Domingo, 22/12//2013 Jesucristo, el Príncipe de paz Pasaje Bíblico: Isaías 9:6 Introducción Mi reflexión de este día comienza con la historia de un hombre que hizo historia. El pasado 15 de diciembre de 2013, fue sepultado en su ciudad natal Nelson Mandela; el gran líder que tuvo por misión lograr la paz en Sudáfrica, reconciliando a blancos y negros. Su bandera ejemplar fue el PERDÓN, no solo porque lo dijo sino porque lo modeló a través de sus 95 años que Dios le permitió vivir. Un periódico venezolano reseñó la noticia de su muerte de la siguiente manera: "Murió el Apóstol de Sudáfrica"; esta frase me llamó la atención porque me hizo recordar la misión de los 12 Apóstoles que acompañaron a Jesús. En esta oportunidad quiero resaltar 2 aspectos, en primer lugar, en el libro de Hechos Capítulo 1, tenemos la promesa del Espíritu Santo, esta promesa fue hecha a sus Apóstoles, quienes llegaron a comprender finalmente que Dios estuvo con ellos de forma personal. Hoy tenemos esta misma oportunidad una vez que decidimos recibir a Jesús en nuestro corazón y somos bautizados, le damos el permiso al Espíritu Santo para que trabaje en nuestras vidas, y a partir de este momento nuestra ciudadanía está en los cielos (Filipenses 3:20). En segundo lugar, recibimos un precioso obsequio de parte de Dios y es que nos da las llaves del reino de los cielos... (Mateo 16:19), regresando a la historia de Nelson "Madiba" Mandela, en su biografía relata que hubo 2 principios que gobernaron su vida: la jefatura de su tribu (cultural) y la iglesia (Espiritual). Fue consciente de que los logros de su pueblo se debía al trabajo misionero de la iglesia. Mandela narró que el reverendo Matyolo impresionó su vida en el área 1
espiritual por el trabajo que realizaba en la comunidad donde vivía. La palabra de Dios no regresa vacía (Isaías 55:10-11). Mandela tuvo una cruzada en el largo camino a la Libertad, no estoy seguro si fue con Jesucristo en su corazón, pero sus acciones con su actitud humilde, fueron ejemplo para la humanidad impactando a muchas personas en el mundo... Nada se puede igualar al precio que pagó Jesucristo, gracias a Él podemos ser libres. Los cristianos convertidos saben cuál es el verdadero camino a la LIBERTAD (Juan 14:6), finalmente les animo que estemos firmes en la libertad que nos dio Cristo (Gálatas 5:1). Como reflexión solo tres preguntas: Qué cosas en nuestra vida no nos permite ser libres totalmente?; Qué principios gobiernan mi vida, el cultural o el espiritual? Y Hay paz en mi corazón a pesar de las situaciones que vivo hoy día? I.- Jesús, el gran pacificador. Juan 14:27 Les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo. No se angustien ni tengan miedo. 2 Explicación: La aparición de nuestro Señor Jesucristo al mundo sucede en un momento denominado como la Paz romana o la Pax romana. Llamada también Pax augusta, que constituye un largo periodo de paz impuesto por el Imperio romano a los pueblos por él sometidos. La expresión proviene del hecho de que la administración y el sistema legal romanos pacificaron las regiones que anteriormente habían sufrido disputas entre jefes, tribus, reyes o ciudades rivales, por ejemplo, los interminables conflictos entre las ciudades-estado griegas o tribus galas.
Explicación: Parece coincidencia que el Príncipe de paz haya nacido en la época de paz. Mas no es coincidencia, así estaba en los planes de su Padre celestial. Algo que nos llama la atención es que en un momento parece que el Príncipe de paz se contradice cuando dice allá en Mateo 10:34 No crean que yo he venido a traer paz al mundo; no he venido a traer paz, sino guerra. He venido a poner al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra (DHH) Lo que debemos tomar en cuenta es que hay dos clases de paz. Hay paz material y hay paz espiritual. La paz material depende no sólo de uno sino también de otras personas. Esta paz se pierde cuando hay conflictos entre dos individuos o grupos. Pero la paz espiritual que Cristo nos ofrece es diferente de la paz del mundo (Juan 14:27). Esta paz está disponible solamente en Cristo (Mateo 11:28-30). Esta paz espiritual es nuestra aún en medio de las tribulaciones y los conflictos de la vida (Juan 16:33). El contexto de Mateo 10:34 nos enseña claramente que Cristo no hablaba de la paz espiritual en esta ocasión sino la material. Muchas personas tienen el concepto falso que Cristo vino a eliminar toda guerra y todo conflicto en este mundo. Cristo claramente no desea que haya disensión entre el hombre y su padre. No obstante, el Señor sabe que "todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución" (II Timoteo 3:12). El hecho de seguir a Jesucristo causará problemas con sus allegados. En cambio el Señor nos ofrece una paz eterna que sobrepasa todo entendimiento. 3
II.- Su llamado a ser pacificadores. Mateo 5:9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios Explicación: Cristo como Príncipe de paz no llama a ser constructores de la paz. Bienaventurados del Griego MAKARIOS Dichoso, Feliz, Afortunado; Prosperidad espiritual. Aplicación: Las palabras del Señor no se refieren a una persona meramente pacífica sino a aquellos que procuran la paz. Su llamado a ser pacificadores tiene varias implicaciones: 1. Una marcada posición contra la injusticia. "Ojo por ojo, y diente por diente" no significaba que una persona debía ir tras la persona que lo ofendió y sacarle su ojo o diente como castigo por ofenderlo. Este mandato se presenta tres veces en el Antiguo Testamento (Éxodo 21:24, Levítico 24:21, y Deuteronomio 19:21). En cada caso, el mandato se dio para servir como consejo a los magistrados y jueces. El propósito de la ley era asegurar que un juez no aplicara una pena desmesurada. 2. Un genuino amor aun hacia los enemigos. En Mateo 5:43 Jesús atacó a los judíos por lo que ellos habían añadido erróneamente al mandato de Dios de amar al prójimo. Parece que el mandato de aborrecer a sus enemigos se añadió 4
como el equivalente de amar al prójimo. Dios nunca tuvo la intención de promover el odio entre su pueblo. El versículo 44 es contrario a esta enseñanza popular de los judíos. El amor que Cristo mandó tener es una demostración del perfecto amor que el Padre tiene por todos sus enemigos, por todos los pecadores. Todos sabemos por experiencia lo difícil que es amar a alguien que nos ha hecho mal. Es allí donde se demuestra ese perfecto amor que el Padre nos da por medio der su Hijo Jesucristo que es la evidencia del fruto del Espíritu Santo. III.- La recompensa del Príncipe de paz. Explicación: Jesucristo como el Príncipe de paz nos exhorta a: 1. Buscarla. I Ped. 3:10-12. 2. Hacerla. Mateo 5:9. 3. Seguirla. Rom. 14:19; Heb. 12:14. 4. Guardarla. Ef. 4:1-3. Aplicación: Nos da la garantía de la presencia del Espíritu Santo. Gál. 5:22 El fruto del Espíritu es un indicador de su presencia en nuestras vidas. La paz es uno de sus elementos. Por lo tanto, si tenemos esa paz, la hacemos, la seguimos y la guardamos eso nos dice que tenemos al Espíritu en nuestras vidas. Su paz nos garantiza comunión: 5
Comunión con Dios. Rom. 5:1; 2 Cor. 5:17-21; Ef. 2:14-16; Col. 1:19-22 Comunión con el prójimo. Rom. 12:18; Col. 3:15; 1 Tes. 5:15 Comunión consigo mismo. Prov. 28:1; Isaias 57:20,21. Pastor: Yrvil Villarroel. 6