Dios es Mas que Suficiente Pastora Susie Fernández Iglesia Casa de Oración y Adoración 20 de marzo del 2013
Salmos 23:1-6 Jehová es mi Pastor 1 Jehová es mi pastor; nada me faltará. 2 En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. 3 Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Salmos 23:4-6 4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. 5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. 6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.
En la primera línea del Salmo 23 Encontramos la esencia misma, el punto más elevado y la consumación de todo lo que es este Salmos: «JEHOVA es mi pastor; nada me faltará» Por eso, la sencilla pregunta que le hago es esta: Doy por sentado que el Señor es su Salvador. Ahora bien, es también su Pastor? Le aseguro que va a estar mejor preparado para responder a esa pregunta después que veamos más de cerca cada palabra de las que forman la breve frase inicial de este salmo tan famoso, y experimentemos el profundo y verdadero aliento que se encuentra en ella.
«JEHOVA» En primer lugar, David identifica a su Pastor diciendo que es «Jehová». Qué quiere decir David en realidad cuando usa ese nombre? La palabra hebrea de este versículo es Yahvé. Es el nombre formal de Dios, y nos lleva de vuelta a Éxodo 3, donde Dios estaba poniendo a Moisés en una difícil situación que era demasiado grande para que él se le enfrentara.
En esa ocasión, le reveló que Su nombre es «YO SOY EL QUE SOY», esto es, Yahvé, el mismo Jehová del cual habla David. Qué clase de nombre es este? Si Yahvé el Señor es el que satisface todas nuestras necesidades, nos hace falta realmente conocer y comprender su nombre.
«YO SOY EL QUE SOY» nos habla en primer lugar de la auto existencia de Dios. Él es el eternamente existente. Dios existe, porque Dios existe. No lo define nada que esté fuera de Él mismo. Su existencia está envuelta alrededor de su existencia; la circunferencia total de quién es Dios se halla dentro de Dios mismo.
Por tanto, Dios es también auto suficiente No depende de nada exterior a Él para ser Dios. Él mismo se sostiene, lo cual significa que por necesidad, es congruente consigo mismo. Cuando yo tengo frío, necesito un abrigo. Cuando tengo hambre, necesito comida. Cuando estoy enfermo, necesito un médico. Tengo que salir de mí mismo para poder satisfacer mis necesidades. Con Dios no es así, porque Él es todo lo que Él mismo requiere.
En la práctica, lo que esto significa es que Dios tiene lo que no tiene nadie en toda la creación: una naturaleza eternamente inmutable. Dios siempre será como es ahora, y como revela que es, porque es el «YO SOY EL QUE SOY». Dios es el mismo ayer, hoy y mañana. Su naturaleza esencial no cambia, porque no puede cambiar, porque está definida por su propia realidad interna que no necesita nada fuera de sí misma.
En cambio, tu y yo vivimos en una atmósfera de cambio continuo. El clima cambia, nuestra salud cambia, nuestro humor cambia, nuestro nivel de conocimiento cambia. Fluctuamos de forma constante, y oscilamos y nos desviamos según nos vamos hallando en circunstancias diversas. Pero Dios nunca cambia. Lo que Él es, eso es. Lo que Él es, siempre lo será.
Esto significa que Dios es lo más constante que hay en su vida. Lo más digno de confianza que tiene a favor suyo no es su familia, ni sus amigos ni su cuenta de banco o el trabajo de su vida. Lo mejor y más constante que tiene a favor suyo es su Dios, y vemos esto hasta en su nombre. «YO SOY EL QUE SOY», nos dice.
Cuando estás en un problema, dónde acudes primero? Cuando se trataba de satisfacer sus necesidades y superar sus luchas en la vida, David sabía que necesitaba alguien que fuera constante y firme, en quien él se pudiera apoyar. No quería un Pastor que solo estuviera presente de vez en cuando. Necesitaba un Pastor al que él pudiera acudir las veinticuatro horas de los siete días de la semana. Y solo el Señor Dios puede ser ese Pastor.
Y por ser quien Él es, Dios ya posee todo lo que hace falta para satisfacernos a plenitud. Todos los materiales en bruto necesarios para enfrentarse a nuestras necesidades más profundas forman parte ya de su propia identidad. No tiene que ir a buscarlos, comprarlos ni pedirlos prestados. Los tiene, porque «YO SOY EL QUE SOY». Dios es como esas tiendas donde conseguimos todo lo que necesitamos, sin necesidad de ir a ninguna otra parte.
Por eso, le aseguro de que su Pastor Jesucristo no es cualquier pastor, sino el Yahvé que nunca cambia, el Señor, el Dios único. La Biblia constituye su «currículum vitae», y es un currículum muy extenso. Él reúne todas las cualidades, toda la capacidad que hace falta para realizar la obra. Ya ha controlado la vida de miles de millones de personas, y todas al mismo tiempo.
Al mismo tiempo que atiende a esto, mantiene corriendo los ríos de la tierra y soplando las brisas, y creciendo los campos, las flores y los arboles. Y también al mismo tiempo mantiene a nuestro planeta rotando sobre su eje y trasladándose alrededor del sol, mientras controla también los asuntos de unas estrellas y galaxias cuyo número solo Él conoce. Por eso David le dice al Señor: «Tú eres mi Pastor; solo te miro a ti».
Es el Señor su Pastor también? Es fácil responder que sí, pero cómo sabe si esto es algo real para ti, o si solo está diciendo las palabras correctas? Le voy a sugerir una sencilla prueba. Cuando se siente retado, probado o debilitado; cuando necesita ayuda, dónde acude primero? Dónde busca? A quién se acerca en primer lugar? La mayoría de la gente solo acude a Dios cuando lo ha intentado todo; cuando no les funciona ninguna otra cosa, entonces prueban la oración.
David no dijo: «Jehová fue mi pastor». Tampoco dijo: «Jehová va a ser mi pastor». Lo que dijo fue: «Jehová es mi pastor». Ahora mismo. En este mismo instante. Es una relación del presente, y así tiene que ser, puesto que el nombre de Dios es Yo soy, y ese nombre revela también su naturaleza eterna. Cuando Dios dice: «YO SOY EL QUE SOY», está diciendo: «YO SOY siempre, en tiempo presente». En Dios todo es ahora. Dios nunca ha experimentado un ayer. Tampoco tiene un mañana, así que nunca tiene que usar la palabra espero
Por qué es importante saber esto acerca de Dios? Porque cuando tengo una necesidad, esa necesidad se halla en el ahora. Cuando estoy en medio de una lucha, esa lucha está en el ahora. Cuando tengo un sufrimiento, ese sufrimiento está en el ahora. Y Dios, El te dice: «YO SOY el Ahora Eterno. Me puedo encontrar contigo en tu experiencia del momento presente.
Pero Dios nos pastorea de día en día; se asegura de que tengamos gracia suficiente para abarcar las tribulaciones de hoy. Nos dice: «No te preocupes. Cuando llegues al día de mañana, yo voy a estar presente. Dedícate solo a enfrentarte con el de hoy. Deja que yo sea tu Pastor, y voy a cuidar de ti. Recibe mi gracia para este momento. Y si te tomas un tiempo para agradecerme el presente, no tendrás tiempo para preocuparte por el mañana».
Por eso, a Dios no le satisface nuestro enfoque de la vida cristiana como una especie de «voy a la iglesia el domingo y ya tengo para toda la semana». Cuando llega el lunes, se acaba el domingo. Se convierte en un «era», no en un «es». Nuestro Padre Celestial desea y quiere una relación de momento en momento y de día en día con cada uno de nosotros, y no una especie de «renovación» semanal.
«Mi» «Jehová es mi pastor». Se trata de una situación individual; de una relación personal. A David no le bastó que el Señor fuera un pastor; ni siquiera el Pastor. Él sabía que tenía que ser capaz de decir: «El gran YO SOY es mi Pastor», tenía que poder decir que el Señor era Aquel del cual él dependía en cuanto a sus necesidades y a su salvación.