Metáforas de la Realidad Espiritual basadas en Mateo 13
Las Parábolas del Tesoro Escondido y la Perla de gran Precio Mateo 13:44-45 NVI
El Tesoro Escondido El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo descubrió, lo volvió a esconder, y lleno de alegría fue y vendió todo lo que tenía y compró ese campo. Mt.13:44
La Perla de Gran Valor También se parece el reino de los cielos a un comerciante que andaba buscando perlas finas. Cuando encontró una de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró. Mt. 13:45
Una Dificultad Dos Posturas Un elemento que se discute en la interpretación de estas parábolas es la identificación del sujeto de quien se está hablando. Es decir, quién es el hombre que encuentra el tesoro escondido en el campo y quién es el mercader que adquiere la perla de gran valor. Frente a tal disyuntiva se plantean dos posturas, una de las cuales identifica a ambos personajes con el ser humano, y al Señor Jesucristo y su mensaje con los dos elementos valiosos aquí descritos. La otra, estima lo opuesto.
Significado de las Parábolas (1) Ambas parábolas señalan que un pecador que entienda la inmensurable riqueza del reino entregará gustosamente todo lo que aprecie a fin de obtenerlo. La verdad correspondiente está también clara por implicación, los que se aferran a sus tesoros terrenales pierden la riqueza muy superior del reino. John F. MacArthur, El Evangelio Según Jesucristo, p. 132
Significado de las Parábolas (1) Al relacionar estas parábolas, el Señor rechazó algunas de las presuposiciones favoritas en las mentes de los oyentes judíos. Ellos creían que estaban destinados a ganar la entrada al reino de Dios a causa de su linaje, de la misma manera que habían venido a ser miembros de sus tribus o ciudadanos de la nación. Estas parábolas les advertían para que no dieran por sentado el pertenecer al reino de forma automática. El punto básico de ambas parábolas es que el reino de los cielos es sólo para quienes se dan cuenta de su inmenso valor y están dispuestos a sacrificar todo para obtenerlo. John F. MacArthur, El Evangelio Según Jesucristo, p. 135
No podemos ser dogmáticos en cuanto al significado de las parábolas que el Señor no explica específicamente John F. MacArthur, El Evangelio Según Jesucristo, p. 132
Significado de las Parábolas (2) La primera de estas parábolas, la del Tesoro escondido en el campo, parece representar a Israel durante la presente época; la segunda, la Perla, representa la Iglesia de Jesucristo, conteniendo sólo sus santos escogidos y escondidos. A. B. Simpson, El Evangelio del Reino, p. 117
Significado de las Parábolas (2) La interpretación de que el hombre que compra el terreno representa al pecador en busca de Cristo, no tiene base en la parábola misma. Se dice que el campo es el mundo (v.38). El pecador que anda en busca de su salvación no compra el mundo, sino que lo deja para ganar a Cristo. Además, el pecador no tiene nada que vender, ni Cristo está a la venta, ni se halla Él escondido en un campo; tampoco el pecador esconde a Cristo después de haberle encontrado. De modo que por todos lados la interpretación es vulnerable y no puede sostenerse. C.I. Scofield, ed. Biblia Anotada de Scofield, p. 977
Significado de las Parábolas (2) Desgraciadamente, la enseñanza de muchos maestros y expositores de las Escrituras ha sido que la perla representa a Cristo... La perla no representa a Cristo, porque Él es el que halla la Perla y da todo lo que tiene con el fin de comprarla. Mas bien la Perla representa a su pueblo, descrito por Él mismo como sus joyas. A. B. Simpson, El Evangelio del Reino, p. 118
Significado de las Parábolas (2) Estrictamente hablando, la Perla representa a la Esposa del Cordero: no a los cristianos individualmente, sino a todo el cuerpo de sus escogidos que al fin serán reunidos y glorificados en su venida, y como Juan los describe en el Apocalipsis, en esa visión de gloria, donde la esposa del Cordero es presentada bajo la imagen de todas las joyas conocidas al hombre. A. B. Simpson, El Evangelio del Reino, p. 119
Significado de las Parábolas (2) Israel es siempre el pueblo terrenal de Dios, y la Iglesia es su pueblo celestial. Por esto este tesoro es escondido en el campo, que significa este mundo. Durante la presente época Israel se halla escondido y retirado del escenario de la profecía, pero es por causa de Israel que Dios conserva esta vieja tierra, y más tarde la restaurará y la hará nueva. Por esto leemos que por amor a este Tesoro, el Señor vendió todo lo que tenía para comprar el campo en que estaba escondido. Esto no se dice de la Perla, pues ella fue tomada del campo, mas bien el tesoro quedó en él. A. B. Simpson, El Evangelio del Reino, p. 118
Un Importante Detalle Es importante notar que la audiencia ante la cual el Señor pronunció estas dos parábolas, así como las circunstancias particulares en que lo hizo son significativamente distintas. En el verso 36, Mateo claramente señala que el Maestro se apartó de la multitud y entró en la casa. De modo tal que estas dos parábolas fueron dichas en un ambiente de mayor privacidad.
Un Importante Detalle Por otro lado, está también el apunte que hace Mateo del por qué el Señor hacía estas cosas. Así se cumplió lo dicho por el profeta: «Hablaré por medio de parábolas; revelaré cosas que han estado ocultas desde la creación del mundo.» (Mt. 13:34) Qué podría haber estado oculto en cuanto al tema de la búsqueda personal de salvación?
Qué Concluimos? Independientemente de las posturas una cosa es cierta: el Señor Jesucristo lo dio todo por amor a nosotros y espera de nosotros que renunciemos a todo para recibir las riquezas celestiales que Él ha preparado para los suyos. No es tonto aquel que da lo que no puede retener para ganar lo que no puede perder. Jim Elliot
Qué Concluimos? Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará. De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? O qué se puede dar a cambio de la vida? Jesucristo Mt. 16:24-26
Diciembre 2009