo. Todos los que hemos creído en Jesucristo, hemos sido bautizados en Su Cuerpo, por el Espíritu Santo. También dice que todos fueron bautizados en el mar. (1ª Co. 10:2; Éx.14:15, 16). Como dije anteriormente, para los creyentes, el cruce del pueblo de Israel por en medio del mar Rojo, es símbolo del bautismo en agua. El cruce por el mar Rojo, también era un símbolo del pacto entre Dios e Israel, pero para los creyentes es símbolo del bautismo en agua. El texto también dice que todos en Moisés fueron bautizados en la nube. La nube es un símbolo del Bautismo en el Espíritu Santo. La nube tiene relación con la lluvia, y la lluvia a su vez simboliza a Cristo bautizando con el Espíritu Santo, la lluvia temprana y la tardía de la que habló el profeta Joel. La Columna de fuego que guió al pueblo de Israel por el desierto, también es un símbolo del bautismo en el Espíritu Santo. Veamos otra cita que respalda los tres bautismos: 2.- 1ª Juan 5:8. Tres son los que dan testimonio en la tierra: El Espíritu, la sangre y el agua Aquí encontramos simbolizados los tres bautismos. 1) Cuando la sangre quita mi pecado, soy injertado o bautizado en el Cuerpo de Cristo por el Espíritu Santo; 2) el bautismo en agua es un símbolo de la sepultura del viejo hombre. Por ejemplo, cuando fui bautizado en agua, fui sepultado al viejo hombre y me levanto en el nuevo hombre; y 3) cuando soy bautizado en el Espíritu Santo, tengo poder para caminar en ese nuevo hombre. CONCLUSIÓN Habiendo visto a la luz del Antiguo y Nuevo Testamento estos tres bautismo claramente diferenciados, no podemos confundirnos ni equivocarnos en reconocer la necesidad de todo
5 creyente en anhelar y desear tener en sus propias vidas cada uno de estos tres bautismos, que como dije anteriormente, nadie puede prescindir de ellos, de otra manera nos estamos oponiendo a lo establecido por Dios en Su Palabra. Dios es perfecto en todo lo que hace, Él no cambia, Él es el mismo de ayer. El anhelo de Jesús para todos los creyentes, no es sólo bautizarlos en el Cuerpo de Cristo y en agua, sino también bautizarlos en o con el Espíritu Santo. Si usted no está consciente de que es necesario ser investidos con el poder del Espíritu Santo, cómo Cristo lo capacitará para operar en ese poder. Oración al Padre: Que esta semilla que ha sido hoy sembrada en los corazones de su pueblo, germine y dé fruto abundante para su Gloria y edificación de la vida de la Iglesia.