(iifiímiiiimiiiiiniwwuwwhiihwtriuiiiiiiiamiiiiutniuiihmitíiiiiiiiimiiiiini ÍHEItfILb

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Transcripción:

(iifiímiiiimiiiiiniwwuwwhiihwtriuiiiiiiiamiiiiutniuiihmitíiiiiiiiimiiiiini ÍHEItfILb f tl\fl>ñl>1 DEPól^Tl/a Año IV. No. 112 i Aparece los días 6, 15 y 25 de cada mes I 25 junio 1918 Oficinas: Villalar, núm. 10. Teléfono S 13-11 iniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiihiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii^»ihi)miiiiihiiimiwihnmi)mriimiiiiihlthmiiihuihmiiititiriiimiiiiimm t iimimimiiin miiiiiniiiitf iiniminimimnihiiuwmmtitiumhiitihimiimiiiiirhihiimiunhill mirwiiwniiitiiiihirtiuniitutimh imilllllllli Imiiiijiij ilmiilllllll ililllllllllll Automovilismo =iniuiutiti ihiiiitiiiii= imiiiiiuimíñhitmtmmimiiiimjiniiiiitttntthimhiuiraumtirumiiihiim umiiiimsiinnmuiiiwmimwttiikhnwtulinmoimiiiijiii wuhuiutinn»nwunii vsefialamieiito de Siendo el señalamiento de carieteras una de las cosas verdaderamente indispensables para el buen orden del tránsito rodado, hemos de aplaudir sin la menor reserva la buena disposición mostrada por el Sr. Cambó, al aceptar lo propuesto por el «Real Automóvil Club de España», que ba pasado á ser disposición gubernativa según reza el texto oficial que á continuación copiamos, acompañándolo de los modelos de carteles y ejemplo gráfico de colocación. Ministerio de Fomento. Direccióngeneral deobras Públicas. Formulada por el «Real Automóvil Club de España» la instrucción para instalación de los indicadores de bifurcaciones de carreteras, entradas y salidas de poblados y guías de dirección en las travesías, conforme se le recomendó en circular de 22 de mayo último, para cumplimiento de lo dispuesto en la de 15 de abril anterior. Esta Dirección General ha dispuesto: 1. Aprobar la adjunta Instrucción, quedando encargado el «Real Automóvil Club de España» de remitir directamente á las Jefaturas, por duplicado y con el sello de dicha Sociedad, los planos á que hace referencia. 2. Que por las Jefaturas de Obras Públicas se proceda con toda urgencia á la instalación de dichas indicaciones en el más breve plazo posible, utilizando para postes provisionales maderas rollizas donde no pueda disponerse de postes definitivos, y para los letreros, también como provisionales, placas de madera si no fuera posible adquirir chapas, y hasta de uralita, cartón piedra ú otras substancias análogas, especialmente en las entradas y salidas de poblado y en las guías de dirección en las travesías cuando se coloquen sobre muros, pero acomodadas en color y dimensiones á las que establece la Instrucción. 3. Que con objeto de facilitar la colocación de tales indicadores, que sin excusa ni pretexto alguno deberán quedar en su sitio antes del 1. de agosto próximo, se libre con urgencia á cada una de las Jefaturas de Obras Públicas, excepto las de Álava y Vizcaya y Guipúzcoa y Navarra, la cantidad de 4.0v>0 pesetas con cargo al c?>pítulo 14, artículo único, concepto 3." del presupuesto vigente, debiendo cubrir el resto del gasto con los créditos generales asignados á las Jefaturas para conservación de carreteras; y niiiimiiiiiiiimiiirmnuiiuiiuiriimimimiimimniittnhmhiimuwmnmwimihhhmtm carreteras 4 Que los Ingenieros Jefes de Obras Públicas den cuenta á este Centro directivo en los días 1." y 15 de julio del número de indicadores colocados y de los pendientes de colocación, y en 1." de agosto remitan certificación de quedar cumplimentado el servicio ordenado en la circular de 22 de abril último, expresando el número total de cartelones colocados de cada una de las tres clases. Lo que participo á V. S, para su conocimiento y demás eíectos. Dios guarde á V. S. muchos años. Madrid, 7 de Junio de 1918. El Director general, A. Cruzado. Señor Ordenador de pagos por Obligaciones de este Ministerio. Señor Jefe del Negociado de Contabilidad del mismo y Señores Ingenieros Jefes de Obras Públicas. Instrucción para la instalación de indicadores de bifurcaciones de carreteras, entradas y salidas de poblados, y guías de dirección en las travesías á que hace referencia la circular precedente. 1. Las placas indicadoras destinadas á señalar los poblados, direcciones en las bifurcaciones y travesías, deberán ser de varios modelos. 2 Señalamiento de los poblados ó localidades. Este señalamiento se efectuará por medio de placas del modelo número 1, las cuales se colocarán en todas las entradas que por carretera tenga cada localidad. En estas placas se inscribirá el HERALDO DEPORTIVO MitiiDTtititifw imimminnti 189

MniutHWMUuDiHniiwitMHViniiüimimiitililf uimkmthiinmnmflinin iiiimiitiinihiijiuiit-niiiiiiiiitmi^iiiiiuuiiíiiiitimiiiiflkkiiintiiiuitinnwiiiiijti'iijmiriiiiimiiiiniiillllhfflfllltina nombre de la localidad, y deberán colocarse perpendicularmente al eje de la carretera. 3. Señalamiento de las direcciones en las bifurca^ dones. Para efectuar este señalamiento se adoptarán placas del modelo 2. Las inscripciones correspondientes á estas placas se harán siguiendo las reg'las siguientes: Modelo. / OLMEDO. _ ongf'cuef variable.. b) Si la placa estuviese colocada en una bifurcación, y que uno de los ramales de ésta fuese á terminar en otra bifurcación,sin que en el trozo comprendido entre ambas se hallase localidad alguna de importancia, la mitad de la placa que hubiese de señalar esta dirección se dividirá, á su vez, en otras dos mitades y se procederá del mismo modo, pintándose las as. _! V GUADALAJARA ARANDA I ALCALÁ DE DUERO DE HENARES ' o 03 0,03 I O.QS T O OtS i"" O fft '' a. 01..0,60 J^odelo I Modelo /// a) Las placas se dividirán en dos mitades, separadas por una línea horizontal. En la mitad superior y en la parte próxima al borde, se pintará una flecha horizontal cuya punta estará dirigida hacia el lado derecho; debajo de esta flecha se inscribirá el nombre de la localidad de maj^r importancia por la que pase la carretera siguiendo la dirección indicada por la flecha y teniendo en cuenta que, á ser posible, no deberán inscribirse nombres de localidades alejadas más de 50 kilómetros del punto en que se coloque la placa; se exceptuarán aquellos casos en que entre la placa indicadora y la localidad medie una distancia algo mayor sin que en el intermedio se halle localidad alguna importante y que la localidad distante algo más de 50 kilómetros sea una capital de provincia ó población de análoga importancia. En la mitad inferior y próxima á la linea que divide en dos mitades la placa, se colocará una flecha horizontal cuya punta estaiá dirigida al lado izquierdo, y, debajo de ella, se inscribirá el nombre de la localidad correspondiente,siguiendo para ello las instrucciones que preceden. Reproducción de los modelos de placas indicadoras que se mencionan y determinación de sus tamaños. placas con arreglo al modelo 3. c) En las bifurcaciones, las placas se colocarán formando ángulos diedros, y en cada poste sólo se colocarán dos placas, por cuyo motivo, en las bifurcaciones que tengan cuatro brazos ó ramales se deberán colocar dos postes, y cada uno de estos con dos placas. El ángulo que formen las placas entre ellas será sensiblemente el mismo que formen los ejes de las carreteras cuyas direcciones señalen. 4. Direcciones en las travesías. Las placas destinadas á este objeto serán del modelo 2, y para señalar ó hacer en ellas las inscripciones se seguirán las instrucciones en el apartado 3. 5. Altura de colocación de las placas. El eje horizontal de las placas deberá quedar á una altura de 2,25 metros del suelo. Colores. Todas las placas llevarán pintadas las inscripciones con letras blancas sobre fondo azul obscuro, y no deberán llevar filete ni adorno de ninguna clase. 1 tipo de letra será el llamado «de palos* que aparece en los modelos que acompaña. Aprobado por la Dirección. Madrid, 7 de junio de 1918. El Director general, A. Cruzado. 190 uruwiitiwmunitiitummmiiuiiutumuiiuifltimiuiiiiiiuimiwuuiiuiiuiikhiiiiniinniiiniiitiifmihhihnhwiiu^ uiiinhunifluniiuimiti:! HERALDO DEPORTIVO

I'""""""""" '" '""""'I' ll'lihllllilfllinilhiinkiimillummilhltkihiikhkimhhhil llllllllljlllillllj Ilt IIMM IIIIIIII I IIMIIIIII f JNIIIIIIIII Jlllllllllllllllll BELLEZAS DE ESPAÑA W Al asomarnos al Balcón del Mundo... Sierra de Córdoba. El Balcón del Mundo y Sillón del Obispo, en Las Ermitas Ante todo, yo debo manifestar mi reconocimiento á «Peñalara> por haber dispensado acogida tan cordial á mi deseo de ofreceros esta pobre :,.-. conferencia. Acaso tuvieron en cuenta al obrar así los amigos peñalaros que, aunque soy un desconocido y mi estancia en Madrid es de muy poco ha, de siempre fuimos amig-os, y su ideal fué mi mismo ideal, y sus entusiasmos por el excursionismo mi mismo entusiasmo también, y, en fin, distante yo, recluido en mi rincón provinciano, el espíritu estaba aquí, siguiendo con alborozo ese admirable despertar de un amor á la Naturaleza, de un justo elogio á los agrestes parajes españo les; y no sé si creer, para ponerme á tono con aquel contento mío al ver cómo triunfaban estas Sociedades de excursionismo, que mi alegría, viniendo á unirse con el empeño de ios Jieira de Córdoba. Torre-Arboles, el punto más elevado de la sierra Sierra de Córdoba, Vista parcial del Monasterio de San Jerónimo HERILOO Q' 'p " : ;';y' ' ' ' ' " ' """ ' ""««««""«"..». «,»,,,, compañeros más entusiastas y decididos, era parte muy principal en estos triunfos, cada vez más ostensibles y más firmes. Porque yo siempre soñé con una cruzada de gentes ungidas por un inflamado amor á nuestra tierra, para que iniciasen á otras gentes en este mismo amor y formasen caravanas, peregrinaciones de una religión de belleza y de patriotismo, que fuesen conociendo nuestras sierras y nuestras campiñas, los rincones evocadores de nuestras ciudades castellanas y las misteriosas callejas de tradición y de encanto de las poblaciones que aún tienen aprisionada el alma artista de los árabes hispanos; que siguieran ruta á las aldeas humildes de la Extremadura, tan intensas y tan fuertes; que parasen su observación en los riscos de las Hurdes desconocidas y (1) Conferencia del Curso de «Pcñalara». 191

olvidadas; que llegasen á ser romeros en la paz de Nuestra Señora de Guadalupe; que abriesen el alma para que por ella entrase la felicidad viendo una tarde la puesta solar, magnífica y augusta, sin comparación posible, en las márgenes del Guadiana; que de Norte á Sur, de la Galicia húmeda y plácida á la Andalucía azul y enervante, fuesen religiosos de aquella religión de belleza patria de que ya os hablé, para que luego, un día cualquiera, conocidas esas gracias de este pueblo magnífico y señor, arca sagrada de tantas maravillas, al pisar lugares extraños y contemplar paisajes extranjeros, pudiesen tener la más grata oración para su país, el elogio más férvido, y desde una cumbre ó desde una campiña, recordando nuestras campiñas y nuestras cumbres, volase á tierra española el grito de amor del hermano peregrino: España! España! Y porque así pensaba yo, como pensabais vosotros, guiado por estos amores, fui romero por tierras españolas siempre que me fué dable: he dormido junto á los batanes en ruina que un día fueran la extrañeza del glorioso señor de la Mancha; seguí por las sendas y caminos que siguiera aquel inmortal señor nuestro; hube de quedar anegado de emoción viendo una noche, en la inmensa llanura manchega, cómo la clara luna hacía aquellas tierras como aguas de un lago inmenso, inmenso; fui también viajero por las rutas de Calatrava, en las cuales mueren de olvido los esbeltos y gallardos castillos que los árabes levantaron en aquellos campos señoriales, y hube de dar un día, al cabo, en la serranía cordobesa, que me hizo prisionero de sus encantos, de los cuales quisiera acertar á hablaros ya que, á mi entender, de pocas cosas más bellas podría haceros relato. Perdonadme, señores y amigos, si dije demasiadas palabras para entrar de lleno en el tema de esta charla. Sierra de Córdoba. Una ermita Ahora caigo en la cuenta de que empecé pretendiendo daros gracias por la merced que me hicierais acogiéndome y, pobre de mí, ni á daros esas gracias acerté; alocado é iluso me puse á hablaros de caminatas y de ideales, de exaltaciones patrióticas y de no sé cuantas cosas más, sin comprender que vosotros, maestros míos Sierra de Córdoba. Peña Horadada en todo, sonreiríais levemente viendo cómo yo me iba por lejanos derroteros. Perdón, perdón, señores míos; abridme la puerta de vuestra indulgencia, que llamo todo contrito y arrepentido; dejadme que me acoja aquí, en este huequecito de vuestra amabilidad, y empiece á hablaros del punto principal de mi tema. No quiero hablaros solamente de la magnífica grandeza, del espectáculo sorprendente que deja suspendido el ánimo al arribar á Córdoba y ver el panorama singular del anfiteatro que forma su sierra, esmaltada por cientos y cientos de casitas, que se diría eran como seres vivientes que guardasen la augusta quietud de la grave ciudad cordobesa; bien sé que la mayoría de los que me escucháis tenéis vuestro cariño otorgado al excursionismo y queréis que os diga si tiene la Sierra de Córdoba algún interés para vosotros desde el punto de vista alpino aún más que atendiendo á la belleza del paisaje. No alcariza aquella parte de España, como todos sabéis, alturas de cierta consideración, y ni siquiera pueden ser citadas cuando se piensa en las elevaciones que ofrece la Sierra de Guadarrama, tan interesante en este aspecto, y que tan pronto hubo de ganar mis simpatías de excursionista con el encanto de sus ascensiones y los austeros y plácidos panoramas de sus pinaredas. Pero ya que no ofrezca la emoción de escalar alturas difíciles, la Sierra de Córdoba os ofrecerá, en cambio, tal variedad de aspectos, habrá de brindaros emotividades tales en esa variedad, que, para cuantos améis la hermosura de lo agreste ó para los que tengáis vuestra simpatía por los lugares de calma, para los que 192 IIIUNIIIIIIIIIIIIIIIIllllÜIlillllllllllItltlIllllllllllllllllllllinillllllllMii HERALDO DEPORTIVO

)iii)lll:mlililli!iii!iiui:i: 'ifüiiiititnnniiiiiiiii.1 iiiti(iiiiii:iilliliii]liiiiiiiii:ijii hayáis sentido el mayor placer subiendo á una peña no muy asequible á la ascensión ó para los que se extasíen ante la paz de un valle de perenne verdor, para todos los amigos de las gracias de la Naturaleza, tendrá la merced de un momento feliz de simpatía y compenetración. Quisiera conduciros por sitios de encanto de la serranía cordobesa y he de intentarlo; yo, un tanto descontentadizo y un tanto insaciable cuando de perseguir la emoción se trata, hice excursiones por distintos lugares de ella y voy á pretender que, á través de mi propia emoción, os sintáis satisfechos en esta visita que ahora ha de comenzar. Aquí, en esta humilde estación de Obejo, de la línea de Córdoba á Belmez y Peñarroya, vamos á dejar el ferrocarril para recorrer ya á pié esta paite de la sierra que despierta nuestra curiosidad. Ya sé que empezó á tener vuestra simpatía esta famosa sierrecica desde que salimos de Espiel, la población que continúa los prestigios hulleros de la cuenca belmezana, y empezamos á atravesar la región de los túneles; el camino de hierro desde Vacas á Albondiguilla es de un gran interés, ciertamente; esta vía es un atrevimiento de la ingeniería: sobre la roca viva de la sierra se asentaron los railes, y así poco importa que desde ahí, desde esas alturas montañosas que son el tupido cortinaje que resguarda el famoso balneario de las aguas minero-medicinales de Villaharta, venga con ímpetu el agua y, despeñándose, llegue haata la vía; su firmeza es tal que la furia de los aguaceros se estrella impotente; sierra de Córdoba. Huerta de Las Antas Sierra de Córdoba. Una estancia del Monasterio de ^n Jerónimo ya veis cómo la montaña se abrió en dos mitades para que en el centro se asentara este ferrocarril, que lleva á los puertos del Mediodía y á todas las poblaciones andaluzas la producción industrial de Peñarroya, ese centro de trabajo donde se está desplegando una admirable actividad que contribuye al engrandecimiento económico de la nación. Avancemos, pues, ya que el tren siguió su viaje á la Córdoba sultana y nos hemos quedado aquí, en este lugar un tanto apartado y solitario. Sí, es una hermosa campiña esta que atravesamos ahora; la sierra fué despegándose de la vía, celosa acaso por no haber podido detener la audacia de la locomotora, y hemos de ir á buscarla allá, á la izquierda; pasamos los Llanos del Conde que así se nombra la campiña, cruzamos luego por la Hacienda de Vera y, en poco tiempo, ascendiendo ya, luego de haber atravesado este río humilde, que se llama Guadanuño, nos encontramos en plena sierra, en estos elevados peñascos que se denominan Los Riscos, y que ya excitan nuestras aficiones alpinistas, encantándonos también con la belleza de sus paisajes. Hemos de impresionar unos clichés con nuestro aparato fotográfico; este manantial sobre esta peña, brotando el agua de la roca como si obedeciese á la presión de esas otras rocas más altas; aquella cortina de enormes peñones, y esta piedra sola, aislada, tan altiva, de difícil conquista para subir á su cúspide, merecen que las recordemos... Qué hermoso bosque de pinos distinguimos ahora desde esta altura! Y es de una extensión enorme. Hemos de llegar á él. Pero ahora nos seduce la ascensión por la ladera hasta llegar á aquella altura, la más atrevida de todas, que está coronada por una especie de minarete que no se distingue bien desde este sitio. [Ah! Ya sabemos que se llama Torre-Atboles, que la ascensión es emocionante y que es el punto de más elevación de esta parte de la sierra, á unos 700 metros sobre el nivel del mar; nos advierten que nos ha de costar algún trabajo subir, y más por donde nosotros pretendemos, pero la advertencia nos estimula y, rebasando otra vez este süpncioso Guadanuño, que va á llevar al Guadalquivir la ofrenda de esta parte de la sierra, pasamos HERALDO D EPORTIVO llitlilthllllllllllillllllilllllitlillllllllllujmiiiiiiiiinüiiillmiiiiiilfinilllllllllllllknkillllliinillllll II iiiiiiiiiitiiiiiiiiiiiiiiimtiriimiiiiiiiitiriiiriiiititiiiiii lll llllhllll1iim11iimi11iimlmiiiimi1iiiiiiiiiiiihll)iiiiiiiiiiimiiiim)l!lllllllllllll)iii'l1itimiiiilllll ihiiiiiiiiiii!iiiiiirimiiiiiiijiiiiiiiiiiiiimiitiiiiiinin[ iiiiiitimiiiiiiiiiiliiiii[iiliiiiijiii!iniifir^ 193

por los rasos de Santo Doming-o y por la Piedra Escrita, paraje de una belleza singular, donde los pinos se entrelazan formando un boscaje tupidísimo y las peñas se yerguen más altas, dando envidia al pinar; vamos á intentar la ascensión. Muy hermosos estos sitios tan agrestes. Alguien nos cuenta que aquí, en esta peña, que ahora aparece destrozada por la dinamita, estuvo la inscripción que dio á estos lugares el nombre de Piedra Escrita. Es fama que desde el vetusto convento de Santo Domingo de Scala-Cceli, que el ilustre Fray Luis de Granada reedificó en 1536, convento que está en una de estas estribaciones, por esta vereda que muere aquí mismo, junto á la peña, venían los monjes á disfruta/ de la paz de este paraje; y uno de ellos fué, sin duda, el que, artista, pleno de amor á Dios, grabó en la entraña de la roca, bajo una cruz, aquellas palabras que hubieron de leer tantos caminantes: ^Dice el apóstol San Joaquín:^Oh, tu amor es más dulce que la miel; vivir sin tí es la noche; vivir contigo es la luz*. Y fué el año pasado cuando la ignorancia, buscando un quimérico tesoro bajo esta piedra, que las manos de un monje y el amor á Dios debieron hacer sagrada, saltó con un explosivo la peña. Alguien pudo recoger los pedazos dispersos y reconstruir la inscripción, conservándola. Descendemos al valle y, trepando por la Umbría de Valdegrillos, empezamos la ascensión á Torre Arboles, que, aunque ofrece alguna dificultad, no es penosa ni mucho menos para los que hayan hecho algún ejercicio alpino; en poco más de media hora nos encontramos buen Jesús! en la cumbre. Ahora tenemos que darnos gracias por haber subido; disfrutamos un panorama imponderable: por la parte Norte tenemos nuevamente el bosque de los pinos, en el valle de Campo-Bajo, que ahora nos Sierra Morena. El Risquillo muestra toda su esplendidez; destacan en medio del pinar unas chimeneas agresivas que desentonan: allí están las minas de cobre del Cerro Muriano y, junto á ellas, el poblado del mismo nombre. Nos hemos preguntado si es aquella la Aldea Perdida del ilustre Palacio Valdés. Al Sur advertimos á Córdoba en Sierra de Córdoba Una huerta la llanura; los naranjales de Balanzona, y la hacienda de Santa Sofía... Y aquel penacho blanco, tan blanco y tan lejano, tan lejano?... Dios, si es Sierra Nevada!... Admiramos la magnificencia del panorama, nos sentimos ganados por tanta belleza, y, luego de descansar, descendemos para pedir hospedaje en esta casa señorial de Campo-Bajo, entre los pinos, dondenos acogen unos señores, amables é hidalgos, que nos dan la mejor orientación para seguir mañana por la entraña de la sierra hasta llegar á la parte más bella... Y al día siguiente proseguimos nuestra excursión acompañados por un admirable guía: José, uno de los guardas de Campo-Bajo, que conoce palmo á palmo estos terrenos. Por trochas y vericuetos salimos á Los Villares, siempre ascendiendo para ganar la sierra. El monte es aquí muy espeso y ya la vegetación nos sorprende con exhuberancias que no conocíamos. Nuestro acompañante nos habla de cacerías aquí, pues abundan los ciervos y jabalíes, y hasta nos ofrece una fotografía de una reciente expedición de caza en este lugar. Salimos por una vereda á la carretera en construcción que va desde Obejo á Córdoba y, después de caminar por ella algún rato, nos desviamos á la izquierda y tomamos la trocha de Los Arenales para seguir subiendo hasta llegar al alcor de la sierra. Apenas si podemos avanzar; ahora la vegetación es casi tropical: hay trechos en que las madreselvas se enlazan de tal modo que nos obstruyen el paso; yo siento deseos de quedarme aquí á la sombra de estos árboles corpulentísimos, que tienen la suerte de verse abrazados por madresel- 194 HLRALDO DEPORTIVO

vas y g^licinias silvestres. Nuestro guía, que se sonríe ante los elogios que prodigamos á esta espléndida floración, nos dice que aún hemos de vernos sorprendidos cuando lleguemos al orgullo de la sierra: las famosas huertas cordobesas. Salimos, al cabo, por el Lagar de la Cruz y, poco después, empezamos á bajar la Cuesta de la Traición, pendiente pronunciadísima y penosa que tiene una curiosa leyenda. Constancio Bernaldo de Quirós, el peñalaro ilustre, creo que ha hablado de esta famosa cuesta con motivo de una excursión que hubo de hacer á esta Sierra de Córdoba. Por fin, al volver un recodo, asomamos á la huerta más elevada y ya, un minuto después, contemplamos el espectáculo maravilloso, definitivo, singular, de la decoración de este sitio de la sierra. Oasis son estas casas en las alturas serranas, con sus jardines en perpetua floración, resguardadas de los vientos por la cinta de la cumbre, con sus naranjales y sus limoneros, que ponen la nota más linda en este concierto de cosas gratas y admirables. Aquí, en esta Huerta de Las Antas, propiedad de un cordobés inolvidable, muerto no ha mucho en el servicio de la nación me refiero al que fué ilustre ministro de la Corona, D, Antonio Barroso y Castillo, nos atienden y agasajan cumplidamente, y cuando, emocionados, apenas si acertamos á hilvanar unas palabras de elogio á la belleza del panorama y á tanto perfume de flores que nos embriaga, nos hacen observar cómo las ramas de un magnífico naranjo dieron en los ventanales del comedor y hubo necesidad de abrir para que allí mismo, dentro de la estancia, se extendieran los brazos del arbusto y ofreciesen el delicado aroma de ios blancos azahares. Señor, señor decimos, si hay en la tierra algo que se pueda parecer al Paraíso es, sin duda, esta sierra, señora de la gracia! Tenemos el alma embriagada en entusiasmo cuando ascendemos, por un sendero un tanto empinado, en busca de la quietud de las Ermitas, que están en ja cumbre. Allí hemos de dar gracias á Dios, que tan generoso fué para con nuestro pueblo ornando tan espléndidamente sus valles y sus montes. Disgregadas, ocultas entre árboles, las minúsculas Ermitas, pebres y humildes, son el más excelente refugio para los heridos por las turbulencias de la vida. Dudo que haya lugares más propicios para olvidarse del dolor causado por el mundo, viviendo con ese dolor mismo. Un egregio escritor español, gloria de las letras patrias, el insigne novelista Ricardo León, quiso escribir en aquella inefable paz de las cumbres cordobesas, siendo un ermitaño más en la grave austeridad de las Ermitas, el libro de aquel lugar de fe y de reparación; mas no pudo lograrlo por habérsele puesto no sé que obstáculos para que hiciese la vida de los religiosos. Ya ha olvidado esta generación literaria á un inspirado cantor cordobés, el admirado poeta Antonio Fernández Grilo, que dedicó á las Ermitas sus mejores estrofas. Como homenaje á la memoria del vate, que fué orgullo de la Córdoba artista, quiero recordaros un instante aquellas estrofas inspiradísimas, que dicen de esta suerte: LAS ERMITAS DE CÓRDOBA Hay, de mi alegre sierra sobre las lomas,- unas casitas blancas como palomas. Les dan dulces esencias los limoneros, los verdes naranjales y los romeros. Alli, junto á las nubes,!a alondra trina; allí tiende sus brazos la cruz divina! La vista arrebatada vuela en su anhelo, del llano á las ermitas, de ellas al cielo! Allí olvidan las almas sus deseng-años; allí cantan y rezan los ermitaños. El ag-ua que &11Í, oculta, se precipita, dicen los cordobeses que está bendita. Prestan a aquellos nidos luz los querubes, guirnaldas tas estrellas, mantos las nubes!... Muy alta está la cumbre! La cruz muy alta!! Para lleg'ar al cielo cuan poco falta!! Puso Dios en los mares ñores de perlas; en las conchas joyeros donde esconderlas; en el agua de! bosque frescos murmullos; de abril en las auroras rojos capullos; arpas del Paraíso puso en las aves; en las húmedas auras himnos suaves, y para dirig-irle preces benditas puso altares y flores en las ermitas. Las cuestas por el mundo dan pesadumbre á los que desde el llano van á la cumbre! Subid á donde el monje reza y trabaja; más larga es la vereda cuando se baja! Ya la envuelva la noche, ya el sol la alumbre, buscad á los que rezan sobre esa cumbre! 'Ellos de santos mares van tras el puerto; caravana bendita de aquel desierto! Forman música blanda de un campanario; de semillas campestres santo rosario; de una g^ruta en el monte plácido asilo; de una tabla olvidada lecho tranquilo; de leg;umbres y frutas pobres manjares, parten con los mendigos en sus altares. Allí la cruz consuela; la tumba advierte; alli pasa la vida junto á la muerte! Por los ojos que fing-e la calavera, ven el mundo... y su vana pompa altanera. Calavera sombría que en bucles bellos adornaron un día ricos cabellos! Esos huecos oscuros que se ensancharon, fueron ojos que vieron y que lloraron. Por esas grieteadas formas vacías penetraron del mundo las armonías! Qué resta ya del libre mágico anhelo con que esa frente altiva se alzaba al cíelo? La huella polvorosa de un ser extraño, adornando la mesa de un ermitaño! Aquí, en la solitaria celda escondida, un cráneo dice: Muerte!! y una cruz: Vida!! Muy alta está la cumbre! La cruz muy alta!! Para llegar al cielo cuan poco falta!! Oye i^endo hablar á uno de los ermitaños se robustece nuestra fe; nos invade un ardiente misticismo y quisiéramos también gozar la felicidad de este vivir en calma, tan apartado del mundo; es innegable que cada español lleva acurrucado dentro del pecho un religioso capaz de todos los sacrificios ó un conquistador dispuesto á llevar su audacia á todas las aventuras. Antes de abandonar las Ermitas hemos estado un rato asomados al Balcón del Mundo, admirando el panorama más sorprendente que pudiéramos soñar; llaman Balcón del Mundo á una especie de terraza en la parte más elevada de las Ermitas y desde allí se disfruta, como os digo, la belleza de un paisaje de ensueño: la vertiente de la sierra con sus casas de recreo, que parecen escalonadas como si las hubiesen ido regando al descender de la cumbre; el bosque de naranjos que rodea esas casitas de encanto; la carretera blanca, por donde se escapan de la ciudad los que buscan la inefable quietud de estos lugares; allá abajo, en el llano, Córdoba, la ciudad señora, tendida muellemente, besada por el sol, al amparo de la elevada torre de su Mezquita maravillosa, y más abajo, llegando á los mismos muros de la ciudad, la cinta plateada del río perfumado y glorioso, del Guadalquivir de la poesía y del amor. Dejamos las Ermitas con una amargura infinita; yo creo que en lo sucesivo será nuestro mísero cuerpo el que camine por el mundo, mas no nuestra alma, no, que el espíritu se nos queda aquí, prisionero de esta paz de la altura, devoto de esta dulzura de la austeridad y del alejamiento. Aún nos reserva la sierra otra sorpresa grata: siguiendo la vertiente por una trocha, vamos á dar en el valle de San Jerónimo de Valparaíso y, en medio de este valle, á unos seis kilómetros de la ciudad, un poco más arriba de lo que denominan «Córdoba la Vieja», enhiesto y señorial, encontiamos el magnifico Monasterio Real de San Jerónimo, que Vasco de Sousa hubo de construir en 1408, y que vino á quedar luego abandonado hasta parar en ruinas. Unos proceres españoles, aristócratas de la sangre y del sentir, artistas admirables, los marqueses de Valparaíso y del Ménto, adquirieron el ruinoso Monasterio y, buscando en viejos libros, en cronicones olvidados cuanto al Monasterio se refiriese, lograron reconstruirlo con una escrupulosidad tal, que todo elogio parecería pequeño. El Monasterio de San Jerónimo es, en la actualidad, una joya de España. Aquí, en esta celda amplia que abre sus ventanas á la parte más agreste, sobre este escaño mismo, se iii I iiiimiiiiiiiiiiiir I I I iiiiiiniiuii i ""i iiiiiiiiiiiliiiniilllilllilllililiiiiiiiimii iiiiiiiiniiiiiiiiiiiii iiiiiiiiiiiin iiininni,,,,, in,.,,,,,,,,,,,,,,, ^ HERALDO DEPORTIVO J95

^uiimmtmmmiitiuitmmmiui;mm<itumiui{iuv.iinmuiumimiiüumiiiiuiiiiimiuiuuiiiiur.iuiimiiti!:iiiu:uiilmiiiv,u)itii>v..i'inii >'.:inmiuitmmi^^^^^^^^^^..;.:ii,;,i.iiini;.;;i!lili;::::;c:;'..iutui.<.:l>^:mliiliiriii: )iillimi[ii;:iiii)::í!r<:;< tumi iiijiiiiiiil.iiilmiiiiiiiiiii!lillliliiiii[ lillllll[llllli:illlllllll<: iliii:<lliiiimii<iili[itlliiiiiiiii>imii [iiilliilillllillilll sentaron los Reyes Católicos, huéspedes largo tiempo de los Jerónimos, y aquí mismo también Isabel la inmortal, la que alentó la empresa más inolvidable, convino con Cristóbal, el Almirante, los detalles de la expedición de las carabelas. Estas galerías del claustro, tan audaces y tan bellas, estos patios esmaltados de azulejos árabes de divinos reflejos metálicos, los reposteros y tapices de la celda de los Reyes, la majestad de todo el Monasterio, nos ganan la admiración. Hay aquí tantas curiosidades artísticas, que nos hacemos la promesa de hablaros una vez muy largamente de este excelso Monasterio Real de San Jerónimo, del que os hemos dado tan somera noticia solo para que sepáis que la sierra atesora otra maravilla. Aún hemos de ver en la falda de la sierra, en terrenos de Córdoba la Vieja, las excavaciones de Medina- Azahara, la ciudad sin par que aquel glorioso Abderramán I, orgullo de su raza, artista y apasionado, hubo de mandar construir para albergue de su amor. Aquí, en lo que fué edén y nido, en estos montículos que un día vieran levantarse las construcciones más audaces y bellas y correr, dulce y callada, el agua de mil y mil fuentes discretas y tuvieron sombra de los árboles más raros, unos cuantos hombres se afanan ahora para descubrir algunas bellezas de las que hubieron de morir cuando salió de España aquel pueblo de gentes artistas y nobles, que miniaron con la delicadeza de su espíritu exquisito los sitios por ellos habitados. Hemos visto en estas ruinas azulejos, inscripciones de frisos, encajes labrados en la piedra, que tienen un mérito incalculable. Pasados los años, aún el pueblo árabe vive en el pueblo hispano á través de las glorias de su arte; tengo para mí que estas ruinas de Medina- Azahara, si los hombres que se esfuerzan en descubrir lo notable que Sierra de Córdoba. Un patio del Monasterio de Sanjerónimo aún quede en elus encuentran apoyo traducido en medios materiales, serán algún día punto de peregrinación para caravanas que sigan las rutas de todo lo bello, y no ha de ser poco el elogio que esas caravanas tributen á aquellas gentes del alma de nardo, que por donde fueron dejaron las normas de una felicidad segura: el cultivo de la sensibilidad y el amor 1 de Córdoba. Entrada á Las Ermitas al Arte, redentor nuestro. Cae la tarde cuando queremos dar por finaiizaila nuestra excursión y tornamos á la hospitalidad de una de estas casas de la sierra, donde nos acogen con una hidalguía singular; y tenemos la dicha de que unas excelsas mujeres, netamente cordobesas, se atavíen, para agradarnos, con la típica indumentaria del país. Ahora sí que se ha colmado de felicidad nuestra alma. Un escritor contemporáneo ha dicho que la suprema ventura está en ser amado por una mujer de Córdoba bajo el cielo magnífico de Italia. No; la suprema ventura ha de ser, indudablemente, amar á las Cordobesas, las de los ojos de noche y la mirada de tragedia, en estos rincones de la serranía, bajo el dosel azul de este cielo de Murillo, más azul, sin duda, que el cielo de Italia, y más alegre, y más lleno de gracia. Córdoba, tierra señora, ciudad inmortal, tales son tus encantos que quien viene á tí y vé tus mujeres y tu campo, es luego tu esclavo, como un recental que no supiese vivir sin estar acogido á tu ragazo! Y hagamos punto aquí á esta impresión de un iluso caminante, que fué por tantas sendas y por tantos atajos, peregrino de no sé cuantas inquietudes, atraído por la emoción de un paisaje, por el suave encanto de una puesta solar, por morir ante unos ojos negros de mujer española... Perd onadme si no acerté á que se os hiciese grato el viaje; siempre sería mía la culpa, que no del encanto de la sierra. Dichoso habré de considerarme, peñalaros estimables, compañeros y camaradas, amigos míos, si, llegando el otoño, el recuerdo de estas palabras mías os inquieta un instante y os hace seguir ruta á las cumbres cordobesas. niiitiimiiiiiiiiiiiiiiiiimiitiininiiiiiiiiiiiiiiiiiiiimiiminitiiiiitiiiiiimitiitiuiiiiiiiiiiiiiiililiiiiiiiiiiiiijiiiiiiiiiiiiiiin iiiiiiiniiii iii:i ii:tj liilllllllllliilmillllllllllll)iifii;iii! 196 "»"'""»""""""""""""""'" '"""" ""' i»'i"«iii«iiniim jiiiiii II lili 11,111 nuil «nm iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiimniaiiuiimml HERALDO DEPORTIVO

Bllillllllllllilllll # # A P A R A T O ^ Humificador de E:STA Gasoliria economiza, la gasolina, quita el carbón y evita su formación ^ j^ J0 Hace que la combustión sea más perfecta y limpia los cilindros de las impurezas que allí dejan los sustitutivos PARA AUTOMÓVILES, CAMIONES, MO TOCICLETAS, CANOAS DE MOTOR, AEROPLANOS Y MOTORES FIJOS 25 á 4*0 por loo economía de as 27 á 35 por loo aumento de velocidad 35 á 50 por 100 aumento de fuerza POR la aspiración en los cilindros del motor, se produce el vacío en el aparato ESTA y el aire está oblig-ado á pasar á través del agua. Teniendo que pasar por pequeños agujeros se pulveriza el agua y, de esta forma, entra en el tubo de entrada de gases un vapor que se mezcla con el gas, dando á éste las mismas condiciones que tiene en días húmedos ó en la orilla del mar, donde, como todos los mecánicos saben, los motores funcionan con más rendimiento El humificador ESXA puede ser aplicado á todos los coches por cualquier mecánico; se comprueba automáticamente por la velocidad del motor; no hay que hacer ningún ajuste y tampoco hay piezas que se desgasten; con mantener agua dentro hasta la mitad del cristal, todo está hecho Instalj 1, * JL _.. Colocar el aparato en el tablero, debajo del capot", con cuatro cuylljil tornillos. Taladrar un agujero, con un taladro de 11/32", en el tubo de entrada de gases, directamente encima del carburador; terrajar un raccord" de 1/8" y atornillar la conexión para fijar el tubo ««# «««# B «Agente gemeral para E^snaña- JOSÉ Olózaga. 12 JUNQUE^RA MADRID SE SOLICITAN SUBAGENTES I llllillllll

Y luego de la excursión, romeros ber de las maravillas de esta España tro país, de anegarnos en la emoción en la romería de la belleza, seduci dos por el encanto que á mí hubo de seducirme, pasado el tiempo, un día cualquiera, en lugar extraño, ante gentes que deseen conocernos y sade todos nuestros amores, podáis hacer un relato que tenga este comienzo: íbamos guiados por el supremo ideal de conocer la belleza de nues- mas pura, y una tarde, en la serranía cordobesa, al asomarnos al Balcón del Mundo... LEOCADIO MARTÍN RUIZ glithirmiljriinilljnihiiijhmiiiiiiiiiijiiiiiiiiimmiiimrlmiiiiniiiiirilllllllllmiimmiilfiiiiiunmiiimiimrinijiiiiiiiiiiitiririljiiiiinmtlilllllinniiiiimmiiiiiiiiinnillmrililllllmmniiiiiiiniiimtlilllllitl^ I PIRINBGS CBNTRALBvS E,x\ torno del macizo de la Maladeta y del I valle de A.ráti - I (Conclusión) IV La alta cuenca Noguera Ribagorzana Hacia las cinco del otro día (14 de agosto) emprendimos de nuevo la marcha, habiendo despertado sintiendo escalofríos, pero, por suerte, sin otras malas consecuencias. Ya vimos Valle del Esera: Congosto inmediato aguas abajo del plan de los Baños á considerable profundidad las riberas del Hospital encajonadas por los bosques de la Tuca de Comtesa en frente y del Fechan delante de nosotros. Subiendo por la vertiente llamada de la Escaleta, nos libramos de las rocas para faldearla por césped hacia un barranco, bruscamente tajado entre las rocas y de gran pendiente, que es, probablemente, el desagüe del estanque Redó, al pie de la Sarraera, y como muere en un frondoso bosque, abajo, en la cuenca del Conangles, descendimos sin dificultad por el mismo. Hermosísimo es aquel bosque, con patriarcas centenarios de abetos y hayas; muchos de aquellos gigantes han caído y sus troncos se pudren ahora, ya medio ocultos, bajo la piadosa capa musgosa que se extiende por todos lados. Encontramos por allí, otra vez, el camino que, siempre á la orilla derecha del Conangles, conduce hacia el O. y nos lleva desde los abetos á las riberas, por las cuales hay que subir un poquito, hasta que en el fondo vemos, delante de nosotros el Hospital (1.620 m.), doble fila de casas situadas á orillas del joven Noguera Ribagorzana. Es un magnífico lugar; en sombras todavía las casas en las praderas, mojadas por las cuales serpentea, en blancas tiras, el río, que baja de un alto y estrecho barranco, ya bañado por el sol y dominado por la rechoncha cumbre de la Moliera (3.002 m.), que se eleva, como un casco gris, del blanco collar de sus ventisqueros, con la collada de la Moliera (2.760 metros). A las seis y media entramos en el refugio, donde nos quedamos todo el día para descansar, pues para el día siguiente teníamos otra dura jornada. Metidos en el mullido tapiz de una pradera, saturados los aires de fragante olor de heno que recoge la gente, miramos los espesos bosques al otro lado del río, que escalan las abruptas laderas del Fechan (2.950 metros), en cuyas partes superiores pasta ganado lanar, faldeando en muchas líneas blanquecinas los riscos y herbazales. La sierra de Fechan se eleva hacia la collada de la Moliera, de cuyos parajes, siempre soleados, se derivan, formando la otra vertiente del alto barranco del Noguera Ribagorzana, la cordillera de Fleta Nova y de Girgosa (2.685 m.), que baja al puerto de Viella (2.424 m.), oculta á nosotros, y continúa por los páramos de Montoriet (2.668 m.) y Redó, en los cuales hemos pasado la noche, hasta la Sarraera y el puerto de Rius. Mirando las oscuras frondas, río abajo, se fija la vista, al otro lado del Conangles, en las escabrosidades de la Tuca de Comtesa (2.780 m.), derivación de las bravias torres y agujas de las Tucas del Estany Tort y del Montarto de Caldas. Salimos del Hospital á las seis menos cuarto del otro día (15 de agosto), franqueando el Noguera Ribagorzana por un puentecillo y marchando río abajo, por entre pastos y pinares, por el ancho camino de herradura que conduce, de los pueblos de Senet y Aneto, al puerto y villa de Viella. Hospital de Viella; en el fondo la Moliera A nuestra izquierda murmullea el río, ya reforzado por el Conangles, cuyas praderías están alegremente interrumpidas por grupos de abetos y de peñas, entre los cuales brotan cascadas afluentes. Después de una hora escasa se abre, á la derecha, el valle de la Valí, dominado por el pico de la Salenca (2.998 m.), el cual también da nombre al río que surca el valle. Dejamos, pues, el ancho camino, torciendo hacia la derecha, por andaderas de reses, llegando á orillas del 198 HERALDO DEPORTIVO

Salenca, á cuyo otro lado hay otro buen camino, inaccesible por estar destruido completamente el puente que franqueaba el caudaloso y feroz torrente (1.580 m.). Pero pronto encontramos un sendero, que sube por su orilla izquierda, y nos lleva por una garganta, en la cual cae el río con ruidosos saltos en hondo cauce, á un hermoso pinar, donde ya podemos alcanzar otra vez la orilla y hacernos té para el desayuno, quedándonos allí desde las siete y diez hasta las ocho y media. Bajo magníficos abetos y pinos, en cuyas sombras hay arándanos y fresas en abundancia, seguimos ascendiendo en el valle de la Valí y viendo pronto al otro lado las múltiples cascadas del Rio Bueno, que se desparrama de la sierra de Lloset. Allá reconocimos nuevamente la ancha senda que arrancaba del puente destruido, mientras nuestro camino se empeoró á cada paso, hasta que desapareció completamente. A la derecha del Río Bueno se vuelve la vertiente vertical, de cuyos pardos murallones se desploma el río Salenca en un gran salto. Subimos muy empinado, pero fácilmente, el alegre bosque hasta llegar encima del mencionado salto, donde pudimos mirar las largas cataratas del río,ensombradas por tupidas arboledas y dominadas por el soberbio pico de Salenca, el agudo cono del Cabo de la Valí y otras cresterías de la Maladeta. Mas cesó el pinar, comenzando un extenso pedreguero salpicado, de vez en cuando, por un solitario pino torcido. Siempre subiendo, saltamos por los cantos y bloques hasta que estuvimos encima de las cataratas, donde culebrea el río, más tranquilamente, por una faja gramínea. Césped y pinarcillos cubren nuevamente las faldas de en frente, cortadas, de vez en cuando, por neveros. Allá pasta mucho ganado lanar, muy esparcido en el verde paisaje, en el cual se destacan bien las ovejas como blancas cresas, pero cambian bruscamente de color al pasar por la nieve. Mirando hacia atrás, siemore teaíamos una hermosa vista de los montes de Montarto de Caldas y Biciberri, jaspeados en gris y blanco. Como vimos en el césped, al lado del río, un pastor, nos encaminamos hacia él, pues es el primer hombre y acaso fuera el último que encontrásemos aquel día. Cuando, después de unos diez minutos, estuvimos en el sitio donde le habíamos visto, ya no estaba, y solo, después de nuestro largo llamar, vinieron de otro lado otros dos pastores, equipados con largos garrotes y mochilas laterales de piel de borrego. Con algunos cigarrillos nos hicimos pronto amigos y, acompañados por dos pequeños perros de cabello crespo, nos condujeron á su majada, situada en el cauce del río que corre por allí subterráneamente(1.850m.).aun castillo fuerte de tiempos remotos se parece aquella majada, formada por gigantescos bloques caídos caprichosamente, con alta y voluminosa casa señorial, rodeada en medio círculo por un patio, resguardado por todos lados por piedras ciclópicas que solo dos veces están interrumpidas por estrechos cortes, sirviendo de puertas de acceso. Aquí se quedó el zagal más joven, que quería bajar á medio día á Senet, para celebrar con su novia la fiesta de la Virgen del Pilar. Eran ya las once. El otro pastor, que ya no era de los más jóvenes, no tuvo inconveniente en acompañarnos hasta la collada de Malibierna, é inmediatamente salimos con los dos perros. Llevaba el pastor zapatos de enorme tamaño, hechos de boj y,provistos de herraduras. Saltaba sobre los cantos como un gamo, bajo el alegre castañeteo de sus calzados, con tal habilidad que casi no pudimos seguirle por entre las rocas, amontonadas en el hondo y estrecho cauce del seco rio, que forman por allí terribles dédalos. Ya se destaca mejor, delante de los heleros del Aneto, el Cabo de la Valí, á cuya izquierda debe estar el buscado collado, pero fué cubriéndose de nubes, de más en más, el cielo, tapando rápidamente los picos y crestas y, al cabo de pocos minutos nos mojaba una corta pero fuerte lluvia. Entre tanto habíamos llegado, hacia las doce, á anchos pastos, por los cuales murmulleaba nuevamente el riachuelo (2.000 m.) En su vertiente izquierda, sobre una eminencia, existe otra cueva rocosa, que los pastores se han arreglado como refugio. Como ya nos calentaba otra vez el sol, paramos por aquí durante media hora para comer jamón y salchichones, golosinas para el pastor en aquellos parajes. A nuestra izquierda saltaba una cascada, con venas muy extendidas, de lisas peñas. Algo delante de ella comenzamos la subida por. las faldas de la sierra de Lloset, que empezaron con abruptos cantizales, y allí nos enseñó el pastor cómo se saltan las rocas, pues fué increíble lo que hacía en sus almadreñas sonoras, sin que sus dos perros se rezagaran nunca. Pronto le imitamos también, pues á nuestras botas, bien herradas, pudimos fiarnos sin riesgo de resbalar sobre los cantos inclinados. Cruzamos luego los muchos brazos de la cascada entre dos saltos, ñor roca viva y pulimentada, para continuar el ascenso quedándonos siempre á la derecha del regato. Este venía de dos pequeños lagos, los estanques de Anglones, situados en un entrellano pedregoso, que transcurrimos para encaramarnos luego por una especie de chimenea algo inclinada, que nos condujo á un extenso y abrupto pedregal, con restos de nieve, por el cual subimos á otros dos lagos mayores, á 2.550 m. de altura, enlechados entre dentelladas crestas con sábanas de nieve. Estuvimos aquí en un punto culminante: directamente abajo de la collada de Malibierna, que se ensillaba ante nuestra vista entre el Cabo de la Valí, muy á la derecha, en el cual supongo el pico de Russel (3.201 m.) de los franceses, y el Cabo de Lloset, que es idéntico al pico septentrional de la Malibierna (3.060 m.). En el último arranca la aguda cresta de Lloset, que bordea á los lagos. Detrás se destacan las simples líneas de la Sierra Negra. Del Cabo de la Valí se derivan tres cuerdas: una, muy corta, baja rápidamente hacia el valle que habíamos abandonado, ocultándonos el lago de la Coleta; las otras dos se alejan de nosotros, torciendo la una hacia la cresta de Margalida y Tempestad (3.289 m.), y enlazando la otra, por el collado de Salenca, con el pico de Salenca (2.998 m.), del cual conduce al Fechan (2.950 m.) una serie de puntas, picos, torres y agujas, cuyas laderas descienden, en colosales abismos, al valle de la Valí. Todas estds escabrosidades nos rodean á muy corta distancia, mientras al otro lado, bastante más lejos, tuvimos un hermoso panorama del conjunto de los montes pisados en los días antecedentes: las Tucas del Estany con la Tuca de Comtesa, á las cuales siguen, hacia la derecha, el Biciberri (3.004 metros) y Señal de Montarto (2.951 metros), detrás la sierra de Comolo Forno (3.032 m.), y luego el Montarto de Aran, en línea con el Comolo Palas, sobrepasado por las dos Tucas de Colomés (2.893 y 2.930 m.), la Ratera (2.854 m.), Saburedo (2.851 metros) y Basierro (2.902 m.) Aquí se despidió nuestro zagal, encantado con las pocas pesetas de propina que le dimos. Rápidamente se pierde el alegre castañeteo de su calzado y el ladrar de los perros, quedándonos sumidos en el augusto silencio de aquellos páramos. Eran las tres y ya estábamos á una altura de 2.610 m. No pudimos detenernos mucho, pues nos azotó un viento glacial, que trajo un fuerte granizo, tapando todo de blanco mientras escalábamos los ilimriiiiiiii;im iiiitiiiiiii{iiiiiiiii!iitiiii iiililllllilllihlllliullllll HERALDO DEPORTIVO 199

últimos 30 m. que nos separaban todavía de la Collada (2.646 m.), y que traspusimos á las cuatro menos cuarto. El gran frío tampoco nos permitió parar allí y solo bastante más abajo, protegidos por una roca saliente, pudimos mirar detenidamente las hondas profundidades del valle de Maiibierna, ennegrecido por extensos pinares en todo su largo. Pero el sol ahuyentaba á las brumas, descubriéndonos pronto los detalles de la verdosa cuenca, á la cual queríamos bajar. V Cn el valle de Maiibierna Estuvimos encima de una gigantesca muralla, que cae en grandes abrupteces á un entrellano pedregal con tres ibones. El más alto está á la derecha de los otros dos, entilados en un barranco, por el cual teníamos que descender, faldeando el murallón hacia la izquierda, para no meternos en peligros. Bajamos así fácilmente, teniendo á la espalda los picos de Maiibierna, que llaman los benasquinos Tuca de la Culebra (3.060 m.), conocido al otro lado como el Cabo de Lloset, y la Tuca d'arnau (3.067 metros) que, por una larga y monótona cuerda está unida con la Tuca Blanca (2.640 m.), que conocíamos ya del año pasado cuando volvíamos del Aneto. En frente mirábamos las tremendas escabrosidades de la cresta de Tempestad. Hacia las cinco llegamos al primero de los dos lagos (2.430 m.), separado del superior por un montículo rocoso. Le rodeamos por la izquierda, saltando por bloques graníticos, á los que ya estábamos acostumbrados. Así pasamos, también, lo que debe ser el tercer lago, pero que fué entonces una simple prolongación del segundo, pues el rápido fundir de las nieves había elevado su nivel de tal manera, que pudieron unirse ambos estanques. A las cinco y media pasamos su desagüe (2.390 m.), en forma de un torrente, que chorrea y salta por frondoso cauce. Ya andábamos bajo los primeros pinos. Descendimos, por una montaña pastizal, hacia un prado, redondo y llano, por el cual serpentea, en las más torcidas vueltas, el Llosas, primer afluente del río Maiibierna. Pronto dejamos de pisar aquellas praderas por resultar muy pantanosas y, rodeando su ovalidad, entramos en un pinarcillo, á cuya salida olíamos humo. Venía de un gran fuego que, á pocos pasos, vimos, y sobre el cual colgaba un gran cubo. Al acercarnos nos saludaron cuatro pastores que tenían allí su majada, sobre la cual casi hubiéramos andado; tan poco sobresalió su tejado gramíneo de la tierra (2.190 m.) Nos invitaron á quedarnos con ellos; pero nosotros teníamos la intención de pernoctar en otra cabana, llamada de la Ribereta, cerca de la desembocadura del Corona, que conocíamos del año anterior. Pero nos pintaban como muy difícil el paso, por la crecida del río Corona en aquella hora, que ya oscurecía, por lo que insistían ofreciéndonos sitio en la choza y brindándonos, para la cena, sabrosa sopa de la oveja que guisaban en el cubo. Y como, sin duda, encontramos agradable el olor del caldo, nos decidimos á aceptar la invitación, ya que, además, nos prometieron una noche muy distraída celebrando la tiesta del Pilar, para la cual habían hecho grandes compras en Benasque. A las seis y media ya habíamos quitado nuestros morrales y cambiado las mojadas medias. Al poco llegaron dos pastores más, siendo en total cinco pastores, incluido el jefe, mas un sexto, el ranchero, criado ó cocinero. Tenían un equipaje muy completo, como paraguas, escopetas, muchas pieles y mantas, cinco perros y dos burros. Al oscurecer se acercaban de todos lados los borregos, formando un enorme rebaño de unas 3.500 cabezas, guiados en varios grupos por machos cabríos castrados, para que no se pierdan en las rocas abruptas. Rodeados de tantos espectadores comenzaba la gran tiesta culinaria. Sentados sobre pieles, en un gran arco alrededor del fuego y abrigados con mantas, comimos, con grandísimo gusto, el caliente y sabroso caldo del desafortunado corderillo que, por rara casualidad, fué á desperezarse precisamente en aquel día de fiesta. Pocas veces creíamos haber comido más á gusto que entonces la sopa aquella. Siguieron trocitos de carne, que aderezábamos con el gustoso vino de una enorme bota que circulaba constantemente. Y este vino si que fué verdaderamente el mejor que, antes y después, hemos bebido en cualquier pueblo pirináico. Con ron y tabaco terminó aquella agradable ceremonia. El fuego, una vez sacado el cubo, fué alimentado por gordos troncos de pinos; las llamas se elevan en largas lenguas hacia un solitario pino que, pareciendo sin tin, se erguía al cielo estrellado, apoyado sobre los pálidos heleros del Aneto y de la cresta de Tempestad, que se alzan delante de nosotros. Aquí y allá se vé, adornado con larguísimos cuernos torcidos, la blanca cabeza y barba de un macho cabrío que nos mira estoicamente. Novelescamente alumbran las amarillas llamas las rojas caras abarbadas que salen de los sacos de mantas y ríen y cuentan historcillas. Y dónde se queda el café? pregunta el jefe zagal ; pero ya hacía tiempo dormía el ranchero, vencido por los efectos, á los que no estaba acostumbrado, de los alcoholes. No impoita; le despiertan; tiene que limpiar una sartén en el arroyo, al cual baja con una rama ardiendo como antorcha. Pronto hierve el agua; un bote de café ya molido se mete dentro, luego una botella del mejor anís escarchado, y tapado todo con un ancho sombrero para que no escape el aroma, resultando de todo esto una bebida deliciosa que fué tomada en tazas de boj. Con dos pares de cucharas de boj imitaban entonces dos pastores las castañuelas para cantar la jota en honor de la Virgen del Pilar. Cada uno sabía una ó dos canciones; ante todo el ranchero, redivivo otra vez, no cesó en cantar una copla tras otra con voz graznante. Hacia las once nos colamos dentro de la majada, donde habían arreglado, con ramajes de pino y pieles, una blanda cama. Dos de los pastores se acostaron también dentro, mientras los otros duermen al lado del fuego, envueltos en sus mantas, como bultos no reconocibles. Hacia las cinco del otro día (16 de agosto) nos despertó un fuerte frío, y, al salir fuera, vimos todo tapado con una gorda capa de escarcha; cristales de hielo, de 4 á 5 mm., adornaban brillantemente las hierbas. Poco á poco también se levantaron los pastores, haciéndonos el ranchero una sopa de leche, y á las siete menos cuarto nos despedimos de tan amable gente, no sin dejar al ranchero buena propina. Bajamos por los hermosos bosques escarchados; á las siete y veinte franqueamos el Corona en fáciles saltos; á las ocho menos cuarto pasamos la cabana de la Ribereta y entramos en Benasque hacia las doce. * * * Los restantes días de nuestras vacaciones nos quedamos en Benasque, haciendo desde allí diversas excursiones. Por fin escalé la Salvaguardia (2.765 m.), monte sumamente fácil (lo he tomado en alpargatas) pero, de un grandioso é incomparable panorama. Allí pude despedirme de todos mis amados montes, de todas las conocidas cordilleras del valle de Aran, de los heleros del Aneto y Maladeta, de las montañas de Astós y de los Posets. J. DEFFNER '""-""!"" niiiiiiniiinmmiiiiii in iiiiiii i iiiiiii i uiiuin iiiin jii iiiuriiiininiiu iiiiiiiin innii jiiniiij i iiuiiiiiijiiij iini un miiiuiiu iiiinii iiiiiinii m n nninijuiin niiin rmininiiiiriiinminiimiimniiiiii wiiiiiinjiiiiiiii ruin innniu 200 HERALDO DEPORTIVO

I I j I I I I I MOTORISMO EL CAMPEONATO DE CASTILLA iiiilillllllllllüilllllliiiiliiiiliunij iiiiiiiiiiiiiti iniiiiiiiiiijiiiiiiiiiiiiiiiiiiriiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiiimiiiiiiimiiiiiii iitiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiuii iiiiiiiiimiiiiiitiiiiiiiiiiiitiiiiiiinitiiiiiiiiiiiiiiiiiii iiiiiiiin iiiiiiiiiiiigiiiiinij Discrepamos en absoluto de la opinión de muchas personas en materia de carreras y records. Nuestros lectores lo saben ya de antiguo y no queremos volver sobre el tema; además nos caracteriza una independencia que no encadenaron jamás las Ángel Retana, campeón de motos consideraciones de orden administrativo, y no podemos por tanto emitir, sobre el Campeonato de Castilla, corrido en el habitual circuito de Galapagar, sino el juicio leal y franco que nos mereció. Pocas palabras son precisas para ello, y así diremos concretamente que fué la carrera de menos importancia y de menor interés deportivo, ni comercial, que hemos presenciado desde que existen motos en España. Es absolutamente ridículo que, en carrera de la categoría del Campeonato de Castilla, se encuentren tan escasos participantes, en tanto la carretera está, por fortuna, cubierta de motoristas. Qué fruto puede sacar de su victoria una marca que no tuvo contrincante? Pues en este caso se encuentran tres de las cuatro marcas que intervinieron en la prueba. Si el curso de las aguas motociclistas en Castilla no se desvía rápidamente, hay que suprimir las carreras radical y definitivamente, para bien del deporte y para bien del comercio motorista, al que no se le puede obligar á hacer sacrificios que no le reporten utilidad proporcionada. Fuera acaso lo más positivo estudiar la posibilidad de hacer carreras en que solo la calidad de aficionado del motorista fuera condición indispensable, dejando de lado detalies de tipo de turismo ó tipo de ca- Mariano Ramírez, campeón de «sidecars» rreras, que todos sabemos que tienen una muy relativa importancia cuando se trata por ejemplo de «fuerza libre>. En efecto, un aparato de 12 caballos en equipo de carreras debe ser batido por otro de 18 HP. con faros, ruedas de repuesto, bolsa de aseo y thermos... Y si también en motorismo constituye problema la clasificación de profesionales y aficionados, aban lónese definitivamente el plan de carreras de velocidad, pues como medio de dar á conocer la motocicleta y sus cualidades ya empieza á estar agotado, con éxito por cierto, hasta poco antes de esta última carrera. No nos cansaremos de traer siempre á colación el motorismo barcelonés, gobernado por motoristas y sin trabas de ningún género por disfrazados ó descubiertos piques de marcas. Por eso, convencido de que jamás los madrileños podrán librarse de cierta hipoteca de voluntades en mala hora consentida, aconsejamos á quien corresponde vuelva la vistahacia los campos del turismo puro y deje á ios que quieran reñir que riñan solos, único medio de evitarse puñadas perdidas... y único medio, acaso, de que faltos de padrinos, que en sendo reglamento concierten las condiciones del lance, decidan no reñir mas. R. Ruiz FERRY * * * En el Campeonato de Castilla, organizado por el «R. M. C. E.» y verificado el 16 del corriente, se inscribieron los corredores siguientes: Motos fuerza libre: Juan Rivera y Ángel Retana, ambos sobre máquinas Iridian. Motos medianas: ]\i\\o Acebo sobre Indian y Celso Arellano, sobre Triumph. Motos pequeñas: Baltasar Santos, sobre Indian y Mariano Dalmau, sobre Radio. Sidecars fuerza libre: Germán Villar, Román Uribesalgo y Abraham Galindo, sobre Indian; Mariano Ramírez, sobre Excelsior. El «R. M. C. E.» organizó la carrera como de costumbre, es decir, muy bien; en otras de organización más complicada tiene ya demostrada su pericia, y en esta última tuvo, desgraciadamente, muy poco que organizar. Los Resultados técnicos fueron los siguientes: Juan Rivera:."vuelta. 37 m., 5 s., 1/5. 2." vuelta. 37 m., 24 s. Se retira en la tercera, y queda solo: Ángel Retana, que invierte: 1." vuelta. 38 m.. 51 s., 3/5. 2.^ vuelta. 37 m., 12 s., 2/5. 3." vuelta. 37 m., 4 s. 4." vuelta. 36 m., 30 s., Total: 2 h., 29 m., 38 s. Clasificación: Campeón y premio único de su categoría. Germán Villar: 1." vuelta. 40 m., 4/5. 2.^ vuelta. 42 m., 50 s., 2 5. % - /^ llllllitlillllliflilllllitlijijilliirinnilllllitlilitlilllllllllllllilhtlmiiiiiiinilllllllllllllllllllilmiiiiiiilitlillllllililllllllllliiiiiiijillllllnlllilillllllllllll HERALDO DEPORTIVO ««««"nraiiiiiimiíiiii iiiiw i luimiiuiiii uiiiniiiii iiinnniiiiiiiiiiiii i nioiiiiiiiii 201

Celso Arellano, vencedor de motos medianas, sobre «Triumph* y con carburante «Aurolina» Fot. A varo 3.^ vuelta: 45 m., 28 s. No dio la vuelta 4.* por haber sufrido su habitual avería de rueda del sidecar. Román Uribesalgo: 1." vuelta. 46 m., 28 s., 2/5. 2." vuelta. 49 m., 9 s., 3/5. 3.^* vuelta. 47 m., 57 s. 4." vuelta. 49 m., 35 s., 4/5. Total: 3 h., 13 m., 10 s., 4'5. Clasificación: seg-undode sidecars. Abraham Galindo: 1.^ vuelta. 42 m., 24 s., 4/5. 2.^ vuelta. 42 m., 58 s., 3/5. 3.'' vuelta. 45 m., 16 s. 4.'' vuelta. 1 h., 14 m., 44 s., 3/5. En esta última vuelta se detuvo 1 minuto en el paso á nivel de la línea de Avila, y además tuvo una avería de cadena en la salida á Galapagar. Total: 3 h., 24 m., 24 s. Clasificación: tercero de sidecars. Mariano Ramírez: 1.^ vuelta. 44 m., 13 s., 1/5. 2." vuelta. 46 m., 55 s., 3/5. 3." vuelta. 45 m., 14 s., 4'5. 4.^ vuelta. 48 m., 54 s., 2/5. Total: 3 h., 5 m., 18 s. Clasificación: Campeón de, su categoría. Celso Arellano: 1.^ vuelta. 48 m., 40 s., 1/5. 2." vuelta. 53 m., 7 s. 3.^ vuelta. 48 m., 59 s., 4/5. 4." vuelta. 55 m., 40 s. Total: 3 h., 26 m., 27 s. Clasificación: primero de su categoría. Julio Acebo: 1." vuelta. 56 m., 30 s., 2/5. 2.^ vuelta. 53 m., 44 s., 1/5. 3.^ vuelta. 55 m., 5 s., 1/5. 4.^ vuelta. 51 m., 46 s., 3/5. Total: 3 h., 37 m., 6 s., 2/5. Clasificación: segundo de su categoría. Baltasar Santos. Nollega á terminarla primera vuelta por sufrir una caída, siendo asistido, en el puesto de socorro del «Real Automóvil Club de España», de heridas leves. Mauricio Dalmau: 1." vuelta. 1 h., 50 m., 57 s., 1/5. 2.* vuelta. 2 h., 6 m., 31 s, 3/5. Total: 3 h., 57 m., 28 s., 40. Clasificación: primero y único de su categoría. Sufrió también diversos percances que le retrasaron considerablemente. * * * Necesita la máquina Iridian que se la descubra ahora? Por fortuna para ella, tiene su fama cimientos mucho más sólidos que los que le hubiera de proporcionar este Campeonato de Castilla, caricatura de carrera en que la desanimación y la falta de ilusión de los corredores son las principales características. Obtiene/nc?ían el Campeonato de motos, en cuya categoría sólo corrían dos, y los dos con esta marca; era pues campeonato ganado antes de empezar. En ios sidecars, Galindo tiene la desgracia de romper una cadena y perder la carrera, que era suya, pues marchando como en la más lenta de sus tres vueltas primeras, hubiera hecho 2 h., 55 m., ó sea, 10 minutos menos que el Campeón. Baltasar Santos, que no tenía realmente contrincante, pues la pequeña Indian pilotada por él tiene bien conocido ese circuito, quedó descartado antes de llegar á dominar Galapagar por una caída estúpida en un paso de arena... Si se ha de considerar importante el factor «año modelo», ha de tenerse en cuenta que Indian ha corrido esta vez, como siempre, con lo primero que ha encontrado á mano, y así ninguna de las máquinas que ha puesto en línea en esta carrera era de 1918. Las máquinas que recibió de este año no llegaron á pernoctar desembaladas en sus almacenes. Ni de esta carrera, ni de las pasadas, donde la victoria le fué completamente propicia, necesita lamarca/«- dian; ha de deducirse el valor de esa moto, que ya estaba consagrada como de primera línea cuando su primer ejemplar vino á España. Mauricio Daimau, vencedor de las motos pequeñas, sobre máquina «Radio» de su invención y fabricación española, también con carburante «Aurolina» Fot. Alvaro 202 HERALDO DEPORTIVO

SmnuH I nu Ru inniiit;iiiii)mim<iniin!iitinttwhtimnihwiimi nuunitiiimiihuiiiu(w»mmiiintt:nirmimuhiiiitmiiiinniaiwuifinmibn imihiuhiimiutmumimitimihwiumitmitmniiiuniufímimihhwiwmiw» I I I li ti ^,,M..,.,.HmuiHiiinuaimtflnnmmitflmtnituiuiiKXHiHmiiwMiumiiiufliwwiininMrnti^ uiflitithmmthumiminiviarihrmninflumiiiiiiiinrhiijimrffiíiinniiuihtmniu^ I-&I Carreras de caballos IZK. glilllllllllllitlidiiiiidlillllillllitlilllhhl í'ikiiiiimktiiiimniimhiiiiuiiiitmiuii Resultados del día 13 de junio Premio Viesca. 2.4G0 metros. Copa de la infanta doña Isabel y 4.000 pesetas al primero, 300 al segundo y 200 al tercero. 1." Adelvi, del marqués de Valderas (Garner). 2 Chispero, de J. Parladé (Higson). 3. Karnak, del conde de los Andes (O'Connor). Premio Quero (Militar-vallas handicap). 3.200 metros. Objeto del Centro del Ejército y la Armada y 1.200 pesetas al primero, 200 al segundo y 100 ai tercero. \ L'Alliery J'en Donne, empatados. 2." Mr. d'amercoeur (G. Acebo). Premio Jardy. 800 metros. 2.000 pesetas al primero, 300 al segundo y 200 al tercero. 1. Kopek, de B. Dubois (Garner). 2." Créme de Menthe, de B. Dubois (AUemand). 3. Capullo, del duque de Toledo (Lyne). Premio Agar (á reclamar). 1.600 metros. 1.500 pesetas al primero y la mitad del excedente de reclamación al segundo. ^ 1. Littlebury,deW.D&vis (Stern). 2. Mitau, del marqués de Villamejor (Archibald). 3. Romp, de M. Oyarzábal. Premio Gorgorito. 2.200 metros. 5.000 pesetas al primero, 7u0 al segundo y 300 al tercero. 1. L'Iser, del marqués de Villamejor (Archibald). 2. Royal Bang, de P. Aguilar. 3. Moujik 11, de F. Rojo (Garner). Resultados del día 15 Premio Aravaca (á reclamar). 2.200 metros. 1.500 pasetas al primero y mitad excedente reclamación al segundo. 1. Gretrg, del maiqués de Villamejor (AUemand). 2. Arzeu, del barón de Velasco (Suinter). 3. Le Va- /eí, de J.Toby (Archibald). Premio Pardo (á reclamar). 1.000 metros. 1.500 pesetas al primero y mitad excedente reclamación al segundo. MiuiumiKtautuuuuK 1." Ara, del marqués de la Casta (Hig'son). 2. Brown Eagle, del barón de Velasco (Garner). 3. Rangeley, del barón de Velasco (Sumter). Premio Guadarrama. 2.400 metros. 2.000 pesetas al primero, 300 al segundo y 200 al tercero. 1." Antivari, del duque de Toledo (Lyne). 2. Billycock, de P. Aguilar (Lañe). 3." Parthenon, del barón de Velasco (AUemand). Premio Villalba (handicap). 1.800 metros. 2.000 pesetas al primero, 300 al segundo y 200 al tercero. 1." Gagerie, de M. Oyarzábal (Higson). 2. Patrician, de M. R. Acosta (Garner). 3. Handriette, de J. Lieux (Robert). Premio Escorial. 1.800 metros. 2.000 pesetas al primero, 300 al segundo y 200 al tercero. 1. Radamés, del marqués de Villamejor (Archibald). 2. Simarra, de J. D. Conh (Stern). 3. Sanguine, de Alba-Qjiñones (Sr. Bohorques). Resultados del día 16 Premio Manifiesto {vawas-handicap). 3.500 metros. 2.000 pesetas al primero, 300 al segundo y 200 tercero. 1. Saphir VI, del marqués de Martorelí (O'Connor). 2. Roi de la Lande, de! duque de Toledo (Semblat). 3. Hollé, de J. Parladé (Broqueré). Premio Garvey (handicap). 1.600 metros. 2.000 pesetas al primero, 300 al segundo y 200 al tercero. 1." Platino, del barón de Velasco (AUemand). 2. Fontenoy, de P. Aguilar (i.ane). 3. Chispero, de J. Parladé (Garner). Premio Tato (militar lisa handicap). 2.400 metros. 1.000 pesetas al primero, 150 al segundo y 100 al tercero. 1." Emtssión, de J. Olivares (señor Bohorques). 2." Explosif, de I. Figueroa (Sr. Figueroa). 3. Dacier. del regimiento de Artillería á caballo (Sr. Gómez Acebo). HiilDiHlnntiMHUiijituimiltmiiiillltui «iiinl =Ut)l[lM(limiNlllllll[lllllllIHnHIIIIHI= Premio Sirena (handicap, á reclamar). 1.600 metros. 1.500 pesetas al primero. 1."Littlebury, de W. Davis (Stern). 2." Romp, de M. Oyarzábal (Garner). 3." Mitau, del marqués de Villamejor (AUemand). Premio Antivari. 3.200 metros. 5.000 pesetas al primero, 700 al segundo y 300 al tercero. 1. DanOis II, del marqués de Villamejor (Archibald). 2." Imaginaire, dej. D. Conh (Stern). 3. Chambón, de j. Parladé (Higson). Resultados del día 20 Premio Fernán - Núñez (handicap). 1.800 metros. 2.000 pesetas al primero, 300 ai segundo y 2(X) ai tercero. 1. Adelvi, del marqués de Vaideras (Garner). 2. Benzú, de J. Parladé (Stern). 3. Manigero, del conde de la Maza (Deboot). Premio Hórreo (Militar lisa handicap). 1.600 metros. 1.000 pesetas al primero, 150 al segundo y 100 ai tercero. 1. Dacier, del regimiento de Artillería á caballo (Sr. Gómez Acebo). 2." L'Allier, de Lanceros de la Reina (Sr. Ponce de León). 3. J'en Donne, de C. Pérez-Seoane (Sr. Pérez-Seoane). Premio Val D'or (á reclamar). 1.000 metros. 2.000 pesetas. 1. Reine de Navarre, del duque de Toledo (Lyne). 2. Rufford Abbey, del conde de la Maza (Hirons). 3.** Mitrophane, de J. Parladé (Stern). Premio La Camargo. 2.200 metros. 3.000 pesetas al primero, 300 ai segundo y 200 al tercero. 1." Zorobabel, del duque de Toledo (Lyne). 2. Billycock, de P. Aguilar (Sr. Botín). 3. Heir Apparen, del marqués de Villamejor (AUemand). Premio Le Sancy. 1.800 metros. 3.000 pesetas al primero, 300 al segundo y 200 al tercero. 1. Royal Bang, de P. Aguilar (Stern). 2. Lord Bagdad, de J. Parladé (Higson). 3. Beau, del duque de Toledo (Lyne). HERALDO DEPORTIVO 203

mnfrtinmimmmuniitmnin Crónicas portuguesas L-a ctuincena deportiva mtthmtiiiihiihtiüimiiiitim miliiiioililmiiniummiiihiinnirhniiiiiiimimihinttiiimmiwiiihmiiimiuwimiikiiimummimrimiiuhuihihiiutiummnmnikiiiumihuh^iitmniii^ Terminó el concurso de tennis, en el que Gomar y Flaquer ocuparon los principales lugares de la clasificación. Joao de Villa Franca y Ryder han sido los dos jugadores locales que mayor resistencia han opuesto á los campeones españoles. Villa Franca, en forma espléndida este año, luchó tenazmente en la final del campeonato singles contra Gomar, venciendo éste gracias á la preparación completísima con que se presenta á jugar. Ryder ha jugado con su peculiar estilo sobrio. En la red ha aprovechado todas las pelotas, colocando también buenos drives desde el fondo. En compañía de Robinsón, lograron eliminar á Flaquer y Rialp, quienes, á decir verdad, formaban una pareja poco homogénea. La mejor pareja portuguesa la han constituido Villa Franca y Ricciardi, cuyo juego, rápido y fuerte, agradó muchísimo. En mixed doubles, la gentilísima Victoria Pestrello y Villa Franca, se colocaron á la cabeza de todos, eliminando á los jugadores españoles, que aceptaron, para esta prueba, la colaboración de las señoritas de Padilla, hijas de nuestro Embajador. Victoria Pestrello y María Belmente vencieron en la final del torneo de señoritas, parejas; y en el individual venció Victoria Pestrello, continuadora de las glorias de la Plantier, convertida hoy en enfermera de la Cruz Roja, en los campos de Francia. En el parque de las Laranjeiras se congregó lo más elegante de Lisboa en los días del concurso. Hubo para los jugadores españoles agasajos, aplausos... Porqué no habrán de ser invitados los jugadores portugueses á participar en los concursos que se celebran en España? He asistido á la apoteosis de Gomar. Tuvo lugar en el hermoso campo del «Sporting Club de Portugal», en Lumiar. Para contender con los clubs portugueses vinieron á Lisboa los jugadores del «Sevilla F. C». Gomar se prestó á jugar con ellos, aprovechando los organizadores de estos partidos el gesto del notable atleta para publicar grandes carteles, en que se leía en gruesos caracteres: Conde de Gomar accede, en atención á los sportsmens portugueses, á jugar con el equipo del "Sevilla F. C» El público, con la sugestión del gran sportsman, le esperó impaciente. Y él, campechanamente, llegó tarde, cuando ya estaba empezado el partido. Jugó bien, le aplaudieron, fué mimado... ] l gran simpático! Los sevillanos, de tres partidos que han jugado, han perdido dos y han empatado en el último. Han perdido sevillanamente, con ángel... Han aguantado estoicamente codazos, zancadillas y empujones. No se han inmutado nunca, no han perdido la calma, no han protestado en ninguna ocasión, y, de la corrección de los sevillanos se ha hecho eco la prensa al reseñar los partidos, tributándoles grandes elogios. Sevillanamente, con- gracia, han perdido los dos partidos que jugaron contra el <Sporting>. Con el «Sport Lisboa Bemfica», empataron. Hubo para ellos fiestas típicas portuguesas, con vinho verde y con guitarradas. La cordialidad portuguesa conquistó nuevos amigos para Portugal. MANUEL NOGAREDA iiiiiinninnnmiiiwiumiimmibwiimiiiiwwimniiiwiuwniiiniiiiiiiiimiiiiiuiiiiimnmnmiinniniiiiiiiimi niiiii iimiiiiwnihiinininiiiiiiiiiiwi fl^tonovilinfl GASOLINA HOMOGÉNEA PARA AUTOMÓVILES Y TODA CLASE DE IWOTORES >g5^ La mejor, la más acreditada y la de mejor resultado en consumo /TTjN \ ^ SE VENDE EN TODOS LOS GARAGES \ ^ 204 HERALDO DEPORTIVO