Sur de Europa Cooperación en el Mediterráneo: cuestiones energéticas La dependencia energética de la UE era del 44% en 1995; aumentará hasta el 65% para el 2015, e incluso hasta el 80% en el caso del gas. La energía nuclear (en su mayoría de Francia) y la producción de petróleo del Mar del Norte (que se agota) cada vez cubre menos las necesidades continentales. De acuerdo con el plan europeo sobre el cambio climático aprobado por el Parlamento Europeo en diciembre del 2008, las energías renovables deberían representar el 20% del mix energético de los Estados Miembros para el 2020, reducir su consumo de CO 2 en un 20% y mejorar su eficiencia energética en un 20% (objetivos 20-20-20). Sin embargo, el camino a seguir no está claro, ya que la Comisión no indica con exactitud cómo lograr éstos objetivos. De hecho, no hay acuerdo entre los Estados Miembros sobre cómo afrontar la transición energética (en Alemania cuanto más cae la energía nuclear más aumenta el carbón) en lo referente al gas esquisto, ni en ninguno de los puntos de vista sobre la importación de energía desde Rusia. Sin una política energética común, es posible que los Estados Miembros de la UE adopten una estrategia común con socios mundiales como Rusia en cualquier otra temática? La necesidad de una estrategia energética común y a largo plazo Fuera de Noruega, casi todos los proveedores de energía de la UE se encuentran en sus alrededores (en un sentido amplio de la palabra que incluiría la Península Arábiga). Rusia está a la cabeza. No obstante, los recursos potenciales del Ártico suponen el 32% de las reservas naturales mundiales de gas natural demostradas, el 12% de las reservas de petróleo y el 10% de carbón. Proporciona un tercio de los hidrocarburos importados por Europa y una cuarta parte de su carbón importado. El poder de mercado ruso es sólido en Finlandia, Europa Central, Alemania y Grecia: sobretodo en los estados del Báltico, donde casi todo el suministro de gas y petróleo provine de Rusia, y donde las empresas rusas poseen casi un tercio de las compañías energéticas locales. En segundo lugar, se encuentra el sur del mediterráneo: poseen en 5% de las reservas mundiales de petróleo y el 3% de gas; suministran un tercio del gas y un cuarto del petróleo que se consume en Europa, sin olvidar el papel que juega Turquía en el tránsito de las producciones de Rusia y el Golfo. Los países de producción y tránsito dependen de igual manera de los mercados de consumo europeos: el 70% de las exportaciones de petróleo del Norte de África y el 90% de sus exportaciones de gas se envían a Europa, a pesar de la ascendente participación de EE.UU. en las ventas argelinas. Por lo tanto, las posibilidades de colaboración energética son estratégicas. Mapa 1. Comercio neto energético: la complementariedad entre Europa y sus países vecinos, 2011
Podría ser la base de una ambiciosa asociación entre Europa y los países vecinos en cuanto a cuestiones sociales (empleo), industria, tecnológica y medio ambiente. Los asuntos energéticos, en particular los relativos a gaseoductos, necesitan de asociaciones a largo plazo. Por lo que, el acercamiento de Rusia al mercado Chino (véase el reciente El poder del oleoducto de Siberia para el Extremo Oriente ), y la decisión de Argelia de incrementar la venta del gas licuado en el mercado al contado mundial tendrán un importante impacto estructural. Podemos aprender cuatro lecciones del Mapa 3 sobre las redes energéticas. La primera de ellas es que las redes dentro de la UE son muy densas, lo que facilita el proceso hacia una política energética común. La segunda se refiere a las importantes redes de Rusia y el aumento de la redes con los países vecinos del Mediterráneo, lo que contribuye a la integración general de ésta vasta región. Sin embargo, los obstáculos siguen estando en la intención de la UE de reducir el poder del mercado ruso mediante el oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan, y el proyecto del gaseoducto Nabucco que atraviesa Turquía y que sin embargo, no puede competir con el gasoducto ruso South Stream que pasa bajo el Mar Negro. Por su parte, Rusia intenta eludir el tránsito por Ucrania; ha puesto en marcha el gaseoducto North Stream bajo el mar Báltico directamente hasta Alemania provocando la protesta de los estados bálticos que han sido dejados de lado. La tercera lección es el ya mencionado incremento del gas licuado en el Norte de África, desde que la UE rechaza los acuerdos a largo plazo para adquirir gas (gaseoductos), y promueve la compra al contado (gas licuado). La última lección es el potencial solar del norte de África, que podría suponer un activo decisivo para la transición energética de Europa y sus países vecinos, así como el desarrollo de redes de energía transmediterráneas. Europa ha comenzado su transición hacia energías con menor contenido de carbono. Sin embargo, el proceso será largo por las siguientes razones. En primer lugar los Estado Miembros actúan de forma dispersa (véase el Mapa 4 para el caso del carbón en Polonia). En segundo lugar, la cuestión de la energía nuclear están lejos de ser afrontadas. En tercer lugar, el problema emergente del gas esquisto podría retrasar la alternativa planteada hacia las renovables en una o dos décadas. Y por último, aunque no menos importante, el Mapa 3 nos muestra que los esfuerzos deberían centrarse sobre los países vecinos: si se quiere reducir las emisiones de CO 2, es mucho más eficiente cooperar con los países vecinos, ayudarles a promover una economía limpia y poner en marcha conjuntamente una mejor eficiencia energética, en lugar de centrarse tan solo en Europa. Con el fin de promover la energía solar (Mapa 5), es necesario tomar este recurso de los territorios más adecuados, que se pueden encontrar en la zona sur del Mediterráneo. Aunque, en los mejores casos del escenario proactivo el Observatorio Mediterráneo de la Energía (OME) señala que en 2030 los recursos energéticos de carbono hidrocarburos y carbón siguen representando las tres cuartas partes de la energía consumida en los países vecinos del Sur del Mediterráneo, y dos tercios de la que se consume en los países mediterráneos de la UE (entre ellos Francia). La promoción de la energía solar implica tener una gran voluntad regional común, una fuerte financiación de la investigación en este campo, cadenas tecnológicas e industriales compartidas y redes energéticas transmediterráneas.
Mapa 2. Energía consumida en Europa: El papel clave de los Países Vecinos
Mapa 3. Redes de Energía en toda la región Europea, 2010
Mapa 4. Participación de los combustibles fósiles en la energía Mapa 5. Producción de electricidad solar en los países del Mediterráneo 2010-2030 El Análisis Territorial Integrado de los Países Vecinos es un Proyecto de ESPON coordinado por el Prof. Pierre BECKOUCHE (Pierre.Beckouche@univ-paris1.fr); http://www.espon.eu/main/menu_projects/menu_ap pliedresearch/itan.html El Proyecto ESPON ON THE ROAD es una Red de Actividades Transnacionales, con diecinueve puntos de contacto ESPON, financiado por el programa ESPON 2013 con el objetivo de acercar los resultados de la investigación aplicada en el desarrollo territorial europeo más aproximado a la toma de decisiones. El programa ESPON 2013 está cofinanciado en parte financiado por el Fondo Europeo de Regional Europeo, los Estados Miembro de la UE y los Estados Asociados Islandia Liechtenstein, Noruega y Suiza. Este programa apoyará el desarrollo de políticas en relación con el objetivo de la cohesión territorial y el desarrollo armonioso del territorio europeo. Para más información visita la web del proyecto o síguenos en facebook o twitter. http://esponontheroad.eu