JESUS EN LA EUCARISTIA Jesús se reunió a cenar por última vez con sus amigos, los apóstoles. A esa cena se le conoce como la Ultima Cena. Jesús sabía que después lo iban a coger preso y lo iban a crucificar. Y EL quería quedarse para siempre con Sus amigos, acompañarlos en todo momento, para que nunca se sintieran solos. Así es que pensó hacerlo de una manera sencilla. En esa cena había vino y pan. EL tomó el pan e hizo una oración especial con la cual transformó el pan en Su cuerpo. Lo mismo hizo con el vino, que se transformó en Su sangre. Y al repartir este pan y este vino, todos comieron Su Cuerpo y Su sangre. Esto no es magia. EL lo pudo hacer porque es Dios, y no hay nada imposible para EL. Les pidió a los apóstoles que a partir de esa fecha repitieran este acto en conmemoración Suya, para que todos los que amamos a Jesús podamos alimentarnos con Su cuerpo y sangre, y así poder tenerlo dentro de nuestro corazón. Este cuerpo y sangre fortalece nuestra alma para evitar cometer pecados. Mientras más nos alimentamos del cuerpo y sangre de Jesús, nuestra alma se llena más del amor de Jesús y empezamos a hacer cosas buenas como Jesús. Este alimento espiritual nos ayuda a llegar un día al cielo. Por esta razón es tan importante ir a la Misa, porque en una parte de esta celebración, el sacerdote, sosteniendo la hostia, repite las oraciones dichas por Jesús en la Ultima Cena, y en ese momento el Espíritu Santo, a través de las manos del sacerdote, transforma la hostia en el Cuerpo de Jesús. Lo mismo sucede con la copa de vino, la cual es transformada por el Espíritu Santo en la sangre de Cristo. Por eso llamamos a Jesús el cordero que quita el pecado del mundo ya que Su carne es alimento para nuestra alma. El Espíritu Santo actúa en esta transformación solo a través de las manos de un sacerdote. Es decir, si nosotros tomáramos la hostia y repitiéramos la oración dicha por un sacerdote, la hostia quedaría igual. No se transformaría en el cuerpo de Cristo. Este gran milagro solo sucede en la Misa. Por eso nunca nos debe dar pereza de ir a la Misa y ser testigos de esta gran muestra de amor de Jesús para nosotros, Sus amigos. Aunque nuestros ojos no vean esta transformación de la hostia y del vino, los ojos de nuestra alma SI lo pueden ver. Para esto se necesita tener FE, es
decir, creer en lo que no se ve. Porque creemos en Jesús y en todo lo que EL nos enseña. Si todavía somos chicos y no podemos recibir el cuerpo de Cristo en nuestra boca, podemos pedirle que venga a alimentarnos y EL viene corriendo a entrar en nuestro corazón. Ese es el lugar donde EL más le gusta estar. Además, dentro de la Iglesia hay una casita especial para guardar las hostias que han sido transformadas en el cuerpo de Jesús. Esta casita se llama el Sagrario. Jesús se queda en esta casita para que Sus amigos puedan visitarlo a cualquier hora del día, y lo acompañen y le cuenten todo lo que les ha pasado. Muchas veces Jesús está muy solito en esta casita así es que se pone feliz cuando lo visitamos. Y durante esta visita, EL también viene a mi corazón y me alimenta. Ustedes creen que Jesús está vivo en la hostia consagrada? Pues hay muchas personas que todavía no lo creen. Solo podemos rezar por ellos para que puedan recibir el don de la fe y algún día reconozcan el gran amor que tiene Jesús por nosotros, que a pesar de ser un gran Dios, se hace chiquito y entra dentro de un pedazo de pan. Hagamos esta oración cada vez que vayamos a Misa: Jesús mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Y te pido perdón por los que no creen, no adoran, no te esperan y no te aman. ACTIVIDAD: Niños pequeños: pintar una imagen de Jesús en la Eucaristía Niños más grandes: - Manualidad: + Pintar el copón, recortar y pegar sobre una hoja o papel de construcción + Recortar los 2 mensajes y pegarlos en la hoja + Recortar la cara de Jesús y pegarlo en la boca del copón + Recortar la hostia y pegar sobre la cara de Jesús pero con cuidado de solo poner goma en la parte de arriba. La idea es que la cara de Jesús quede tapada, pero que se pueda levantar el círculo blanco y aparezca el rostro de Jesús.