Lunes. 1 T semana del Tiempo ordinario LECTIO. Primera lectura: xodo 32,15-24.30-34



Documentos relacionados
PLEGARIA EUCARÍSTICA III PARA LA MISA CON NIÑOS

REFLEXIÓN PARA LA REUNIÓN POR GRUPOS.

Tal como Dios se entrega a él, sin reservas, el creyente se entrega a Dios con todo su corazón.

Versión Gratuita de la Biblia Segunda carta a los Tesalonicenses

Esta es una presentación del Ejercicio de Lectio Divina. Fundación Ramón Pané Inc. y P. César Chávez (P. Chuno) CM

ENCENTRO NACIONAL DE JUVENILES CATEQUESIS PREVIA: ENCUENTRO nacional de JUVENILES 2015

Lección Marta pensó que Jesús iba a resucitar a su hermano en el último día. Es eso lo que Jesús quería decir? -No.

Yahvé o Jehová? En esta carta quiero indicar solamente los nombres más importantes, por ejemplo:

Jason Henderson Zoe, Costa Rica La Gloria de Dios

Moisés 7. Llegando a la tierra prometida Versión para líderes. Para un estudio de una hora, sólo hagan las preguntas marcadas con asterisco (*)

1 Corinthians 10:31-32

REALIDAD DE LA FE. Capítulo 1 Tienen un corazón lleno de fe

que os haga irreprochables en santidad delante de Dios nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos (1 Tes 3,13).

LECTIO DIVINA Domingo 2 Tiempo Ordinario Ciclo C Enero 20 de 2013

Juan 9:1-12 Jesús sana a un ciego de nacimiento

Evangelia CURSO PARA EL ULTIMO MOMENTO 3. LECCIÓN

CRECIENDO EN LA FE. En la biblia encontramos 3 hermanos que tuvieron que activar la fe pero fueron probados para ello.

1 PAUTAS PARA EL CATEQUISTA

LA SAGRADA FAMILIA (C)

La Vida de Cristo del Evangelio de Mateo #42 : Ser Generoso

Qué Creemos? Lección 17. Mission Arlington Mission Metroplex Currículo 2008

Pablo David Santoyo COMO CRISTIANOS, SOMOS LLAMADOS A CONSTRUIR TEMPLOS? Ediciones Tesoros Cristianos

DE Él, POR Él, PARA Él

El tema: El repaso de la ley.

CONOZCO TU NOMBRE, SÉ CÓMO TE LLAMAS

Bienvenidos, todos, como nos reunimos una vez más con el fin de hacer que

PREDICANDO AL VERDADERO JESÚS A.A.

CELEBRACIÄN. PRIMERA COMUNIÄN Libreto de Moniciones

LA OLA. Cinco cuentos para leer en voz alta. Autor: Antonio Pons

Lección Era capaz el hombre endemoniado de salvarse el mismo del poder de todos los demonios que lo controlaban? -No.

Actividad 2.- Cuento y vídeo de Ubuntu

EL BANQUETE Y LOS INVITADOS. (Lu. 14:15-24)

Los primeros discípulos

El príncipe y el poder mágico

biblikka Estudio y respuestas de la Palabra de Dios

BOSQUEJOS DEL ESTUDIO DE CRISTALIZACIÓN

VEN (SI MAYOR) Letra y música: G. Torres. SOL DE JUSTICIA (DO MAYOR) Letra y Música: G. Torres. En su presencia unción y poder conseguirás

ASA, REY BUENO DE JUDA (C.9.3.7)

CELEBRACIÓN DE LA PALABRA PARA NIÑOS MIÉRCOLES DE CENIZA 2014

El Antiguo Testamento

Lección 11. -En el principio, Dónde vivían Adán y Eva? -En el Jardín del Edén.

Segundo Domingo de Adviento 6 DE DICIEMBRE DE 2015

Lección 1 CÓMO COMPARTIR SU FE. El Propósito de Esta Lección

LIBRO DE 2º AÑO. nnnnnnnnhh 4º

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros pues es don de Dios, no por obras para que nadie se gloríe Efesios 2:8,9

Primera Edición. Septiembre ,000 Ejemplares

Nivel B: Qué significa estar en Cristo? Lección 4: Qué significa que Jesús reine como Señor de nuestras vidas?

DISCURSO DE DESPEDIDA DE LA XXXV PROMOCIÓN DEL COLEGIO SANSUEÑA

TEMA 3.- EL DESEO DE DIOS, LA REVELACIÓN Y LA FE. 1.- Nuestra experiencia 1.1. NUESTRAS PREGUNTAS

Parábola de la torre inconclusa y el rey que va a la guerra

INTRODUCCIÓN. Paso a paso Vamos a tratar de explicaros paso a paso qué es y en qué consiste el Bautismo. Es, así, de entrada, un sacramento.

LECTIO DIVINA Domingo Fiesta de San Pedro y San Pablo Ciclo A

Juan: La pregunta más importante. #4: Sígame

ACCIÓN SIGNIFICATIVA. Clausura de la Misión con Profesionales, Instituciones Educativas y Empleados Públicos

Reflexiones del Boletin Sobre Corresponsibilidad Pesamientos Sobre Donar Primavera del 2015*

CHILE, UNA MESA PARA TODOS

HORA SANTA SACERDOTAL DE ADVIENTO (3)

ORACIÓN PARA CADA DÍA 19 DE CADA MES A LA VIRGEN DE LA SALETA -MES DE OCTUBRE-

MISIÓN DE LA FAMILIA CRISTIANA EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO

MI HIJO MI SALVADOR Lección 1 EL CORDERO DE DIOS

Agenda de Grupos Periodo I 2015

DOMINGO XXIX ORDINARIO (B) DOMUND

FRUTOS DE ORACIÓN Retazos de un Diario

4.- Creo en Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.-

Pastora Susie Fernández Iglesia Casa de Oración y Adoración 20 de octubre del 2013

La Gloria de Dios. Marcos 9:2-13

Qué Creemos? Lección 21. Mission Arlington Mission Metroplex Currículo 2008

Más Cerca: Desarrollando la Intimidad con Dios Dennis Rouse

Juan 9,1-12. Con voz clara y fuerte se proclama

Celebración del Matrimonio

En tercer lugar nos dice que era un lugar donde Jesús se había reunido a menudo con sus discípulos y que Judas también conocía el lugar.

REFLEXIONES DE LOS ALUMNOS EN PRÁCTICAS SOLIDARIAS

Recetas. Lección para hacer en casa. Dios está siempre presente en nuestra familia. es seguro para ti y los demás.

Mucha gente no ha logrado aun entender la razón de la venida de nuestro Señor Jesucristo a la tierra y de su muerte.

TEMA: EL VIAJE DEL PEREGRINO. TEXTO: I PEDRO.2:11.

Isaías Predijo el Nacimiento del Mesías. Los profetas de Israel fueron elegidos por el Dios Todopoderoso para registrar la

GUIA DE MITAD DE SEMANA. El Espíritu Santo trae claridad y unidad. Amar como Jesús amó. La Ascensión de Jesús NAC-USA DEVELOPMENT INSTITUTE.

Escuela Radial de Catequesis Argentina

Diocèse de Lausanne, Genève et Fribourg Carta pastoral 2015: «Vengan y vean»

Vida de Cristo Del Evangelio de. Lucas. Lección 7. Jesús Escoge Seguidores

Biblia para Niños. presenta. Samuel, de Dios

LO ORIGINAL DE FRATER. ENFERMOS Y DISCAPACITADOS: EVANGELIZADORES

Estas son las ultimas palabras que el Señor les dio a los discípulos antes de ascender al cielo.

Leamos Ex 3:1-14. Veremos muchas formas de definir «Gloria» y aprenderemos lo que realmente es «LA GLORIA»

TEMA 1 JESÚS NACIÓ EN BELÉN DE JUDÁ. (Mt 2, 1)

Qué Creemos? Lección 11. Mission Arlington Mission Metroplex Currículo 2008

LA VIDA RELIGIOSA HOY-3 LA POBREZA. Felipe Santos, SDB. Eres tú, oh Pobreza!, mi primer sacrificio,

LA BIBLIA. Sabía usted que Dios ha escrito una serie completa de cartas de amor para nosotras, diciéndonos y mostrándonos cuánto Él nos ama?

Qué es la Oracion de Intercesión?

IGUALES EN LA DIFERENCIA SOMOS DIFERENTES, SOMOS IGUALES

CATEQUESIS 28ª NACEMOS A LA VIDA NUEVA

Palabra del Papa: Benedictinos de Effatha. (monjes sordos) Boletín nº 9. Junio 2007

Lección IV-1 Unidad IV: La Iglesia Página 221 La Iglesia: Prometida y Establecida

MONICIONES PARA LA VIGILIA PASCUAL

TEMA 4.- La Sagrada Escritura

LA GENTE DEL REINO ES COMO SAL Y LUZ EN EL MUNDO (B.6.2.4)

SECRETARIADO DE PASTORAL OBRERA

LECTIO DIVINA Tercer Domingo de Pascua Ciclo C Abril 14 de 2013 ESPÍRITU SANTO, ALMA DE MI ALMA

FICHA 1. En el Año de la Misión Joven, Vivamos nuestra fe siguiendo a Jesús Resucitado

Transcripción:

Lunes 1 T semana del Tiempo ordinario LECTIO Primera lectura: xodo 32,15-24.30-34 5 En aquellos d as, MoisØs se volvi y baj del monte con las dos losas del testimonio en su mano. Las losas estaban es critas por ambas caras, por un lado y por otro; 6 eran obra divina, y la escritura grabada sobre las losas era escritura di vina. " JosuØ, escuchando el griter o del pueblo, dijo a MoisØs: -Hay gritos de guerra en el campamento. 8 MoisØs replic : -Ni es grito de vencedores, ni es grito de vencidos; lo que oigo es el alboroto de una fiesta. Cuando estaban ya cerca del campamento, MoisØs vio el becerro y las danzas; su c lera se desat, arroj las losas y las rompi al pie de la montaæa. 20 Agarr el becerro que hab an hecho y lo quem en el fuego; lo redujo a cenizas, las mezcl con agua y oblig a los israelitas a que se lo bebieran. II MoisØs interrog a Aar n: -QuØ te ha hecho esta gente para que les permitieras cometer tamaæa aberraci n? 22 Aar n le respondi : -No te enfades, seæor, tœ sabes que este pueblo estæ incli nado al mal. 23 Me dijeron: «Haznos una divinidad que nos gu e, porque no sabemos quø habræ sido de ese MoisØs que

404 nos sac del pa s de Egipto». Yo les respond : «Quien tenga oro que lo entregue» y me lo dieron. Entonces lo echø al fue go y sali este becerro. Al d a siguiente, MoisØs dijo al pueblo: -Vosotros habøis cometido un pecado monstruoso; sin embargo voy a subir adonde estæ el Seæor, a ver si consigo el perd n de vuestro pecado. "Volvi MoisØs ante el Seæor y le dijo: -Seæor, este pueblo ha cometido un pecado monstruoso haciøndose divinidades de oro. 32 Pero te mego que perdones su pecado; si no lo haces, b rrame del libro donde tienes ins critos a los tuyos. "El Seæor respondi a MoisØs: -Borro de mi libro a quien peca contra m. En cuanto a los demæs, ve y conduce al pueblo adonde te he dicho. Mi Ængel iræ delante de ti. Pero cuando llegue el d a de la cuenta, les pedirø cuentas de sus pecados. a El texto describe la apostas a y el culto idolætrico del becerro de oro por parte del pueblo durante la pro longada ausencia de MoisØs, que estaba en el monte dialogando con Dios vv. 7-16, as como la reacci n de Østos, Dios y MoisØs, despuøs de haber conocido el he cho vv. 19-34. MoisØs baja del monte con las tablas de la alianza y, cuando se acerca al campamento, oye los gritos festivos del pueblo e intuye la traici n. Al ver el becerro de oro y las danzas de la gente, destroza las ta blas, tritura el becerro, echa el polvo del mismo en agua y se la hace beber al pueblo vv. 19-21. Pide cuentas de lo sucedido a Aar n, el cual hace recaer la culpa sobre la gente. MoisØs hace tomar conciencia al pueblo de la gravedad del pecado y vuelve a dialogar con Dios para implorar su perd n. La respuesta de Dios estæ en la l nea de la misericordia, prosiguiendo su obra de salvaci n, aunque anuncia tambiøn el castigo de los culpables. La narraci n tiene que ver no s lo con la gran apos tas a de tiempos del Øxodo, sino que refleja tambiøn el tiempo de decadencia moral acontecido en la Øpoca de

Lunes 405 los reyes de Israel, dado que el relato fue compuesto en tre los siglos IX y VIII a. de C. y forma parte del docu mento eloh sta. La figura de Aar n, que no sabe reaccionar ante el mal del pueblo y permite que Øste caiga en la idolatr a, es pre sentada de una manera negativa, a diferencia de la Figu ra gloriosa y carismætica de MoisØs, verdadero profeta y hombre de Dios, que, con fuerza y fidelidad, atestigua la fidelidad a Dios y reacciona contra todo tipo de idolatr a y de laxismo, identificændose incluso con el pueblo peca dor ante Dios. La gu a carismætica del pueblo por parte de MoisØs estæ presentada en el texto como la conciencia que habla, denuncia el pecado y llama al pueblo a la con versi n, pero se convierte asimismo en el intercesor soli tario ante Dios y solidario con su gente, llegando incluso a pedir que le borre Dios del libro que Øste ha escrito. Cuando se pierde el sentido de la presencia de Dios resulta fæcil caer en el pecado buscando un sucedæneo. Evangelio: Mateo 13,31-35 En aquel tiempo, les propuso otra paræbola: -Sucede con el Reino de los Cielos lo que con un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su campo. 32 Es la mæs pequeæa de todas las semillas, pero cuando crece es ma yor que las hortalizas y se hace como un Ærbol, hasta el pun to de que las aves del cielo pueden anidar en sus ramas. Les dijo otra paræbola: -Sucede con el Reino de los Cielos lo que con la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta. Jesœs expuso todas estas cosas por medio de paræbolas a la gente, y nada les dec a sin utilizar paræbolas, " para que se cumpliera lo anunciado por el profeta: HablarØ por medio de paræbolas, publicarø lo que estaba oculto desde la creaci n del mundo.

406 e Las dos paræbolas del grano de mostaza y de la le vadura que expone Jesœs tienen la finalidad de iluminar, ulteriormente, la comprensi n del misterio del Reino de Dios con otros elementos significativos, pero transmi ten una misma enseæanza. El punto de reflexi n versa sobre la desproporci n que existe entre los comienzos humildes y el desarrollo que se produce a continuaci n. El Reino de Dios estæ ya presente, aunque escondido, con la venida de Jesœs, y actœa de una manera dinæmi ca no por obra humana, sino por la gracia de Dios. En efecto, la pequeæa semilla de mostaza tiene en s misma una energ a tan potente que se transforma en una planta de notables proporciones, como leemos en el libro de Daniel: «Estas son las visiones que cruzaron por mi mente mientras dorm a: En medio de la tierra hab a un Ærbol de gran altura. El Ærbol creci y se hizo corpu lento; su copa tocaba el cielo, y se ve a desde los extremos de la tierra. [...J en sus ramas anidaban los pæjaros del cielo 4,7-9. Este Ærbol llega a alcanzar una altura de tres o cuatro metros en Palestina vv. 3lss. Del mismo modo, un poco de levadura hace fermentar una canti dad de harina que puede alimentar a varias decenas de personas y. 33. As sucede tambiøn con el Reino de Dios y su palabra: parecen perdedores y denotados en el presente, pero, en realidad, se dilatan y crecen de manera oculta hasta hacer fermentar toda la realidad humana. En efecto, la fuerza interior y dinæmica del Reino de Dios tiene tal poder que atrae y transforma toda la vida del hombre. TambiØn la Palabra de Dios, acogida e interiorizada en el coraz n del creyente, produce la vitalidad interior que permite al Esp ritu Santo actuar y conducir al cristiano a la vida eterna, es decir, a la experiencia vital de comuni n y de intimidad con Dios, que es el resultado de un autøntico camino de vida es piritual cf Jn 4,l3ss.

Lunes 407 MEDITATIO La pequeæa paræbola de la levadura que, de una ma nera silenciosa, hace fermentar toda la masa, enuncia da en el evangelio de hoy, es muy sugestiva y apremian te. Se refiere, como la del grano de mostaza, aunque tal vez con un caræcter todav a mæs incisivo, a la eficacia de la propuesta lanzada por Jesœs. Esta, en su aparente in significancia a los ojos del mundo, precisamente por ser una carga de energ a divina tiene en s misma tal fuer za que produce una transformaci n total. La paræbola puede ser le da tanto en clave personal como social. En la primera de estas dos claves de lectura, la paræ bola nos invita al cambio radical que la acogida del Evangelio supone en cada individuo: pensamientos, pro yectos, actitudes, expectativas, aspiraciones, relaciones, todo debe ser «fermentado» por Øl. Esto nos impulsa a preguntarnos hasta quø punto la propuesta de Jesœs ha transformado nuestra vida personal, en todas sus di mensiones. Por eso, nos invita a pensar si no nos ha bremos fabricado por nuestra cuenta aquel becerro de oro del que habla la primera lectura de hoy, aquel bece no de oro que el pueblo se construy en el desierto y al que ador con entusiasmo, como si fuera su dios. La ex periencia atestigua que lo que el Evangelio no fermenta en nosotros acaba por conveflirse en un dolo al que, consciente o inconscientemente, rendimos culto. En la segunda clave de lectura, la social, la paræbola nos invita a pensar en la transformaci n de la conviven cia colectiva que deber a producir el Evangelio anuncia do en su integridad, segœn las claras indicaciones pro porcionadas por Pablo VI en la exhortaci n apost lica Evangelii nuntiandi. La propuesta del Reino de Dios debe calar como una levadura silenciosa, pero inconte niblemente eficaz, en las relaciones entre los grupos hu manos en todos los Æmbitos, erradicando de ellos todo lo que no vaya en la direcci n de la «vida en abundan-

408 170 semana cia» que Jesœs ha venido a traer al mundo cf Jn 10,10, haciendo crecer as en su lugar todo lo que contribuya a tal vida. TambiØn en el Æmbito estructural hay que reemplazar las «estructuras de muerte > por «estructuras de vida > Juan Pablo II. Y nosotros, cada uno segœn su propia condici n humana y eclesial, somos los afortu nados responsables de esta tarea ORATIO Has querido asociamos, Seæor, a la realizaci n de tu gran designio de amor «para la vida en abundancia» del mundo. Nos has llamado a colaborar contigo en su fer mentaci n. Te estamos muy agradecidos por haber con fiado en nosotros y habemos hecho hijos tuyos. Sin embargo, sabes todo lo que en nosotros no ha sido fermentado por tu invitaci n: no todo en nosotros ha sido evangelizado, y hay muchos recodos oscuros y tene brosos en nuestros corazones. Con frecuencia nos des cubrimos adorando los falsos dolos que nos construimos como sucedæneos de tu Evangelio. Nos dejamos fascinar por otros proyectos, a veces m seros y mezquinos, que no forman parte de tu plan de salvaci n y de amor, y vamos abandonando nuestra inicial dedicaci n al mismo. Perdona nuestra infidelidad y haz que tu Evangelio brille de tal modo ante los ojos de nuestro coraz n que nos sintamos suavemente obligados a abrazarlo y a dejamos levitar integralmente por Øl, permaneciendo fieles a tu Palabra de vida. Entonces daremos con ale gr a los frutos que tœ mismo esperas de nosotros. AmØn. CONTEMPLATIO Ya no te pensaba, oh Dios, no te pensaba con el as pecto de un cuerpo humano, pero no acud a a mi ima

Lunes 409 ginaci n ninguna otra form.a que te representara. Yo, hombre y este hombre, pretend a representarme a Ti, sumo y œnico verdadero Dios. Mi coraz n se rebelaba violentamente contra todas estas representaciones sen sibles. Pero apenas las hab a expulsado, en un abrir y cenar de ojos ya hab an vuelto, se me volv an a presen tar a la vista, obnubilændola: no ten a, no, el aspecto de un cuerpo humano, pero, con todo, siempre estaba obli gado a pensar en algo corp reo que ocupaba material mente un espacio E...]. Mi m sero Ænimo siempre andaba dando vueltas a consideraciones de este tenor. A pesar de ello, conserva ba bien firme la fe en la Iglesia cat lica de tu Cristo, nuestro Salvador y nuestro Seæor; una fe, es cierto, en muchos aspectos todav a tosca y que enaba fuera de la norma de tu enseæanza, pero que yo estaba bien decidi do a no abandonar y de la que incluso me embeb a cada d a mæs Agust n de Hipona, Le Confession, MilÆn 1991, 179-180.189 [edici n espaæola: Las confesiones, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1968]. ACTJO Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Ni el que planta ni el que riega son nada; Dios, que hace crecefl es el que cuenta > 1 Cor 3,7. PARA LA LECTURA ESPIRITUAL Le dije a John Eudes que durante muchos aæos me hab a ima ginado que Dios romper a el espeso caparaz n de mi resisten cia revelændoseme de un modo tan intenso y convincente que me har a capaz de abandonar mis «dolos», para entregarme a Øl sin condiciones. No demasiado sorprendido por tales fantas as, me respondi John Eudes: «Tœ quieres que Dios se te aparezca

410 17 sen,ana como quieren tus pasiones, pero estas pasiones, ahora, te cie gan frente a su presencia. ConcØntrate en esa parte de ti mismo que no es v ctima de las pasiones e intenta comprender, date cuenta de que all estæ Dios. A continuaci n, deja que esa parte se desarrolle dentro de ti y de all haræs partir tus decisiones. Te sorprenderæs al constatar c mo esas fuerzas que parec an in vencibles se marchitan y desaparecen». Estuvimos hablando de muchas otras cosas, pero lo que me jor recuerdo, del final de la conversaci n, es la idea de que de ber a hacerme feliz el hecho de tomar parte en la batalla, con independencia del desenlace de la misma. La batalla es real, pe ligrosa y decisiva. Arriesgamos en ella todo lo que poseemos; es como combatir contra un toro en la arena. S lo sabemos lo que es la victoria despuøs de haber participado en la batalla. Las personas que conocen el sabor de la victoria son muy modestas al respecto, porque han visto el otro frente y saben que hay poca cosa de la que jactarse. Las potencias de las tinieblas y las po tencias de la luz estæn demasiado cerca las unas de las otras para poder ofrecer una ocasi n a la vanagloria. Un monasterio representa esto. Aqu estamos en condiciones de reconocer el combate en los hechos de la vida cotidiana. Puede tratarse de algo pequeæo, como el deseo de recibir una carta o el deseo de una vaso de leche. Permaneciendo en un œnico puesto se apren de a conocer muy bien el campo de batalla CH. J. M. Nouwen, Ho asco/tato ji s enzio, Brescia "2000, p. 67 [edici n espaæo la: La soledad, el silencio, la oraci n: espiritualidad del silencio y sacerdocjo contemporæneo, Obelisco, Barcelona 2002].

Martes 1 7 semana del Tiempo ordinario LECTIO Primera lectura: xodo 33,7-11; 34,5-9.28 En aquellos d as, MoisØs tom la tienda y la plant fue ra del campamento, a cierta distancia de Øl, y la llam tienda del encuentro. Todo el que quer a dirigirse al Seæor ten a que salir fuera del campamento y dirigirse a la tienda del encuen tro. 8 Cuando sal a MoisØs, todo el mundo se pon a de pie s situændose cada uno a la puerta de su propia tienda, segu an a MoisØs con la mirada hasta que entraba en la tienda. En cuanto MoisØs entraba en la tienda, la columna de nube des cend a y permanec a a la entrada de la tienda mientras el Seæor hablaba con MoisØs. " El pueblo contemplaba la columna de nube, que permanec a a la entrada de la tienda; entonces, todo el mundo se postraba, cada uno en la entrada de su tienda. El Seæor hablaba con MoisØs cara a cara, como un hombre habla con su amigo. Luego MoisØs volv a al campamento, pero JosuØ, su ayudante, hijo de Nun, no se mov a de la tienda. " El Seæor descendi sobre una nube y se qued all jun to a Øl, y MoisØs invoc el nombre del Seæor. 6 Entonces pas el Seæor delante de MoisØs clamando: -El Seæor, el Seæor: un Dios clemente y compasivo, pa ciente, lleno de amor y fiel; que mantiene su amor eterna mente, que perdona la iniquidad, la maldad y el pecado, pero que no los deja impunes, sino que castiga la iniquidad de

412 J7 semana los padres en los hijos y nietos hasta la tercera y cuarta gene raci n. Inmediatamente, MoisØs cay rostro a tierra y le dijo: -Mi Seæor, si gozo de tu protecci n, que venga mi Seæor entre nosotros, aunque Øste sea un pueblo obcecado. Perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y t manos como heredad tuya. 28 MoisØs permaneci all con el Seæor cuarenta d as y cuarenta noches; no tom alimento alguno ni bebi. Y escri bi sobre las tablas las diez clæusulas de la alianza. a Los dos breves textos de los que se compone la lec tura de hoy se remontan a los tiempos del reino de JudÆ: el primero pertenece al documento eloh sta y el segundo al yahvista. Tratan de la alianza renovada por parte del Seæor a travøs de un acto de renovaci n permanente del culto. A pesar del pecado del pueblo, el Seæor, siempre misericordioso y Heno de amor, permanece cerca de su gente, a la que eligi a travøs de MoisØs. Este, en efecto, toma la «tienda del encuentro>, o sea, el lugar del culto, y la coloca fuera del campamento, para indicar que Dios no puede vivir en plena armon a con los hombres peca dores, aunque siempre estæ listo y disponible para los que se dirigen a Øl con Ænimo renovado y penitente. Todos los jud os que reconoc an su culpa pod an entrar en amistad con Dios, ir a la tienda y hablar con Dios, como hac a el intercesor MoisØs, que hablaba con el Seæor cara a cara, como un amigo habla con su amigo, y como su ayudan te JosuØ, que «no se mov a de la tienda y. 11. En s ntesis, Dios, que se revela a MoisØs como el Dios de la misericordia, quiere enseæar de este modo a su pue blo que elverdadero Æmbito de la alianza no es el Sina ni ningœn lugar material; el verdadero Æmbito del culto se sitœa en el hecho de reconocemos pecadores y acoger su misericordia, que se manifiesta en cada situaci n concre ta y a travøs de hombres y personas santas y amigas de Dios. S lo estos mediadores pueden pronunciar el nom bre del Seæor sobre el pueblo y hacerle as presente con

Martes 413 sus atributos de benevolencia, compasi n y misericordia. El Seæor ha elegido, a buen seguro, para siempre a su pueblo, pero sigue siendo tambiøn aquel que perdona y exige justicia, es decir, que se manifiesta en el castigo y en la gracia y nos llama a volver a la alianza renovada. Evangelio: Mateo 13,36-43 En aquel tiempo, Jesœs dej a la gente y se fue a la casa. Sus disc pulos se le acercaron y le dijeron: -Exp] canos la paræbola de la cizaæa del campo. Jesœs les dijo: -El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino, y la cizaæa, los hijos del maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la siega es el fin del mundo, y los sega dores, los Ængeles. As como se recoge la cizaæa y se hace una hoguera con ella, as tambiøn sucederæ en el fin del mun do. El Hijo del hombre enviaræ a sus Ængeles, que recogeræn de su reino a todos los que fueron causa de tropiezo y a los malvados 42 y los echaræn al horno de fuego. All lloraræn y les rechinaræn los dientes. Entonces los justos brillaræn como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga o dos que oiga. e La paræbola evangølica de la buena semilla y de la cizaæa encuentra su explicaci n en la contraposici n entre dos bandos capitaneados por el divino sembrador y por el sembrador malvado. El punto central del mensaje de Jesœs, por consiguiente, no es s lo la necesaria con vivencia entre el trigo y la cizaæa hasta el tiempo de la sie ga, sino la diferente suerte que corren los buenos, los hi jos del Reino de Dios, y los malos, los hijos del maligno. La pregunta de fondo a la que pretende responder la paræbola es la de siempre, tanto la expresada por las primeras comunidades cristianas, como la que vuelven a expresar constantemente nuestras comunidades: por quø hay malos cristianos en la comunidad creyente? Ma-

414 170 semana teo responde dando dos razones; la primera es que la siembra ha sido hecha al mismo tiempo tanto por Dios como por el maligno; la segunda es que el tiempo de la separaci n estæ reservado s lo para Dios. La vida del hombre es el tiempo en el que todo cre yente debe realizar su opci n. La convivencia con los malos no debe ser causa de pesimismo para los buenos; Dios la tolera e impide a aquellos que son demasiado exigentes «eliminar» a los malos con la excusa de aca bar con el mal; al contrario, los buenos deben compar tir a los pecadores y vencer as al mal con el bien. S lo al final de la vida vendræ la siega y. 39, esto es, el jui cio de Dios. En ese momento apareceræ clara la suerte diferente reservada a «todos los que fueron causa de tropiezo» y. 41 y a los «justos» y. 43, cuando el Cristo glorioso se levante como juez supremo con sus Ængeles y purifique a su Iglesia del mal. Esta perspectiva final es de aliento para los creyentes, que deben hacer frente en la vida de cada d a a dificultades y pruebas de todo tipo. MEDITATIO En el texto del xodo que hemos le do hoy produce una gran impresi n la intimidad que vive MoisØs con el Dios, tres veces Santo, revelado en el Antiguo Testa mento. En efecto, Dios hablaba con Øl «cara a cara, como un hombre habla con su amigo» Ex 33,11. Se ex plica as tanto la admiraci n que este comportamiento suyo suscitaba en el pueblo, mæs sensible a la distancia de Dios que a su proximidad, como la audacia con la que interced a en su favor, a fin de que pudiera continuar siendo la heredad de Dios, a pesar de su «dura cerviz». Naturalmente, MoisØs no lleg a la familiaridad que Je sœs vivi con Dios, una familiaridad que inculc tambiøn a sus seguidores. En efecto, Jesœs se atrevi a invocar a

Martes 415 Dios con el afectuoso nombre de «Abba» Mc 14,36; Rom 8,15; Gal 4,6; una expresi n que se usaba en el se no de la intimidad familiar para dirigirse al propio padre, y que ningœn jud o de su tiempo se hubiera aventurado a usar en sus relaciones con Dios. Jesœs, sin embargo, la utiliz constantemente, sin preocuparse del escændalo que esa innovaci n pod a suscitar en sus adversarios. QuizÆs tambiøn por esto le condenaron como blasfemo cf Mt 26,65. Y no s lo la emple Øl mismo, expresando de este modo su modo extremadamente ntimo de rela cionarse con Dios, sino que anim tambiøn a sus oyentes a hacer lo mismo. Jesœs quer a que todos vivieran en pre sencia de Dios, como ante aquel «Dios clemente y com pasivo, paciente, lleno de amor y fiel» que hab a pasado ante MoisØs revelændole su nombre Ex 34,6. En este sentido se puede entender tambiøn la «buena semilla» sembrada por el Hijo del hombre de la que nos habla el evangelio de hoy Mt 13,37. Hemos de pregun tamos si no dejamos que la cizaæa ahogue la buena se milla con otros modos de pensar y de vivir la relaci n con Dios. En efecto, con frecuencia el Dios-AbbÆ, tierno y misericordioso, es sustituido en nuestra vida por otros dioses que no tienen nada que ver con Aquel cuyo ros tro nos fue revelado por Jesœs. Esos dioses engendran en nosotros actitudes que andan lejos de las que Jesœs vivi intensamente e inculc con la misma intensidad en quienes quer an seguirle. ORATIO Seæor Jesœs, tu viviste una intimidad intens sima con Dios. Le llamabas «AbbÆ», con toda la ternura familiar que tal nombre incluye. De este modo, abriste un ca mino nuevo en la humanidad por lo que respecta a las relaciones con el misterio magno y œltimo de la reali dad, con ese misterio que nosotros llamamos Dios.

416 I7ase,nana Muchos de los hombres de tu tiempo no te com prendieron; mæs aœn, fueron muchos los que se escan dalizaron y te intimaron y condenaron por esto como blasfemo. Estaban acostumbrados a un modo de tratar con Dios que se inspiraba mæs en el temor y en la dis tancia que en el amor y la proximidad. Pero tambiøn hay hombres y mujeres en nuestros d as que no te comprenden en este punto, y tal vez entre ellos este mos tambiøn nosotros mismos. MÆs de una vez ofre cemos el terreno de nuestros corazones a la cizaæa sembrada por el enemigo, y la buena semilla de tu ma nera de invocar a Dios y de relacionarte con Øl queda ahogada por nuestra ceguera y por nuestra hipocres a. Queremos decirte, Seæor, que creemos en ti y, como el ap stol Felipe en la œltima cena, te repetimos con fe: «Seæor, muøstranos al Padre y nos basta» Jn 14,8. CONTEMPLATIO Sabemos que Dios es clemente, y nosotros, que somos pecadores, no nos alegramos de su severidad, sino que leemos: «El Seæor es benigno y justo, nuestro Dios es todo ternura» Sal 116,5. La justicia de Dios estæ envuelta de misericordia y por ese camino procede al juicio: usa la moderaci n cuando se trata de juzgar, y juzga de manera que usa la misericordia, pues «la Misericordia y la Paz se encuentran, la Justicia y la Paz se besan Sal 84,11 Je r nimo, Com nento al libro de Giona, Roma 1992, p. 82. ACTIO Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «El que siembra es Cristo: quien le encuentra tiene la vida eterna» cf Mt 13,37.

Masies 417 PARA LA LECTURA ESPIRITUAL Si bien no podemos describir al Dios vivo, s podemos decir al menos c mo y d nde encontrarle. Una noche, habiendo pro longado su oraci n mæs de lo acostumbrado, el fil sofo B. Pas cal tuvo una ardiente experiencia del Dios vivo que intent fijar, en forma de breves exclamaciones, en una hojita de papel que, a su muerte, encontraron cosida en el interior de su chaqueta, encima del coraz n. Dec a: «Dios de AbrahÆn, Dios de Isaac, Dios de Jacob: no de los fil sofos y de los doctos. Certeza, Sentimiento, Alegr a, Paz, Dios de Jesucristo. Tu Dios seræ el m o. Olvido del mundo y de todo, excepto de Dios. Se le encuentra s lo por el camino en seæado por el Evangelio. Grandeza del alma humana. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido. Que yo no tenga que ser separado de Øl para la eternidad. Alegr a, alegr a, lægrimas de alegr a». Vemos aqu, en directo, lo que significa descubrir que Dios existe y tener «la respiraci n entre codada > [...]. Ahora bien, el Dios vivo se revela sobre todo en el mæs mis terioso de sus juicios: el que se manifiesta en la cruz de Cristo. Sin embargo, para comprender la novedad que aporta la cruz a la comprensi n del Dios vivo, debemos traer a la mente algu nos momentos fuertes de la revelaci n b blica sobre Dios. En el libro del xodo se presenta Dios mismo a MoisØs di ciendo. «El Seæor, el Seæor». Siguen, en este punto, dos series de atributos: «Dios clemente y compasivo, paciente, lleno de amor y fiel; que mantiene su amor eternamente, que perdona la iniquidad, la maldad y el pecado, pero [y aqu empieza la se gunda serie] que no los deja impunes, sino que castiga la ini quidad de los padres en los hijos y nietos hasta la tercera y cuar ta generaci n Ex 34,5-7. Este ontraste caracter stico se conserva a lo largo de toda la Biblia. Esta mantiene siempre juntos, en tensi n, esos dos rasgos fundamentales de Dios: por una parte, la santidad y el poder; por otra, la bondad inmensa; por una parte, la c lera; por otra, la piedad. Nunca intenta nivelarlos, nunca ve entre ellos contra dicci n. Coherentemente, dos parecen ser las reacciones, o las actitudes, y, al mismo tiempo, los deberes fundamentales de la

418 J7 semana criatura frente a este Dios: temor y amor: «AmarÆs al Seæor, tu Dios... TemerÆs al Seæor, tu Dios» Dt 6,5.13 R. Cantalamessa, La salita al monte Sinai, Roma 1994, pp. 21-24 [edici n espa æola: La subida al monte Sina, Ediciones San Pablo, Madrid 1995].

MiØrcoles 17 semana del Tiempo ordinario LECTIO Primera lectura: xodo 34,29-3 5 En aquel tiempo, 29 MoisØs baj del monte Sina con las dos tablas del testimonio en su mano. MoisØs no sab a, al bajar del monte, que su rostro irradiaba luminosidad por haber hablado con el Seæor. Aar n y los israelitas miraban a MoisØs; su rostro era luminoso, y temieron acercarse a Øl. MoisØs los llam. Aar n y los jefes de la comunidad lo ro dearon; 32 despuøs se acercaron todos los israelitas. Entonces les comunic todo cuanto el Seæor le hab a dicho en el monte Sina. B Cuando MoisØs termin de hablar con ellos, puso sobre su rostro un velo. Cada vez que MoisØs entraba en el santuario a hablar con el Seæor se quitaba el velo hasta que sal a. Y cuando sal a para comunicar a los israelitas lo que se le hab a ordenado, Østos quedaban admirados ante el resplandor que desped a la cara de MoisØs. Entonces MoisØs volv a a ponerse el velo hasta que volv a a hablar con el Seæor. e El fragmento que acabamos de leer, compuesto dii rante el per odo postex lico siglos VI-y a. de C., pene nece al documento sacerdotal y concluye el tema de la

420 17 semana lejan a/proximidad de Dios de Ex 32-34, presentændo nos la imagen de MoisØs con el rostro radiante y lumi noso. Este baja del monte Sina llevando en las manos las dos tablas de la ley y manifestando en su persona, sin saberlo, el lugar privilegiado de la revelaci n de Dios. El pueblo, al verlo, no se atreve a acercarse a Øl, presa de un sagrado temor y respeto y. 30. Sin embar go, MoisØs llama a Aar n y a los representantes del pueblo para comunicarles las rdenes de Dios. Se cubre el rostro con un velo cuando se encuentra entre su gente y, al contrario, se quita el velo cuando entra en la tienda para dialogar con Dios cf Edo 45,2.7ss; 50,5-13. MoisØs, el gran caudillo, es aqu elsigno revelador de Dios. Lo revela no s lo con el esplendor que emana de su persona, sino tambiøn con las tablas de la ley, que contienen la Palabra de Dios. As pues, acercarse a Moi søs y escuchar sus enseæanzas significa hacer la expe riencia de lo divino vv. 3 1-34 y entrar en el misterio de Dios, que estæ escondido para el pueblo, aunque Øl es conde su esplendor con un velo ante los israelitas. Moi søs, por consiguiente, como figura carismætica, encarna todas las mediaciones de la revelaci n divina: a Øl se le atribuye la promulgaci n de la ley y la autoridad de la Palabra de Dios. No es dif cil ver evocada en este frag mento, en el que brilla la luz de Dios en el rostro de Moi søs, la figura del Cristo glorioso en la transfiguraci n, manifestaci n verdadera del Salvador de los hombres e imagen viva y luminosa del Dios invisible cf Mc 9,2-8; 2 Cor 4,6; Heb 1,3; Col 1,15. Evangelio: Mateo 13,44-46 En aquel tiempo, dijo Jesœs a la muchedumbre: Sucede con el Reino de los Cielos lo que con un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo deja oculto y, lleno de alegr a, va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo.

MiØrcoles 421 TambiØn sucede con el Reino de los Cielos lo que con un mercader que busca ricas perlas y que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra. a Las dos paræbolas gemelas -la del tesoro y la de la perla- ponen de manifiesto el valor absoluto del Reino de Dios anunciado por Jesœs, por el que vale la pena vender cualquier otra cosa. En la primera se habla de un campesino que, al encontrar un tesoro y querer ha cerlo suyo, compra con alegr a el campo, aun a costa de vender todo lo que tiene. Sabe muy bien, en efecto, que, segœn la ley jud a, quien compra un terreno se vuelve dueæo del suelo y del subsuelo. La segunda paræbola tie ne como protagonista a un mercader de perlas, que, al encontrar una de gran belleza y rara, vende todo lo que tiene y la compra, porque sabe muy bien que no hay nada de mæs valor que esa perla. La enseæanza de Jesœs es iluminadora y fundamen tal: el Reino de Dios y todo lo que Øste comporta exige una entrega completa e incondicionada a su causa. Este Reino, en efecto, no es algo, sino alguien; es haber en contrado a la persona de Jesœs. Por eso hay que optar por Øl con la prontitud y la alegr a del que ha compren dido el valor del Reino de Dios. Y la alegr a es tan pro funda y tan sentida que hace posible vender cualquier otro bien, con tal de alcanzar el fin deseado, esto es, la posesi n de tal tesoro y de tal perla, frente a los cuales cualquier otra cosa pierde valor y no resulta excesivo ningœn esfuerzo. MÆs allæ de esta finalidad, las paræbolas nos presen tan la exigencia de radicalismo en la opci n por el Rei no de Dios. Es preciso eliminar cualquier otro compro miso, si queremos alcanzar el amor como don de un Dios que nos ama en la comuni n con Øl. Al hombre le compete la correspondencia y la disponibilidad frente a la iniciativa de Dios Padre.

422 pa semana MEDITATIO En la paræbola del hombre que encuentra el tesoro en el campo, parece que Jesœs se describe a s mismo. l fue, verdaderamente, el hombre que descubri algo que le llev a «vender todo lo que ten a» para adqui rirlo. De la lectura de los evangelios se desprende, en efec to, la figura de un Jesœs profundamente recogido y unificado en torno a un centro de atracci n, que ha en tregado todo lo que es, todas sus energ as y capacida des a algo que le ha fascinado. Jesœs, para decirlo con una comparaci n, no aparece como un «hombre-veleta», en constante cambio, sino como un hombre-roca, anclado tenazmente en un punto estable e inamovible que da sentido a su vida. Este centro de atracci n, este punto firme e inamovi ble fue lo que Øl, con el lenguaje propio de su tiempo, llam «Reino de Dios,. Dice, en efecto, el evangelio de Marcos al introducir el comienzo de su actividad: «DespuØs que Juan fue arrestado, march Jesœs a Galilea, proclamando la Buena Noticia de Dios. Dec a: "Se ha cumplido el plazo y estæ llegando el Reino de Dios. Con vez-t os y creed en el Evangelio" Mc l,l4ss. Jesœs vivi con pasi n esta «Buena Noticia» y anun ci este «tesoro» que encontr en el campo. A ella de dic, con entusiasmo y generosidad incomparable, todo lo que era y todo lo que ten a, hasta su propia vida, cuando lleg el momento de la entrega de s mis mo. Quer a que Dios, ese Dios al que invocaba tierna mente como «AbbÆ» Mc 14,36, a pesar de todos los usos contrarios de su pueblo, pudiera establecer su so beran a benøvola sobre todos y cada uno, pudiera ser verdaderamente rey en este mundo. As habr a desa parecido de Øl todo lo que no permit a a sus hermanos y hermanas ser verdaderamente felices. Anhelaba, en