BIOGRAFÍA DE HANS CHRISTIAN ANDERSEN Autor de cuentos de hadas danés. Nació el 2 de Abril de 1805 en Odense y vivió una infancia de pobreza y abandono. A los 14 años se fugó a Copenhague. Trabajó para Jonas Collin, director del Teatro Real, que le pagó sus estudios. Aunque desde 1822 publicó poesía y obras de teatro, su primer éxito fue Un paseo desde el canal de Holmen a la punta Este de la isla de Amager en los años 1828 y 1829, un cuento fantástico que imita el estilo del escritor alemán E. T. A. Hoffman. Su primera novela, El improvisador, o Vida en Italia (1835), fue bien recibida por la crítica, y publicó un libro con cuatro cuentos de hadas. Viajó por Europa, Asia y África y escribió muchas obras de teatro, novelas y libros de viaje. Sus más de 150 cuentos infantiles le establecieron como uno de los grandes autores de la literatura mundial. Su obra abrió nuevas perspectivas tanto de estilo como de contenido, por su innovador empleo del lenguaje cotidiano y expresiones de los sentimientos e ideas que previamente se pensaba que estaban lejos de la comprensión de un niño. Entre sus famosos cuentos se encuentran El patito feo, El traje nuevo del emperador, La reina de las nieves, Las zapatillas rojas, El soldadito de plomo, El ruiseñor, El sastrecillo valiente y La sirenita. Sus cuentos han sido traducidos a más de 80 idiomas y han sido adaptados a obras de teatro, ballets, películas y obras de escultura y pintura
Andersen, Hans Christian. La princesa y el guisante. Madrid : Everest, D.L. 1992 Érase una vez un príncipe que quería casarse con una princesa, una princesa de verdad. Andersen, Hans Christian. La Reina de las Nieves. Madrid : Everest, D.L. 1987 Un día, el más malvado de todos los espíritus del mal, el Diablo, estaba de muy buen humor, porque había creado un singular espejo que todo lo bueno y bello lo reflejaba malo y feo, todo lo inútil lo mostraba importante y todo lo repugnante hacía que pareciera magnífico.
Andersen, Hans Christian. El porquerizo. Madrid : Gaviota, D.L. 1997 En una metió una rosa que había crecido sobre la tumba de su padre: todos los que olían su perfume olvidaban sus penas. En la otra, un ruiseñor que cantaba con dulcísima voz
Andersen, Hans Christian. El valiente soldadito de plomo. Bilbao : Asuri. Todos eran exactamente iguales menos uno. Como lo hicieron el éultimo, el lomo del molde no alcanzó para terminarlo. Tenía una sola pierna......el mayor y más impresionante de todos era un castillo de papel......lo mejor del castillo era una muchacha que se encontraba en la puerta Andersen, Hans Christian. El ruiseñor. Madrid : Everest, D.L. 1987 Pero no era un libro. Era una pequeña escultura dentro de una caja. Un ruiseñor artificial que se parecía al ruiseñor de verdad, pero cubierto de diamantes, rubíes y zafiros. Cuando se le daba cuerda al pájaro, cantaba una de las melodías que cantaba el ruiseñor, al tiempo que subía y bajaba la cola de oro y plata
Andersen, Hans Christian. La Hija del Rey de los Pantanos. Madrid : Everest, D.L. 1987...papá cigüeña vio un tallo emergiendo del agua desde las profundidades del pantano. De pronto, brotó una hoja y en un extremo surgió un capullo que comenzó a florecer......en el centro del capullo, yacía una niña diminuta, pero que parecía el vivo retrato de la princesa egipcia. Papá cigüeña comprendió entonces que debía de ser la hija del Rey de los Pantanos Andersen, Hans Christian. La sirenita. Madrid : Everest, D.L. 1987 En el preciso instante en que el barco era tragado por el mar, vio al joven príncipe. Alcanzó al príncipe cuando ya no le quedaban fuerzas para luchar contra la tempestad. Le mantuvo la cabeza fuera del agua y se dejó llevar por las olas.
Andersen, Hans Christian. El compañero de viaje. León: Everest, D.L 1987... Y los dos juntos prosiguieron su camino. Pronto se hicieron buenos amigos, pues los dos eran bondadosos y amables. Y juan no tardó en darse cuenta que el desconocido era mucho mas instruído que él. Habia recorrido casi todo el mundo y podía contar infinidad de historias sobre los lugares en que había estado... Andersen, Hans Christian. Los cisnes salvajes. León: Everest, D. L 1987 El pueblo se abalanzó sobre el carro con la intención de arrebatarle las camisas, pero en ese instante aparecieron los once cisnes volando a su alrededor
Andersen, Hans Christian. El pequeño ruiseñor. Madrid: Gaviota, D.L 1997 El emperador se puso muy triste. Mandó llamar al médico, que no pudo hacer nada, y al relojero, que, después de un minucioso exámen del mecanismo que lo hacía funcionar, dijo: - las tuercas que accionan los cilindros están muy gastadas. No conviene hacerle cantar muy a menudo. Y a partir de entonces, el pájaro sólo cantó una vez al año Andersen, Hans Christian. El traje nuevo del emperador. Madrid: Anaya, 1989 El monarca en el acto llamó al ministro, el cual, estupefacto, le oyó pedir las arcas del tesoro para cubrir a los pillastres de oro. Así que, entre los cofres y la silla, parecía el ministro carretilla. En cambio los farsantes zalameros guardaron prontamente sus dineros y, haciendo al rey un cómico homenaje, se fueron a empezar su nuevo traje