Texto base:rom 8:26 De la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. No sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. : Efesios 6:18 Vivid en constante oración y suplica guiados por el Espíritu. Y renunciando incluso al sueño para ello, orad con la mayor insistencia por todos los creyentes. (Casa de la Biblia) Oren en todo tiempo. Pidan a Dios cualquier cosa que esté de acuerdo con los deseos del Espíritu. Presenten sus súplicas, recordándole sus necesidades y las de los cristianos en todas partes. (La Biblia al Día, 1979)
INTRODUCCIÓN A la luz de la Palabra encontramos cuatro obstáculos serios para la intercesión en el Espíritu. 1. El primero es porque tenemos amargura contra el prójimo en nuestros corazones hasta el grado de aborrecerlo; en este caso Dios cierra los cielos hasta que humillemos nuestro corazón con el perdón (1ª. Juan 3:15). 2. El segundo, es porque nuestros labios pronuncian mentiras, y hablamos maldad con nuestra lengua (Is.59:3; Sal. 15:1-3). 3. El tercero, es cuando algo no está bien en la vida conyugal (1ª. Pedro 3:7); Y 4. el cuarto, es la desobediencia (Prov.28:9).
POR QUE NO INTERCEDEMOS? Por egoísmo: El desinterés que demostramos por lo que pasa a quienes nos rodean, pensamos solo en nosotros o en nuestro propio interés. Que diferente la actitud de Moisés cuando su hermana a pesar de que murmuro en su contra, ruega a Dios por ella, el Señor toca su cuerpo y el pueblo avanza (Núm. 12:13). Si tan solo hiciéramos nuestra, la necesidad cuando el Espíritu o alguien nos pide interceder! Que portentosas serían nuestras experiencias!. Cuando el apóstol Pedro se encontraba en la cárcel, la Iglesia se unió en oración y el Señor obró (Hch. 12:5).
POR QUE NO INTERCEDEMOS? Ausencia o poca vida devocional: Si frecuentamos el altar a nuestro Dios en lo íntimo y mantenemos una buena comunicación, sucedería como el caso de Daniel que en cuanto comenzó a pedir, se dio la orden de atenderlo. Recordemos que es subiendo al monte (vida devocional) en donde miraremos y palparemos cosas que al hombre natural no le es dado en conocer, por su misma condición.
POR QUE NO INTERCEDEMOS? Mala imagen paternal de Dios: Es lo mismo que creer que no nos va a recibir o responder, porque nuestros padres fueron duros en su trato con nosotros. La Palabra nos enseña que nos acerquemos al trono de gracia confiadamente (He. 4:16). Otros, fueron mal enseñados, les dijeron que no rogaran a nadie, Dios conoce mi necesidad dicen Si vemos como Jesús ofreció suplicas al Padre fue oido por el temor que había en su corazón (He. 5:7). Recordemos que Dios es un Dios de misericordia y cuando en nuestro corazón hay deseo de hacer su voluntad él va a responder.
POR QUE NO INTERCEDEMOS? No hemos visto o dimensionado el poder de la Intercesión: Cuantas veces no vemos la respuesta o simplemente nos callamos. Si oramos con fe dice la Palabra, la oración del justo puede mucho (Stg. 5:16). El Señor cuando se hizo acompañar de lo mejor del discipulado para clamar en Getsemani, les instruyó que era necesario orar para no caer en tentación. Apoderados de un extraño sueño no escucharon el dialogo de Él y el Padre, no vieron el auxilio angelical. (Mt. 26). Cuando Elías oraba descendía fuego del cielo, dejaba de llover, se levantaban muertos, sanaban enfermos.
El carecer de instrucción respecto de la intercesión hace que en algunas ocasiones no lo hagamos adecuadamente. Qué debemos hacer para una intercesión efectiva?
POR QUÉ LO HACEMOS MAL? No interceder solo cuando hay necesidad. Si revisamos el contenido de nuestra oración, notamos que nuestra súplica está supeditada a lo material. Que nada os angustie; al contrario, en cualquier situación presentad vuestros deseos a Dios orando, suplicando y dando gracias. Fil 4:6 (Casa de La Biblia).
POR QUÉ LO HACEMOS MAL? No ser sensibles a la voz del Espíritu. Si afinamos nuestros sentidos espirituales captaremos lo que El Señor quiere dar y hacer para nosotros. Romanos 12:1 pide que subamos al altar para conocer para morir a nuestros deseos para rendir nuestra voluntad.
POR QUÉ LO HACEMOS MAL? No adoptar la actitud adecuada. 2 Cro. 7:14 nos indica entre otros aspectos que nos debemos humillar, volvernos de nuestros malos caminos, buscar su rostro y no solo por lo que nos pueda dar, etc.
POR QUÉ LO HACEMOS MAL? No buscar la secretividad cuando intercedemos. Es de el Señor, de quien recibiremos la recompensa. Muchas veces intercedemos para que otros sepan que somos espirituales. Jonás oró desde el vientre del pez; Pablo en la cárcel. No lo hagamos para ser vistos, o para aparecer en la nomina de intercesores.
ENEMIGOS DE LA INTERCESIÓN El cansancio. Factor paralizador que provoca incapacidad de seguir orando, pero es el Señor el que da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas (Isaías 40/29 y 31)
ENEMIGOS DE LA INTERCESIÓN La distracción. No hay concentración; sobrevienen otros pensamientos. Durante la oración hay pensamientos de cualquier cosa. Hay que orar en voz alta y entonces la distracción ya no ejerce ninguna influencia (Salmo 55: 16, 17).
ENEMIGOS DE LA INTERCESIÓN Nerviosismo e Incredulidad. El salmista expresa Por qué te abates, oh alma mía, y por qué de turbas dentro de mí?" Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío (Salmo 42:11).
ENEMIGOS DE LA INTERCESIÓN El apuro (la agitación). No tengo tiempo. El terrible obstáculo del apuro es el arma aplicada por Satanás que ha tenido más éxito. Con asombro, se descubre que el tiempo que pasamos en insistente intercesión fue la mejor manera de aprovechar el tiempo (Ecles. 8:3; Is.55:2).
ENEMIGOS DE LA INTERCESIÓN El desánimo. Esto paraliza a muchas personas y significa que no hemos mirado lo suficientemente lejos. El desánimo sobreviene por causas de nuestras flaquezas, por nuestros fracasos, por la dureza de la gente y por circunstancias tristes (II Cor. 4:8; Is. 35:3 y 4). Hay solamente una manera de apartarse del desánimo: la oración seria.
ENEMIGOS DE LA INTERCESIÓN La pereza. Se desea orar, pero hay impotencia para expresar palabras. Hay orar con la Biblia; leer en voz alta trozos de la palabra y esperar la activación de nuestro espíritu, para que el Espíritu de Dios empiece a fluir con gemidos indecibles (Mat. 7:7).
CONCLUSIONES Debemos reconocer claramente las razones por las que Dios no atiende nuestra intercesión. Cómo responderá el Señor la oración que en principio no está dispuesto a oír? Hay que examinar cuales son nuestras motivaciones en la intercesión y priorizarlas. La oración puede convertirse en un hábito. El hábito de la oración en este caso es la repetición ordenada y sistemática de una actitud espiritual que nos invita a vivir en oración. La Biblia nos indica que es lo que tenemos que evitar para no hacer de la oración y la intercesión un mal hábito. Tenemos que identificar a los enemigos u obstáculos de la intercesión y aprender a contrarrestarlos.